Segunda República (1931):
El gobierno de concentración del liberal Manuel García Prieto resulta inoperante y muestra la crisis del sistema de turnos de partidos de la Restauración (1922).
Se producen actos terroristas relevantes como el asesinato del presidente del gobierno Eduardo Dato (1921).
En 1928 se acrecienta la oposición general hacia Primo de Rivera.
En 1930 Primo de Rivera dimite por su falta general de apoyos.
Alfonso XIII encarga formar gobierno al general Berenguer.
El 17 de agosto de 1930 los republicanos acuerdan formar un amplio frente común para las próximas elecciones. El Pacto de San Sebastián establecía la formación de un comité revolucionario que debería lograr el advenimiento de una república.
El 12 de abril de 1931 la interpretación del voto de las municipales hace que Alfonso XIII decida abandonar el país, dejando el poder en manos del presidente de gobierno, el almirante Juan Bautista Aznar-Cabanas, quien lo confía a su vez al gobierno provisional, ilegalmente constituido, del liberal Alcalá-Zamora.
Proclamación de la II República (14 de abril de 1931):
Las elecciones generales a Cortes Constituyentes convocadas por el gobierno provisional para el 28 de junio de 1931 dieron el triunfo al PSOE y a pequeños partidos republicanos (radicalsocialistas, Acción Republicana), encargados de formar un nuevo gabinete presidido por Niceto Alcalá Zamora. Se consiguió redactar y aprobar antes de fin de año un texto constitucional. La Constitución del 9 de diciembre de 1931 definía España como una “República de trabajadores de toda clase”.
Azaña, presidente del gobierno y responsable del Ministerio de Guerra, comete una reforma militar que pretende racionalizar el anticuado e hipertrofiado Ejército. La oportunidad de esta reforma contrastó con la falta de tacto con que se abordó la reforma religiosa. El error supuso una campaña en contra el sistema tachado de anticlerical y revanchista.
El 10 de agosto de 1932 el general Sanjurjo se subleva en Sevilla contra la República.
En septiembre de 1932 las Cortes aprueban el estatuto catalán y la Ley de Reforma Agraria.
Macià se pone al frente de la Generalitat y Companys ocupa el cargo de presidente del Parlament.
A finales de 1932 la coalición azañista tiene que hacer frente a conflictos obreros y campesinos promovidos por la CNT.
Para apoyar la reforma Agraria se creó el Banco Nacional Agrario, que acabó siendo dotado con escasos recursos.
1933:
En enero de 1933 efectivos de la Guardia Civil llevan a cabo una matanza de campesinos en Casas Viejas.
En el plebiscito del estatuto vasco menos de la mitad de la población de Alava vota a favor.
En septiembre Alcalá Zamora otorga la presidencia del gobierno a los radicales con el fin de convocar nuevas elecciones.
En las elecciones de 1933 vence la agrupación de derechas CEDA, un triunfo de la coordinada reacción, frente a las medidas progresistas, de los grupos más conservadores.
Una amnistía acordada en las nuevas Cortes pone en libertad al general Sanjurjo, que estaría al frente de la sublevación de 1936.
En diciembre Companys es presidente de la Generalitat tras la muerte de Macià.
Niceto Alcalá-Zamora y Torres (1877-1949):
Ingresó muy joven en el Partido Liberal. En noviembre de 1917, en medio de la crisis institucional, fue nombrado ministro de Fomento por Manuel García Prieto. Finalizado dicho gobierno en marzo de 1918, García Prieto lo nombra ministro de Guerra (diciembre 1922). Abandonó el cargo para representar a España en la Sociedad de Naciones (mayo de 1923).
Se enfrentó decididamente a Primo de Rivera en abril de 1930, ya en el ocaso de la dictadura. Creó, junto a Miguel Maura, Derecha Liberal Republicana, partido en cuyo nombre firmó el Pacto de San Sebastián. Presidió el comité para el advenimiento de la república, transformado en el primer gobierno provisional de la II República después del triunfo republicano en las elecciones de abril de 1931. El 14 abril de ese año pasó por tanto a presidir dicho gabinete, aunque dimitió a mediados de octubre por no estar de acuerdo con el debate del texto constitucional sobre la cuestión religiosa y fue sustituido por Manuel Azaña.
En el mismo mes que se aprobaba la Constitución, fue elegido por las Cortes primer presidente de la República. Durante su mandato constitucional pretendió actuar, sin éxito, como un mediador neutral entre los dirigentes republicanos y socialistas, de un lado, y los líderes de los partidos representativos de la derecha democrática, del otro. Desempeñó la jefatura estatal hasta abril de 1936, cuando las Cortes surgidas del triunfo electoral del Frente Popular dos meses antes le destituyeron por haber infringido un precepto constitucional (el que limitaba a tres las veces que el presidente podía suspender el Parlamento en un solo mandato).
Francisco Largo Caballero (1869-1946):
En 1911 era vicepresidente de la UGT. Participó activamente en la huelga de 1917, por la que fue encarcelado. En 1918 fue elegido diputado y secretario general de la UGT. Defendió una política colaboracionista con Primo de Rivera, hasta el punto de formar parte al año siguiente del Consejo de Estado. Pocos años más tarde se distanció del régimen.
Participó como ministro de Trabajo en el primer gobierno provisional hasta el 14 de octubre de 1931, para permanecer en el mismo cargo tanto durante el segundo gobierno provisional, presidido por Manuel Azaña desde ese último día hasta el 16 de diciembre siguiente, como en el primer gobierno constitucional, encabezado también por Azaña, entre ese día 16 y el 12 de septiembre de 1933. Llevó a cabo una reforma de las relaciones entre los trabajadores y los empresarios que se puso de manifiesto en el establecimiento del sistema de jurados mixtos para dirimir las disputas laborales. Debido a esta cooperación con el nuevo régimen, Largo Caballero tuvo que hacer frente a la oposición ejercida por un sector del partido y del sindicato socialistas, liderado éste por Julián Besteiro, quien propugnaba la ausencia de colaboración obrera con la república burguesa. En el XIII Congreso del PSOE, celebrado en 1932, fue elegido presidente y se impusieron sus tesis colaboracionistas.
En enero de 1934 accedió a la secretaría general de la UGT en sustitución de Besteiro y, tras la Revolución de Octubre de ese año, fue encarcelado por su decidido apoyo a la sublevación obrera. Consiguió mantener la adhesión de la mayoría del PSOE y de las Juventudes Socialistas a sus postulados, que propugnaban una bolchevización (defensa de los principios más radicales del movimiento obrero) del PSOE, postura que le valió el calificativo de Lenin español, pero las múltiples excisiones del partido le llevaron a abandonar su presidencia en 1935, aunque permaneció como principal dirigente del sindicato socialista UGT.
Desde el 5 septiembre de ese año presidió un gobierno en el que estaban representadas todas las fuerzas del Frente Popular y la CNT, al tiempo que asumió el Ministerio de la Guerra. Dimitió de los dos cargos gubernamentales que desempeñaba a mediados de mayo de 1937 a causa del curso desfavorable de la guerra y de los denominados “sucesos de mayo”, en que la disputa entre comunistas y algunos socialistas de un lado y anarquistas y trotskistas de otro, habían llevado al enfrentamiento interno de las fuerzas republicanas.
Se instaló en Francia desde enero de 1939.
Azaña durante la Guerra Civil:
Se erigió en el eje de la coalición política del Frente Popular, que triunfó en las elecciones de febrero de 1936, y el día 19 de ese mes formó de nuevo gobierno, compuesto exclusivamente por personalidades de los partidos republicanos de izquierda. Reanudó la aplicación de la reforma agraria y posibilitó la reapertura del Parlamento de Cataluña, suspendido por los distintos gobiernos radical-cedistas desde los sucesos de octubre de 1934. Dimitió el 10 de mayo de 1936 para presentar su candidatura a la presidencia de la República. Elegido por las Cortes, comenzó a ejercer ésta pocos días después, en sustitución de Diego Martínez Barrio, quien a su vez había desempeñado brevemente el cargo con carácter interino tras la destitución de Alcalá Zamora. La guerra lo marginó políticamente y cayó en fases depresivas, enfrentándose con otros líderes de la República.
Abandono de Madrid (octubre 1936):
Se instaló en la provincia de Barcelona y residió en la abadía de Montserrat. En este periodo escribió La velada de Benicarló (1937), obra en la que varios personajes reflexionan sobre la tragedia española. Después de los sucesos de mayo y de la caída del gobierno de Largo Caballero, se instaló en la finca de La Pobleta (en la localidad valenciana de Serra, a 27 km de la capital), y allí continuó con sus diarios (etapa reflejada en Los cuadernos de La Pobleta).
Sus reiterados intentos de llegar a una paz negociada fracasaron. En julio de 1938, en el segundo aniversario del inicio de la insurrección militar y de la propia Guerra Civil, pronunció su famoso discurso de las tres “P” (“Paz, piedad y perdón”). Hizo en él una reflexión sobre las repercusiones del conflicto para el país y sobre el cansancio que sentían los españoles por aquellos años de luchas, hambre y represión, al tiempo que se identificaba con el anhelo de la mayor parte de la población de que la guerra acabara lo más pronto posible.
El 27 de febrero de 1939 presentó su dimisión después de que, días antes, se refugiara en Francia ante el avance nacional. Reconocía la imposibilidad de obtener una negociación de paz con Franco. Murió el 4 de noviembre de 1940, en su exilio francés en Montauban, a donde se había dirigido para evitar el territorio dominado por Alemania.
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