América: Plata:
En el siglo XIII las últimas cruzadas suponen un gran movimiento de bienes y personas. La actividad comercial con puertos dependientes de Bizancio experimenta un nuevo impulso por parte de venecianos, genoveses, aragoneses y amalfitanos. Las monedas árabes ganan terreno a las usadas en Europa tras el fracaso carolingio de fijar una moneda de plata universal. Las minas de
oro europeas están en su última fase de agotamiento y el poco que surge se destina a pagar mercancías de Oriente. Los prósperos estados comerciales acuñan valiosas monedas que realzan su prestigio, como el ducatus argenti y grossos venecianos o el florín de Florencia (1252). Junto con el desarrollo de la banca comercial se da el fenómeno de la gran acumulación de riquezas de la organización financiera de la
Orden del Temple. En su actividad comercial por toda la cristiandad manejan grandes cantidades de plata cuando ésta era muy escasa en Occidente. Se ha llegado a insinuar sin evidencias que la extraían de minas en América siglos antes del descubrimiento colombino.
El cerro de Potosí:
El gran interés por los metales preciosos mostrado por los primeros conquistadores es satisfecho en un primer momento por el trueque con los indígenas y el saqueo de ornamentos y objetos rituales. Le siguió una breve época de extracción por lavado del metal en las arenas de los ríos.
Este yacimiento del virreinato del Perú fue descubierto en 1545 por el indio Hualca, empleado en la hacienda del capitán Villarroel.
Había llegado a la cumbre para recuperar una pareja de llamas en fuga y descubrió plata desprendida entre las cenizas de su fogata.
Unos años antes Gonzalo Pizarro había excavado el lugar a menor altura y sin éxito.
En 1555 se había convertido en una ciudad de 45.000 habitantes, que pasaron a 120.000 en 1585 y a 160.000 en 1610.
A finales del siglo XVI Potosí era la ciudad más poblada del continente, con cifras comparables a las más importantes ciudades europeas del momento, a pesar de encontrarse a una altitud de más de 4.000 metros.
La numerosa gente de fortuna que acogió la convirtió en un lugar de excesos, peligros y corrupción.
Un grupo de vizcaínos se hizo con el control de la ciudad reteniendo los principales cargos y la mayoría de la Casa de la Moneda.
Este grupo cometió toda clase de manejos irregulares para apropiarse de vetas ajenas, lo que dio lugar a violentos enfrentamientos que duraron cuatro años.
A partir de 1560, agotado el metal de la superficie, se hace necesario trabajar en vetas más profundas.
Empleo de azogue:
En 1571 Pedro Fernández de Velasco muestra en Potosí el método de extracción mediante azogue.
El método anterior de fundición junto con plomo en hornillos resultaba menos productivo.
Se inicia a gran escala el tránsito de mercurio procedente de Almadén hasta que se encuentra una mina en México que evita el traslado trasatlántico.
En 1560 se había localizado en Huancavelica, Perú, un lugar de extracción de azogue.
La trituración del mineral bruto para el nuevo método de purificación requirió el uso de numerosos molinos.
Al añadir el azogue se formaba una amalgama (pella) de la que luego se extraía la plata pura.
Cuando queda establecido el nuevo sistema el traslado marítimo de azogue se convierte en regular.
Se transporta por tierra desde Huancavelica al puerto de Tambo de Mora, allí embarca hasta Arica, y de nuevo por tierra llega a Potosí.
En 1572 el virrey Francisco de Toledo funda la Real Casa de Moneda que sustituye a la ceca de Lima, cerrada desde
ese año hasta 1581. El virrey generaliza el sistema de la mita en la década de 1570, trabajo indígena por turno vigente en los tiempos de Tahuantinsuyu.
Cuando se menciona la cantidad de plata extraída de Potosí se suele aclarar que una parte igual o mayor a la que se presentaba a quintos era ocultada y sustraída a esa imposición y registro.
La división territorial tras la Independencia hizo que el territorio terminase formando parte de Bolivia.
La explotación del yacimiento de Zacatecas, al norte de México, tuvo una evolución similar.
Comenzó a explotarse casi a la vez que Potosí y pasó también de extracción de superficie a vetas más profundas poco tiempo después.
Monedas:
Los españoles se encontraron con el problema de la escasez de moneda metálica para facilitar intercambios comerciales.
Se aumentó el numerario acuñando en Sevilla monedas con una F como marca y prohibiéndose la circulación del resto de moneda peninsular.
El sistema resultó insuficiente y hubo de recurrirse al trueque y a productos usados por los indígenas como cacao, polvo de oro, plumas y cobre.
En 1535 se ordena la fundación de talleres monetarios en México y en Santo Domingo donde se acuñan a martillo piezas de ocho reales y sus divisiones. Se empezó a utilizar el motivo de las columnas de Hércules y el lema Plus Ultra que se mantendría a lo largo de toda la presencia española en América.
La calidad de las acuñaciones americanas no estaba en consonancia con el reconocido prestigio del metal que contenía.
Felipe II estableció la Casa de la Moneda de Segovia que contaba con un ingenio de molinos para la acuñación por laminación.
Esta maquinaria movida por fuerza hidráulica consiguió crear piezas de excelente calidad y apariencia.
Las reformas de los Borbones incluyen la retirada de las monedas desiguales (macuquinas) por otras que facilitan el control de peso y valor. Sustituyen la cruz con castillos y leones por un retrato de busto del monarca.
Las piezas de ocho escudos serán las codiciadas "onzas" españolas o "doblones de España". También recibieron el nombre popular de peluconas por el peinado del soberano.
El peso español fue hasta bien entrado el siglo XIX la divisa internacional comúnmente aceptada por su calidad y prestigio. En Oriente circuló más como una mercancía que como moneda en sí. Su aspecto se iba alterando porque los comerciantes por los que iba pasando marcaban la pieza como garantía de la misma.
Alteración de los precios en Europa (s.XVI):
La llegada de grandes cantidades de plata y oro a Europa hizo subir los precios de los bienes manufacturados a un ritmo nunca antes visto. En un siglo los precios se multiplicaron por cuatro. El nuevo fenómeno trajo graves repercusiones cuando afectó al precio de los productos agrícolas. En el segundo tercio del siglo XVI en todas partes hubo rebeliones populares y disturbios. Fueron años en que la población crecía a mayor ritmo que la productividad. El alza de los precios se mantuvo hasta inicios del siglo XVII. Las perturbaciones económicas forzaron la venta de tierras por parte de algunos terratenientes con peor capacidad de adaptación, circunstancia que hizo aumentar tímidamente la movilidad social.
Problemas económicos españoles:
En gran medida por el exceso de aporte de metales preciosos a la península se produce un proceso de desintegración del sistema económico español a favor de los reinos circundantes. La política expansionista de los Habsburgo obliga a un constante fluir de caudales hacia los puntos en conflicto como Flandes e Italia. No eran el resultado de un sistema productivo en funcionamiento y creador de riqueza.
Esto produjo una continua alza de precios especialmente en el siglo XVII que se fue extendiendo al resto del continente.
La colonización de América precisaba de grandes cantidades de productos manufacturados (alimentos, armas) que al no poder ser producidos en la península, despoblada por emigración y guerras, eran comprados a los vecinos a altos precios.
Los problemas de falta de disposición momentánea de dinero era solventado recurriendo a préstamos a banqueros, fundamentalmente alemanes (como por ejemplo los Fugger, Welser, Gossembrot y Hochstetter), de Amberes e italianos (Medici, Strozzi, Borromei, Dantini), y del medieval Banco de San Giorgio de Génova, fundado en 1407, o los banqueros Albizi en
Florencia, el Banco di Rialto fundado en
Venecia en 1587.
Durante los reinados de Felipe IV y Carlos II se produce una constante devaluación y resellado por un valor superior de las monedas de cobre, que cuando se pretendía cambiar por plata u oro había que pagar una cantidad suplementaria que compensara la constante devaluación.
► Viejos relatos fantásticos mencionan a extraños visitantes de tierras lejanas que pagan en las posadas con monedas de plata que luego desaparecen. Se cuenta que así ocurre con un mensajero enviado por Herodes para comunicar la orden de degollar a los Inocentes. Las criaturas del campo perciben su proximidad y huyen de la presencia del caminante de extraño comportamiento.
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