Ceuta y la política africana (s.XV):
En 1415, cuatro años después de la firma de la paz con Castilla, el rey de Portugal, al frente de una enorme expedición militar (19.000 combatientes, 1.700 marineros y 200 navíos), conquistó la importante ciudad de Ceuta, al norte de Africa. este hecho es considerado como punto de partida de la política oficial de expansión ultramarina.
¿Qué razones llevaron a los portugueses a Ceuta? Esta cuestión es uno de los debates obligatorios de la historiografía portuguesa.
La explicación tradicional era la de la crónica de Zurara: los infantes acordaron pedir a don João I la realización de un gran torneo durante el cual habían de ser armados caballeros, pero el veedor de Hacienda, João Afonso, los convenció de que los caballeros deben ser armados en campañas auténticas, no en alegres pasatiempos, e insinuó el proyecto de una expedición al Norte de Africa. Esta narración fue refutada por António Sérgio en un ensayo que adquirió prestigio rápidamente. A partir de la publicación de aquellas brillantes páginas (1919) no cesaron las especulaciones sobre el tema; una buena síntesis de las numerosas razones contemporáneas es la que ofrece Jaime Cortesão: la conquista y ocupación de esta ciudad, cabecera de una ruta comercial hacia la región del oro, llave del Estrecho , compuerta del Levante con Occidente, centinela y avanzadilla contra las incursiones de los corsarios musulmanes a las costas portuguesas, fue, según creemos, una especie de prólogo para el vasto plan de expansión. Pero, como siempre, el intento de hallar explicaciones de hoy para hechos que no son de hoy topa con grandes dificultades. Ceuta no era terminal de la ruta del oro (aunque el oro llegase allí, al igual que en todas las ciudades del Africa Septentrional), no era la llave del estrecho, pues nunca consiguió cerrar la comunicación entre los dos mares, no desempeñaba un papel decisivo en la represión de la piratería, visto que ésta se intensificó después de la conquista de la ciudad, y no existe documento alguno que autorice la afirmación de una conexión intencional entre la operación de 1415 y el plan de expansión marítima, plan que probablemente ni siquiera existía en la fecha en que fue decidida la expedición a Ceuta.
Por tanto, la versión de Zurara es, a pesar de su antigüedad, la que está más de acuerdo con todo lo que conocemos, y también con la mentalidad de la época. Don João I había hecho voto de que, si llegaba a ver concluida con éxito su guerra con Castilla, haría una fiesta como nadie había visto entonces. Ese proyecto de conmemoración cambió después, y en lugar de una fiesta de caballería se hizo una expedición caballeresca, que tenía la ventaja de proporcionar el provecho del saqueo.
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Con la conquista portuguesa, Ceuta, que había sido un activo centro comercial, se convirtió en una ciudadela en lucha constante que debía ser abastecida por mar con recursos llegados de Portugal. En 1425, el infante don Pedro escribió que Ceuta se estaba convirtiendo en un muy buen sumidero de gente, de armas y de dinero, añadiendo que en Inglaterra se pensaba que la conservación de la ciudad era un error.
A pesar de todo, Ceuta fue mantenida, y la idea de una expedición militar al norte de Africa fue una de las constantes de la política portuguesa hasta finales del siglo XVI.
En 1437 se llevó a cabo una nueva expedición, que tenía por objeto la conquista de Tánger, Arcila y tal vez otras regiones más. La empresa terminó en un completo desastre militar. Para poder reembarcar, los portugueses se comprometieron a restituir Ceuta a los musulmanes. El infante don Fernando, hermano del rey don Duarte, quedó como rehén del cumplimiento de la promesa. Las Cortes, llamadas a pronunciarse sobre el asunto, no aprobaron las negociaciones, y el infante murió en el cautiverio.
Abandono de plazas en el norte de Africa (s.XVI):
La señal de alarma de la crisis [excesivo esfuerzo en el control de extensos territorios] se dio ya bajo el reinado de don Manuel, en 1515. Después de la conquista de Azamor [en la actualidad Azemour o Moulay Bou Chaib], el rey quiso ampliar las bases portuguesas en el litoral marroquí, tal vez como preparativo para la conquista del reino de Fez. Este dominaba una región agrícolamente fértil, y representaba una amenaza cada vez más grave para la presencia portuguesa en el norte de Africa. En 1515 partió del Tajo una armada con mucha gente cuya misión era construir dos fortalezas: Mamora y Anafé (junto a la actual ciudad de Casablanca). Pero los moros atacaron y el desastre fue enorme: cuatro mil hombres, cien naves, toda la artillería perdida y la gente destinada a la colonización apresada y vendida como esclava. Ninguna otra expedición había salido tan cara al país. El rey preparó inmediatamente la revancha: fue anunciada una nueva expedición y llegó a nombrarse su capitán; pero no se obtuvieron ni gente ni dibero para armas y naves. Con este episodio se relaciona la representación en la corte de un auto de Gil Vicente, la Exortação da Guerra, que es una dramática llamada del rey para que los particulares le ayudasen en tal emergencia: joyas, tesoros, cálices y cruces de las iglesias es lo que se pide en la obra para costear la guerra africana. La llamada fue inútil. La expedición no llegó a partir y la tragedia de Mamora representa el epílogo de la primera fase de la expansión portuguesa por el norte de Africa, iniciada exactamente cien años antes, con la conquista de Ceuta.
Las dificultades continúan en los años siguientes. La presión mora sobre las fortalezas portuguesas aumentaba y el empleo de la artillería hacía inútil la bravura de los defensores. En 1541 zozobró la posición portuguesa más meridional: Santa Cruz do Cabo Gué (en la actual región de Agadir). Pocos defensores consiguieron sobrevivir y toda la población de la ciudad fue masacrada. Los moros celebraron el hecho como la mayor victoria de cuantas se habían alcanzado jamás contra los portugueses. Fue el inicio de la caída del imperio africano, que nunca había llegado a existir. Al año siguiente el rey mandó abandonar Safi, que había sido uno de los pilares fundamentales del intento marroquí y que había llegado a ser sede de un obispado. En 1549 se abandonó Arcila y en 1550 Alcazarseguer [Asilah y Ksar es Séghir]. (Hermano Saraiva)
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