Oscars. Sistema de votación:
La Academia tiene normas para imposibilitar cualquier operación manipuladora en la elección de candidatos y premios. El sistema de votación ha ido perfeccionándose durante décadas a fin de evitar las presiones de intereses creados, ya sean oficiales o privados, especialmente de los grandes estudios:
- Sólo entran en juego aquellas películas exhibidas en las salas comerciales de Los Angeles, durante una semana por lo menos, desde el primero de enero al 31 de diciembre del año anterior.
- Sobre la lista de estas películas se procede a la primera votación. Esta se efectúa por separado según las distintas especialidades: productores, actores, directores, guionistas, operadores, músicos, etc. Los cinco nombres o títulos más votados en cada especialidad se dan a conocer en febrero como los nominados o candidatos al Oscar.
- En el caso de los cortometrajes y del cine documental, existen comités de selección por especialidades. Todas las cintas que así obtienen una candidatura son exhibidas por la Academia en sus propias salas durante los cuarenta y cinco días posteriores a su selección y se ponen a disposición de los miembros.
- A fin de evitar las duplicaciones existen una serie de previsiones adicionales; así, un actor que en un mismo año haya realizado dos interpretaciones brillantes, sólo podrá participar por la más votada, salvo que figure en una como actor principal y en la otra como secundario.
- La votación final la realiza todo el cuerpo social de la Academia. En las papeletas de voto constan los datos de la primera votación previa. Todos los miembros votan en todas las especialidades, en todas las categorías y premios. El voto es secreto.
- El recuento de votos corre a cargo de la firma Price Waterhouse Co., y el resultado final se da a conocer en el momento mismo de la proclamación ante el público, la televisión y la radio.
- El número de votos conseguidos por cada título o nombre no se hace público, a fin de que no se pueda realizar ningún tipo de comparaciones. Tampoco se dan a conocer los porcentajes de abstención.
- Las películas de lengua no inglesa son elegidas en sus respectivos países por un comité nacional. Luego, un comité especial de la Academia escoge cinco de las películas presentadas, sometiendo la votación final a los académicos que acudan a las proyecciones ofrecidas por la institución y den pruebas de ello. La poca calidad de las películas extranjeras que llegan al Oscar constituye una polémica que se reaviva repetidamente.
Buena cosecha. Por Juanma Bajo Ulloa:
Una vez al año los norteamericanos se reparten y rifan sus premios mais molones. También para los que no hablan su idioma hay un Muñeco igualito que los de ellos.
Creo. (Aunque no estoy muy seguro de esto, porque hay personajes que no hablan una sola palabra y entran en la rifa y con otros sin embargo no ocurre así. No me digas. Yo supongo que consistirá en cobrar el sueldo en dólares para que te pongan a la cola. Sí, será eso. Seguro).
Cuando a los directores de películas que no hablan inglés y no les pagan en dólares de Europa y del Mundo Mundial les preguntan en la tele y eso, si quieren un Muñeco, ellos dicen que no tiene mayor importancia, que lo importante es la cultura, la persona humana y la capa de ozono y eso, y que el que tiene endrinas es Woody Allen, que se toca el clarinete mientras transcurre la ceremonia en el Dorothy Radio Music City Goldwyn Chandler Pavillon das merdas.
A mí cuando oigo esto a señores mais grandes que grandes, me parece bien; pero entonces, no entiendo por qué esas semanas se acaban las estampitas de la Virgen de las Causas Perdidas y las Fontanas de Trevi de todo el mundo se abarrotan de monedas.
Yo antes pensaba que los Oscar estaban amañados y que se los repartían a su bola, según odios, afectos, viejas deudas y nuevas alianzas. Eso fue antes de El silencio de los cordeiros, reconozco que ese año se me rompieron los esquemas del tongo.
A partir de entonces simplemente pienso que a veces son justos y a veces no; y a veces hay tongo y a veces menos.
Y punto.
Lo cierto es que los premios estos deben ser de lo mais importante que hay. Aquí también tenemos unos premios de cine, los Goya, pero la gente los llama «los Oscar españoles».
Alguien puede decir que la gente en general es bruta, inculta y que no lee, pero si lees es peor: a los Goyas los periódicos y revistas les dedican normalmente una página, a los Oscar, las portadas y páginas y más páginas antes, durante y después.
Y lo mismo la tele y la radio. No me extraña que sean tan importantes.
Antes los Oscar no eran tan populares, sólo los filmaban para los noticiarios. Hoy día los transmiten todos los países de derecho y de desecho. Este año yo creo que hay buenas películas, quizá alguna gane un Muñeco. Aunque en general ninguna de ellas cumple unas extrañas reglas no escritas, que, según he comprobado, se aplican a las películas para considerarlas dignas de nombrar en los libros y otras expresiones públicas. Estas normas resumidas son:
Estar rodadas en blanco y negro, dirigidas por senhores ya fallecidos o cercanos al óbito (preferiblemente que fumen en puros) y estar habladas en inglés. Si se dan dos o incluso tres de estos preceptos a la vez, entonces ya no hay duda de que se trata de una obra a respetar. A mí me gustan las películas de ahora, incluso las que no dialogan en inglés (será porque soy joven) y no me da vergüenza decirlo, porque dentro de unos años estas películas serán ya viejas y entonces se podrán decir cosas reservadas y estupendas de ellas.
Quizá esta es la razón por la que algunos hacen películas viejas ahora. Seguro que son los mismos que dicen que el cine ha muerto.
Desde noviembre, hasta la fecha, se han estrenado al menos veinte películas de visión casi obligada, por el fenómeno social en que se habían convertido, o por su simple y llana calidad, cuando no ambas cosas. Veinte filmes estupendos en cuatro meses son muchos para hablar de defunción. ¿No? (Podía haber dicho treinta, lo juro). Y es que no es el mejor cine del pasado el que se defiende a veces, sino el propio pasado del que argumenta. Un pasado siempre mejor para la memoria y el coraçao, un pasado y con él una juventud lícita de añorar.
Para mí es de otra forma, ha habido años y películas buenos y malos (o se dice buenas y malas) y éste ha sido un buen año, y existen kilómetros de pruebas filmadas de ello. Este año será el pasado para muchos de nosotros dentro de algún tiempo y nos parecerá sin duda el mejor año; y también seremos intransigentes con el presente. Ojalá lo recordemos diciendo «sí, hombre, ese año tan bueno, con aquellas películas...
¿Cómo eran? ... ¡Sí carayo, el año que ganó Trueba!».
Juanma Bajo Ulloa (1994)
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