América: Notas:
Ruta de los incas:
Los incas del Perú contaban con una eficiente red de carreteras para comunicar su vasto imperio. Los mensajeros se relevaban recorriendo secciones de 10 km. Se dice que se podía transportar pescado a 250 km en un día. La carretera de 40 km conocida como la ruta de los incas atraviesa espectaculares paisajes andinos hasta Machu Picchu, ciudad abandonada un siglo después de su construcción en el s.XIV.
Los conquistadores no llegaron a verla, siendo Hiram Bingham (1875-1956) el primer visitante académico que pudo contemplarla (1911), conducido por guías locales. El primer tramo de la ruta asciende hasta Wayllabamba y sigue una dura ascensión hasta el Warmiwanusqua (el paso de la Mujer Muerta), a una altura de casi 4.200 metros. Siguen las ruinas de Runkurakay y Sayacmara, antes de atravesar un túnel inca en las montañas. Continúa por los baños rituales de Phuyupatamarca y después por las terrazas de Wiñay Wayna, con baños y edificios ceremoniales. Desde Intipunko (la Puerta del Sol) puede contemplarse Machu Picchu sobre una cresta entre altísimos picos.
Montañas del este de Venezuela:
El monte Roraima, con una cumbre llana y 2.810 metros de altura se extiende a ambos lados de la frontera con Guyana y con Brasil. Los exploradores europeos escalaron sus acantilados por primera vez vez en 1874, y descubrieron un peculiar ecosistema que incluye plantas carnívoras, orquídeas raras, roedores gigantes y llamativas ranas. Desde los acantilados caen enormes cascadas, incluida la más alta del mundo, el santo de Angel, de 979 metros. El salto Kukenán es la segunda cascada más alta.
El Parque Nacional de Canaima se extiende por un área del tamaño de Bélgica. Los indios pemón que lo habitan creen que sus montañas planas (tepuis) son sagradas. El Orinoco posee cataratas que se precipitan desde peñascos y un laberinto de islas y manglares. Colón tocó la costa continental sobre el delta y el impresionante caudal de agua dulce debió de parecerle propio de un gran continente. El pueblo indígena warao que habita el delta demuestra gran habilidad en la navegación en piragua. Orinoco significa lugar donde remar. El río fue remontado por Raleigh en su búqueda de Eldorado hasta que las grandes cataratas le obligaron a regresar.
Obraje:
Prestación de trabajo que se imponía a los indios a partir del siglo XVI. En ellos se elaboraban paños de rudimentaria calidad, y eran atendidos por indios sujetos a la conscripción de trabajo (mita). Fueron una de las instituciones básicas de la vida económica colonial. El salario de los indios no se pagaba realmente, sino que se contabilizaba a fin de cubrir sus gastos, los cuales eran evaluados por el empresario. A partir de 1569 los monarcas trataron de restringirlos y suprimirlos para proteger a las fábricas peninsulares. Su decadencia se inició con el comercio libre introducido por Carlos III, y fueron suprimidos en 1812, tras las múltiples denuncias que los diputados de América realizaron en las Cortes Constituyentes de Cádiz.
Mita:
Prestación personal de los indios en turnos de alquiler forzoso, para los servicios de obras públicas, agricultura y minería.
El nombre viene del tributo que pagaban los indios en Perú y Bolivia.
Fue establecida en el último tercio del siglo XVI con el fin de proveer de trabajadores a las regiones más inclementes o en las tareas más duras, como la explotación de las minas, y de acostumbrar al indio a un trabajo de jornalero, a la vez que intentaban librarle de la esclavitud y abusos de mineros y agricultores.
Herencia española:
Más allá de los símbolos,
más allá de la pompa y la ceniza de los aniversarios,
más allá de la aberración del gramático
que ve en la historia del hidalgo
que soñaba ser don Quijote y al fin lo fue,
no una amistad y una alegría
sino un herbario de arcaísmos y un refranero,
estás, España silenciosa, en nosotros.
España del bisonte, que moriría
por el hierro o el rifle,
en las praderas del ocaso, en Montana,
España donde Ulises descendió a la Casa de Hades,
España del íbero, del celta, del cartaginés, y de Roma,
España de los duros visigodos,
de estirpe escandinava,
que deletrearon y olvidaron la escritura de Ulfilas,
pastor de pueblos,
España del Islam, de la cábala
y de la Noche Oscura del Alma,
España de los inquisidores,
que padecieron el destino de ser verdugos
y hubieran podido ser mártires,
España de la larga aventura
que descifró los mares y redujo crueles imperios
y que prosigue aquí, en Buenos Aires,
en este atardecer del mes de julio de 1964,
España de la otra guitarra, la desgarrada,
no la humilde, la nuestra,
España de los patios,
España de la piedra piadosa de catedrales y santuarios,
España de la hombría de bien y de la caudalosa amistad,
España del inútil coraje,
podemos profesar otros amores,
podemos olvidarte
como olvidamos nuestro propio pasado,
porque inseparablemente estás en nosotros,
en los íntimos hábitos de la sangre,
en los Acevedo y los Suárez de mi linaje,
España,
madre de ríos y de espadas y de multiplicadas generaciones,
incesante y fatal.
(Jorge Luis Borges)
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