Pedro García Cabrera (1905-1981) "Las islas en que vivo":
Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisan sus orillas.
[...]
(Pedro García Cabrera)
Fernando García-Ramos
Que libre campo es el mar.
nadie lo asurca ni siembra,
ni tiene majanos blancos,
ni tiene lindes ni cercas.
Fruto es el peje en la barca,
si el campesino lo pesca;
hay que adentrarse sin miedo,
hay que meterse en la brega,
hay que bogar duramente
contra el viento y la marea,
bajo el sol que no perdona,
bajo la noche sin tregua.
Canarias:
[...]
Mi patria es una isla,
mi patria es una roca,
mi espíritu es isleño
como los riscos donde vi la aurora.
(Nicolás Estévanez)
Víctor Zurita Soler (1886-1939). "La canción de los castillos":"
Callados, abatidos, los férreos castillos
levántanse medrosos al lado de la mar...
Sin balas, ni cañones, ni guardas, ni caudillos,
cegados ya los fosos y rotos los rastrillos,
no entonan en la noche su indómito cantar.
Las luces del fogueo no alumbran las troneras;
desiertas las terrazas, en ruina el torreón,
no flotan ya en los aires purpúreas banderas,
ni cruzan por las aguas, erguidas y ligeras
las naves enemigas de osado pabellón.
(Intimidades, 1908)
José Plácido Sansón Grandy (1815-1875):
Al Mar de mi Patria:
Baña las costas de mi patrio suelo
un mar, rey de los mares de Occidente;
en él, aun niño sumergí mi frente,
en él, ya grande, divertí mi duelo.
Imagen de la paz que tanto anhelo,
lo he visto manso, halagador, riente,
y luego, imagen de la guerra, hirviente
subir bramando hasta tocar el cielo.
¡Hoy... del distante, mi dolor le nombra;
y aparecerse en mis sueños miro
del Atlántico mar la inmensa sombra!
Y con la mente a sus orillas giro,
y recostado en su cerúlea alfombra,
por mi visión al despertar suspiro.
Ramón Gil Roldán y Ríos (1840-1891):
Y ya has partido. Inquieta la murada
busca en el mar de tu bajel la vela
y llorosa y marchita y desolada
lánzase audaz tras la espumosa estela
que el buque deja en el cristal marcada.
Antonio Rodríguez López (S.C.La Palma 1836-id.1901):
¡Oh tiempo, tiempo! tu invisible planta
Todo en su grave paso lo atropella...
Tras tí sólo el recuerdo se levanta;
Que son del tiempo los recuerdos huella.
¿Qué queda ya de mi niñez serena
Del agitado mar en las orillas?
La playa sola en cuya azul arena
Conchas buscaba y blancas piedrecillas
¿Qué ha dejado mi dicha en la ribera?
Una peña, dulcísima memoria
De cariño y placer, que guarda entera
De mi secreto corazón la historia.
El Puerto. Juan Millares Carló:
Puerto de Refugio, puerto de la Isleta,
donde hallan cobijo todas las naciones
y tiñen el cielo, como una paleta,
todos los colores de sus pabellones.
Suenan en las calles múltiples acentos
que truenan los aires con su algarabía,
y se mezclan risas a los juramentos
que, borracha, lanza la marinería.
Junto a los navíos de gran tonelaje
que en el dique grande vuelcan su pasaje,
avanza un velero con andar cansino...
El muelle parece sobre el Océano
el índice recto de enérgica mano
que, implacablemente, señala al destino.
(Juan Millares Carló, de Estampas de mi tierra, 1937)
Jorge Plaza:
[...]
Desde el Risco de San Juan
las vistas sí son las mismas.
Aunque con otro carisma
al frente ahí sigue el mar.
Por aquí se viene a echar
casi a los pies de Vegueta,
y justo allá por la Isleta
la ciudad parece anclada
como una barca oxidada.
[...]
(Jorge Plaza)
Fernando González:
Los hombres que están siempre en guerra
con los estíos tempranos,
que de tanto labrar la tierra
parecen de la tierra hermanos.
¡Sólo variaron sus destinos
aquéllos que, retando al azar,
se perdieron por los caminos
ilimitados del mar!
(De Manantiales en la ruta, 1923)
Ya el puerto, en la distancia, es una sombra vaga,
una quimera errante, un sueño que se esfuma ...
Junto a la negra costa mi corazón naufraga
y hacia la isla vuelve convertido en espuma.
(De Hogueras en la montaña, 1924)
¡Mi corazón conoce los caminos
que a ti me llevan y que en ti me hallan
-cuna redonda que el mar mece- isla
de Gran Canaria!
(De Piedras blancas, 1934)
(Fernando González)
Ignacio Negrín Núñez (Santa Cruz de Tenerife 1830-Getafe 1885):
Hijo de Fernando Negrín y Josefa Núñez. A los 17 años publicaba poesías en el periódico La Aurora y su nombre sonaba en el mundo literario tinerfeño. Su primera obra de calidad fue un cuento fantástico, Tres muertes por un amor. Al año siguiente estrenó dos dramas: Gonzalo de Córdoba y El conde de Villamediana. En 1859, ya oficial de la Armada, marchó destinado a Fernando Poo. Viajó en una corbeta mandada por el teniente de navío Casto Méndez Núñez he hizo escala en Tenerife, publicando en La Aurora una salutación titulada Mi Patria.
Regresó a España en 1860 y escribió el libro de versos La poesía del mar. En 1861 publicó tres libros: El derrotero de las costas occidentales de Africa, Elemento de la administración de Marina y Estudios sobre el derecho internacional marítimo, que le valieron ser nombrado Caballero de la Orden de Carlos III. Marchó a América, tomó parte en la guerra de Santo Domingo y seguidamente le designaron Secretario de Orden del Apostadero de La Habana. En 1870 acompañó al Presidente del Gobierno en su viaje para ofrecer el trono de España al príncipe Amadeo de Saboya. Otras obras suyas: Ensayo poético sobre la conquista de Tenerife; Lo que puede decirse; Sucinta memoria sobre la marina militar de España y causas de su desarrollo y decadencia; Crónica de la expedición a Italia verificada por la escuadra española del Mediterráneo en noviembre y diciembre de 1870; y Conferencias sobre Derecho Internacional. Además estos cuentos: El negrero, Los contrabandistas y La Condor. Alcanzó el grado de general intendente de a Armada y falleció en Getafe en 1885.(Juan Arencibia)
Mas yo que al turbio elemento
Tendí ya mis alas bellas
No vivo sino oigo en ellas
Crujir el vagoroso viento.
La tierra y su orgullo vano
Me causan mortal hastío;
Pero el mar... ¡Oh! ¡El mar es mío!
Mi patria es el océano.
Henchida la blanca lona
Rompiendo montes de espuma,
Vuela entre compacta bruma
El bergantín "Sin rival".
Nave no hay que la aventaje
Ni en su casco ni en su guinda,
ni ha cruzado otra más linda
Por la zona tropical.
De esbelta y aguda prora,
Mástiles limpios y erguidos,
Costados siempre bruñidos,
Donde reverbera el sol.
No hay bajel que en su camino
Le iguale o rinda altanero,
Que es el buque más velero
Que nació en puerto español.
Si el viento silba iracundo
Graciosamente se inclina,
Pero avanza de bolina
Cual ningún otro bajel.
Nunca el turbión, de sus gavias
Rindió el mastelero erguido,
Ni puerto estrecho o torcido
Dejó de tomar por él.
En vano enemigo el viento
Contrariamente le azota,
y en vano el mar alborota
Sus montañas de cristal;
Que en apuntando sus vergas
Pese al soberbio elemento,
Sale siempre a barlovento
El bergantín "Sin rival".
Tus límites inmensos que abarca la tormenta
no puedes traspasarlos en tu soberbio ardor;
y el soplo que tus senos convulsos alimenta.
se extingue al raudo soplo que emana del Señor.
Tú tienes tu lenguaje, tu música, tus ruidos,
Que expresan misteriosos tu insólito anhelar;
Si ruges, en los montes retumban tus bramidos,
Si lloras, en las playas rubricas tu pesar.
Yo entiendo tu lenguaje; yo al canto de tus olas
Mis penas incesantes, oceano, arrullé,
Y al ver como en la tarde tu espuma tornasolas
El velo de una virgen sobre tu faz miré.
Yo soy de tus susurros la triste melodía,
La misteriosa endecha con fé a reproducir:
De tu furor los ecos cuando en la noche umbría
Desciende la centella tus senos a entreabrir.
Mecido en los espacios sin límites que encierra
Tu vasta superficie desde mi infancia fuí,
Trocando por tus ondas la afortunada tierra,
Aurífero y ameno vergel donde nací.
De mi almenada villa los toscos campanarios
Lo ví del horizonte perderse en el dintel,
Y en su llugar tendidos tus campos solitarios
Sin límites inmensos, siguiendo mi bajel.
(Ignacio Negrín)
Coplas canarias. El amor y el mar. Por Elfidio Alonso:
El mar es el otro elemento de la naturaleza que juega un papel primordial en la copla canaria. Aquí sólo nos interesa resaltar su influencia en el tema amoroso, puesto que otras coplas marineras encajan mejor en el apartado temático de la emigración (la idea de la ausencia), o en cantos de trabajo de pescadores y marinos. Resulta curiosa la afirmación de do Juan Millares Carlo, cuando escribe, a propósito de la conocida cuarteta que comienza Triste es la noche en el mar/ triste es la noche sin luna:
Siendo nuestra tierra una isla, parece natural que en sus cantares figure el mar como elemento temático preferente. Y sin embargo, pocas veces lo vemos mencionados en ellos. (Millares Carló. Cantares)
Aunque Millares Carló se refiere a Gran Canaria (siendo nuestra tierra una isla), su juicio no se corresponde con la realidad. Centenares de coplas isleñas recogidas a lo largo de toda la geografía del archipiélago, encierran claras alusiones al mar o a la mar, como no ha dudado en señalar José Pérez Vidal; "El mar es para Canarias, como para todas las islas, el elemento fundamental de su paisaje, de su vida, y de su cultura". En el siglo XVI ya nos encontramos unos versos que tratan el tema amoroso bajo la metáfora del mar, y que, en opinión de Margit Frenk Alatorre, "pertenecen evidentemente al género canario" (Lírica..., pág. 331):
Mis penas son como ondas del mar,
que unas se vienen y otras se van;
de día y de noche guerra me dan.
Como endecha de Canaria la incluye Pedro Alberto Vila en sus Madrigales, junto con las conocidas de Diego Pisador. El trístrofo monorrimo evolucionó con el paso de los años, y así lo vemos recogido sin el tercer verso en los Romancerillos de Pisa y, posteriormente, convertido en coplilla popular, tanto en la Península como en Canarias y Latinoamérica:
Las penitas que yo siento
son cual las olas del mar:
que unas penitas se vienen
y otras penitas se van.
(El Socorro, Tenerife, colección de José A.Díaz Rodríguez y sus alumnos.)
En Canarias, la copla marinera de tema amoroso no se diferencia mucho de las de otras regiones peninsulares bañadas por el mar. Existen claras analogías con Andalucía, Portugal y Galicia. Veamos uno de tantos ejemplos:
Canarias:
¿No ves aquella barquilla
en el mar dando vaivenes?
así está mi corazón
cuando te llamo y no vienes.
Andalucía:
Al barquito que en la mar
está pegando vaivenes
tengo yo comparaíta
la voluntad que me tienes.
El recuerdo del amante desde el mar o desde la orilla; amar en la distancia y en la lejanía; el amor firme como la roca que resiste los embates de las furiosas olas; la idea de la soledad en la inmensidad marina, o la metáfora de las olas que van y vienen, como si fuesen pensamientos o deseos, no constituyen notas definitorias ni singulares en el amplio marco de la poesía popular de tema marino en Canarias. Es el entronque del tema amoroso con el sentimiento de la ausencia (emigración) lo que nos puede dar el rasgo de cierta singularidad, amén de este curioso léxico que utilizan los pescadores y marineros en sus faenas cotidianas, y en el que tanto Portugal ha tenido que ver. Veamos estos dos ejemplos:
Mañana me voy de aquí
lejos del Teide querido
porque no puedo vivir
en la tierra que he nacido.
A la mar me tiré un día
a coger un peje-verde,
y lo que vine a coger
fue una sardina y un gelde.
La primera la recogió Pérez Vidal en su Poesía tradicional canaria, y es una de las mejores coplas sobre el tema de la emigración. La segunda fue recopilada por Leoncio Rodríguez en sus Estampas tinerfeñas. (Elfidio Alonso)
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Unamuno fue nacionalista vasco pero evolucionó en cuanto a ideas nacionalistas a la vista de los preocupantes acontecimientos políticos que presenció.
Tildó de un nacionalismo chico más el verso de Estévanez que incluye Mi patria no es el mundo… mi patria es una choza, la sombra de un almendro.
Sus palabras hacia la actitud política de los canarios no ahorra críticas (pleito insular desde 1808, caciquismo, cortedad de miras).
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