Sir Henry Morgan (Llanrhymni, Gales 1635-Port Royal 1688):
Hijo del granjero Robert Morgan, de Monmouthshire.
Siendo un muchacho fue raptado en Bristol, enviado a Barbados y vendido como esclavo al dueño de una plantación. Leyes inglesas de mediados del s. XVII posibilitaban unas relaciones laborales que se asemejaban a la esclavitud. Este episodio de su vida lo negó siempre e incluso ganó un juicio por libelo a William Crooke, editor de un libro que así lo aseguraba (The Buccaneers of America, escrito por Henri Esquemelin y de gran éxito comercial).
En tiempos del rey Jacobo se intentó contener las actividades piráticas de súbditos ingleses en la zona del canal y entre Irlanda y Escocia.
Uno de los motivos que obraba en contra de la popularidad de los Estuardo era la inseguridad en la costa.
La presencia de piratas con sede en Berbería retraía considerablemente la actividad de comerciantes y pescadores en aguas inglesas.
A principios del s. XVII Terranova era un importante centro de aprovisionamiento de las embarcaciones piratas.
Durante el verano registraba una población de hasta 20.000 pescadores, rudos hombres de mar de la más diversa procedencia.
En puertos norteafricanos los piratas ingleses se aprovisionaban incluso de pólvora suministrada previamente por ingleses y holandeses.
Campañas para el control de la piratería inglesa como la llevada a cabo contra Broadhaven (Irlanda) buscaban más la reconversión que el ajusticiamiento.
En 1637 Inglaterra envió una flota a la base de piratas de Salé al mando del almirante Rainborow.
Esta primera campaña de represalia obtuvo una inmediata aunque temporal limpieza de sus costas de piratas berberiscos.
La llegada de la República tras la muerte de Carlos I (1649) supuso una notable reconstrucción de la fuerza naval.
En 1651 el almirante Blake expulsó a los últimos corsarios que merodeaban por el Canal de Bristol y frente a Jersey, en las islas anglonormandas.
En 1654 Oliver Cromwell preparó la invasión de Haití y mientras la flota permanecía en Barbados Morgan escapó de su propietario y a sus 19 años fue reclutado.
El 31 de marzo de 1655, la flota de 34 barcos y 8.000 soldados inició la toma de Santo Domingo que resultó un fracaso para los atacantes. Dos semanas más tarde los ingleses tomaron el enclave menor que era la Jamaica española. En tiempos de Carlos II, para incrementar la defensa de la isla, se ofrecen patentes de corso a los piratas que operaban en la zona desde Jamaica. Morgan adquiere experiencia ejerciendo la piratería a bordo de barcos con base en Port Royal.
Primeras operaciones con base en Jamaica:
En el primer documento que menciona a Morgan se le identifica como capitán de uno de los barcos que navega bajo la patente de corso otorgada a Sir Christopher Mings. Pirata que había participado en la invasión de Jamaica y que en un afortunado asalto, había robado un millón y medio de piezas de a ocho a los españoles. En 1666 consigue el mando de su propio barco y pronto organiza operaciones de varios barcos piratas que actúan sobre Puerto Príncipe y Portobelo. El saqueo de Portobelo fue particularmente brutal cometiéndose a gran escala, violaciones, torturas y asesinatos. Los planes de Morgan se coordinaban con el gobernador de Jamaica, a quien correspondía una parte del botín, al igual que a Carlos II.
Portobelo (1668):
Morgan intentó tomar Portobello al mando de nueve bajeles; el castillo de Santiago, una de las fortalezas de la plaza, cayó, pero para tomar la fortaleza de San Jerónimo tuvo que recurrir a medios menos militares. Sacó de los conventos a los curas y monjas y los utilizó como escudo; pudo tomar el fortín y señorear la villa y su puerto durante unos días. Saqueos, incendios, violaciones y pillajes de toda clase se sucedieron. Finalmente, pidió 150.000 pesos y abandonó la plaza.
Maracaibo (1669):
En 1669 se introdujo con 400 hombres en el lago Maracaibo a bordo de pequeños barcos. Los barcos españoles se hicieron a la mar y Morgan se detuvo en el lugar algunas semanas torturando a los civiles y tratando de obtener una rescate por la entrega de la ciudad. Sólo pudo obtener 5000 piezas de a ocho porque el pirata francés L'Ollonais tuvo gran éxito saqueando la ciudad tres años antes.
Apostados en la salida al Caribe, tres galeones españoles comandados por Alonso del Campo, el Magdalena, Luis y La Marquesa.
Morgan lanzó un pequeño barco contra el Magdalena y varios tripulantes encendieron mechas y se lanzaron al agua. Se produjo una explosión que hundió el Magdalena. El capitán del Luis, ordenó una torpe maniobra y chocó contra unos bajos. Los piratas se aprestaron a rodear a La Marquesa que resultó apresada tras una sangrienta lucha.
Morgan ordenó un asalto frontal a la fortificación española que custodiaba el estrecho. En el primer asalto perdió 30 hombres. Luego ordenó que los hombres embarcaran en lanchas y simularan un desembarco fuera de la vista de los españoles, quienes temiendo un ataque por tierra cambiaron la orientación de los cañones y Morgan pudo escapar.
En el año 1670, España reconoció la posesión de Jamaica por parte de los ingleses y lo aceptó como un hecho consumado. Esta claudicación animó aún más las ansias del corso, incitándole a probar suerte en el golfo de México. Las costas de Yucatán y de Veracruz fueron escenario de múltiples saqueos.
La toma y destrucción de Panamá (1671):
El gobernador de dicha plaza, Agustín de Bracamonte, pidió un día a Morgan una de las armas con las que se había tomado Portobello. Morgan le envió una pistola con sus balas y el siguiente mensaje: "Guárdela un año, pasado el cual le prometo que iré a buscarla a Panamá". -"No se tome el trabajo de venir a Panamá, porque aquí no le irá tan bien como en Portobello". La respuesta, que iba acompañada de una sortija, debió parecerle insolente al corsario, quien decidió solemnemente cumplir su promesa.
A finales de 1670 partió para Panamá con 35 barcos y 2000 piratas ingleses y franceses, lo que suponía una ataque pirático sin precedentes.
La toma del primer fuerte le costó 200 muertos y muchos heridos. El desplazamiento posterior a través de la selva que ordenó, resultó ser demasiado cansado y poco sorpresivo.
La ciudad estaba defendida por 500 hombres a caballo y 2000 de a pie, al mando del gobernador don Guzmán y formados por esclavos y milicianos mal entrenados.
Los toros bravos preparados para ayudar en la defensa no resultaron nada efectivos.
El desafortunado ataque frontal de los españoles a caballo fue disuelto en dos cargas de mosquetes.
El fuego declarado por motivos desconocidos convirtió en cenizas las sedas y especias almacenadas.
Los asaltantes acamparon 28 días torturando civiles para encontrar riquezas escondidas.
Cuando decidieron marcharse, Panamá quedó reducida a cenizas y hubo que edificarla totalmente de nuevo dos años más tarde.
El botín resultó ser de sólo 200 piezas de a ocho por pirata. Ante la amenazante reacción española Carlos II lo alojó en una confortable prisión temporal y más tarde lo nombró caballero y gobernador de Jamaica.
Cargos oficiales:
En la última etapa de su vida, Morgan cambió por completo de actividad, dedicándose a cargos más pacíficos y honorables. Precisamente porque Inglaterra siempre había visto con buenos ojos las actividades del pirata, que entraban de lleno en sus planes políticos, no tuvo inconveniente en encargar a Morgan de la gobernación de la isla de Jamaica. Una vez en su respetuoso cargo, el viejo pirata persiguió tenazmente a todos cuantos se dedicaban a sus mismas actividades de antaño.
Nunca más volvió a hacerse a la mar. Hasta su muerte (25 de agosto de 1688), vivió una confortable vida en Port Royal.
América: Piratería. s.XVIII y campañas militares:
Con la retirada de Morgan se entra de lleno en la piratería del s.XVIII, que tiene como característica su tono oficial mucho más declarado que en la centuria anterior. Luis XIV elaboró un plan muy parecido al "western desing" cromwelliano y encargó de realizarlo al barón de Pointis. Secundaban a éste 10.000 hombres a bordo de 22 navíos; se trataba de apoderarse de la fortaleza de Boca Chica. La empresa venía financiada por un grupo de armadores de Brest, pero la puesta en práctica quedó interrumpida por la paz firmada entre España y Francia.
Introducidos los Borbones en el trono español, Inglaterra se decidió a atacar a las dos potencias aliadas en sus dos frentes, el norteamericano, donde estaban las posiciones francesas, y el antillano, puerta grande de la América española.
El peligro inglés fue poco a poco tomando cuerpo, trazándose planes oficiales que distaban mucho de ser las empresas particulares de siglos anteriores. Lo que se pretendía era yugular el Imperio Hispánico a través de Panamá. Interesaba la vía del istmo, a lo largo del río San Juan, con el fin de cortar en dos el gran cuerpo del Imperio. Pretendían, contando con la financiación de un banquero escocés llamado Patterson, abrir un canal de océano a océano. Inglaterra tenía planteados en Norteamérica problemas inaplazables con los franceses por lo que el plan no siguió adelante, ni tampoco el ritmo de ataques a otras posesiones españolas.
Los ingleses consiguieron pocos años después (1763) arrinconar a los franceses en el Canadá, pasando ellos a controlar las inmensas tierras del continente norteamericano. España, unida por pactos de familia con los Borbones, ayudó a Francia, pero no se pudo impedir que el Imperio Francés en América quedase completamente arruinado.
|