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Los demás:
Ni los conocemos ni nos conocen.
Familia, amigos, conocidos, adversarios, pareja
Transcendencia:
La unión hace la fuerza.
La fuerza del grupo es mucho más que la suma de las fuerzas de los individuos.
Cobra gran fuerza el hermano ayudado por su hermano.
Formar parte de algo grande que nos supera a todos.
Intereses puestos en marcha en la misma dirección.
Reflejo y referencia:
Poder contarlo todo acaba con muchos problemas.
A veces una sonrisa familiar y una palabra amistosa lo cambia todo.
Referencias junto a las que podemos evolucionar
Auxilio:
Alguien a quien recurrir en los peores momentos.
Alguien que busca la forma de aliviar nuestras cargas.
Más que la propia ayuda de nuestros amigos es importante saber que podemos contar con esa ayuda.
Imprescindible en un mundo de competencia como el nuestro.
Debemos ponernos de parte del más débil.
Familia:
La sensación de sentirse querido es indispensable para crecer.
Una casa es un lugar donde uno es esperado.
El amor es lo único que puede llenar la eternidad.
La sabiduría no está en la razón sino en el amor.
Sí que es inteligente el que sabe organizar una familia feliz.
Para educar no hay nada mejor que dar ejemplo.
Paisaje de los recuerdos más queridos que siempre nos acompañarán.
Nunca dejaron de sacrificarse por nosotros.
Compromiso (E.Mounier):
Ningún espiritualismo del Espíritu impersonal, ningún racionalismo de la idea pura interesa al destino del hombre. Son juegos inhumanos de pensadores inhumanos. Desconociendo la persona, aunque exalten al hombre, un día se estrellarán. No existe tiranía más cruel que la realizada en nombre de una ideología.
La íntima confusión de la persona espiritual y de la individualidad material hace que el destino de la primera dependa estrechamente de las condiciones que se dan a la segunda. Somos los primeros en proclamar que el despertar de una vida personal no es posible fuera de las vías heroicas más que a partir de un mínimo de bienestar y de seguridad. El mal más pernicioso del régimen capitalista y burgués no es el hacer morir a los hombres, es el ahogar en la mayor parte de ellos, por la miseria, o por el ideal pequeñoburgués, la posibilidad y el gusto mismo de ser personas. El primer deber de todo hombre, cuando los hombres a millones son separados de esta configuración de la vocación humana, no es salvar su persona (puesto que más bien piensa en una forma delicada de su individualidad al apartarse de esta forma), sino comprometerla en cualquier acción, inmediata o lejana, que permita a estos proscritos hallarse de nuevo situados frente a su vocación con un mínimo de libertad material. La vida de la persona, como se ve, no es una separación, una evasión, una alienación, es presencia, y compromiso. La persona no es una retirada interior, un dominio circunscrito en el que se acote desde fuera mi actividad. Es una presencia actuante en el volumen total del hombre, y toda su actividad está interesada en ello.
Taine, Bourget ha creído descubrir al hombre concreto yuxtaponiendo un dominio regido por una casualidad biológica o social al dominio de las actitudes morales o de los actos propiamente humanos, los dos dominios, separada y recíprocamente, determinados por una especie de casualidad mecánica. El realismo socialista, para restaurar contra este monstruo de dos caras la solidez del hombre encarnado, afirma una universal autoridad y determinación de la materia. El personalismo vuelve a encontrar la encarnación de la persona en el sentido de sus servidumbres materiales, sin renegar, por ello, de su trascendencia en el individuo y en la materia. Unicamente él salva, a la vez, la realidad viva del hombre y su verdad rectora.
(Emmanuel Mounier, Manifiesto al servicio del personalismo)
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