PROYECTO SER
Miedo



Miedo:
El miedo nos hace ver las cosas peor de lo que son. La preocupación suele hacer que las cosas pequeñas proyecten grandes sombras. El que tiene miedo sin peligro, inventa el peligro para justificar su miedo. Son inevitables. Una de las grandes circunstancias que conforman al ser humano. Lo que importa es qué hacemos con ellos, si en vez de rendirnos nos apoyamos en ellos para ponernos en pie. Los agujeros de la existencia, el no encontrar sentido, la confusión y el caos de la vida deben ser aceptados y asumidos como inevitables.

Pensé morir, sentí de cerca el frío, y de cuanto viví sólo a ti te dejaba.

Fracaso: V.Verdú:
El fracaso es humano y llevadero. El espectador se expone a sufrir menos. La indolencia produce tranquilidad. Amar lo que se hace y amarse a uno mismo. Progresar porque se disfruta de la actividad. Aceptar riesgos y apostar por lo incierto. Una vaga sensación de que lo que se es no es suficiente.

El miedo a la libertad:
El hombre moderno vive bajo la ilusión de saber lo que quiere, cuando en realidad desea únicamente lo que supone que ha de desear. Es menester darse cuenta de que saber lo que uno realmente quiere no es tan fácil como algunos creen, sino que representa uno de los problemas más complejos a los que se enfrenta el ser humano. Es una tarea que tratamos de eludir con todas nuestras fuerzas, aceptando fines hechos como si fueran frutos de nuestro propio querer. (Erich Fromm) Llega a ser lo que eres. (Píndaro) Querer ser más, un yo mejorado y perfeccionado.


Reacciones relacionadas con la frustración:
Entendemos aquí por frustración un estado psicológico caracterizado por reacciones emocionales negativas (agresividad, ansiedad, desolación) y producido por el fracaso en el cumplimiento de nuestros motivos.

Bloqueamiento de nuestras motivaciones por un obstáculo:
Algo distinto de nuestra propia voluntad, que se opone al cumplimiento de nuestros motivos, a la realización de nuestras tendencias. Puede ser una situación externa, una persona con propósitos opuestos, o nuestras propias deficiencias: mis limitaciones físicas o intelectuales, que impiden el cumplimiento de nuestras aspiraciones. Para hablar de frustración la motivación bloqueada debe ser fuerte y persistente.

Conflicto entre nuestras propias motivaciones:
Un conflicto entre motivaciones excluyentes es normalmente resuelto por la decisión de la voluntad, bien eliminando una de las alternativas, bien buscando una solución de compromiso. Pero puede haber situaciones en las que una decisión verdaderamente resolutiva resulte imposible, y entonces el individuo se encuentra en una una situación de frustración. La causa de esta incapacidad resolutiva puede ser tanto subjetiva (una propensión neurótica a la duda y a la indecisión) como objetiva (por ejemplo el conflicto irresoluble entre dos motivaciones excluyentes y ambas muy importantes). La frustración debida a un conflicto de motivaciones puede tomar varias formas, según se trate: 1) de dos incentivos agradables, que no pueden obtenerse a la vez; 2) de dos incentivos desagardables, que no pueden rehuirse a la vez; 3) de un incentivo agradable que no puede obtenerse sin tener que pechar con otro desagradable. Todas estas situaciones se encuentran siempre que tenemos que tomar una decisión y con ellas se puede establecer una tipología de las decisiones. Para considerar la frustración tiene especial interés la tercera. Se puede tene la tendencia a acercarse mentalmente al incentivo, pero alejarse realmente. Mientras planeamos nos atrae sobre todo la parte positiva, agradable; pero en el momento de la realización, adquiere mayor fuerza la parte negativa, desagradable. Y el proceso se repite en un movimiento de vaivén.

Mecanismos de justificación:
Son reacciones complejas en las que junto a las emociones primarias interviene la inteligencia. El más conocido es la racionalización. Incapaz de conseguir los fines que se propone, sea por interposición de un obstáculo o por la existencia de un conflicto, la persona reacciona dando otras razones distintas, que pueden resultar menos duras o menos humillantes. La fábula de la zorra y las uvas inalcanzables expresa bastante bien esta actitud. Igualmente, las personas perezosas encuentran siempre las tareas que se les encargan demasiado difíciles. Lo que distingue a la racionalización de la simple excusa es que la primera es, hasta cierto punto, sincera. Al menos superficialmente, es creída por quien la aduce. Otra forma de racionalización es la proyección. Muchos de nuestros fracasos pueden ser debidos a rasgos o cualidades indeseables que tenemos. En lugar de reconocer este hecho, podemos proyectar esas malas cualidades, exagerándolas, en los demás, justificándolas de paso (y disminuidas) en nosotros mismos ("piensa el ladrón..."). "Como todo el mundo lo hace" (dicen) no es ilegítimo el fraude, o el engaño, o la mentira. El ratero de grandes almacenes no está robando; está recuperando lo que la sociedad capitalista le ha robado antes, etc.

Mecanismos de substitución:
Estos mecanismos pueden resultar más fecundos que los anteriores, en cuanto no ocultan la verdadera raíz de la dificultad y abren una vía de escape. Consiste en reemplazar un bien inasequible por otro alcanzable. Generalmente es inconsciente. No nos damos cuenta de que buscamos un fin porque no podemos tener otro. Una primera forma de substitución es la sublimación, a la que Freud y sus discípulos inmediatos atribuían enorme importancia, pues, según ellos, la sublimación de las pulsiones sexuales estaría en el origen del arte y de la ciencia. La sublimación consistiría en el proceso por el cual motivos socialmente inaceptables se expresan en una forma socialmente aceptable. También es una forma de substitución la compensación. Es el intento de de equilibrar una debilidad en un campo de la conducta (sea debilidad física, moral, intelectual, etc) con triunfos notables en otro campo, sea distinto o relacionado con el primero. El individuo intenta restaurar su autoestima y la estima de los demás. Se llama supercompensación cuando se intenta destacar precisamente en el campo en que se es más débil.


Poesía hoy:
Mircea Eliade distinguía entre dos experiencias esenciales: lo sagrado y lo profano. La vivencia de lo sagrado, decía, responde a la conciencia de la muerte y de la condición efímera que, en los tiempos antiguos, cada individuo tenía de su propia existencia. La sacralidad daba sentido a los miedos y esperanzas de los humanos. Daba sentido al caos de la vida. La diferencia entre lo sagrado y lo profano es clara: no es lo mismo canturrear bajo la ducha que entonar un salmo en compañía de otras personas. Existen lugares, momentos o situaciones en los que incluso los más descreídos captan una reverberación interior, el eco de lo que antes se llamaba espiritualidad y que, tras décadas de secularización, algunos ahora llaman poesía (no es extraño que las actividades culturales más refinadas, como los conciertos de música clásica, se estén convirtiendo en formas alternativas de comunión espiritual, de igual manera que los conciertos de rock reproducen las arcaicas formas de la catarsis [...] La experiencia de lo sagrado necesita rituales y tiene lugar en un espacio arquitectónico excepcional, diferente de los demás. (Antoni Puigverd)

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