Guerra Civil Española: Canarias:
Alzamiento:
El 20 de Abril de 1936 la presencia de la flota en Canarias induce a tratar de contactar con el general Franco y los líderes del alzamiento, aunque la falta de compromiso del futuro caudillo aún en esa época frustra la intención de los oficiales de la armada.
El 17 de junio de 1936 se celebra en el monte de las Raíces la reunión de los jefes y oficiales de la guarnición, que supuso la puesta a punto de la organización del golpe de Estado que tuvo lugar un mes y un día después.
El ministro de la guerra denegó la solicitud de Franco de trasladarse desde Tenerife a Las Palmas el 17 de julio. En la madrugada del 18 de julio Franco y el general Luis Orgaz eran trasladados por el Dragon Rapide desde Las Palmas.
La Palma:
La guarnición de unos 30 soldados se subleva contra la República pero permanece recluida en el Convento de San Francisco.
Estaba rodeada de milicianos.
El 23 de julio el Delegado del Gobierno, Tomás Yanes Rodríguez, es informado de que un buque de guerra de los militares sublevados se dirige a tomar la Isla.
Se trataba del cañonero Canalejas que estaba en Canarias en esa fecha.
Según palabras de la Comandancia Militar de Tenerife partía con órdenes severísimas para dominar a todo trance la población.
Su llegada a Santa Cruz de la Palma resulta decisiva para la rendición de las autoridades republicanas.
En La Palma el comandante Baltasar Gómez Navarro desembarca con instrucciones de iniciar el levantamiento militar. Dispone únicamente de 25 soldados que no son suficientes para neutralizar la movilización inmediata de los partidarios de la República.
El Delegado del Gobierno, de Izquierda Republicana, no autoriza la toma del cuartel militar y trata de evitar que las organizaciones obreras tomen demasiado poder.
Llegada del Canalejas (25 julio):
El plan del Delegado era entregar la Isla sin violencia.
Había dispuesto salir en un remolcador al encuentro del cañonero junto con su amigo el Subdelegado de Marina y el jefe del destacamento de la Guardia Civil.
Entregarían el mando evitando cualquier posible incidente.
Cuando el Canalejas se sitúa en la rada a primeras horas de la tarde un buen número de hombres se congrega junto a la Delegación del Gobierno a la espera de instrucciones.
La mayoría quiere defenderse por las armas mientras que las autoridades republicanas exhortan a los ciudadanos a que consientan la ocupación.
El Canalejas, diseño de 1920 a carbón, llegó desde Gran Canaria con algunos falangistas a bordo. Con alguno de sus 8 cañones (Vickers de 102 mm y 47 mm) dirige dos disparos sobre el Risco de la Concepción.
Había gente situada en el muelle que podría poner en peligro el desembarco.
El parte de la Comandancia Militar de Tenerife es inexacto cuando afirma que la Guardia civil y la Guardia de asalto habían permanecido cercadas.
La realidad en cuanto a su fidelidad a la República no fue así de clara e invariable.
Los milicianos con armas de uso civil que se retiraban al campo no fueron hostigados.
El 26 de julio un destacamento armado llega a Los Llanos e inicia una violenta búsqueda de cargos políticos, militantes de izquierdas y sindicalistas. Los alzados sobrevivieron en los montes unos meses con ayuda de las gentes del lugar.
Canarias: Presos políticos:
En las semanas posteriores al alzamiento se produjeron en Canarias numerosos arrestos de republicanos por motivos políticos. La cifra llegó a unos 20.000 (Sergio Millares). En Tenerife fue necesario habilitar prisiones flotantes, barcos como el Adeje anclados en la bahía. Muchos se referían a ellos con el apelativo eufemístico de los pontones.
Fyffes:
El lugar de arresto más importante fue el instalado en la empaquetadora de la empresa británica Fyffes, dedicada a la exportación de plátanos a Europa. Se sufría un insoportable hacinamiento aunque no se daban palizas. Por las noches algunos detenidos eran sacados por falangistas y militares, algunos para no volver.
Sus instalaciones se dividían en tres partes: 1) Caballería (presos provinientes del cuartel de caballería) 2) Flotante (provinientes de los pontones) y 3) Guano (nave donde la compañía frutera almacenaba sacos de abonos químicos).
Tenía capacidad para unos 600 presos y llegó a albergar a 1.500.
Las cubiertas estaban formadas por planchas de cinc que, en verano provocaban un calor asfixiante, y un ambiente húmedo y frío en invierno.
La ínfima calidad de la comida resultaba un castigo adicional.
En sus 12 años de actividad albergó a 4.000 prisioneros.
● No nos podíamos revolver dentro de aquellas paredes. No era posible caminar sin tropezarse con alguien, moverse sin molestar a algún compañero. (Francisco García)
3.000 asesinados, 4.000 soldados muertos en los frentes, 10.000 heridos de diversa importancia, 5.000 exiliados y más de 6.000 presos en cárceles y campos de concentración en distintas islas son las cifras que manejan historiadores como Ramiro Rivas García, doctor en Historia por la Universidad de La Laguna.
El 6 de agosto de 1936 fusilan juntos en Gran Canaria a Eduardo Suárez (PCE), diputado por Gran Canaria que se encontraba en su isla el 18 de julio, y al socialista Fernando Egea, delegado gubernativo del Norte de la Isla. La sentencia de muerte del Consejo de Guerra sumarísimo del diputado Suárez fue encontrada en 2009.
Su mujer e hijos permanecieron en la isla hasta 1949, cuando pudieron escapar. Embarcaron clandestinamente a Dakar (Senegal) y volvieron en 1975.
Sacas de desaparecidos:
En noviembre de 1936 sacaron de la prisión provincial en Tenerife a varios presos para hacerlos desaparecer.
Sobre esta saca se hizo constar en el documento de la Comandancia Militar refiriéndose a dos cenetistas «por considerarlos elementos indeseables, Inocencio Delgado y América González fueron expulsados del territorio Nacional».
En el castillo de Paso Alto se recluyó a varios desaparecidos, entre ellos el alcalde de Santa Cruz, José Carlos Schwartz Hernández, que probablemente acabó en las Cañadas del Teide.
Desde diversas cárceles municipales partieron presos para siempre. De la de Realejo Alto salieron los socialistas Aquilino Hernández (secretario judicial del término), Antonio García y Agustín Rodríguez.
En mayo de 2018 el pleno del Parlamento de Canarias aprueba la toma en consideración de la proposición de ley con la que se pretende recuperar la memoria histórica de las víctimas del franquismo en Canarias. Prevé la creación de un banco de ADN para la identificación de desaparecidos, un mapa de fosas y la creación de un registro de víctimas.
Según expresiones de Vázquez-Figueroa, de familia tinerfeña exiliada por motivos políticos, en proporción, la represión en Canarias fue mayor que en la península. Las fosas comunes canarias están en el mar. Su frase en Canarias el agua es demasiado profunda llama la atención sobre actitudes infames herederas de actos infames que no queremos ver.
La muerte de Federico (19 agosto 1936):
El mismo 18 de julio partió de Madrid hacia su Granada natal después de decir a un amigo: "Me voy porque aquí me están complicando con la política, de la que no entiendo nada ni quiero saber nada. Soy amigo de todos y lo único que deseo es que todo el mundo trabaje y coma. Me voy a mi pueblo para apartarme de la lucha de las banderías y de las salvajadas".
Cuarenta y ocho horas después Granada caía en manos de los sublevados, por lo que Lorca tuvo que refugiarse en casa de otro poeta, Luis Rosales, cuyo hermano era un destacado miembro de la Falange. Rosales no pudo evitar que el 16 de agosto Federico fuera detenido y, tras un juicio sumarísimo y oportunista, se lo condenara a muerte. Pese a los desesperados intentos de sus amigos fue asesinado la madrugada del 19 de agosto, a los 38 años de edad, en el barranco de Viznar.
Cruce del estrecho en el Aragón:
Nosotros los reclutas herreños, fuimos destinados al destacamento de Güimar y posteriormente a Hoya Fría en la isla de Tenerife. Quince días más tarde embarcaríamos en un viejo barco, “El Aragón” para Ceuta en África, donde permanecimos otros quince días. Era un barco viejo y abandonado. El olor era insoportable y su aspecto deprimente. La mayoría de nosotros nunca había salido de la isla y era tanto el malestar, que vomitábamos sin control, recostados en cubierta o en las bodegas. Nos trataban como animales a pesar de ser nosotros los que arriesgábamos la vida por ellos.
Cruzamos el estrecho (Gibraltar) con las luces apagadas para no ser localizados por "el enemigo" y reinaba entre nosotros un silencio sepulcral. Creo que todos pensábamos lo mismo. No queríamos estar donde estábamos. (Ramón Barbuzano, El precio del silencio, 2017)
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El poeta Domingo López Torres:
► Destacado artista que abiertamente muestra en publicaciones sus ideas de izquierdas.
Parte importante de la admirable revista artística Gaceta de Arte (1932).
En 1935 abre una tienda donde se venden libros y tabacos, la librería Número 5, en la céntrica Plaza de la Candelaria.
El local acoge reuniones de la élite literaria canaria y las tendencias de izquierdas de aquellos días, incluyendo las del grupo de Gaceta de Arte.
Es internado en Fyffes desde los primeros días de la rebelión militar.
Allí escribe el poemario Lo imprevisto, publicado en 1981.
Es trasladado a un barco prisión fondeado en la bahía del puerto de Santa Cruz de Tenerife.
El 1 de febrero de 1937 su cuerpo fue arrojado al mar enfundado en un saco.
Otros prisioneros corrieron la misma suerte ese día.
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Sobre el fin en el mar del poeta Domingo López Torres (1937):
Si quieren saberlo todavía me dura el frío. Aunque ya no siento ni padezco sí que conservo la memoria. Un muerto tiene memoria: la que deja en el alma de los vivos. El frío del agua al caer en el mar entre risas e insultos. El agua salada y fría entrando en los pulmones mientras pataleas. El frío de ahogarse, de que te maten y de saber que te van a matar, de que te están matando con miedo y con ganas, de que te han matado ya para siempre. Y la quietud luego. En el fondo esquelético de la rada la quietud llega siempre. A veces, entre las sombras oscuras y deshabitadas, cae lentamente algo, otra sombra, una leve vibración en el légamo oscuro, una perturbación fugaz, alguna fula que huye con un quiebro, y luego nada, nada durante años, durante lustros, y allá arriba los asesinos siguen su vida y los vencedores sus negocios, reciben sus ascensos y sus medallas, cierran acuerdos en el casino o en una mesa de Los Paragüitas, viajan a Madrid o a Londres, marchan los soldados en un orden perfecto bajo el inocente sol de todos los veranos, se tortura y se veja a cientos de personas y otros cientos son fusilados, toda la isla, en realidad, está bajo el agua, un agua rojiza de sangre y de pavor, hombres, mujeres y niños ahogados en el terror, en el hambre, en el espanto diario, en la humillación forzosa, en la desesperanza más cruel, porque sé perfectamente que no he estado solo durante todo este tiempo, un tiempo cuya duración ignoro pero en el que hemos naufragado como individuos y como pueblo, y ese instante en que todo pareció arrebatadoramente posible, una vida digna en un país libre, cabe ahora en una gota de agua sanguinolenta que salta en los paredones, serpentea por el suelo y se deshace aquí, en la rada, como se han deshecho mis huesos, aunque no mi memoria ni mis versos, lejos de la indiscreta mirada de los tontos, creciendo como la hierba en el camino pisoteado por el desfile de casi medio siglo de obispos, concejales, militares y curas, un espectáculo desconocido mi pudridera, salvo por el guerrero por supuesto, ese heroico genocida que es Él y no otro, en pie sobre las alas desplegadas de un ángel vigila la rada, custodia después de tantas noches miserables el fantasma de la prisión flotante y los aullidos de pavor que desgarraban la madrugada, el fondo donde quedé tendido con los ojos abiertos, allí está, vigilante y tranquilo, un símbolo de una dictadura ignominiosa, una vomitiva demostración de la estúpida insensibilidad y la arrogante ignorancia de los que mandan, exactamente lo que me ha llevado ceder mi voz en este torpe artificio verbal a un periodista del tres al cuarto, un favor que le hago al pibe, porque lo noto inflamado de desprecio, el desprecio que siente por una ciudad, la ciudad de la que salió el golpista para arrasar todo un país, una ciudad que tolera cuarenta años después de la muerte de Franco, cuarenta años, cuarenta años, un puto adefesio de propaganda fascista, pues no han encontrado cinco minutos, cinco horas, cinco plenos para dedicarle una calle a Domingo López Torres, soy yo, al que mataron arrojando al mar con varios compañeros como masacraron a tantos otros en una planificada orgía de crímenes y abusos, con abyecta impunidad, aplaudiéndose a sí mismos y decretando un silencio indestructible, soy yo el poeta asesinado, para siempre en la rada, para siempre en la memoria, para siempre en los versos, Domingo López Torres. (Alfonso González Jerez, 2018)
► Juan de Ávalos (1911-2006) es el escultor del conocido popularmente como Monumento a Franco (1966).
Periódicos de la época afirman que la figura masculina representa a Franco. El nombre Monumento del Angel parece de origen popular y es mucho menos polémico.
En 2010 el Ayuntamiento le pone de forma efímera el nuevo nombre de Monumento al Angel Caído a pesar de que la obra no lo representa.
En 2011 se puso al monumento el nombre oficial de Monumento a la Victoria. La Fundación Juan de Ávalos se refiere a la escultura como Monumento Conmemorativo a la Paz. Cuando el escultor gana en 1950 el concurso para las esculturas del Valle de los Caídos propone evitar cualquier alusión bélica.
Informe de la profesora Marisa Navarro (2019):
El trabajo pide la demolición del conocido como monumento a Franco, la resignificación de la Cruz de los Caídos de la plaza de España, el cambio de nombre de hasta 34 calles, la retirada del arco de la barriada García Escámez, y de los bustos de los próceres franquistas Cándido García-Sanjuán, Joaquín Amigó de Lara y Enrique Marrero Regalado, o incluso de la hélice del crucero Canarias que hay en la avenida de Anaga. Se trata de hacer desaparecer no ya la memoria de Franco, sino de recuerdos y personas vinculadas de alguna manera a su régimen, voluntaria o involuntariamente. La retirada del nombre del diputado conservador Calvo-Sotelo, asesinado antes de iniciarse la Guerra Civil, ajeno por tanto a cualquier responsabilidad demostrable en la contienda, en la represión posterior o en el régimen -siendo además una medida generalmente adoptada en otros lugares- demuestra una voluntad de ampliar la condena al olvido no sólo a quienes colaboraron con la dictadura franquista, sino incluso a quienes se puede presuponer que lo habrían hecho. (Francisco Pomares, 2019)
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