Años de guerra:
Servicios de Guerra:
Cuando en julio de 1936 comenzó la guerra civil, la flota de la Compañía Trasatlántica Española estaba compuesta por quince unidades que, en total sumaban 106.000 toneladas de registro bruto. Pero nueve de tales unidades eran anticuadas y se encontraban amarradas y fuera de servicio.
En Barcelona estaban amarrados los trasatlánticos "Argentina" y "Uruguay" y, con ellos, el viejo "Alicante", que se utilizaba como pontón carbonero. Los pequeños "Joaquín del Piélago" y "Mogador" se encontraban, respectivamente, en Cádiz y Sevilla y, en Mahón desde 1932 estaban fuera de servicio y pendientes de desguace los también antiguos trasatlánticos "Antonio López", "Buenos Aires", "Montevideo" y "Manuel Calvo".
En enero de 1939, los "Argentina" y "Uruguay" resultaron hundidos en el puerto de la Ciudad Condal durante el curso de un ataque aéreo. Alcanzados de lleno e incendiados, el primero se hundió en el muelle de Pescadores y, el segundo, en el de Baleares. Ambos fueron reflotados pero, tales eran los daños sufridos, que luego se desguazaron.
El "Alicante" -aquel elegante proa de violín que con anterioridad había sido el "Pegu" bajo bandera inglesa- también fue alcanzado por las bombas y, reflotado en 1940, también se le corrió soplete.
Con excepción de "Manuel Calvo" -el que iba a ser "Lucania" de la Maclver y nació a la mar como el alemán "H.H.Meir" -todos los amarrados en Mahón fueron desguazados en 1940, año en que, convertido en simple carguero, el citado viejo "liner" volvió a navegar.
De la lucha a la paz:
El Magallanes se encontraba en La Coruña el 18 de julio de 1936 y, el 22 zarpó rumbo a La Habana y Nueva York. Luego siguió viaje a Veracruz, donde embarcó 17.000 fusiles y otro material de guerra con destino a Cartagena, puerto rumbo al cual se hizo a la mar el 4 de septiembre.
Cuando el trasatlántico recaló en Cabo San Vicente, allí le esperaba el crucero "Miguel de Cervantes" y una flotilla de destructores, bajo cuya escolta cruzó el estrecho y arribó a la base naval de destino.
Una vez descargó, en lastre continuó el "Magallanes" rumbo a Barcelona, puerto desde el cual -el 10 de abril de 1937- zarpó rumbo a los puertos rusos de Feodosia y Odessa, con escala en Tarragona, Valencia, Alicante, Cartagena. El 31 de mayo, el "Magallanes" se encontraba de regreso en el puerto de la Ciudad Condal y, cuando el 11 de junio se preparaba para zarpar en su segundo viaje a Odessa, abordó y averió al destructor "Alcalá Galiano": Luego. Ya en aguas de los Dardanos abordó el día 25 al carguero italiano "Capo Pino" uno de los varios "paquetes" de la Elder Dempster adquiridos por la Genovese di Navigazione a Vapore italiano, que se hundió con rapidez y, con la proa aplastada, el trasatlántico español fue declarado culpable y, embargado, quedó en Turquía hasta que terminó la guerra.
Entonces comenzaron las gestiones para recuperar el "Magallanes". Por la responsabilidad en el hundimiento del "Capo Pino" hubo que abonar 75.000 libras esterlinas y, en diciembre de 1939, se consiguió el regreso del "liner" -tras una reparación de emergencia en la proa- que vino a España al mando del capitán don Francisco Núñez.
Desde el puerto turco donde había estado amarrado vino directamente a Pollensa y desde allí continuó a Cádiz, donde seguidamente fue sometido a obras de modernización.
Durante el curso de tales obras, el "Magallanes" volvió a la mar con acomodación para 157 pasajeros de primera clase, 42 en segunda y 379 en turista. Entonces lucía en amuras y aletas los colores nacionales -eran los días de la campaña submarina alemana- y, a media eslora, su nombre y nacionalidad en grandes caracteres blancos le daban la garantía de paz en la mar, garantía que, pese a las mismas medidas, no lograron otros barcos españoles -"Castillo Montealegre", "Monte Gorbea", "Navemar", etc.- torpedeados y hundidos por submarinos del Eje.
Cuando la paz volvió al mundo, la pareja "Magallanes" y "Marqués de Comillas" continuó en el servicio americano hasta que en octubre de 1953, fue amarrado en Bilbao a la espera de una modernización que nunca llegó. Uno de los proyectos era el de, desmontadas las antiguas turbinas, sustituirlas por motores diesel pero, ante diversas circunstancias surgidas, se renunció a la modernización. En 1957, el "Magallanes" fue vendido a Desguaces y salvamentos del Nervión, empresa que le corrió soplete en Santurce al año siguiente.
Sobre la triste suerte del "Magallanes", González Echegaray escribió:
"Cuando después de cinco años de inactividad ya estaba convertido en un montón de chatarra oxidada, escorado y triste a la vista del tráfico de la ría, su muerte, mejor, su entierro, fue totalmente una obra de misericordia. Unos años antes tuvo el honor de servir de "receiving-ship", para conmemorar solemnemente a su bordo en Santander, en 1950, el centenario de la Compañía Trasatlántica Española, con asistencia de varios ministros del Gobierno, del Presidente de la empresa, conde de Ruiseñada, y de algunos consejeros; los actos se completan en Comillas; hasta aquellas aguas llegó el Magallanes, conduciendo a su bordo a los ilustres invitados; desde la gran Revista Naval de los buques de Antonio López en 1881, con la asistencia del rey Alfonso XII, no se había presenciado en aguas comilladas un suceso análogo, ni se había visto un trasatlántico tan grande y tan cerca de la tierra".
Por lo que respecta a la actuación del "Marqués de Comillas" durante la guerra civil, este se encontraba surto en el Puerto de Barcelona, y requisado el 5 de agosto, como buque-hospital se incorporó a la fuerza naval que, con la columna del capitán Bayo, intentaría desembarcar en Mallorca. Hizo varios viajes a Barcelona y a Mahón y, el día 22, zarpó de nuevo para la zona de operaciones. Hasta el 4 de Septiembre se mantuvo entre Punta Amer y Cabo Tinar y, en al noche del 9, en Cala Petita recogió un contingente de tropas y regresó al puerto de la Ciudad Condal.
Apresamiento del Marqués de Comillas por el bando nacional (1937):
El 1 de febrero de 1937 la recalada del "Marqués de Comillas" era esperada -los servicios de información habían anunciado su paso por el Bósforo- y, entre Cabo San Sebastián y Formentor le esperaban, debidamente escalonados, los cruceros "Baleares" y "Almirante Cervera", los cruceros auxiliares "Rey Jaime I" y "Mallorca", los minadores "Vicente Puchol" y "A.Lázaro" y la aviación con base en Mallorca.
El apresamiento del "Marqués de Comillas" se llevó a cabo a las once de la noche, y el trasatlántico -escoltado por el "Almirante Cervera"- dio fondo en Palma de Mallorca. Al día siguiente atracó para descargar 2.500 balas de algodón y, posteriormente, de su mando civil se hizo cargo el capitán Roselló Guiscafré, y, del militar, el luego almirante Mackinley.
Pintado de gris, el "Marqués de Comillas" zarpó el 13 de marzo rumbo a Cádiz. Llevaba tropas y municiones y, durante la travesía, fue escoltado por los cruceros "Baleares" y "Almirante Cervera" y el auxiliar "Vicente Puchol". Posteriormente, hizo una serie de viajes a La Spezia -de donde volvía con material de guerra- y, en julio, en tres ocasiones bajó a Canarias desde donde, con tropas, regresó a Cádiz.
El "Comillas" continuó como transporte hasta que, en enero de 1938, zarpó de Ceuta con una expedición de musulmanes que se dirigían a La Meca. Tras hacer escala en Melilla, hasta Cabo Bugaroni navegó escoltado por los cruceros "Canarias" y "Baleares" y, en dicho punto, se hizo cargo de su protección el destructor italiano "Ugolino Vivaldi".
En el viaje de vuelta, los cruceros "Canarias" y "Almirante Cervera" fueron a esperarles en aguas de Cagliari -donde había hecho escala- y, el 16 de marzo, el trasatlántico dio fondo en Ceuta.
Por entonces se estudió la posibilidad de restablecer alguna de las líneas americanas de Trasatlántica Española. Para ello se contaba con el "Marqués de Comillas" y algunos barcos alemanes que, en régimen de fletamento, cedería la Hamburg-Amerika Line. Pero nada se plasmó en realidad concreta y, siempre como transporte, el "Marqués de Comillas" -que en enero de 1939 volvió a Yiddah con peregrinos musulmanes que se dirigían a La Meca- continuó sus singladuras.
Terminada la guerra, El "Comillas" marchó a Bizerta con las tripulaciones destinadas a marinar las unidades de la Marina española allí internadas. Luego arrumbó a Cádiz y, más tarde y hasta septiembre, en Cartagena sirvió de alojamiento para el almirante jefe de la escuadra, don Francisco Moreno, y su Estado Mayor.
Devuelto a sus armadores, el "Marqués de Comillas" fue modernizado en Matagorda -como el "Magallanes", perdió la chimenea popel- y quedó con acomodación para 165 pasajeros en primera clase, 38 en segunda, 41 en turista "A" y 326 en turista "B". Y así volvió a la mar que, de nuevo en guerra, tuvo que cruzar una y otra vez para garantizar las vitales comunicaciones de España con las Américas.
Con el mundo de nuevo en paz, el "Marqués de Comillas" reanudó sus escalas desde Santa Cruz de Tenerife -con el "Magallanes"- y, ya en 1956, se le suprimieron los palos clásicos y, en el puente, un palo ligero -con cruceta y pico- además del que lleva el radar. Al año siguiente, nueva distribución de la acomodación para pasajeros -quedó con las clases primera y turista- y en 1959, comenzó a navegar en la línea de la Guaira.
Cuando los sucesos de Ifni, hizo un viaje con tropas de dicho territorio, y más tarde, con peregrinos marroquíes marchó a Yiddah. Volvió a su línea de La Guaira, con escalas en Tenerife a la ida y a la vuelta y, en 1961 se le reacondicionó una vez más la acomodación para pasajeros. Quedó con capacidad para 930 en clase única y, como luego harían los "Monserrat" y "Begoña", tocaba en las Antillas Británicas, donde embarcaba pasajeros para Southamptom, puerto que se convirtió en final de línea.
Incendio del Marqués de Comillas:
El 6 de noviembre de 1961, el "Marqués de Comillas" se encontraba amarrado en el espigón de Astano en Perlío, donde efectuaba reparaciones. A consecuencia de un circuito en el cuadro eléctrico de la sala de dinamos -que recibía corriente de tierra- se declaró un incendio a las tres de la madrugada.
A pesar de los esfuerzos de los bomberos de El Ferrol, de las brigadas contra incendios de la Armada y del personal de las factorías de Astano y Bazán, el "Marqués de Comillas" ardió durante horas de proa a popa. Cuando desaparecieron las llamas y el humo, del "liner" sólo quedaba una ruina calcinada, algo que nada recordaba a aquel "Marqués de Comillas" que, treinta y tres años antes en aquellas mismas aguas nació a la mar.
|