CINE
Cine negro



El cine negro:
El fenómeno más importante de estos años es la consolidación del cine negro, ya esbozado en los 30 con obras como Scarface (1932) o El pequeño César (1930). El cine negro es en un principio una respuesta al código de moralidad establecido en los 30 por la puritana sociedad americana, pero poco a poco se convierte en una denuncia social, y pasa a ser en la época del MacCarthismo el único gran reducto de la defensa de las libertades. Llega rápidamente a la cima gracias a algunos grandes maestros y decae en los 50. En este período de decadencia, tuvo una digna continuidad en el "cine negro" francés, con una vitalidad que a veces llega a superar al propio americano en alguno de sus títulos. Algunas obras, concebidas dentro de una fórmula de la industria, tuvieron un considerable éxito de taquilla y a la vez fueron auténticos revulsivos para el espectador medio.

    Los años cuarenta conocen la eclosión en Europa del llamado film noir, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, y coinciden en las carteleras de París los estrenos de Perdición, Historia de un detective, Laura o El halcón maltés, que sientan las bases de una primera corriente teórica del género. De un lado nos encontramos con la aportación de la huella realista que impregna de inmediato a los novelistas y la aparición de un amplio espectro de protagonistas, empezando por la figura del detective privado, de un transfondo amoral y ambivalente encarnado muchas veces en la heroína femenina, con una cierta sensación de pesimismo, caos y soledad que hace del private eye una especie de observador neutral de la realidad ajena. Tanto El halcón maltés, Historia de un detective, El sueño eterno o Retorno al pasado hacen del investigador una especie de personaje conductor por las distintas capas del relato, muy distinto a la variante hard boiled creada por el escritor policiaco del suceso tomado como referente dramático y base de notable ficciones: Perdición o El cartero siempre llama dos veces. También es destacable la influencia visual del expresionismo alemán, donde el estilo, al que no es ajeno cierto determinismo de los personajes está por encima de los contenidos: Forajidos, El abrazo de la muerte o La mujer del cuadro. Una renovadora línea documentalista recogida por La ciudad desnuda o El abrazo de la muerte. Los vestigios humanos del gánster fuera de su tiempo de El último refugio, hasta llegar al intento recapitulador de toda su herencia narrativa adornada de un fuerte complejo edípico en Al rojo vivo. Otros tres ejemplos aportan al cine negro interesantes variantes autorales: desde el onirismo sosegado de Laura al protagonismo subjetivo de la cámara de La senda tenebrosa, pasando por el barroquismo tenebroso de Welles de La dama de Shangai (Carles Balagué)

The Maltese Falcon. John Huston (1941):
I've no earthly reason to think I can trust you, and, if I do this and get away with it, you'll have something on me that you can use whenever you want to. Since I've got something on you, I couldn't be sure that you wouldn't put a hole in me some day. All those are on one side. Maybe some of them are unimportant - I won't argue about that - but look at the number of them. And what have we got on the other side? All we've got is that maybe you love me and maybe I love you. Brigid: You know whether you love me or not. Spade: Maybe I do. Well, I'll have some rotten nights after I've sent you over, but that will pass. If all I've said doesn't mean anything to you, then forget it and we'll make it just this: I won't because all of me wants to, regardless of consequences, and because you counted on that with me the same as you counted on that with all the others.

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