Bucaneros:
Comprende a los corsarios y filibusteros ingleses, holandeses y franceses del siglo XVII y XVIII que saquearon los dominios hispanos en América.
En 1607 los ingleses fundan su primer establecimiento americano en Jameston.
En 1632 logran establecerse en Saint Kitts y años más tarde se les unen los franceses en la misma isla.
Los productos a la venta de los comerciantes clandestinos eran regularmente demandados por los colonos.
La producción de la metrópoli peninsular en manufacturas era insuficiente y sus precios fijados oficialmente eran menos competitivos.
El gran botín logrado por las incursiones de Drake y Hawkins en el siglo XVI atrajo a piratas errantes que se dedicaron a hostigar a las colonias españolas en el Nuevo Mundo.
Su actividad se recrudeció durante la segunda mitad del siglo XVII.
Se suele incluir entre ellos a Henry Morgan, que disponía de patente de corso.
Cuando Morgan recibe su primer mando de capitán (1666) actuaba bajo la patente otorgada a Christopher Mings.
En general los bucaneros no actuaban por encargo oficial del gobierno. Atacaban específicamente barcos y establecimientos españoles.
Los piratas comunes, proscritos en el siglo XVIII, atacaban barcos de todas las naciones.
El término buccaneer se debía a su costumbre de atacar por sorpresa La Española y robar el ganado que los españoles abandonaban en las Antillas; secaban y ahumaban la carne sobre parrillas, llamadas en francés boucan, y se la vendían a los barcos que hacían escala para recoger provisiones.
La parte principal de sus dieta estaba constituida por carne de cerdo y de tortuga en salazón.
Clark Russel en su Vida de William Dampier describe el establecimiento primitivo de los que se dedicaron a la venta de carne a barcos en tránsito.
En un principio en su mayoría procedían de los bajos fondos franceses.
Se van incrementando los robos y asaltos a barcos.
El acuerdo general que incluía las proporciones en que debía repartirse el botín establecía que los menores de edad recibían la mitad del pago que recibía un hombre.
El capitán recibía el equivalente a la parte de cuatro o cinco hombres.
Los pescadores de tortugas de Bayamo sufrían con frecuencia apresamientos y robos.
Se apostaban en las rutas habituales de comercio que se hacían en función de vientos y corrientes. Los mercantes de Nueva España y Campeche operaban primordialmente en invierno desde Campeche hacia Caracas, Trinidad y Margarita, ruta que los alisios del noreste dificultan en verano, cuando los barcos regresan navegando en la dirección opuesta.
Las autoridades epañolas decididas a expulsarlos de La Española, prepararon una gran operación punitiva.
Base de Tortuga:
Al principio, el cuartel general se encontraba en la pequeña isla de la Tortuga (Tortue), en la costa noroccidental de La Española, en la principal ruta comercial del Caribe, desde donde atacaban a los galeones españoles que se separaban de las flotas de Indias.
Construyeron un fuerte y los españoles tomaron la pequeña y rocosa isla pero acabaron retirando al destacamento de guardia.
Los bucaneros que volvieron a establecerse a partir de 1640 fueron los verdaderamente agresivos.
Aprendieron las rutas y costumbres comunes de los españoles, y con barcos ligeros y bajos que permitían ceñirse más al viento, seguían de cerca las flotas esperando la ocasión de asaltar a la embarcación que pudiera quedarse atrás.
Comerciantes clandestinos holandeses praticipaban en el suministro de cañones y pólvora.
Los capitanes con base en Tortuga con frecuencia vendían a puertos de las colonias norteamericanas mercancías y joyas pirateadas. Recibían además a cambio suministros para mantener su violenta actividad en el Caribe.
En 1655 una fuerza comandada por Penn y Venables, en una campaña ordenada por Cromwell, arrebata Jamaica a los españoles.
En 1665 un tal Pierre Legrand captura un galeón español bien armado y regresa a bordo de su presa a su puerto natal de Dieppe.
Jamaica:
Más tarde, expulsados de Tortuga, los bucaneros encontraron refugio en Port Royal, Jamaica, como base de operaciones, y con Henry Morgan como líder tomaron Panamá en 1671.
Durante la época en que ostentaban el mando Mansfield, Morgan y Grammont se llevaba a cabo una actividad más organizada y combativa.
El francés François Lolonois asoló cruelmente Maracaibo, torturó a sus habitantes y repartió una fortuna en a isla de las Vacas.
Pierre François llevó a cabo un ambicioso asalto a un establecimiento de pesca de perlas protegido por dos buques de guerra españoles.
A finales del siglo XVII los colonos de Jamaica se fueron convenciendo de que los brutales asaltos de los bucaneros estaban impidiendo el tráfico regular en el Caribe.
Campaña del Pacífico (1680):
La campaña común de asaltos más notable partió de Port Moran (Jamaica) en 1680, mandada por Sharp y Coxon.
Richard Sawkins y Peter Harris se les unieron durante la escala de carenado y aguada en Boca de Toro.
Atravesado el istmo, se apoderaron en el Pacífico unas barcas con las que tomaron unas pequeñas naves de defensa españolas.
Con estas naves armadas se apoderaron del Santísima Trinidad, un imponente buque de guerra con el que se hicieron los dueños de la costa.
Sawkins y Sharp desembarcaron con una tropa de sesenta hombres para tomar Pueblo Nuevo, pero una bala de los defensores acabó con la vida de Sawkins.
El desembarco en La Serena terminó con la ciudad completamente incendiada y sin botín, oculto previamente por sus habitantes huidos.
El asalto a mercantes les dio mejores resultados que los ataques a poblaciones advertidas de su presencia.
En una ocasión arrojaron al mar por ignorancia una carga de metal oscuro que en realidad era plata maciza.
Retuvieron a la fuerza a tripulantes y vecinos a los que obligaban a trabajar a su servicio.
Capturaron varios mercantes y regresaron por el cabo de Hornos a la Barbada.
Repartido el botín, una parte de la tripulación llegó al puerto inglés de Dartmouth en marzo de 1682 a bordo del buque inglés Lisbon Merchant.
Acusados de piratería por el embajador español, fueron enjuiciados por sus autoridades y absueltos.
William Dampier:
Se inició en la marina mercante, pasó a la marina militar, desertó y se contrató en una plantación de Jamaica.
Incumplió su contrato al entrar en relación con bucaneros con base en Tortuga.
Participó en ataques al golfo de México en una campaña en la que atravesaron el istmo de Panamá y devastaron las costas del Pacífico, desde el estrecho de Magallanes hasta California.
Comandaban el grupo los capitanes Harris, Sawkins y Shays. En 1680 se registra su estancia en el Darién, donde saquea a Santa Marta.
Intentó un fracasado ataque sorpresa a Panamá. Tripulando canoas robadas a los indios capturaron ocho buques bien armados que estaban fondeados en las inmediaciones.
Sufrieron pérdidas considerables a cambio de un botín tan escaso que acordaron separarse.
Unos llegaron al golfo de México y otros se establecieron en la isla de Juan Fernández desde donde marcharon para asaltar Arica.
A principios del siglo XVIII fueron contratados por sus respectivos gobiernos para combatir como corsarios en la guerra de Sucesión española (1702-1714). Varios bucaneros relataron por escrito sus aventuras que, posteriormente, inspiraron futuras exploraciones del Nuevo Mundo.
Uno de ellos es Bucaneros de América (1678) de Alexander Olivier Exguemelín, francés de Honfleur llegado a las Antillas en 1658.
Entre los que abandonaron la campaña pirática del Pacífico junto al pendenciero capitán Coxon, escribieron sus andanzas William Dampier y el cirujano Lionel Wafer.
El libro de Basil Ringrose publicado en 1684 describe la actividad de los piratas contra enclaves del Pacífico a bordo del Santísima Trinidad.
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