Billie Holiday (1915-1959): En 1939 se convierte en éxito inesperado su versión cantada del poema antirracista de Lewis Allen Strange Fruit Su reconocimiento como cantante de jazz y blues fue creciendo mientras actuaba en pareja con Bobby Henderson. Empezó a presentarse regularmente en numerosos clubes en la calle 52 y en Manhattan. Tendió a asociarse con músicos de jazz en términos de igualdad. Ofrecía un repertorio jazz de temas exigentes, con los que mostraba su musicalidad instintiva, pero que no eran lo bastante comerciales como éxitos de ventas. La carrera de solista le atraía y la aterraba al mismo tiempo. nunca consiguió librarse de la inseguridad derivada de los sufrimientos de su infancia, ni de la necesidad de una figura paternal. A mediados de los cincuenta su salud y sus perspectivas profesionales aumentaron. Con ayuda del empresario Norman Granz volvió a salir de gira y a grabar. Aunque consiguió apartarse de las drogas duras, sus actuaciones se volvieron más erráticas y sus depresiones fueron en aumento. Su limitada tesitura de una octava la compensó con un sentido rítmico implacable, una sutil expresión. Conseguía gran inmediatez emocional con su pionero estilo íntimo con micrófono. Su voz se acercaba al sonido del saxo sin que diera la impresión de estar imitándolo. Reconociendo su deuda con Bessie Smith y Louis Armstrong decía: Siempre quise el gran sonido de Bessie y el sentimiento de Pops. Para Carma Edel |