Descubrimientos
Poemas Pessoa 2



Noite

A nau de um deles tinha-se perdido
No mar indefinido.
De, na fé e na lei
Da descoberta, ir em procura
Do irmão no mar sem fim e a névoa escura.

Tempo foi. Nem primeiro nem segundo
Volveu do fim profundo
Do mar ignoto à pátria por quem dera
O enigma que fizera.
Entã o terceiro a El-Rei rogou
Licença de os buscar, e El-Rei negou.

Como a um cativo, o ouvem a passar
Os servos do solar.
E, quando o vêem a figura
Da febre e da amargura,
Com fixos olhos rasos de ânsia
Fitando a proibida azul distância.

Senhor, os dois irmãos do nosso Nome
O Poder e o Renome-
Ambos se foram pelo mar da idade
À tua eternidade;
E con eles de nós se foi
O que faz a alma poder ser de herói.

Queremos ir buscá-los, desta vil
Nossa prisão servil:
É a busca de quem somos, na distância
De nós; e, em febre de ânsia,
A Deus as mãos alçamos.

Mas Deus não dá licença que partamos.

Noche

La nao de uno de ellos habíase perdido
en el mar indefinido
El segundo pidió permiso al Rey
para, en la fe y en la ley
del descubrimiento, ir en busca
del hermano en el mar sin fin y la niebla oscura

Tiempo pasó. Ni el primero ni el segundo
volvió del límite lejano
del mar ignoto a la patria por quien diera
el enigma que hiciera.
Entonces el tercero a El Rey rogó
permiso para buscarlos, y El Rey lo negó.

Como a un cautivo lo oyen pasar
los siervos del solar.
Y, cuando lo ven, ven la figura
de la fiebre y la amargura,
con fijos ojos anegados de ansia
mirando la prohibida azul distancia.

Señor, los dos hermanos de nuestro Nombre,
el Poder y el Renombre-
ambos fuéronse por el mar de la edad
a tu eternidad;
y con ellos de nosotros se fue
lo que hace que el alma pueda ser de héroe.

Queremos ir a buscarlos, desde esta vil
nuestra prisión servil:
Es la busca de quien somos, en la distancia
de nosotros; y, en fiebre de ansia,
a Dios las manos alzamos.

Mas Dios nos permite que partamos.

O mostrengo

O mostrengo que está no fim do mar
Na noite de breu ergueu-se a voar;
À roda da nau voou três vezes,
Voou tres vezes a chiar,
E disse, «Quem é que ousou entrar,
Nas minhas cavernas que não desvendo,
Meus tectos negros do fim do mundo?»
E o homen do leme disse, tremendo:
«El-Rei D.João Segundo!»

«De quem são as velas inde me roço?
De quem as quilhas que vejo e ouço?»
Disse o mostrengo, e rodou três vezes,
Três vezes rodou inmundo e grosso,
«Qem vem poder o que só eu posso,
Que moro onde nunca ninguém me visse
E escorro os medos do mar sem fundo?»
E o homem do leme tremeu, e disse:
«El-Rei D.João Segundo!»

Três vezes do leme as mãos ergueu,
Três vezes ao leme as reprendeu,
E disse no fim de tremer três vezes:
«Aqui ao leme sou mais do que eu:
Sou um povo que quer o mar que é teu;
E mais que os mostrengo, que me a alma teme
E roda nas trevas do fim do mundo,
Manda a vontade, que me ata ao leme,
De El-Rei D.João Segundo!»

El mostrenco

El mostrenco que está en el fin del mar
en la noche de brea levantóse volando;
en torno a la nao voló tres veces,
voló tres veces chillando,
y dijo: «¿Quién es el que osó entrar
en mis cavernas que no desvelo,
mis negros techos del fin del mundo?»
Y el hombre del timón dijo, temblando:
«¡El Rey D.Juan Segundo!»

«¿De quién son las velas donde me rozo?
¿De quién las quillas que veo y oigo?»
Dijo el mostrenco, y rodó tres veces,
tres veces rodó inmundo y grueso,
«¿quién viene a poder lo que sólo yo puedo,
que habito donde nunca nadie me viese
y costeo los miedos del mar sin fondo?»
Y el hombre del timón tembló, y dijo:
«¡El Rey D.Juan Segundo!»

Tres veces del timón las manos apartó,
tres veces al timón las agarró,
y dijo después de temblar tres veces:
«Aquí el timón soy más que yo mismo:
Soy un pueblo que quiere la mar que es tuya;
y más que el mostrenco, al que mi alma teme
y que rueda en las tinieblas del fin del mundo,
¡manda la voluntad, que me ata al timón,
de El Rey D.Juan Segundo!»

D.João o segundo

Braços cruzados, fita além do mar.
Parece em promontório uma alta serra-
O limite da terra a dominar
O mar que possa haver além da terra.

Seu formidável vulto solitário
Enche de estar presente o mar e o céu,
E parece temer o mundo vário
Que ele abra os braços e lhe rasgue o véu.

D.Juan el segundo

Brazos cruzados, mira allende la mar.
Parece en promontorio una alta sierra-
el límite de la tierra dominado
la mar que pueda haber allende la tierra.

Su formidable rostro solitario
llena de estar presente el mar y el cielo,
y parece temer el mundo vario
que él abra los brazos y le rasgue el velo.

D.Filipa de Lencastre

Que enigma havia em teu seio
Que só génios concebia?
Que arcanjo teus sonhos veio
Velar, maternos, um dia?

Volve a nós teu rosto sério,
Princesa do Santo Gral,
Humano ventre do Império,
Madrinha de Portugal!

D.Felipa de Lencastre

¿Qué enigma había en tu seno
que sólo genios concebía?
¿Qué arcángel tus sueños vino
a velar, maternos, un día?

Vuelve a nosotros tu rostro serio,
princesa del Santo Grial,
¡humano vientre del Imperio,
madrina de Portugal!

D.Duarte, Rei de Portugal

Meu dever fez-me, como Deus ao mundo.
A regra de ser Rei almou meu ser,
Em dia e letra escrupuloso e fecundo.

Firme em minha tristeza, tal vivi.
Cumpri contra o Destino o meu dever.
Inutilmente? Não, porque o cumpri.

D.Duarte, Rey de Portugal

Mi deber me hizo, como Dios al mundo.
La regla de ser Rey almó mi ser,
en día y letra escrupuloso y hondo.

Firme en mi tristeza, tal viví.
Cumplí contra el Destino mi deber.
¿Inútilmente? No, porque lo cumplí.