Acertadas disposiciones de Gutiérrez:
Todo ello [desplazamientos ingleses] hacía que las intenciones de Nelson no fueran fáciles de adivinar por los españoles, haciendo germinar algunas dudas e indecisiones, que han sido achacadas a Gutiérrez por algunos autores. Esta actitud no sólo peca de injusta, sino que no les permite enjuiciar con coherencia el plan de defensa y la intencionalidad de los movimientos verificados por las tropas canarias.
En realidad, Gutiérrez piensa en dos supuestos: o bien el enemigo pretende tomar primero el Castillo de Paso Alto, o lo que se propone es adentrarse por los valles hacia La Laguna, para combinar después un ataque frontal a Santa Cruz con otro ataque por la espalda. Ambas hipótesis son previstas por Gutiérrez con prontitud, enviando un destacamento al mando de Juan Creagh para cortar el posible avance de los ingleses hacia el interior, y otra tropa mandada por el marqués de la Fuente de Las Palmas a ocupar la Altura de Paso Alto. Con ambas maniobras, y con la ayuda del escabroso terreno, los ingleses quedarían atrapados en la posición en la que se habían establecido. Y así ocurrió.
Al amanecer del día siguiente el enemigo se había esfumado. Había vuelto a sus barcos. Sería aventurado afirmar que la estrategia de los defensores fue el único motivo del reembarque de las tropas atacantes; pero es obvio que las maniobras efectuadas habían dado el resultado apetecido, por lo que se debe deducir que fueron acertadas. El comandante de las fuerzas de desembarco, Trubridge, justifica la que fue su primera derrota en Santa Cruz, diciendo en su parte oficial a Nelson que sus hombres se habían visto obligados a retroceder al no poder apoderarse de las alturas, "porque ya el enemigo se había hecho fuerte en ellas". De esta manera, el primer elogio de Gutiérrez no es el que hacen de él sus compatriotas, sino el de sus enemigos. No mengua el mérito el hecho de que el plan de resistencia no fuera obra exclusiva suya, como parece probable, sino del trabajo común de sus colaboradores, como es normal en la milicia en esta clase de operaciones. Pero siempre la última decisión y la responsabilidad son sólo del jefe.
(Alejandro Cioranescu)
Relación de Juan Aguilar. Disposición de tropas (22 de julio):
S.E. en vista destas operaciones mandó despachar tropa nuestra y francesa (que se halla aquí por casualidad) al serro de Tahodio para impedirles la ventaja que podían hacer al Valleseco, y ganarse las alturas de Pasoalto que era lo que le parece pretendían por haber desembarcado escalas para asalto.
[...] igualmente se despachó tropa por La Laguna a cubrir la cumbre de Taganana al mando de Dn Juan Creagh, Teniente Coronel del Batallón, por si descendía algún valle y caminaban a la cumbre, que era la única salida que tenían aunque fragosa. En efecto, apoderados del Ramonal los enemigos fijaron su vandera, y se quedaron en inacción. Los nuestros montaron 4 piezas de artillería en otro serro de Tahodio adonde se acamparon fuera de distintos pelotones que se hallaban emboscados en las serranías, de forma que estaban los dos campos a la vista sin poderse dañar uno al otro por la quebrada que hace, y divide el Valle Seco.
Contestación del Ministro de la Guerra:
Al Primer Parte:
He recibido [...] en que articipa el desembarco de las tropas inglesas, protegidas por una escuadra, hicieron en la costa de esa ciudad, el ataque que sostuvieron las nuestras y los puestos de la línea de aquella, habiéndose logrado frustrarles sus miras de conquista en los términos en que manifiesta V.E. Lo he hecho presente al Rey y lo ha oído con complacencia, siendo su real voluntad lo manifieste a V.E. así en su real nombre como a los gefes, oficiales, tropa y demás que hayan concurrido a rechazar al enemigo.
Al Segundo Parte:
El Rey se ha enterado de cuanto V.E. dice con fecha 3 de Agosto último relativo al ataque que hicieron los Yngleses a esa Ysla el 25 de julio anterior, como del feliz éxito con que fueron rechazados: y satisfecho S.M. de las acertadas providencias que para su logro tomó V.E. me manda manifestárselo en su Real nombre como el aprecio que le merece este servicio; y que en el propio lo manifieste V.E. así a los sugetos que manifestaron zelo y amor por aquel en aquella ocasión. (Juan Manuel Alvarez. Ministro de la Guerra)
Diario del HMS Theseus, por Horacio Nelson:
25 de julio. Martes. Viento ENE Marcación y distancias al mediodía Santa Cruz NNW 10ó 12 millas. Calma en la costa. Fuertes vientos y tiempo despejado. A la 1 en punto hice la señal general para fondear. A las 5 y media el escuadrón ancló a pocas millas al norte de Santa Cruz. A las 6 hice la señal para preparar los botes para el servicio como se había ordenado previamente. A las 11 en punto entre 600 y 700 hombres fueron embarcados en los botes del escuadrón; 180 hombres a bordo del cúter Fox y unos 70 u 80 en un Bote que habíamos tomado, que procedieron en 6 divisiones al mando de los capitanes Troubridge, Hood, Thompson, Miller y Waller, los capitanes Fremantle y Bowen me acompañaron a regular y guiar el ataque. A la 1 y media de la mañana estábamos a medio tiro del cañón de la cabeza del muelle, sin haber sido descubiertos, cuando las campanas de alarma sonaron y 30 o 40 piezas de cañón con fusilería de un extremo de la población al otro se dispararon sobre nosotros. La noche era tan excesivamente oscura que sólo yo, los capitanes Thompson, Fremantle y Bowen, con 4 ó 5 botes del total, encontramos el muelle, que fue instantáneamente asaltado y tomado, aunque defendido aparentemente por 400 o 500 hombres, y los cañones, 6 de 24 libras, clavados, pero era tal el fuego de fusilería y metralla que se mantenía desde la ciudadela y casas sobre la cabeza del muelle que no pudimos avanzar y casi todos fuimos heridos o muertos. Los capitanes Troubridge, Hood, Miller desembarcaron con parte de los botes justo al sur de la ciudadela, pasando a través de un furioso oleaje, que destrozó todos los botes, y mojó todas las municiones, a pesar de las dificultades avanzaron sobre la muralla y batería enemiga, y formaron en la plaza mayor de la población casi 80 infantes de marina, 80 piqueros, y 180 marineros armados, donde tomaron posesión de un convento, desde el cual marcharon contra la ciudadela, aunque lo encontraron fuera de su alcance. Al amanecer, por medio de los prisioneros tomados, el Capitán Troubridge halló que había 8000 españoles en armas y 100 franceses con 5 piezas de campaña reunidos a la entrada de la población, y viendo la imposibilidad de obtener ninguna ayuda de los barcos, a las 7 en punto envió al capitán Hood con un mensaje del Gobernador para que si se le permitía, libremente y sin molestias, embarcar a su gente en la cabeza del muelle, el Escuadrón ahora frente a la población no la molestaría. El Gobernador le dijo al capitán Hood que pensaba que debían rendirse como prisioneros de Guerra, a lo que respondió que si los términos que le había ofrecido no se aceptaban en 5 minutos, pegaría fuego al pueblo y atacaría a los españoles a punta de bayoneta, con lo que el Gobernador inmediatamente accedió a los términos; y el capitán con su partida desfiló con los colores británicos al muelle donde embarcaron en todos aquellos botes que no se habían destrozados, buscando los españoles otros para transportarles a los barcos.
Y aquí es justo que deje constancia de la noble y generosa conducta de Don Juan Antonio Gutiérrez, el gobernador español; desde el momento en que se aceptaron los términos, ordenó que nuestros heridos fueran recibidos en los Hospitales, y que nuestra gente fuera servida con las mejores provisiones que se pudieran obtener, y envió oferta a los barcos de que estaban en entera libertad para venir a tierra y comprar cualquier provisión de la que tuvieran necesidad mientras estuvieran frente a la isla.
El cúter Fox, al acercarse hacia la población, recibió un disparo bajo el agua desde una de las baterías enemigas, y se hundió inmediatamente, y el teniente John Gibson, su comandante, y 97 hombres se ahogaron. A las 7 levamos anclas. El escuadrón en compañía barloventeando frente a Santa Cruz. Quitamos las vergas de los masteleros y arriamos éstos. Vientos frescos y tiempo nublado.
26 de julio. Miércoles. Viento ENE Marcación y distancias al mediodía Santa Cruz NWN distancia 8 o 10 millas. Calma en la costa. Fuertes vientos y tiempo nublado. Barloventeamos frente a Santa Cruz con el escuadrón en compañía. Viramos el escuadrón y recogimos velas ocasionalmente. Vino a bordo el capitán Miller, también una partida de hombres del Zealous que habían venido a tierra en goletas españolas. Dí a Mr.Horsnby de la Seashore mi orden para que actuara como teniente de la Terpsichore hasta futuro aviso.
27 de julio. Jueves. Viento ENE Lat. 20º24'N Marcación y distancias al mediodía Santa Cruz N por el W 8 ó 9 millas. Calma en la costa. Vientos frescos y tiempo despejado. Recibimos el resto de los oficiales, marineros e infantes de marina a bordo. Enviamos al teniente Compton con un carpintero para inspeccionar los botes que se hallaban en la costa de Santa Cruz . Se envió a las profundidades el cuerpo del capitán Richard Bowen, con los Honores de Guerra, y ordené que los colores del escuadrón fuesen ondeados a media asta. Viramos el escuadrón barloventeando frente a Santa Cruz. Recogimos velas ocasionalmente. (H.Nelson)
Juan Carlos Cardell sobre Gutiérrez:
Su función fue vital, desde prever lo que sucedería hasta establecer una ley de vigías a reforzar toda la Isla, desempolvar un plan de defensa y hasta enseñar a los artilleros.
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Era una persona muy segura de sí. El que más conoce a este personaje es Pedro Ontoria, yo tan sólo me he centrado en relatar qué sucedió hasta el 25 de julio.
Ya había combatido a los ingleses anteriormente, en las Malvinas y en Mahón. Era un hombre que conocía perfectamente a los ingleses y cuando le dijeron que estábamos en guerra, junto a los franceses, y le preguntaron qué necesitaba, él pidió inmediatamente 7.000 fusiles, casi para armar a toda la población de Santa Cruz.
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Murieron 24 personas -hay uno que es dudoso- y 48 heridos, de los que 4 ó 5 fueron dados por inválidos de guerra. Incluso tuvimos un manco y otro que se quedó sordo. Hubo muchos heridos por arma blanca, por los combates cuerpo a cuerpo.
J.C.Cardell Cristellys es autor de Cronología de los prolegómenos en la Gesta del 25 de julio de 1797.
Premio de Investigación Histórica Antonio Rumeu de Armas.
Importancia de la victoria:
Santa Cruz de Tenerife tiene, en su génesis como ciudad y como capital, una gesta que marca definitivamente un antes y un después en su historia colectiva. La victoria de las tropas regulares, las milicias de Canarias y los voluntarios, al mando del General don Antonio Gutiérrez, el 25 de julio de 1797 no sólo es una epopeya militar sino el espaldarazo político y administrativo de una plaza que, con su heroísmo, se labró un lugar en la historia y un amplio espacio en el reconocimiento de los gobernantes de nuestro país.
(Miguel Zerolo. Alcalde de Santa Cruz de Tenerife)
La trascendencia de la victoria de Santa Cruz de 1797, además de su valor simbólico, hay que tomar en consideración su importancia como hecho histórico. No sólo logrará Santa Cruz el privilegio de villazgo, sino que se marca el final de una etapa en la que, más que los fines propios de las guerras, se valoraba el apoderarse de las riquezas guardadas en el puerto atacado. La batalla de Santa Cruz de 1797 no se parece a ninguna de las sostenidas por Nelson a lo largo de su brillante carrera. No se trataba de destruir el poderío del enemigo o de imponer condiciones políticas dentro del contexto más amplio de la contienda entre dos naciones. Fue una acción que recuerda las empresas de los corsarios de los siglos anteriores y que, lejos de menguar la gloria de sus protagonistas, incluso la del perdedor, acrecentó su fama. (Cioranescu)
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