Marco Polo
En la corte del Kan



Marco Polo en la corte del Kan:
Marco Polo y Kublai-Kan (1275-1292):
Kublai estaba encantado con el joven veneciano, para quien China tal vez era tan extraña como para los propios mongoles. Como dominaba cuatro idiomas, Marco se integró en la administración de Kublai y actuó como su enviado especial en China, Birmania y la India. Mientras Marco permaneció en la corte del emperador, emprendió varias misiones en China, los mares de la India, Ceilán, la costa de Coromandel y Malabar, y la región de Cochinchina, aledaña a Camboya. Entre 1277 y 1280 fue nombrado gobernador de la ciudad de Yang-techen y 27 ciudades comprendidas en esa región. Durante una misión, se internó en el Tíbet. Penetró en la provincia de Carajan y después de cabalgar durante 15 días por bosques llenos de fieras salvajes, llegó a la gran ciudad de Mien. A su regreso tuvo otra misión en el sudeste de China y visitó Coigangui, a orillas del río Amarillo, y la actual Yang-tchen-fu, de la cual fuera después gobernador durante 3 años. Marco narra que en 1277 fue nombrado miembro del consejo privado del Kan.

Séquito de boda real con destino a Persia (1292):
Kublai quiso casar una princesa Yuan, Cograta, con el ilkan de Persia, compatriota y aliado suyo, y necesitó hombres políglotos que formaran el séquito de honor de la joven dama en su viaje desde China al Asia Anterior, pasando por la India. Los Polo se brindaron a acompañar a la princesa. El emperador no pudo negárselo, puesto que la propia princesa -no se sabe por qué razones- intervino a favor de Marco. Con gran número de cortesanos embarcaron en 1292, desde el puerto de Zaitem, en una lujosa flota de carabelas imperiales y, en tres años que duró el viaje de regreso, conocieron también las islas de Java, Sumatra, Ceilán, y el reino del ilkan de Persia. Cuando estuvieron al este del Indo, en vez de subir hacia Persia se lanzaron hacia el vasto mar de Omán. Allí fueron arrastrados hasta 500 millas de la costa de Arabia y, 1000 millas al sur la flota fue impulsada hacia Madagascar, aunque seguramente sólo oyeron hablar de ella, así como de la costa africana oriental. Pasaron por Zanzíbar y la costa africana, y luego exploraron Abisinia. Siguiendo las costas de Yemen llegaron al puerto de Ormuz y Entregaron a la princesa al hijo del ilkan (éste había fallecido). Aquel viaje a través del océano Indico costó muchas víctimas. Hubo unos 600 muertos debido a la escasez de víveres y al escorbuto; y ello a pesar de que las naves chinas estaban muy bien equipadas y tenían un sistema de alojamiento y aprovisionamiento modélicos. Los tres venecianos bien escoltados siguieron por tierra a Trebizonda, de allí a Constantinopla y después a Negroponto, donde se embarcaron para Europa. Entraron en Venecia en 1295, 24 años después de su partida.

Relatos del viaje. Libro de las Maravillas:
Es llevado preso a Génova en una galera vencedora en un enfrentamiento de las dos ciudades. Durante su cautiverio los genoveses le permiten escribir el relato de sus viajes. Describió con talento y precisión el resultado de sus atentas observaciones. Aunque se le escapan algunas extravagancias medievales, las descripciones de países, sus economías y sociedades son las más precisas sobre la China de esa época que se poseen. Recogió información adicional sobre lugares que no visitó como Japón e islas de la Sonda. Dio algunas informaciones acerca del país de Zipangu, el archipiélago al que Kublai-Kan intentó conquistar. "Los habitantes tienen la piel clara, son cultos y tienen buenas costumbres. Poseen oro en abundancia, ya que las fuentes del país son inagotables; la riqueza del palacio real es fabulosa". Su descripción del Cipango de oro fue dos siglos más tarde un estímulo importante para Colón. El mundo no se dejó convencer fácilmente con las descripciones de Marco Polo. La gente se burló de ellas. El hecho de que no encontrara quien lo creyera precisamente en una época en que los relatos de viajes fantásticos eran abundantes fue debido a su sinceridad. La gente estaba dispuesta a aceptar que los autores hablasen de cíclopes, de hombres velludos y de caníbales, pero se resistía a creer en culturas más adelantadas quizá que los estados occidentales. Viajeros posteriores (Montecorvino, Jordanes, Oderich, Marignolli, Schiltberger) confirmaron los datos de Marco Polo. Siempre desde su punto de vista realista, característico de de un comerciante, catalogó las costumbres de la gente, sus productos, sus prácticas, en una región enorme que estaba más avanzada cultural y materialmente que el mundo mediterráneo. Describe el gran salón del kan, donde se servía la cena a 6.000 personas, y un correo imperial tan bien regulado que el mensajero podía recorrer 185 km al día desde Pamir hasta el Pacífico. El comercio entre las grandes ciudades chinas, a menudo unidas por canales, dejaba pequeño el de Venecia, y contaba con sofisticados sistemas de crédito y el primer papel moneda del mundo. Describe una piedra que se quemaba (carbón) y el asbesto, una tela que no ardía. Europa tardaría 500 años en alcanzar sus niveles de producción de hierro. Lo que narró a sus contemporáneos era cierto. En Oriente existía una vasta e impresionante civilización que en muchos aspectos estaba más avanzada que Europa. Sus detalles encajan una y otra vez con cosas que ahora sabemos ciertas: incluso su estilo, tal y como se muestra, tiene las pinceladas del mercader. Algunos eruditos han encontrado motivos para dudar. Polo no menciona la Gran Muralla, el té, la costumbre de vendar los pies a las mujeres o el arte de la caligrafía china. Los anales chinos no lo mencionan. Y también está la inquietante presencia del escritor de novelas Rustichello.

Elementos para la polémica:
El Libro de las Maravillas hace referencia con frecuencia a brujos, idólatras, hechizos y hechos de explicación mágica. Se refiere a los fieles del Islam como adoradores de Mahoma. Proporciona bastantes detalles al describir algunas peculiares cuestiones maritales muy chocantes para la moralidad occidental de su época. Algunas localidades reciben reconocimiento por su sentido práctico y comercial. Su variada selección de usos morales divergentes apunta a la idea de la posible existencia de un cierto relativismo en los usos y costumbres.

Portugal y la descripción geográfica:
El conocimiento del Libro de Marco Polo en Portugal data de inicios del siglo XV. Don Pedro, en sus viajes por Europa, obtiene una copia manuscrita en Venecia. Con certeza se sabe que existía una copia en la biblioteca del rey Don Duarte. En el siglo XV la obra del veneciano no tiene gran interés práctico para los navegantes portugueses, además de los proyectos de Colón en busca de Catay. Es después del viaje de Vasco de Gama, cuando se constata la exactitud de muchas informaciones, cuando su venta aumenta. En 1502, Valentim Fernandes publica su primera edición impresa en portugués. La circulación de textos más modernos, como los de Duarte Barbosa y Tomé Pires eclipsan la relevancia de los textos de Marco Polo.


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