Erupcion de El Hierro:
La llegada del oceaongráfico Ramón Margalef (noviembre 2011) proporcionó nuevos datos como la distancia desde la superficie (200 metros) y el ancho de su base (700 metros). Comprobó que el volcán creció durante las dos semanas anteriores, situación que aleja el peligro de una erupción explosiva.
En la anterior medición, realizada por el investigador del IEO Juan Acosta el 28 de octubre, se concluyó que el volcán nació a 300 metros de profundidad y que se había elevado unos cien metros desde el suelo submarino.
El Margalef, por primera vez, realizó una batimetría de los fondos de El Golfo, al norte de la isla, donde se están concentrando la mayoría de los terremotos de las últimas semanas. El estudio de esos suelos descarta que en aquel momento se hubiera dado ningún tipo de proceso eruptivo allí, una circunstancia que muchos científicos todavía esperan que se dé en el futuro. Pero, todavía, no hay volcán frente a Frontera, al norte de la isla.
La cuarta campaña Bimbache comprobó que el volcán está transformando notablemente los fondos marinos, y no sólo por la aportación de materiales: la erupción ha derribado una pared oceánica de más de 500 metros de largo por 300 de ancho, con unos 60 o 70 metros de alto.
El derrumbamiento de esa cumbre subacuática, que se produjo en algún momento entre el 28 de octubre -fecha de la última exploración- y el 12 de noviembre, fue provocada por la emanación de sustancias de forma paralela a la erupción: Había una fractura activa por la que también se venían emitiendo fluidos y gases. La comparación entre el mapa del subsuelo que realizó la primera campaña Bimbache y la realizada el día 12 muestra ese gigantesco bloque desprendido 'flotando' sobre la cola de escoria desprendida por el volcán.
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