MAR
Distribución de especies marinas



Distribución de la vida en el mar:
Dominio bentónico
Región de fondo (el dominio pelágico comprende el resto de la masa de agua). El dominio bentónico, habitado por un conjunto de organismos (vegetales y animales) llamados bentos, encontramos en primer lugar la zona de mareas, de anchura variable según los sectores y caracterizada por organismos preparados para soportar la desecación periódica y el oleaje (cirrípedos, algas, lapas, etc). Después están los fondos sumergidos, que alcanzan hasta los 200 metros de profundidad. Se conocen como plataforma continental, y se extienden hasta donde alcanza la vida vegetal, aunque ésta se desarrolla sobre todo en los primeros 50 metros. Son estos los fondos más vistosos y con mayor cantidad de especies animales (invertebrados y peces) y vegetales (algas y fanerógamas marinas). A continuación existe una pronunciada pendiente, el talud continental, que alcanza hasta los 3000 m. Son fondos carentes de vida vegetal y en los que aparecen ya los animales típicos de las profundidades. Por debajo del talud está el fondo abisal, conocido también como llanura abisal por su pendiente poco inclinada; la fauna aquí es muy particular y se empobrece en biomasa.

En un mundo oscuro, no se produce fotosíntesis, de manera que la comunidad del fondo es estrictamente heterótrofa (excepto en áreas de chimeneas), dependiendo totalmente de la materia orgánica que desciende hacia el fondo. Fitoplancton muerto, los cuerpos de ballenas, focas, peces, aves e invertebrados muertos, proporcionan una diversidad de alimentos para alimentar a diferentes grupos y especies. A pesar de la oscuridad y la profundidad, las comunidades bentónicas albergan una alta diversidad de especies. En regiones bentónicas poco profundas, la cantidad de gusanos poliquetos puede superar las 250 especies y la de crustáceos pericáridos puede sobrepasar los 100. Pero el bentos de la profundidad del mar alberga una diversidad sorprendentemente más elevada. La cantidad de especies recogidas en más de 500 muestras de las cuales el área de superficie total es solamente 50 metros cuadrados, fue de 707 especies de poliquetos y 426 especies de crustáceos pericáridos.

Dominio pelágico:
Existe una estratificación similar. Los organismos pelágicos se agrupan en dos categorías: necton (peces, tortugas, cetáceos, cefalópodos), que son los animales capaces de contrarrestar con sus propios movimientos los debidos a la dinámica marina, y el plancton, integrado por los organismos que no son capaces de vencer los movimientos del mar y son arrastrados por ellos. Generalmente son organismos de pequeño tamaño o microscópicos, vegetales (fitoplancton) o animales (zooplancton). Debido a que la luz es uno de los principales requerimientos para el desarrollo del fitoplancton, su distribución está limitada a la zona bien iluminada del océano, aproximadamente desde la superficie hasta unos 200 metros de profundidad. Esta capa se conoce como zona fiótica, y es donde el fitoplancton, junto con las algas bentónicas, se encarga de transformar la energía solar en materia orgánica, utilizando las sales nutritivas del agua e iniciando así la producción primaria que luego va a dar lugar a las cadenas tróficas. Los organismos de las capas pelágicas inferiores, conocidas en conjunto como zona afótica, obtienen su alimento por migración nocturna hacia la capa fótica, o por los detritus que descienden de capas superiores; este último recurso es utilizado también por los organismos bentónicos profundos. Otra parte de los detritus es utilizada, junto con los productos de la excreción animal, por las bacterias, responsables de una producción que permite la existencia de otros organismos. Al mismo tiempo, liberan en el agua las sales nutritivas, que son reutilizadas por los organismos vegetales al ser subidas a la zona fótica por las corrientes verticales del océano. Con la profundidad, generalmente, la densidad de los organismos disminuye, y estos presentan estructuras características como bocas grandes, ojos muy desarrollados, órganos productores de luz, etc.

    Nuevos descubrimientos en el pelágico:
    La idea clásica según la cual a grandes profundidades no sólo la temperatura es baja sino que también escasea el alimento (con la consecuencia de que las especies de profundidad tendrían ritmos metabólicos más lentos que las que viven cerca de la superficie) y las poblaciones son más dispersas se ha comprobado que no constituye una norma general. Recientemente, investigaciones en las profundidades marinas han dado como fruto descubrimientos sorprendentes, que cambian no solamente las teorías que hablan de las condiciones necesarias para la vida en la Tierra, sino que proporcionan, en opinión de algunos científicos, pruebas sobre el hecho de que el origen de la vida quizás no haya tenido lugar en las aguas poco profundas, como se había pensado hasta ahora, sino en grietas a más de 3000 metros de profundidad.

    Vida en las fosas:
    En 1951 el nuevo Challenger sondeó la fosa de las Marianas (de más de 10.000 m de profundidad) y consiguió extraer bacterias del suelo abisal. Se parecían sensiblemente a las de la tierra emergida pero no podían vivir a una presión inferior a las 1.000 atmósferas. La masa de materia viviente que se halla por debajo de los 7.000 m ocupa sólo la décima parte, por unidad de volumen de océano, respecto a la que se estima para los 3.000 m. Por debajo de los 7.000 m hay muy pocos carnívoros ya que no circulan suficientes presas para su subsistencia. Sus habitantes se alimentan de cualquier detrito orgánico que puedan hallar. La cololización de los abismos es reciente y sus criaturas han seguido una evolución independiente. Ningún antecesor de las criaturas halladas se ha desarrollado a partir de un período anterior a 200 millones de años. La mayor parte de ellos se remonta a unos 50 millones de años. Se hallan tan asociadas a las enormes presiones que son incapaces de escapar de su fosa. Están como aprisionadas en una isla.

Recogida de muestras de organismos marinos:
Los biólogos marinos recogen muestras del mar y las analizan en laboratorios permanentes situados en tierra o a bordo de embarcaciones oceanográficas. Para el estudio de la fauna bentónica litoral, aproximadamente hasta los 50 metros se utiliza preferentemente la escafandra autónoma de inmersión, que permite la toma de muestras de los organismos sénsiles (fijos) o de escasa movilidad, y la observación de la fauna vágil (que se mueve rápidamente). Para profundidades mayores se emplean las dragas, redes de arrastre, nasas y aparatos como el batiscafo y los sumergibles. Las dragas pueden ser de dos tipos:

  • Las de cuchara consisten en un instrumento metálico que se baja abierto y al chocar con el fondo se cierra, quedando dentro el material que constituye la muestra.
  • Las de arrastre consisten en una jaula de red metálica con una boca rectangular protegida por un telar delantero metálico, que se arrastra por el fondo.

Para la toma de muestras de aguas se utilizan botellas especiales, denominadas de inmersión , que se bajan abiertas y que, mediante un mecanismo automático, se cierran a la profundidad en que se desea tomar la muestra; a esas botellas se les suelen acoplar instrumentos, como termómetros, para medir los parámetros fisicoquímicos del agua. Para la obtención de muestras del necton se emplean las clásicas redes de pesca. Hoy día se han desarrollado modernos métodos acústicos que permiten detectar desde los barcos los bancos de peces pelágicos. Para los muestreos de plancton se utilizan redes especiales de luz de malla muy fina, que se pueden arrastrar tanto horizontal como verticalmente desde una embarcación, y que pueden bajarse a distintas profundidades a intervalos determinados para que los investigadores puedan hacer deducciones acerca de la distribución de las especies. El agua es filtrada en la red, quedando el plancton acumulado en un colector, que luego se separa del resto del aparato.


La fauna marina de Canarias:
Los nutrientes se concentra en las costas, donde se producen mezclas de aguas y deposiciones de tierras de origen continental arrastradas por la escorrentía superficial de las plataformas costeras. Esto hace del banco canario-sahariano uno de los más ricos del mundo. La producción de fitoplancton es de 300 miligramos de calorías al día, con valores más elevados a finales del invierno y primavera, y la producción de zooplancton es de 38.8 miligramos de calorías al día y casi sincrónico con el fitoplancton. La mayor concentración de zooplancton se produce en las zonas de calmas. En las aguas del mar interior de Canarias se pueden establecer diferencias sustanciales. En general, se establece una diferencia originada por el afloramiento estival de las aguas de la contracorriente de Canarias entre los ambientes marinos de las isla orientales, más templados, y las occidentales, más subtropicales. Esta diferenciación se puede establecer, igualmente, en cuanto a los tipos de fondos marinos, que son más llanos y con más sedimentos en las islas orientales, y más rocosos y abruptos en las occidentales. Las plataformas insulares, consideradas como los fondos de menos de 50 metros de profundidad, son poco desarrolladas. En cuanto a la superficie de su plataforma las islas se clasifican en km cuadrados:

  1. Fuerteventura 695
  2. Lanzarote 461
  3. Gran Canaria 324
  4. Tenerife 315
  5. La Gomera 216
  6. La Palma 152
  7. El Hierro 93

En Fuerteventura, la plataforma constituye una franja paralela a la costa de sotavento de unos 3 ó 4 kilómetros de ancho; en Lanzarote se concentra en el Norte y el Sur; en Gran Canaria forma una media luna, en el Suroeste, de unos 8 km de ancho; en Tenerife forma una orla, alrededor de toda la isla, de una anchura entre 1,5 y 3 km; y en La Palma y La Gomera apenas alcanza 1,5 km, mientras que en el Hierro es, prácticamente inexistente. Estas condiciones locales, que modifican las generales de la Corriente de Canarias, dan lugar a la existencia de comunidades muy diversificadas en el espacio y originales en composición, estructura y funcionamiento, bien diferentes de las costas europeas y africanas próximas y sólo comparables a las de Madeira y Salvajes, aunque, en estos últimos archipiélagos, la complejidad estructural, la riqueza específica y la diversidad son menores.


La productividad de los océanos está condicionada por la luz y los nutrientes:
La productividad primaria en ambientes marinos se limita a regiones en las cuales gracias a la disponibilidad de luz y de nutrientes puede llevarse a cabo la fotosíntesis y el crecimiento vegetal. La atenuación vertical de la luz en el agua limita la producción a las aguas poco profundas de la zona fótica. Sin embargo, la presencia de termoclinas limita el movimiento de los nutrientes desde las aguas más profundas a la superficie donde la luz es adecuada para llevarse a cabo la fotosíntesis, especialmente en los trópicos donde la termoclina es permanente y la velocidad a la cual los nutrientes vuelven a la superficie y por lo tanto a la productividad, es controlada por dos procesos; 1) la ruptura estacional de la termoclina y posterior renovación y 2) afloramientos de aguas más profundas ricas en nutrientes hacia la superficie. Como resultado de esto, la mayor productividad primaria se encuentra en las regiones costeras, donde las aguas menos profundas de la plataforma continental permiten la turbulencia y la renovación estacional (donde esto ocurre) para aumentar la mezcla vertical y el afloramiento costero que trae aguas más profundas y frías ricas en nutrientes a la superficie. En aguas abiertas, la productividad es baja en la mayoría de los océanos tropicales, porque la naturaleza permanente de la termoclina hace más lenta la difusión hacia arriba de los nutrientes. En estas regiones, el crecimiento del fitoplancton es esencialmente controlado por la circulación de nutrientes dentro de la zona fótica. Las tasas de producción permanecen más o menos constantes durante el año. La mayor producción en aguas profundas de los océanos tropicales es donde el agua rica en nutrientes es llevada a la superficie en regiones ecuatoriales, donde el afloramiento se produce mientras divergen las corrientes. La producción también baja en el Artico, principalmente debido a las limitaciones de la luz. Una cantidad considerable de energía lumínica se pierde a través de la reflexión por el pequeño ángulo del Sol o es absorbida por el hielo marino cubierto de nieve que cubre un 60% del Océano Artico durante el verano. Por el contrario, las aguas de la Antártida se distinguen por su alta productividad como resultado del afloramiento continuo de agua rica en nutrientes alrededor del continente. La estación de crecimiento es limitada por el corto período de verano. Principalmente la producción en los océanos templados está muy relacionada con la variación estacional en el suministro de nutrientes, conducido por la dinámica estacional de la termoclina.


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