El ataque de Rooke a Cádiz (1702):
Las esperanzas de un heredero de Carlos II disminuían y la probabilidad de la desmembración de sus posesiones aumentaba.
José Fernando de Baviera murió al año siguiente (1699) de ser nombrado sucesor en el testamento del rey.
Holanda, Francia e Inglaterra firmaron un tratado provisional sobre el futuro de las posesiones españolas, enérgicamente protestado por España. Luis XIV forzó la decisión del sucesor con la amenaza de entrar en guerra.
En el último testamento del Fallecido Carlos (1700) se nombraba heredero a Felipe de Anjou (1683-1746), nieto de Luis XIV.
El rey de Francia acepta el 12 de noviembre de 1700 un trono que debía mantener con las armas.
Felipe V desembarca en Fuenterrabía el 23 de enero de 1701.
Las regiones periféricas, ante la debilidad de Castilla, pretendieron alcanzar sus propias metas.
Comienza la guerra de la Sucesión española:
Inglaterra y Holanda, reunidos en Ratisbona, declaran la guerra a la casa de Borbón. Inglaterra buscaba el reparto de la monarquía española para aumentar el equilibrio y puntos estratégicos para su comercio marítimo. Holanda quería impedir el establecimiento de una potencia fuerte en los Países Bajos españoles.
A comienzos de 1701 Eugenio de Saboya cruza las fronteras y ataca Cremona y hace prisionero al mariscal de Villeroi, general en jefe del ejército franco-español.
En 1702 los franco-españoles pierden Raisenwertz, Vainloo, Rulemunda, Senenverth, Maseich y Lieja.
Ataque a Cádiz:
Aún en vida de Jorge III, el almirante de Castilla y el príncipe de Darmstadt presentaron al rey de Inglaterra un proyecto de desembarco en Cádiz y conquista de Andalucía. Formaron una escuadra de 50 navíos de guerra además de los barcos de transporte donde embarcaron 14.000 hombres, bien armados. El almirante de la flota era sir George Rooke y el jefe superior del ejército el duque de Ormund. La expedición partió el 1 de julio de 1702, y a los pocos días ancló en aguas de Cádiz, donde se unió el duque de Darmstadt.
Andalucía, convertida en frontera de guerra, estaba tan desprevenida como una provincia del interior en tiempos de paz.
El gobernador de Andalucía, el marqués Villadarias, sólo pudo reunir a 150 jinetes.
Escipión Branccacio, comandante de la plaza de Cádiz sólo tenía a 300 soldados a sus órdenes.
Ingleses y holandeses no supieron aprovechar su enorme ventaja. Debido a la discordia entre sus jefes procedieron con gran lentitud y desorden.
Entraron en el Puerto de Santa María y la saquearon brutalmente. Los protestantes mostraron un odio extremo a la Iglesia Católica profanando todo lo sagrado y entregando las monjas a la soldadesca.
El tiempo dedicado a esta vergonzosa expansión tuvo consecuencias muy negativas para los invasores.
En el pueblo quedó una hostilidad implacable contra la causa del archiduque. Entre los partidarios españoles de Felipe V la guerra tomó el carácter de cruzada contra unos atacantes protestantes. A Cádiz le fue concedido el tiempo necesario para preparar su defensa. El conde de Fernán Núñez acudió con sus galeras a reforzar la ciudad.
Villadarias, aprovechando su gran conocimiento del terreno, atacaba en multitud de sitios con sus jinetes.
La armada inglesa volvió a fracasar ante las defensas de Cádiz como ya lo había hecho en tiempos de Felipe II y de Felipe IV.
Los barcos asaltantes marcharon en persecución de la flota que traía de Indias el oro y la plata del real erario.
Tras un durísimo combate consiguieron destruir en la bahía de Vigo muchos galeones y capturar siete navíos de guerra y seis mercantes.
El 4 de mayo de 1704 llega a bordo de una escuadra inglesa a Lisboa el archiduque Carlos. El rey Pedro II de Portugal se había declarado a su favor tras ser convencido por el almirante de Castilla don Juan Tomás Enríquez de Cabrera. Había firmado el tratado de Methuen (1701) estrechando su alianza secular con Inglaterra.
En 1713 se firma la paz de Utrech poniendo fin a la guerra de la sucesión al trono español. Los dominios de Felipe V quedaban reducidos a la península y a los territorios de Indias. Los Países Bajos, el reino de Nápoles y el ducado de Milán pasaban a poder del archiduque Carlos. Sicilia pasaba a formar parte del ducado de Saboya e Inglaterra se quedaba con Gibraltar y Menorca. Las Cortes de Cataluña proseguirán hasta el 11 de septiembre de 1714 la lucha por su autonomía, que Felipe V se negaba a reconocer durante las negociaciones de Utrech. Se pactó que jamás pudieran unirse las coronas francesa y española.
Anne Hilarion Costentin Tourville (1642-1701):
Se dedicó a la mar, y a los veinticienco años se le dio ya el mando de un buque. En 1671 combatió a las órdenes de D'Estrées contra los holandeses. Se distinguió en la batalla de Agosta en 1676, a raíz de la cual obtuvo el mando de una agrupación que actuó en vanguardia en la batalla de Palermo, sostenida el 2 de juio del año siguiente, contra la escuadra combinada angloholandesa, en la que destruyó 12 navíos enemigos, amén de un crecido número de embarcaciones de menor porte. Después de la paz de Nimega, hizo una campaña contra los piratas berberiscos, a las órdenes del mismo almirante; destruyeron la escuadra contraria en la isla de Quíos, y bombardearon Argel entre los años 1682 y 1684; operaron contra Génova, que fue bombardeada el mismo año, y derrotaron de nuevo a la escuadra berberisca en aguas de Ceuta y a la altura de la costa sarda.
En 1688 capturó algunos buques holandeses y españoles, se unió a D'Estrées a la altura de Argel y fue de nuevo bombardeada el 1 de agosto del mismo año, y finalmente en 1689 fue nombrado vicealmirante de la flota del Mediterráneo.
Recibió luego órdenes de unirse a la escuadra comibinada angloholandesa, fuerte de 65 buques, a la altura de Beachy Head. Sin embargo, dos años más tarde, y cuando se trató de apoyar el desembarco de los jacobitasen la costa británica, se enfrentó al mando de 44 buques con los 88 que contaba la escuadra aliada angloholandesa a la altura de La Hogue, donde fue derrotado con una pérdida de 12 buques propios, no obstante lo cual se ha considerado esta acción como su más relevante hecho de armas. Fue nombrado almirante en 1693, y con este grado se hizo a la mar desde el puerto de Brest el 25/05/1693 a frente de una escuadra de 71 buques; el 27 de junio avistó a una flota inglesa que navegaba a la altura del cabo San Vicente protegiendo un convoy mercante, al mando del almirante inglés sir George Rooke, y entablado combate, derrotó al enemigo, capturándole 27 buques de guerra y mercantes, con destrucción de otros 45 más.
En 1694 le fue confiada la cobertura de las operaciones que por tierra llevó a cabo el duque de Noailles contra Cataluña, lo que le ocupó hasta 1698. Existen unas Mémoires de Tourville (1742), apócrifas, y la obra de Délabre Tourville et le marine de son temps (1889). (Santiago Hernández Yzal)
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