HISTORIA
Giovanni Papini
Obras sobre religión



Carácter católico de su obra:
Sus grandes obras se se producen después de su conversión y tienen asuntos religiosos como tema. Lettere... es un apasionado llamamiento a las verdades del Evangelio; Il Diavolo un aviso para poner en guardia los hombres contra el Maligno. El Giudizio Universale es un ambicioso intento de juzgar a la Humanidad a través de las vidas de grandes personajes y de otros seres poco conocidos. Su escritura fue iniciada en forma de apuntes en 1904. El Rapporto sugli uomini, que se integra de alguna manera con el Giudizio, fue comenzado en 1908. Papini retomó el Giudizio de 1940 hasta 1944 y añadió algunos capítulos en 1945, continuó en 1951, y en 1952 añadió el último capítulo. Consideró imperfecta su obra y no dejó ninguna disposición para una posible publicación póstuma.

Cartas a los hombres, del Papa Celestino VI:
En noviembre de 1945 entrega al editor Vallechi el manuscrito. Lo escribió en poco tiempo con un entusiasmo que le faltaba desde hacía mucho. Los problemas de todo tipo de la inmediata posguerra le hicieron desilusionarse profundamente. Recelaba igualmente del comunismo y de la injerencia de las potencias capitalistas. Buscaba una nueva voz que guiara a la gente decaída. Se empeñaba en conseguir una obra universal que tuviera como base el cristianismo. Monseñor P.B., canónigo de la catedral, me dice, hablando de los curas: -"Son, en sus tres cuartas partes, fariseos". Celestino VI los trata algo mejor; sin embargo, serán justamente esas tres cuartas partes las que más se indignen contra él (diciembre 1945, con la obra ya entregada al editor). En febrero de 1946 Vallechi le da a entender que recibió un veto para la publicación sin especificar si venía de la parte política o de la parte católica. Se decide aplazar la impresión. El país está aún en plena ebullición. La Iglesia se siente amenazada; aún no hemos logrado la paz... Los que lo podrían comprender y aprobar, no abrirían la boca, y todos los demás, por opuestos motivos, se echarían encima, como perros rabiosos, para destrozarlo. La primera edición se distribuyó en octubre de 1946.

Críticas a su Iglesia:
Siempre fue sospechoso para buena parte de los católicos. No estoy contento con la Iglesia a la que pertenezco (con la fe, sí; con los hombres, no), ni con el pais en el cual he nacido, ni con el Estado al cual estoy ligado. (1933). El Papa, tan inferior a los tiempos que seguramente no serán llamados suyos. ¡Mentalidad diplomática en una edad apocalíptica! (1942) Hoy, en este mundo aterrado y arrollado, el Papa semeja a alguien que, delante de una metrópoli pasto de las llamas, eche sabios discursos para demostrar lo peligroso que es ¡dejar cajas de cerillas en manos de los niños! (1942) Hasta las más venerables iglesias, ¿qué son sino almacenes de aire encerrado y de miedos marchitos? (1944)

El clero italiano teme y se retrae ante cualquier idea atrevida; cree, con esto, que esa táctica de topo le salva; y, en cambio, lo que hace es hacer perder cada vez más a la Iglesia su poder de atraer a las almas... ¿El cristianismo? No tuvieron paz hasta que mataron a Cristo. Luego, aquellos mismos que le habían matado -San Pablo, etc- se sirvieron de su nombre para hacer todo lo contrario de lo que Cristo había enseñado... [El obispo de Fiesole] no habla más que de cosas contingentes, prácticas, actuales, con voz decidida y perentoria. Nada de sagrado, de espiritual, de cristiano, de fraternal, de paternal. Con obispos de esta raza se podría perfectamente regentar una socieadad anónima, pero no se conquistan pueblos ni almas... El vicario de Aquel que llamó homicidas a los que deseaban la muerte del prójimo... se ha contentado con mendigar débiles excusas por el Concordato con el nazismo [junio]. La Iglesia se muere por exceso de prudencia. A fuerza de tenerle miedo a las insolaciones, morirá sofocada por el muermo y aterida por la indiferencia [septiembre]. El miedo al comunismo sa ha adueñado de tal forma de los curas, que para muchos de ellos el cristianismo tiene, como deber primordial, el de participar en las elecciones para votar al partido católico. Estamos un poco lejos de San Pablo y de Pascal [diciembre]. (1945)

Un cura joven -muy distinto de los consabidos jornaleros de la Iglesia- me lee muchas páginas de su diario, en donde hay invocaciones y aspiraciones al amor perfecto, como sólo se encuentran en los antiguos místicos. De modo que no todo el catolicismo "es falso", como sostiene en un reciente artículo el ex cura Tartaglia. [enero] El catolicismo se ha vuelto demasiado cerrado y estrecho; el comunismo suprime toda autonomía espiritual, el americanismo no es más que el conformismo supeditado al despotismo del dinero; la víctima de los tiempos modernos es la libertad. La Iglesia católica se ha convertido, desde hace tiempo, en una fábrica de mohínos; y -en estos momentos- en un comité electoral. [marzo] En Italia hay quien acepta a Cristo por amor a los curas; hay quien soporta a los curas por amor a Cristo. Los ritualistas y los evangélicos. Yo me encuentro entre los segundos. Cada edad tiene su manera para conformarse a Cristo en la Pasión. El martirio de hoy día es la convivencia con ciertos católicos y con ciertos curas. [septiembre] (1946)

[Primeras elecciones tras la ocupación aliada de Italia] El Papa ha convocado una asamblea en la plaza de San Pedro y ha recordado también cómo dio de comer a los romanos en momentos difíciles, salvándoles del hambre. De modo que... ¡votad por la Democracia Cristiana. (marzo 1948)

Giovanni Papini (1881-1956)


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