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Tiburón



Tiburón. Steven Spielgerg (1975):
[Nuevo análisis de la crítica de los años 70:]
[...] Esa nueva postura se ha etiquetado de muy distintas manera: "estructuralista", "semiológica", "marxista" y "psicoanalista". Debido a que algunas expresiones de esa nueva posición crítica resultan difíciles de entender se la ha acusado de excesivamente "teórica" y "abstrusa". Pero su aparición tiene mucho que ver con la incapacidad de la crítica tradicional para reflejar de manera correcta los diversos procesos que intervienen en el cine. Uno de los ejemplos que puede contribuier a clarificar la nueva posición es el análisis de una película de tanto éxito taquillero como Tiburón. La crítica cinematográfica tradicional tiende a fragmentar la experiencia y significado global de Tiburón, abordando sólo uno de sus aspectos, que puede ser el técnico (los efectos especiales), el económico (como fenómeno taquillero), el sociológico (la relación entre la película y temas contemporáneos [...], o el psicológico (la persecución del enemigo hasta darle muerte).

La fuerza de la postura estructuralista/semiológica/marxista/psicoanalítica, radica en que intenta abarcar todas las dimensiones de una película determinada, la industrial y la económica, la sociológica y la artística o cultural. Ese análisis global es engorroso, pero razonablemente preciso, pues sigue el desarrollo de la postura y sus cambiantes definiciones. El primero de sus componentes, el estructuralista, resultó útl para contrarrestar la tendencia periodística de la crítica a considerar que la principal cualidad de una película es su relación con el mundo "real"; es decir, hasta qué punto es fiel a la "auténtica" vida. Así, una lectura "estructuralista" de Tiburón abordaría la película como una variante perticular de una estructura perceptible en una amplia gama de películas. Se concentraría en cómo Tiburón sigue la norma narrativa clásica de Hollywood de estabilida/ruptura/vuelta a la estabilidad, mostrando la ciudad veraniega antes de la aparición del animal, el caos de los repetidos ataques del mismo, y su muerte final a manos de Brody; otra lectura estudiaría la figura de Martin Brody y su transformación de hombre medio y vulgar en héroe; otra podría revelar cómo Tiburón se construye en torno a una serie de oposiciones, algunas temática (comunidad/anarquía) y otras formales (reposo/acción violenta). El método semiológico concibe el cine (al igual que el lenguaje y otros fenómenos sociales) como un complejo sistema de signos. Su fuerza radica en su carácter sistemático, en su capacidad de revelar toda una gama de códicos en una película, y cómo las películas individuales resultan más fácilmente comprensibles tomando otras como referencia. Por tanto, un análisis semiológico de Tiburón estudiaría sus códigos narrativos, musicales e interpretativos (por ejemplo las actuaciones de Roy Scheider y Richard Dreyfuss son muy representativas de un determinado estilo interpretativo, típico de los años 70, mientras que la de Robert Shaw remite la película a tiempos históricamente más distantes).


La banda sonora de John Williams:
[...] La primera parte del filme está dominada por el motivo del tiburón y no hay otros temas musicales para ilustrar las relaciones de los personajes humanos, excepto el scherzo para describir a los turistas que tiene algo de irónico: son las potenciales presas del tiburón. La bestia asesina se ha convertido en una obsesión y todo se centra en ella, quién será su próxima víctima y cómo capturarla. Sólo cuando el filme se "abre" al mar, cuando Brody, Hooper y Quint salen a la caza del tiburón, Williams introduce otros motivos musicales mientras que la película se traslada más del campo del suspense al del cine de aventuras marinas: un delicioso tema con ecos de una hornpipe marinera de Nueva Inglaterra acompaña la salida del barco, dando al filme un evidente tono de optimismo y esperanza ante la idea de tres hombres formando equipo para cazar al animal. Su esfuerzo común es ilustrado después por otro tema mucho más dramático, una magnífica fuga para cuerda que se asocia al esfuerzo de los tres hombres para cazar al tiburón. Williams maneja con habilidad estos tres temas en las espléndidas escenas de acción del filme: el primer ataque del tiburón se inicia con una leve fanfarria de tema "marinero", indicando el ánimo aún optimista de los hombres, pero deriva en la fuga cuando son conscientes del tamaño y peligrosidad del animal; mientras las apariciones del tiburón son ilustradas con su motivo, que ahora parece alcanzar un tono de desafío, de fuerza frente a los hombres. (Roberto Cueto)

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