Intervención extranjera: Los submarinos alemanes e italianos se relevaban mutuamente y compartían un servicio de información en noviembre de 1936. Una red de emisoras informaban del paso por puertos europeos de mercantes con posible destino a puertos españoles. El 22 de noviembre de 1936 el submarino Torricelli, con el capitán Génova a bordo, acertó con 2 torpedos a 1.000 metros sobre el Miguel de Cervantes, amarrado en la parte exterior de la rada de Cartagena. Se abrió un enorme boquete pero el rápido cierre de los compartimentos estancos evitó que se hundiera. El informe técnico concluyó que los torpedos eran de fabricación italiana. La oposición parlamentaria inglesa instó a abrir una investigación, que fue denegada por el primer lord del Almirantazgo, sir Samuel Hoarce. Constatando la renuencia británica y del Comité de No Intervención a profundizar en el asunto del hundimiento, a partir de diciembre Italia envía hasta 24 submarinos. En febrero de 1937 había 13 cruceros italianos, 22 destructores, 2 lanchas torpederas y 7 buques auxiliares, mas un total de 42 submarinos, que habían desempeñado misiones en la guerra. Las tropas italianas ascendían a 48.000 hombres al año siguiente. Los futuros planes navales de Mussolini tenían un gran obstáculo en la base británica de Gibraltar, que esperaba que Franco la tomara cuanto antes. Las numerosas unidades extranjeras seguían a los barcos republicanos, obstaculizaban sus operaciones e informaban a los nacionales directamente y sin disimulos. El nivel de detalle alcanzado en el control de movimientos y la contínua demostración de fuerza afectaba a la moral de las tripulaciones republicanas. El almirante Canaris intervino en la reunión tripartita a bordo del crucero Nürnberg el 10 de noviembre de 1936. En la reunión conjunta del 29 de diciembre de 1937, con los contraalmirantes alemán e italiano Fischel e Iacchino, defendió la estrategia propia española el contraalmirante Moreno. Los alemanes sugerían una política mucho más agresiva y un mando Conjunto. Se decidió continuar con el dispositivo de vigilancia para informar a Moreno de la situación de todos los barcos gubernamentales en cada momento. Algunos de los cañones del Canarias fueron montados en astilleros italianos. El 10 de diciembre de 1936 Mussolini ordenó el envío de 3.000 camisas negras a España.
El Almirante Wilhelm Canaris: El 12 de octubre de 1936 el mercante ruso Kosmosol desembarca en Cartagena la primera remesa de carros de combate. El 23 de octubre de 1936 4 barcos rusos (Jruso, Neva, Kim y Volgoras) parten de Cartagena a Odesa con lingotes y monedas de oro. Largo Caballero había anunciado el envío de 500 toneladas de oro de la reserva del Banco de España. El primer gran bombardeo de Cartagena (25 de noviembre de 1936), efectuado por la Legión Cóndor, obliga a la flota republicana en adelante a hacerse a la mar durante la noche. Frank describe las remesas rusas como caricaturas empobrecidas de la actividad eficaz generada por Alemania y por Italia. Los rusos declararon ante el Comité de No Intervención, que en 6 meses 84 mercantes fueron apresados por los nacionales en el estrecho, de los cuales sólo uno tenía destino a un puerto español. A pesar de que el gobierno de Salamanca no disfrutaba del derecho de beligerante , el 18 de noviembre de 1936 anunció el bloqueo de Barcelona como aviso del peligro que corrían los barcos extranjeros en ese puerto. Según el almirante Moreno el Canarias hundió al mercante Kosmosol con 56 cañonazos por sospecha de que llevara armas. El 9 de enero de 1937 el destructor nacional Velasco inicia la etapa de apresar mercantes rusos con el Smidovich, rebautizado Pasajes, que llevaba lentejas, trigo y centeno. Fue el primero de 7 barcos rusos declarados buena presa. La Declaración de Londres (1909) no permitía tratar un mercante neutral como hostil en esas circunstancias.
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