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Canarias y el Sahara



Canarias y el Sahara. Por Manuel Iglesias:
El representante permanente del Frete Polisario ante la ONU, Ahmed Boukhari, durante su visita al Archipiélago, ha 'advertido' a las autoridades políticas y económicas canarias contra los "cantos de sirena" que atribuyó a Marruecos, en relación a unas supuestas ofertas de beneficios comerciales, a cambio del reconocimiento de su ocupación del Sahara. Según Boukhari, atender a esas ofertas de relaciones privilegiadas y beneficios que calificó "de corto vuelo" a cambio de reconocer la soberanía marroquí supondría una estrategia que llevaría a Canarias "a colaborar en la ocupación ilegal de otro pueblo". El asunto de las relaciones de Canarias con respecto al vecino territorio es complicado y cualquier paso que se da para mantener buenas relaciones con alguna de las partes genera una reacción hostil en el otro lado, como ha podido comprobarse con las últimas actuaciones de los representantes del Polisario. Obviamente, no es casualidad que Boukhari haya venido a las Islas sólo unas semanas después de que el presidente Adán Martín visitara Marruecos. En ese sentido, el representante permanente del frente Polisario ante la ONU, le hizo una oferta aparentemente equilibrada a Adán Martín, pero que estratégicamente resulta envenenada, ya que invitó al presidente canario a que visite Tinduf. Boukhari que una acción significaría de manera automática el rechazo de Marruecos y una congelación de cualquier relación, como sucedió recientemente con una misión del gobierno vasco, encabezada por el lehendakari, que fue absolutamente 'ninguneada' por las autoridades marroquíes después de haber visitado Tinduf. Ese enfriamiento y hasta ruptura de las aproximaciones entre canarias y Marruecos evidentemente estaría entre los objetivos políticos del Frente Polisario. Es una manera muy inteligente y astuta de 'dinamitar' estos contactos, no por la acción en sí, sino por la reacción que genera.

Los intereses del Polisario son muy legítimos y tienen fundamentos históricos y sociales, pero Canarias debe actuar con respeto y consideración también hacia Marruecos. Unos y otros son vecinos que están ahí no de una manera casual, sino para quedarse. En ese sentido, Canarias debe poner todo su esfuerzo en aquello que contribuya a evitar conflictos, a buscar puntos de coincidencias, a facilitar acuerdos dignos. Para eso ha de ser no indiferente, pero sí equilibrada en mantener buenas relaciones con las dos partes. De hecho, el Gobierno canario tiene en sus presupuestos una partida económica que entrega a los representantes del pueblo saharaui, lo cual demuestra ya una voluntad de apoyo, sin contrapartidas. Esta posición de mesura en un asunto tan delicado, se debe entender no sólo por los canarios, sino por las autoridades marroquíes y los dirigentes saharauis si de verdad quieren que las Islas les sean útiles. Con el problema de la inmigración y la latente amenaza del extremismo islámico dentro de Marruecos -que ya mostró sus zarpas sangrientas en Casablanca y en Madrid- más que nunca hacen falta conversaciones de paz y no conflictos potenciales, porque pueden surgir otros acontecimientos que nos arrastren a todos. Y en todo esto del vecion Sahara hay más elementos colaterales preocupantes. Porque si inquietante es que, al parecer, el Rey de Marruecos tenga en su despacho un mapa con las islas Canarias pintadas del mismo color que las tierras de su país, no lo es menos que, en el otro lado, también aparezca otro mapa, con el Archipiélago incluido en un territorio independiente con el Sahara, nación a la que algunos aquí ya han dado nombre y promocionan como la "República Taknara". (Manuel Iglesias. junio 2004)


Treinta años. Por A.Miguel Delgado (21/05/03):
El 20 de mayo de 1973, hace ahora ecxactamente treinta años, el pueblo saharaui iniciaba de forma oficial su lucha por la independencia y, más allá de los términos políticos que queramos emplear, la lucha de un pueblo vecino y amigo de las Islas por su propia existencia como tal. Hoy, afortunadamente, las armas permanecen en silencio en el Sahara. Este pueblo, que desde 1975 vive la ocupación militar o el más duro de los refugios en un territorio que los propios nómadas del desierto conocen como "el infierno", ha demostrado y sigue demostrando una entereza y un valor ante la adversidad sin límite. En momentos en los que la radicalidad siembra de bombas las calles de numerosos países islámicos, los saharauis siguen manteniendo su moderación, su talante positivo y su fe, constantemente puesta a prueba, en la legalidad internacional. Sus armas siguen siendo las resoluciones de la Cuarta Comisión de Descolonialización o del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, de los Acuerdos de Houston, firmados también por Marruecos en 1997. Y eso es algo que hemos de reconocer, valorar y apreciar los que vivimos cerca de ellos, no sólo físicamente, sino también sentimentalmente. No por ello el pueblo saharaui ha cedido ni un milímetro en su pretensión de que algún día se reconozcan sus derechoa a elegir su destino. Arona y su ayuntamiento se hermanaron con Bir Lehlú, municipio saharaui del refugio argelino de Tinduf, en 1997, como una manera más de dar reconocimiento de una forma oficial algo que se puede ver: que el pueblo saharaui existe, tiene su propia identidad, sus territorios ancestrales y debería poder expresar su voluntad de futuro. Desde entonces, numerosas familias aroneras han acogido en su seno durante los periodos estivales niños y niñas de los campamentos de refugiados, lo que ha supuesto un enriquecimiento mutuo. Gracias, como alcalde, a todas ellas por abrir sus puertas y a todos ellos (niños y niñas) por ser como son y dejarnos compartirlo. Pasear por los campamentos de Tinduf y que te llegue un niño para preguntarte con ojos de ansiedad por algún vecino de Arona por su nombre da una satisfacción que no se puede describir. También realizan una importante labor el Comité de Solidaridad con el Pueblo Saharaui del Sur, la Asociación Canaria de Amigos del Pueblo Saharaui o numerosas empresas del municipio. Cómo no agradecer también su solidaridad al Club de Gobernantas, a la Asociación de Cocineros del Sur de Tenerife y a los hoteleros del municipio por las cenas y comidas solidarias organizadas. A los artistas, pintores y escultores de afamado prestigio, por las obras donadas para su subasta. Gracias también a los comisarios de las muestras realizadas. En la actualidad, y después de dos viajes realizados por colectivos del municipio para compartir experiencias con sus homólogos saharauis refugiados, son los jóvenes de Arona los que recogen la antorcha de la solidaridad con el pueblo del Sahara. Algo que se puede ver en la exposición fotográfica abierta en el Centro Cultural de Los Cristianos y que, como alcalde, me confirma que las nuevas generaciones de aroneros son ya ciudadanos del mundo, parte de una sociedad multicultural que cambia día a día y que, lo planifiquemos o no desde las instituciones, será capaz de asimilar todos estos cambios que a los que pertenecemos a otra generación nos resultan vertiginosos y muchas veces incomprensibles. (A.Miguel Delgado Díaz. Alcalde de Arona)


Voces en la noche. Por Alfonso González Jerez (01/06/05):
En los estertores de la agonía de Francisco Franco sus ministros decidieron levantar el vuelo en el Sahara. No fue una decisión militar, sino civil, tomada por la élite política de una dictadura que parecía (y estaba) irremediablemente vinculada a la resistencia biológica del Caudillo. En un espléndido libro de Emilio González Déniz, Sáhara, se puede apreciar lo jodidamente difícil, complejo y humillante que resultó para el Ejército español sufrir la Marcha Verde y abandonar el territorio saharaui: una mezcla inextricable de vergüenza, rabia, patrioterismo y sentimentalismo paternal. La dictadura, sumamente ocupada en sobrevivirse a sí misma, se quitó de en medio, dejó el inmenso país a disposición de Marruecos y Mauritania y se comprometió retóricamente en apoyar las reivindicaciones territoriales y políticas de los saharauis. Muy poco tiempo después comenzó un espeluznante éxodo por el desierto hasta los campamentos argelinos en que murieron varios miles de saharauis de hambre, sed y enfermedades crónicas. Los supervivientes se instalaron en pleno desierto y allí llevan casi 30 años, ellos, sus hijos y sus nietos, en unas condiciones materiales penosas. El referéndum nunca llegó. Las esperanzas siempre naufragaron en la arena. Los políticos españoles de izquierda y derecha les tomaron el pelo. Hassan II ocupó el territorio, trasladó a miles de marroquíes al Sahara, boicoteó una y otra vez el censo, distribuyó sinecuras y regalías entre saharauis hartos de una espera interminable, ofreció oportunidades de negocio a empresarios españoles y franceses.

Supuestamente sólo había que esperar que la comunidad internacional aceptase los hechos consumados. Pero hace pocas semanas un prisionero saharaui, Ahmed Mahmud Haddi, sufrió de nuevo torturas y fue trasladado desde el Aaiún hasta un agujero lleno de ratas y cucarachas al sur de Añadir. Ha sido la gota que ha colmado un vaso de indignación y hartazgo. Han comenzado protestas en ciudades marroquíes y saharauis brutalmente reprimidas por la Policía. Detenciones en masa, palizas en las calles, viviendas en las que se ha entrado a tiro limpio, decenas de muertos y heridos y varios cientos de desaparecidos. Todos callados mientras se escuchan los gritos, los tiros, los llantos. Ha pasado tantas veces. Y tantas veces pasará. Porque se les quiere extirpar y silenciar sin piedad. "Un tumulto de voces/ quiebra el silencio de la noche/ mientras la ciudad duerme/ ajena a las garras de la sombra,/ que en la sombra,/ arañan sus paredes,/desfiguran su rostro". El poeta saharaui sabe de lo que habla. (A.González Jerez. Publicado en La Opinión)


Treinta años bastan. Por Miguel Hidalgo Sánchez (03/06/05):
Días pasados la sociedad canaria comprometida con las causas justas se reunía para celebrar el veintinueve aniversario de la proclamación de la República Arabe Saharaui Democrática, que junto a una amplia representación de la comunidad saharaui en Canarias y autoridades locales y regionales, compartíamos un deseo común: La Libertad para este pueblo que sufre a pocos kilómetros de la tierra canaria. A estas alturas del nuevo siglo reiteramos nuestro apoyo a que el único país africano que no ha alcanzado su independencia lo logre en un espacio más corto que largo de tiempo. Un pueblo noble que sufre persecución, cárcel y desapariciones en los territorios bajo ocupación militar marroquí, y la dureza del exilio en los campmentos de refugiados en la zona más dura del desierto, la hammada. Soñamos, canarios y saharauis, que se den los pasos necesarios para corregir tres grandes errores históricos. Por una parte el abandono del territorio, de una provincia como así era considerada, por el gobierno de España. Una traición vergonzosa a unos hermanos indefensos. Por tanto exigimos al gobierno español, en su presidente José Luis Rodríguez Zapatero que asuma su responsabilidad histórica, política y moral como antigua potencia colinal. Es el gobierno español quien debe liderar la solución definitiva del conflicto, defendiendo el derecho de autodeterminación de los saharauis, la celebración del referéndum libre y transparente y exigiendo a Marruecos para ello el respeto a las resoluciones de la ONU. Alejarse de estos planteamientos es sencillamente acercarse a las posturas marroquíes de exterminar al pueblo del Sahara. Como segundo error a corregir es la invasión del territorio por parte de Marruecos. El Sahara Occidental es el último país de Africa sin descolonizar, ocupado a sangre y fuego por el ejército marroquí que dividió el territorio en muros militarizados y campos de minas antipersonas. Nunca podrá el pueblo saharaui de tantos años de sufrimiento y exilio, de familias separadas que no se ven desde hace más de treinta años, de detenciones, de torturas, desapariciones, de saqueo de sus riquezas naturales, de la angustia diaria de no saber qué va a ser de sus hijos mañana. Ese sufrimiento ya no podemos evitarlo, pero desde Canarias seguimos renovando nuestro compromiso con esta causa, y mientras nos quede aliento denunciaremos la ocupación, injusta, ilegal e inmoral de Marruecos que burla una y otra vez las resoluciones internacionales. Como tercer error a subsanar es la incapacidad internacional para aplicar sus propias leyes sobre el derecho de los pueblos a su autodeterminación. El conflicto del Sahara es una cuestión de descolonización no concluida por la obstrucción del reino de Marruecos, con la permisividad de la comunidad internacional. El derecho de autodeterminación lo tiene reconocido este pueblo desde los años sesenta, y el más reciente lo fijó la ONU en la resolución 1495 de 31 de julio de 2003, aprobada por unanimidad y aceptada por el Polisario. Sin embargo Marruecos impide su aplicación una vez más. Ahora ya no se trata de poner de acuerdo a las partes, sino de exigir con firmeza a Marruecos que cumpla la legalidad y respete el derecho de los saharauis. Contra estos errores, esas incapacidades vamos a seguir luchando desde todos los ámbitos, bien desde las instituciones públicas, de las organizaciones solidarias, juristas internacionales o desde el amplio colectivo de familias que acogen cada año en el periodo vacacional a niños y niñas saharauis provenientes de los campamentos de refugiados. Desde una u otra entidad nuestra voz se alzará para exigir la aplicación del referéndum que permita a los saharauis elegir libremente su futuro, denunciar la violación sistemática de los derechos humanos de las zonas ocupadas, la liberación de los presos y una investigación internacional sobre los desaparecidos, rechazar el intento permanente por alargar el proceso de independencia. Treinta años bastan, treinta años de invasión bastan, treinta años de dolor bastan. Queremos al pueblo saharaui en su tierra del Sahara y mientras ese día llega nos tendrán siempre a su lado, con campañas de ayuda humanitaria, haciéndonos eco de su problemática en los foros locales, estatales o internacionales. Allí donde los legítimos representante del pueblo hermano del Sahara nos pida. Junto a ellos estaremos mano a mano siempre. En estas tres décadas de resistencia y lucha, los hombres y mujeres, los niños y ancianos de este valeroso pueblo nos han enseñado que la libertad se lucha, se sufre, se conquista día a día, porque una libertad sin dignidad es nada. Canarias no puede estar ajena a esta crisis tan cercana a nuestras islas, estar callado es ser cómplice de quienes torturan y hacen desaparecer a los que reivindican la libertad para su pueblo.
Miguel Hidalgo Sánchez es presidente de la Comisión de solidaridad y cooperación con los pueblos de la Fecam.


Polisarios. Por León Barreto (01/03/06):
Treinta años ya de la salida del último soldado del Sahara Occidental, ese territorio que durante siglos protegió las espaldas del Archipiélago y el territorio se encuentra sumido en contradicciones cada vez más profundas. Contradicciones a pares, porque la perversa realidad genera alianzas e intereses, aquello del pragmatismo cruel y traidor que impone la política en todo el hemisferio. Ya lo dijo el secretario general de la ONU: "Tras once años y unos gastos de más de 580 millones de euros, la ONU no va a solucionar el conflicto sin exigir a una de las partes, o a las dos, que haga algo que no desean hacer." Ni se ha convocado ni tal vez se convoque jamás el referéndum de autodeterminación, salida aprobada por la ONU en 1991 y sistemáticamente aplazada, a pesar de que a finales de julio de 2003 fue consensuado el Plan Baker II, en un vano intento de explorar nuevas vías. Afirman quienes han visitado El Aaiún que ahora se nota un despliegue policial sin precedentes, y que los independentistas polisarios siguen actuando casi a diario con la secuela de detenciones y torturas. Cuántos errores en el camino: la antigua metrópoli juega a la yenka, dos pasitos para adelante y dos pasitos para atrás en función de lo que indiquen Washington y París, pero errores también los tuvieron los guerrilleros del desierto cuando ametrallaron al pesquero Cruz del Mar y dejaron un buen puñado de muertos sobre la arena. Por otra parte, han dicho los miembros de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui que el silencio de nuestro gobierno regional es producto de sustanciosos negocios emprendidos con Marruecos por la clase política de por aquí, lo cual -a la vista de la que está cayendo- tampoco parece inverosímil. ¿Qué sucederá con el Sahara cuando se hayan cumplido otros treinta años de la efeméride que tanto síndrome de entreguismo originó en estas islas, cuando tuvieron que huir con prisa varios miles de canarios allí establecidos? Mucho nos tememos que las cosas sigan en el mismo punto muerto en el que ya se encuentran en ese lamentable camino hacia ninguna parte. Y es que en este mundo que nos ha tocado vivir hace mucho que se acabó el idealismo, el sentido de la utopía. Ahora lo que triunfan son las opas hostiles, las maniobras de diseño bursátil, el blanqueo de capitales y los pelotazos de los constructores metidos a presidentes de equipo de fútbol. Ni la ONU ni la Unión Europea ni todos los dioses juntos tienen el más mínimo empeño en que haya soluciones justas, solidarias y ejemplares para los conflictos regionales. Tal vez sea porque el mantenimiento de éstos constituye un buen asunto para muchos, y ya se sabe que el negocio irremediablemente lo impregna todo. (León Barreto)


Fatma Salek Abdessamed:
Dijo: "nuestro secuestro y nuestra detención fueron un acto cruel e ilegítimo. No éramos culpbles de nada, sólo de ser una familia saharaui en contra de la invasión". Le preguntamos después por las recientes conversaciones entre representantes saharauis de la resistencia, es decir, del gobierno de la República Saharaui Arabe Democrática y del gobierno de Marruecos. Ella sonrió. "Tenemos esperanza de que en el futuro seamos un pueblo libre y soberano. Me temo que esta vez, y de nuevo, Marruecos sólo quiera prolongar el proceso". Fatma Salek Abdessamed se llama. Es hermana de dos fundadores del Frente Polisario, que hoy son Ministros del Gobierno Saharaui, no reconocido por España. Vive en Tenerife con su hermana Mamia desde hace seis años, con la condición de asiladas políticas. Le pregunté si era pesimista, y me dijo que no, que en todo caso las circunstancias la habían hecho mirar a la vida como es y no tras el velo del deseo que todo lo transforma. Marruecos tiene amigos muy poderosos que lo apoyan, con fuertes intereses económicos en la región. Son EE.UU. y Francia (entre otros), con la complicidad de España y sus ambigüedades. Ellos serán el sostén de una espera que dura ya más de treinta y dos años. Curioso, le comenté. Los principios que sostiene su pueblo sn "república" y "democracia", junto al compromiso con lo árabe, asuntos que defiende Occidente como insustituibles en sus actuaciones por el mundo. En el Sahara no, porque es un pueblo pequeño y digno, un estorbo para sus negocios. Por eso imponen caridad al exilio, a condiciones inhumanas en campos de refugiados y en un desierto desolador, y tuercen la vista ante lo que ocurre en los territorios ocupados. Curioso, porque (frente a los fundamentalismos) las naciones del Magreb apoyan la actitud y las razones de los saharauis. ¿ué queda?, le preguntamos. Y Fatma Salek Abdessamed, que vivía con su familia en Tarfaya en el año 1976, que fue detenida por la policía marroquí cuando ella tenía dieciocho años y su hermana catorce, que vio morir a su madre en la celda que compartían con otras encarceladas en junio de 1977, que se enteró de la muerte de su padre en la prisión de Kalaat Mgouna en mayo de 1983 por una paliza después de contestar a un guardián y que pudo recuperar la libertad dieciséis años después gracias a una huelga de hambre de cincuenta mujeres presas y a los auspicios de Amnistía Internacional, Fatma Salek Abdessamed dijo: sólo queda descubrir la verdad, luchar por los derechos humanos, por la liberación de los presos políticos, la indemnización a las víctimas, por juicios a los responsables de las actuaciones ilegales y por la independencia del Sáhara Occidental. Ni mucho ni poco, frente a la incuriosa desidia, al olvido y a la capacidad de enmascarar que tienen las fulgurantes democracias occidentales. (Domingo-Luis Hernández, 23/06/07)


El documental Los hijos de la nube (2001):
Cuando en mayo de 2000 el cineasta David Baute y el redactor de nacional e internacional de Diario de Avisos Javier Ruiz se embarcaron en la aventura de rodar el documental )Los hijos dd la nube, su deseo era cubrir un vacío que existía desde La Marcha Verde y la ocupación marroquí del Sahara en los años 70. El material audiovisual, rodado en formato vídeo y dividido en dos documentales de una hora cada uno, refleja la situación real en los territorios ocupados y los campos de refugaiados. Acordamos romper el hermetismo que el movimiento solidario con el Sahara llama 'el muro del silencio', una política de hechos consumados que mantiene el gobierno de Marruecos y la Comunidad Internacional, para que no se hable del tema ni se obtengan datos concretos sobre lo que sucede con el pueblo saharaui, afirma Javier Ruiz, guionista de Los hijos de la nube. Durante 10 días filmaron imágines inéditas en la Cashba, ciudad antigua de Argel y núcleo integrista por excelencia, que llevaba años sin poder ser visitado por periodistas; recogieron las vivencias del pueblo saharaui en los campamentos de refugiados de Tinduf y en el territorio liberado que está en manos del Frente Polisario. La casualidad nos permitió rodar en la Cashba, aunque tuvimos que ser escoltados en todo momento por guardaespaldas del Gobierno argelino. Luego nos acercamos a unos mil metros del muro donde están situadas las tropas marroquíes, dentro del territorio minado que las Naciones Unidas declaró zona de seguridad tras el alto el fuego. Queríamos que el pueblo saharaui pudiera hablar de propia voz de sus problemas y la mejor forma de hacerlo era vivir con ellos su propia existencia, explica Javier Ruiz. El único objetivo que aún no ha podido cumplir en toda dimensión Los hijos de la nube es el de informar a un público numeroso de la realidad del pueblo saharaui. Emitido en sus dos versiones en la Televisión Canaria y comprado por Canal Satélite Digital -que continúa sin divulgarlo-, el documental Los hijos de la nube ha encontrado en el IV Festival Continental de Cine y Vídeo de las Primeras Naciones de Abya Yala de Ecuador y en las comunidades indígenas americanas una plataforma esencial para que el mensaje del pueblo saharaui tenga eco más allá de sus fronteras. Se trata de un festival muy popular ya que más del 40 por ciento de la población de Ecuador son indígenas y, por otra parte, la asistencia de creadores e invitados puede hacer que el documental encuentre otras vías de difusión, señala Javier Ruiz. El largo viaje de Los hijos de lanube no ha hecho más que comenzar. (Sergio Negrín, 16/11/2001)

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