Guerra civil española
POUM



El POUM:
Lo que estaba sucediendo en el país parecía un experimento emocionante [Barcelona, diciembre de 1936]. El célebre comentario de Orwell lo retrata así: De inmediato reconocí que aquel era un estado de cosas por el que valía la pena luchar. El buceo en las sórdidas luchas de poder en la zona republicana entre comunistas, por un lado, y socialistas, anarquistas y trotskistas del POUM por otro, no puede disminuir el valor del idealismo de las personas implicadas en ellas. La Confederación General del Trabajo Unitaria, central sindical creada por el Partido Comunista, muy minoritaria e incorporada a la UGT en 1935, consiguió ser durante la guerra una fuerza influyente en su seno, pues llegó a controlar la Federación Nacional de Industria, lo que produjo numerosos incidentes y enfrentamientos de tendencias. Durante la guerra la UGT participó en el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, controló la producción en algunas zonas, apoyó la integración de las milicias en el ejército regular, defendió el colectivismo estatal frente a la presión anarquista para que el control lo llevaran los sindicatos, no aceptó, salvo en zonas de Levante, el colectivismo agrario exigido por los anarquistas y respaldó el gobierno de Largo Caballero para restablecer la legalidad republicana, y posteriormente al de Negrín pese a la oposición de los caballeristas.

Para los anarcosindicalistas de la CNT, el más o menos trotskista POUM y el ala izquierda del PSOE, la revolución proletaria misma constituía la condición previa esencial para la victoria sobre el fascismo. El punto de vista revolucionario queda vívidamente resumido en el aforismo: El pueblo en armas ganó la Revolución; el Ejército Popular perdió la guerra. Los comunistas no se equivocaban al sostener que era posible derrotar al fascismo mediante una alianza con sectores de la clase capitalista como el Frente Popular, y sus opositores exageraban al afirmar que tal maniobra sólo serviría para dar al fascismo mayor fuerza. La decisión de la delegación de la CNT de mantener a Companys [como presidente de la Generalitat] en su puesto significaba la aceptación tácita de que la revolución libertaria debería ceder el paso a la tarea más inmediata de derrotar al enemigo común.

    Estat Català (1934):
    Maciá se había apresurado a proclamar, apenas izada la bandera republicana en el ayuntamiento el Estat Català, infringiendo los acuerdos del Pacto de San Sebastián. Se logró arbitrar un acuerdo: Cataluña aceptaba un sistema autonómico provisional, el gobierno de la Generalitat, en tanto se aprobaba el definitivo. El Estatuto aprobado en las Constituyentes dotaba de gobierno y parlamento propios a Cataluña, la administración, cultura y obras públicas pertenecerían a la Generalitat; ejército, orden público y relaciones Exteriores al Estado. Maciá muere a fines de 1933. Las municipales confirman en Cataluña una mayoría de izquierda, que apoya las reivindicaciones del partido dominante, la Esquerra de Companys. Era el equivalente político de la coalición Azaña-Prieto en Madrid), al tiempo que en Madrid el gobierno es revisionista. Los catalanes aprueban una ley de contratos de cultivo favorable a los arrendatarios. La Lliga (del conservador Cambó) de propietarios denuncia la ley, como inconstitucional en el Tribunal de Garantías, que la anula. Los vascos, temiendo que la coalición no les conceda un estatuto semejante al catalán, convocan elecciones municipales saltándose incumpliendo la ley. Durante la revolución de octubre de 1934 Compayns apadrinó una huelga general de la que fueron excluidos los anarquistas, y se proclamó el Estado catalán dentro de la República Federal.


    Diez horas:
    El presidente Lluís Companys proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española desde el balcón de la Generalitat en la plaza de Sant Jaume. La intentona duró apenas unas diez horas, que arrojaron un terrible balance, solo disminuido por las dimensiones de la carnicería que se avecinaba apenas a dos años vista con la Guerra Civil. Fueron 74 los muertos y 252 los heridos, entre cuatro y siete millares los detenidos, entre ellos el Gobierno catalán en pleno con su presidente a la cabeza, así como el alcalde de Barcelona, numerosos funcionarios, diputados, cargos públicos y dirigentes políticos y sindicales. La autonomía fue intervenida, el Parlamento quedó suspendido, fueron prohibidos los principales periódicos catalanistas, se reinstauró la censura sobre los otros y dos militares se hicieron cargo de la presidencia accidental de la Generalitat y de la comisaría de Orden Público. (Lluís Bassets)

La Central Telefónica (3 de mayo):
Una buena parte de los trabajadores de la Central Telefónica era afiliados a la CNT. Hubieran evitado muchos problemas entregando el edificio, como exigía el gobierno. La Guardia de Asalto no utilizó artillería pero cubrió los accesos de la zona de forma contundente. Las barricadas se construyeron con adoquines en apenas dos horas. Los que ayudaron al levantarlas pensaban que la Guardia de Asalto actuaba por su cuenta contra la clase obrera. Los dirigentes del POUM dieron instrucciones que se limitaban a defender sus edificios si eran atacados, manteniéndose a la defensiva. El ministro de Propaganda catalán informó de que se habían producido cuatrocientos muertos y mil heridos.

La alianza de democracias veía con preocupación los movimientos revolucionarios. El indispensable entusiasmo popular fue destruido cuando se desmantelaron las estructuras revolucionarias con métodos despiadados.

Diferencias estratégicas entre Stalin Y Trotsky para extender la revolución:
Para los trotskistas en las bases teóricas de Problemas del leninismo de Stalin, ya están los gérmenes del imperialismo soviético o socialimperialismo. ¿En qué basan esta afirmación?. La oposición entre Trotsky y Stalin y su disputa de la herencia del poder de Lenin, no tiene las discrepancias o intolerancias personales como motivación fundamental, aunque las antipatías espontáneas expliquen más de un altercado político de envergadura. Trotsky creía en la revolución permanente, es decir, la posibilidad de utilizar la revolución soviética como un detonador y extender la revolución a todo el mundo, amanera de una traca continua. Stalin, por el contrario, aseguró la necesidad de apuntalar la revolución en la URSS, crear un estado fuerte y armado que en el futuro fuera el respaldo inviolable de la expansión revolucionaria internacional. La URSS, según la tesis de Stalin, debía convertirse en la patria del socialismo y misión de todos los buenos comunistas del mundo entero, de la nacionalidad que fuesen, era primero apuntalar la revolución soviética y no forzar la dinámica en cada realidad nacional, con el riesgo consiguiente de una respuesta capitalista que podría poner en apuros incluso a la revolución soviética. Se ponía en marcha así el equilibrio del terror (es decir, cada realidad nacional prerrevolucionaria quedaba supeditada a los intereses básicos de no agresión o de agresión asimilable entre el sistema capitalista y el comunista) y se respaldaba la hegemonía de la URSS dentro del sistema socialista mundial. (M.Vázquez Montalbán)

Orwell niega la relación entre el POUM y Trotsky:
Es probable que pueda calificarse de trotskista al POUM [en el sentido de propugnar la «revolución mundial», en contraposición con el «socialismo en un solo país], así como también al ILP inglés, a la SAP alemana o a los socialistas de izquierda franceses. Pero el POUM no tenía contacto alguno con Trotsky ni con la organización trotskista (bolchevique-leninista). Cuando estalló la guerra, los trotskistas extranjeros que llegaron a España (unos quince o veinte) trabajaron al principio para el POUM, a causa de que la ideología de este partido era la que más se aproximaba a su propio punto de vista, pero no se afiliaron a él; más tarde, Trotsky ordenó a sus seguidores que atacaran la política del POUM, y los trotskistas fueron alejados de los cargos del partido, si bien unos pocos permanecieron en la milicia. Nin, jefe del POUM después de la captura de Maurín por los fascistas, fue en su tiempo secretario de Trotsky, pero se había distanciado de él hacía ya años y había formado el POUM mediante la amalgama de diversos núcleos comunistas de oposición y sobre la base del ya existente Bloque Obrero y Campesino. La vinculación de Nin con Trotsky fue utilizada por la prensa comunista para demostrar que el POUM era trotskista. Mediante idénticos argumentos podría demostrarse que el Partido Comunista inglés es una organización fascista, pues John Strachey estuvo alguna vez vinculado con sir Oswald Mosley. (G.Orwell)

Contundentes métodos stalinistas de persecusión de disidentes:
No era de esperar que los anarquistas cedieran las armas conseguidas en 1936. Los miles de comunistas llegados del extranjero no ocultaban sus planes de liquidar el anarquismo en la primera posguerra. La caza internacional de trotskistas se llevó a cabo por medio de acusaciones demasiado burdas para poder convencer. Los comunistas franceses aceptaron com líder a León Blum a pesar de la acusación soviética de que preparaba una invasión de la URSS. Los comunistas británicos seguían intentando introducirse en el partido Laborista a pesar de ser acusados del mismo complot. Cuando el británico Maxton viajó a España los periódicos comunistas españoles lo denunciaron de inmediato como un «fascista—trotskista» y espía de la Gestapo. La prensa comunista inglesa lo señala moderadamente como un «reaccionario, enemigo de la clase obrera», consciente del deber de respetar la ley de difamación que se podía volver en contra de quien acusaba despreocupadamente. «Recibimos ayuda de Rusia y hemos tenido que permitir ciertos actos con los que no estábamos de acuerdo» (Zugazagoitia, ministro del interior) Prieto consideró a los líderes del POUM responsables de las luchas de mayo en Barcelona, pero desechó la idea de que fueran espías fascistas. «Lo más grave –agregó— es que el arresto de los dirigentes del POUM no fue decidido por el gobierno; la policía lo llevó a cabo por su cuenta. Los responsables no son los altos funcionarios policiales, sino su entorno, en el que se han infiltrado los comunistas, según sus métodos habituales». Citó otros casos de arrestos policiales ilegales. Asimismo, Irujo declaró que la policía se había tornado «casi independiente» y estaba de hecho bajo el control de elementos comunistas foráneos. Prieto insinuó bastante claramente a la delegación que el gobierno no podía darse el lujo de ofender al Partido Comunista mientras los rusos enviaran armas. Agentes de la NKVD soviética se esforzaron por reconstruir los juicios de Moscú con los cuasitrotskistas del POUM como protagonistas, pero no lo consiguieron porque se lo impidió la insistencia de republicanos españoles en que se siguieran los procedimientos judiciales apropiados.

Caída de Barcelona (1939):
El 28 de octubre de 1938 se despiden la Brigadas Internacionales en Barcelona, señalando la inminencia de la derrota. Un buen ejemplo de lo que significaba realmente la redención por Franco se encontraba en lo que ocurrió en Cataluña después de su caída en poder de los nacionales en enero de 1939. El desfile formal de entrada en Barcelona fue encabezado por cuerpo de Ejército de Navarra, bajo el mando del general José Solchaga. Se les concedió este honor, según un oficial británico agregado al cuartel general de Franco, no porque hubieran combatido mejor, sino poque son los que saben odiar mejor. Es decir, cuando el objeto de su odio es Cataluña o los catalanes. Un amigo de Franco, Víctor Ruíz Albéniz publicó un artículo declarando que a Cataluña había que imponerle un castigo bíblico (Sodoma, Gomorra) para purificar la ciudad roja, la sede del anarquismo y del separatismo..., como único remedio para extirpar esos dos cánceres por el termocauterio implacable. Para Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y ministro del Interior, el nacionalismo catalán era una enfermedad que había que exterminar. El hombre a quien nombró como gobernador civil de Barcelona, Wenceslao González Oliveros, proclamaba que España se alzó, con tanto o mayor fiereza contra los Estatutos desmembradores que contra el comunismo y que cualquier tolerancia del regionalismo llevaría otra vez a el mismo proceso de putrefacción que acabamos de extirpar quirúrgicamente. La Cataluña ocupada experimentó un terror omnipresente en un período en el que sencillamente seguir vivo era toda una hazaña para muchas personas. El estudio de la vida cotidiana de los vencidos en la Cataluña rural durante los años cuarenta causa una profunda impresión, toda vez que muestra un terrible catálogo de hambre y enfermedad, represión arbitraria y miedo. (Paul Preston)

Acogida de las críticas al estalinismo:
En 1937, a su regreso de España, George Orwell traía con sigo un manuscrito titulado Homage to Catalonia, en el que recogía las experiencias que había acumulado durante la guerra civil. El manuscrito tardó algún tiempo en encontrar editor, porque en Inglaterra un amplio grupo de influyentes intelectuales de izquierda se negaban a darse por enterados de sus impactantes revelaciones. Se resistían a reconocer la realidad del terror estalinista, la aniquilación sistemática de los anarquistas, trotskistas y socialistas radicales; Orwell se había salvado por muy poco de la quema. Su denuncia contradecía, en tono más bien moderado, una imagen del mundo que presentaba una Unión Soviética lmipia de todo pecado liderando la lucha contra el fascismo. El relato de Orwell, ese alud de estremecedora realidad, ensuciaba el sueño inmaculado de la lucha del Bien contra el Mal. Pese a todo, Homage to Catalonia fue publicado un año más tarde en una editorial burguesa; en cambio, en el área de influencia del comunismo, las obras de Orwell -y entre ellas sus amargas verdades españolas- estuvieron prohibidas durante medio siglo. (G.Grass, 1992)

Anarquismo | La URSS bajo Stalin | II República


[ Inicio | Religión | ONU | Calvo Sotelo | Largo Caballero | Memoria | Franco | Iglesia Católica | La marina | Guerra Civil ]