Previsiones de consumo del Consejo mundial de la energía:
Este organismo dependiente de la ONU ha desarrollado diversas hipótesis sobre la evolución de la demanda de energía en el futuro. Según la hipótesis de referencia, la demanda energética crecerá un 50% para alcanzar 13.400 millones de tep (toneladas equivalentes de petróleo) hacia el año 2010, frente a los 8.800 millones consumidos en 1990. Gran parte de este aumento procederá de los países del Tercer mundo. Un 30% de la humanidad tiene todavía como única fuente energética la leña, y los 270 millones de norteamericanos consumen tanta energía como los 3.600 millones de habitantes de Africa, Asia y América del Sur. Las previsiones para el futuro contemplan con preocupación el aumento de la población urbana, cuyo consumo de energía es el doble de la rural. El parque mundial de vehículos puede pasar de los 750 millones de unidades hasta más de 1.000 millones en el año 2020. No resulta previsible una diversificación notable de las fuentes energéticas, puesto que las no renovables de origen fósil únicamente disminuirán del 80% al 75%, aunque el petróleo y el carbón perderán presencia frente al gas natural. La participación de las energías renovables no se espera que supere el 4%. En 1995 se calculó que algunas energías alternativas podrían convertirse en competitivas dentro de unos 20 años.
Europa planea instalar aerogeneradores capaces de producir 100.000 MW hasta 2030, lo que cubriría el 10% del consumo de entonces.
Si los ingresos de las naciones ricas siguen aumentando y las naciones pobres continúan desarrollándose, acortándose las diferencias entre unas y otras, para el 2050 la economía global podría multiplicarse por seis y el consumo de energía por cuatro. Si las emisiones de CO2 se mantienen sobre los 900.000 millones de toneladas o en torno a los 21.000 millones de toneladas al año (emitimos actualmente 33.000), podríamos alcanzar en el 2050 unos 440 ppm, cifra relativamente poco preocupante.
El acuerdo de Bali, con escasos logros prácticos, dejó sin embargo el convencimiento de que es importante y factible evitar el descontrol en el incremento de la concentración de CO2 en la atmósfera.
Centrales eléctricas de combustión de carbono:
Según los planes de suministro futuro no sería necesario renunciar a su uso.
La captación y almacenamiento de carbono es un procedimiento factible y económicamente asequible. Sólo incrementaría el coste de la electricidad en tres céntimos de dólar por kilovatt-hora.
Según un informe especial del ICCP la conversión total de EE.UU. a energía solar puede implicar un incremento del coste de alrededor de cuatro céntimos por kilowatt-hora, y la electricidad tendría un coste total del orden de 8 a 9 céntimos por kilowatt-hora.
Ahorro de energía:
Según sectores llegamos a desperdiciar cerca del 50% de la energía consumida, aspecto en el que se puede buscar el ahorro para ganar tiempo en la búsqueda de fuentes de energía óptimas.
Eficiencia de consumo en iluminación:
El 90% de la energía que una bombilla incandescente utiliza para generar calor en lugar de luz, da un interesante margen de ahorro con el empleo de lámparas fluorescentes compactas (CFL).
Las bombillas de bajo consumo consumen el 30% de una bombilla normal. Su precio de coste, superior al tratarse de una tecnología de fabricación más sofisticada, supone un claro ahorro a lo largo de su vida útil. La legislación de diferentes países está obligando a los fabricantes a incrementar el rendimiento por plazos de tiempo, con lo que se incentiva la sustitución definitiva de las bombillas incandescentes. Los tubos fluorescentes compactos están diseñados para ser utilizados en los portalámparas tradicionales de incandescencia. Los diodos emisores de luz duran 3 veces más que las CFL pero algunos inconvenientes generan un mayor coste de fabricación y sustitución de portalámparas. La versión de rosca consigue apenas iluminar como una incandescente de 25W.
Transporte:
El 95% de la energía usada en el sector del transporte proviene del petróleo.
El parque mundial de automóviles consume 3 millones de litros de gasolina por segundo.
Los automóviles de hace unas décadas podían consumir 30 litros/100 km y actualmente son habituales los que consumen 4 litros.
En menos de 10 años los coches híbridos recargables consumirán menos de 2,5 litros cada 100 km.
La electricidad limpia podría producir hidrógeno para vehículos impulsados por pilas de combustible.
Renovables:
La producción por medio de fuentes renovables no alcanza el 2%.
Es un objetivo fácilmente alcanzable el producir una electricidad prácticamente libre de emisiones a través de la movilización masiva de energía solar y nuclear y la captación y almacenamiento de dióxido de carbono en centrales de combustión de carbón. Con una red eléctrica general limpia, la mayor parte de las emisiones puede también controlarse.
Las calderas domésticas pueden ser reemplazadas por otras eléctricas que consuman electricidad limpia.
Según Naomi Klein No es que España deje de ayudar a quienes deciden poner paneles solares en su casa, sino que además les penaliza por hacer lo correcto.
Alejandro González, técnico zaragozano que, tras comprar seis células fotovoltaicas, no pudo mantenerlas por las cargas y peajes que le imponía la ley.
Lanzó en las redes una petición para que el gobierno eliminase el impuesto al sol, consiguió 250.000 y ser recibido en el Parlamento Europeo que pidió explicaciones al Ejecutivo español.
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