Buscando a Nemo (Pixar 2003):
Marlin es un pez payaso que sobreprotege a su hijo Nemo, debido a una tragedia que les costó la vida a su esposa y a sus crías. El primer día de colegio, Nemo decide demostrar su valentía, pero cae en las redes de un submarinista que se lo lleva a una pecera en la consulta de un dentista de Sidney. Marlin sale en su búsqueda junto a Dory, un pez amnésico.
Usarán cualquier método de transporte como la boca del pelícano Nigel y la gran corriente marina austral por la que los guiará la tortuga surfera Crush.
Dirección: Andrew Stanton y Lee Unkrich.
Guión: Andrew Stanton, Bob Peterson, David Reynolds.
Producción: Graham Walters.
Producción ejecutiva: John Lasseter.
Fotografía: Sharon Calahan y Jeremy Lasky.
Diseño de producción: Ralph Eggleston.
Montaje: David Ian Salter.
Música: Thomas Newman.
Distribuidora: Buena Vista.
Duración: 100 minutos
Técnica:
Tras resolver el desafío de que la reproducción del fuego resultase realista, Pixar se introdujo en un reto más complicado: el agua.
Cuando la tecnología no te da lo que necesitas acabas inventando tú, y eso es lo que hicimos. Creamos un programa informático base llamado MARIONETTE, (los elementos sumergidos en el agua recordarían a la forma en que las marionetas se comportan), que nos permitía controlar lo que era movimiento, textura e iluminación en el agua. El agua no es algo ondulante, uniforme, sino algo cinético, con diferentes sustancias (burbujas, mareas, otros líquidos...). Una vez conseguido este fondo interactivo tuvimos que calibrar cómo flotaba, se movía cada animal u objeto. Y para finalizar estaba la luz, vista tridimensionalmente (o en reflejos como en la pecera) que debía ser real y con sentido dramático. (Oren Jacob, supervisor técnico)
No hemos humanizado los peces en el film. Lograr que un animalito de estos transmita una gestualidad que acompañe a sus diálogos es duro: las expresiones faciales son más limitadas, no poseen brazos, piernas, no pueden rascarse la cabeza... Los humanos parecen caricaturescos en la película... este es un film sobre peces, el mundo aparece desde su perspectiva. La tecnología digital crece a cada instante, pero la figura humana sigue resistiéndose. (Dylan Brown, supervisor de animación)
Intenciones del guión:
Aunque el tono general es humorístico el trasfondo es serio y el comienzo llega a ser oscuro y angustioso. Trata de enseñar que el miedo no debe condicionarnos la vida y que los defectos, obstáculos y dificultades se superan con empeño. Los pececillos llenos de miedos, taras psicológicas y físicas consiguen sobreponerse a la desgracia gracias a la solidaridad y a la amistad. El film es un homenaje a los tres Disney favoritos del productor John Lasseter: Bambi (muere uno de los padres), Dumbo (traumas y defectos físicos) y Pinocho (el mar y la ballena).
Con Buscando a Nemo quisimos ir un paso más allá, conseguir algo más personal, más profundo emocionalmente, tal vez con menos humor, menos obsesión por el gag como había en Monstruos S.A. En esencia, se trataba de una inmersión tanto en el océano como en la figura paterna, que pocas veces es la protagonista. Quienes esperaban un megaespectáculo van a ver que primamos más lo íntimo. Esto no es algo nuevo, el público lo entiende y lo agradece: en Toy Story no esxistían héroes en el sentido hollywoodiense del término. La heroicidad era la amistad, el hacerse amigos, el compartir. (Lee Unkrich, codirector)
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