Juan J.Arencibia de Torres. Prólogo de Francisco Aguilar:
Llega, al lector atento, una obra histórica que nos presenta el origen de los nombres que iluminan las calles y plazas de la capital tinerfeña. Su esclarecimiento, en su motivación y raíz, nos lo pone de relieve Juan J.Arencibia de Torres, cuya labor literaria es bien conocida. Calles y plazas de Santa Cruz de Tenerife es la revelación de un mundo, hasta ahora descuidado y desconocido de muchos, que, por primera vez se nos abre el conocimiento inteligente de su significado y sentido. Es la obra de un escritor paciente y erudito, que pone de manifiesto su calidad de investigador, en busca del detalle, ante una tarea harto compleja.
Juan Arencibia, militar, escritor y conferenciante, tuvo la feliz iniciativa, siendo coronel del Regimiento de Artillería de Tenerife en 1988, de fundar el Museo Militar de Almeida, la obra que le califica como animador de la Historia Militar. Esta realización ha potenciado nuestro itinerario cultural y se ha convertido en visita obligada para isleños y forasteros, que pueden admirar la heroica defensa de Tenerife el 25 de julio de 1797, así como otros destacados hechos y recuerdos de personas de nuestra Historia. Obra que completó con la publicación de la guía de dicho museo y el libro Victoria del general Gutiérrez sobre el almirante Nelson, relato ameno y análisis magistral de aquella epopeya.
Sus centenares de artículos sobre temas militares le valieron cuatro Premios Ejército de Periodismo. Y uno de sus libros, El jefe y sus cualidades, fue Premio Ejército en 1978. Los valores morales y las Fuerzas Armadas, Hechos y personajes de los Ejércitos de España, Ejército y Libertad, y Canarias y los militares son otras obras del autor que prestigian el mundo editorial tinerfeño. Sus libros de ensayo sobre la milicia son ampliamente citados por autores españoles e hispanoamericanos. Su obra La gran aventura y conquista de América, es magnífica y merecedora de una mayor difusión. Y como muestra de su buen hacer de escritor, otro trabajo de carácter social: Historia del Círculo de Amistad XII de Enero, libro que narra la centenaria actividad de la centenaria sociedad, que le distinguió con el nombramiento de Socio de Honor.
Otra nota que avala la amplitud de su panorama vital, es su obra en dos tomos Historia del Fútbol en la provincia de Santa Cruz de tenerife, deporte que sigue con sus artículos en prensa y comentarios en radio, midiendo con su palabra precisa la calidad de los partidos del C.D.Tenerife. Pocas personas podrán presentar un quehacer literario como Juan Arencibia, que se ocupa de todas las tareas, políticas, históricas, militares, sociales y deportivas con rigurosidad y amenidad.
La epopeya vital de Juan Arencibia, siempre maestro, como se nos muestra en su obra bien hecha, como diría mi maestro don Eugenio d'Ors, es digna de reconocimiento por la sociedad tinerfeña.
(Prólogo de Calles y Plazas de S.C. de Tenerife. Francisco Aguilar y Paz)
Pinceladas Canarias, de Juan Arencibia de Torres (junio 2003):
Después del evidente éxito obtenido por sus dos últimos y espléndidos libros, Calles y plazas de Santa Cruz de Tenerife, y la Historia del Real Club Náutico de Tenerife, Juan Arencibia de Torres, que fue precoz poeta de sonetos, nos ofrece ahora Pinceladas Canarias que, ante todo, nos ha resultado un trabajo poliédrico. Y es poliédrico porque en Pinceladas Canarias aparecen semblanzas biográficas de canarios ilustres; historia de algunos enclaves de la capital tinerfeña y retazos de los episodios más importantes ocurridos en nuestras Islas.
No falta la historia, tan estricta como veraz, de las principales sociedades recreativas como, por ejemplo, la del Casino de Tenerife, fundado en 1840 y con su actual emplazamiento desde 1935, año en que lo presidía la señera y emprendedora figura de Faustino Martín Albertos. No faltan las referencias a los edificios y monumentos más representativos de Santa Cruz.
También, en Pinceladas Canarias, está presente la crónica de las visitas de importantes personajes, el devenir del cine, de los toros, del puerto y otras efemérides notables como la irrupción de la luz eléctrica, el teléfono, el tranvía o el automóvil en el Archipiélago Canario. Hasta tiene cabida la inefable "María La Chivata", aquella inolvidable furgoneta, negra y gris, de la Policía Municipal de Santa Cruz, que en aquellos años, alivió tantos conflictos y la que tanto echamos hoy de menos.
Y también encuentra aquí su hueco, la plaza de España y el monumento a los Caídos que, ojalá permanezcan donde están -en esta iconoclasta y esquilmada Santa Cruz- para evitar sinsabores y taquicardias, por ejemplo, en Juan Arencibia que, en su última producción añade algo que siempre resulta evocador: recuerdos personales de su vivencia isleña, especialmente de Tenerife, entre 1940 y 2003.
Pinceladas Canarias es un exhaustivo trabajo de divulgación; es un libro variopinto, calidoscópico, de consulta, es un "libro de mesa de noche". Es un tomo para saciar curiosidades y ampliar detalles. El último trabajo de Juan Arencibia -contenido en casi 300 páginas, con un laborioso índice onomástico y una estupenda portada, donde la cámara de Pablo Afonso Corona recoge una panorámica de la zona centro de la capital tinerfeña-, nos ha despertado el apetito siempre saludable del recuerdo.
Leyendo estas Pinceladas Canarias nos ha venido a la memoria, con generosa asiduidad, aquella otra prosa del recordado Francisco Martínez Viera, autor que, como Juan Arencibia, prefiere, en la escritura, la claridad, el léxico sobrio, el rigor, la fidelidad histórica, la construcción libre, despejada, sin adornos.
Pinceladas Canarias -tomo pulcramente editado por Gráficas Tenerife- es, en definitiva, un libro familiar, ameno, próximo y nostálgico. Y muy apoyado con una selecta colección de entrañables fotografías, muchas de ellas, inéditas, que vienen a adornar, aún más, estas páginas. El último trabajo de Arencibia de Torres es un libro para solazarnos con su lectura. Un libro útil. Para tenerlo en casa, en la oficina, o para hacer un buen regalo. Un libro donde ahora nos sentimos más seguros cuando hablamos, primordialmente, de nuestra Isla, de Tenerife, porque la conocemos con más propiedad y con más profundidad.
Pinceladas Canarias no sólo nos ha gustado, sino que nos ha mejorado. Y tiene necesariamente que ser un buen libro porque, como decida la socorrida Louise May Alcott, lo hemos abierto con expectación y lo hemos cerrado con provecho.
(Antonio Salgado Pérez)
Pedro Doblado Claveríe:
Ingresó en el servicio de la Junta de Obras y Servicios del Puerto de Santa Cruz de Tenerife en enero de 1947, según reza su hoja de servicios, mediante oposición y en calidad de auxiliar administrativo. En esa fecha contaba con 19 años y hasta la fecha no ha interrumpido su relación con el puerto, desde donde prosiguió a la terminación de sus estudios de abogado y la carrera administrativa como Técnico de la Administración del Estado y Secretario Contador de Puertos, en cuyo cuerpo especial ingresaría en 1957.
Cuando se incorpora al peculiar colectivo portuario, la Presidencia de la Junta y los Servicios Administrativos dependientes a la sazón de la Secretaría del Organismo, radicaban provisionalmente y desde el momento fundacional, en 1908, en la calle de la Rosa.
Su permanencia como funcionario se interrumpe en 1965, cuando tomó posesión como Alcalde de Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente es designado Presidente u Delegado del Gobierno en la Comisión de Planeamiento y Coordinación del Area Metropolitana de Madrid. Finalizado este período de actividad política trabaja en la Banca Industrial como Director Regional y General, para ser designado en 1981 Director General de la Sociedad para el desarrollo industrial de Canarias. Regresa a su actividad en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife como Secretario del Consejo de Administración.
Más que los años de servicio, que son bastantes, lo que resulta paradigmático y motivo incuestionable de su selección como premiado es la lealtad al Puerto de Santa Cruz de Tenerife como un ideal en sí mismo, sirviendo honesta e intelectualmente en lo portuario como profesión. (Reseña con motivo del premio de 1998)
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