TAZACORTE:
Superficie 12 kilómetros cuadrados. 6.500 Habitantes. En la parte costera del Valle de Aridane se encuentra Tazacorte, el municipio más pequeño de la isla. Pueblo de marcada vocación musical y de excelentes deportistas, presumiendo con razón de tener los mejores plátanos de Canarias.
En la desembocadura del barranco de Las Angustias está el populoso barrio de El Puerto, de larga tradición marinera. junto al barrio, una gran playa de arena y el refugio pesquero, no faltando los típicos restaurantes y chiringuitos a la orilla del mar.
En estas playas desembarcó en conquistador de la isla, Alonso Fernández de Lugo, dando muerte al rey Tazo y construyendo la primera ermita de la isla en honor de San Miguel, hecho acaecido el 29 de Septiembre de 1492.
Hasta el año 1925 perteneció este pueblo a los Llanos de Aridane, fecha en la que le fue concedida la independencia por el rey de España D. Alfonso XIII.
Cada año se celebra con extraordinaria animación la fiesta en honor a su patrón San Miguel Arcángel el 29 de Septiembre.
Mártires de Tazacorte:
En la ermita de San Miguel de Tazacorte se conservan las reliquias de las víctimas del más sangriento de los dramas acaecidos en nuestras costas.
El 5 de junio de 1570, en el galeón Santiago, salieron de Portugal el padre fray Ignacio de Acevedo y 39 religiosos de la Compañía de Jesús con rumbo a brasil, por mandato del general de los jesuitas Francisco de Borja. El barco hizo escala en Tazacorte y los pasajeros se hospedaron en la casa de Melchor Monteverde, que se había educado en Oporto junto al padre Acevedo.
El día 13 el padre Acevedo celebró en la ermita de Tazacorte y dio la comunión a los 39 compañeros y demás personas que les acompañaban. A continuación subieron a bordo para dirigirse a Santa Cruz de La Palma con el fin de descargar mercancías. Cuando estaban a la altura de la punta de Fuencaliente, muy cerca de la costa, fueron atacados por cinco embarcaciones de hugonotes pertenecientes a la flota del sanguinario pirata Jacques Sores. Cuenta Rumeu de Armas que el capitán del galeón Santiago, viendo el buen ánimo de los misioneros y su generosidad, pidió al padre Acevedo que les permitiera entregarles armas para defenderse de los atacantes, pero que éste del dijo que ellos sólo podían dedicarse a asistir a los heridos y moribundos, curándolos o ayudándolos a bien morir.
Lo cierto es que Sores se apoderó del Santiago, mientras el padre Acevedo animaba a los misioneros a morir por la fe. Y así sucedió. El padre Acevedo y todos los misioneros fueron sometidos a atroces tormentos y pasados a cuchillo, para ser finalmente arrojados al mar. En la ermita de San Miguel de Tazacorte se conservan las reliquias de estos mártires. Este templo fue fundado pocos años después de la conquista y dedicado al Arcángel, en conmemoración de haber arribado a aquella playa los conquistadores un 29 de septiembre.(Juan Arencibia)
El puerto espera (12/05/04):
[...] Tazacorte Villa y Puerto, oveja negra del presente observa que su Plan de Ordenación Territorial duerme plácidamente en el arca marina de la Comat. Las mareas, atracciones combinadas del sol y la luna hacen tambalear su viejo e histórico puerto.
Su dique comercial se encuentra hoy con artrosis permanente con un encefalograma plano, humos de sacrificios, olas de llantos y desconsuelos chisporrotean cirios, para alumbrar a los galenos hormigoneros a inyectar en cajón sumergido Benahoare cemento hinchable, con el fin de restañar heridas profundas en sus paredes, producto de un tráfico constante de motos acuáticas. Un día fue alegría de sainetes, bailes típicos y fuegos artificiales, y desde el día diez de diciembre de 2002 sólo aparcan en sus aguas barcos durmientes, viejos peregrinos de la mar, y gaviotas bulliciosas con alas largas, que rompen el aire y la luz. La idiosingracia elegancia de su gente, virtud enriquecida por su temple y firmeza, aspa empujada por el viento de la concordia, que muele amistad, fragante aroma que acaricia sus mares, orgullo de todo un pueblo, espera pacientemente la fumigación de esta microbiana llamada moratoria. Sus platanales de ramas verdes, sus tierras fértiles lujuriosas de acequias curvilíneas, para que las aguas pasen tranquilas en suave movimiento, rompen la frágil luz de la luna. La brisa escondida de los alisios empujando las olas, el azul suave de su mar, y su alegre pasacalle vuela, vuela palomita, hará que su oveja negra sea inmolada en el altar inmaculado del tiempo. (Fridolino Brito Pérez)
La Reserva Marina de La Palma:
Ocupa una franja marina frente a las costas occidentales con una extensión de 3.455 hectáreas.
Su objetivo principal es la regeneración de los recursos pesqueros y el mantenimiento de las pesquerías tradicionales.
Du gestión está a cargo de la Secretaría General de Pesca, integrada en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.
Colaboran en el seguimiento científico el Instituto Español de Oceanografía, Universidades y Centros de Investigación.
En las zonas que comprende destacan sus fondos abruptos de gran valor paisajístico y biológico, con numerosas grietas, cuevas y túneles, que albergan comunidades de gran interés, entre las que se encuentran especies pesqueras como la vieja, el medregal o serieola o el ábade. En sus aguas se encuentran con frecuencia especies como el delfín mular y la tortuga boba.
En 2016 se cumplió su XV aniversario. Desde hace 30 años España tiene declaradas como Reservas Marinas una superficie de más de 102.000 hectáreas, de las que más de 10.400 hectáreas se corresponden con reserva integral de toda actividad.
El papel de la pesca en la economía prehistórica de la isla de La Palma:
Introducción:
La isla de La Palma constituye una excepción en el desolador panorama con el que se enfrenta el prehistoriador que intenta establecer la diacronía de las prehistorias insulares. La existencia de varias cuevas con una importante sedimentación ha hecho posible la puesta en marcha de proyectos de investigación destinados a obtener respuesta a los muy diversos interrogantes planteados en la prehistoria palmera. Así, desde 1981 se han realizado una serie de excavaciones sistemáticas en el conjunto arqueológico de Cuevas de San Juan que han permitido a los Drs. Navarro y Martín establecer un modelo de poblamiento para esta isla, asunato difícilmente abordable en la prehistoria canaria. La aplicación en las sucesivas campañas de una metodología depurada encaminada a la obtención de un fiel registro arqueológico trajo consigo la aparición de un volumen importante de restos óseos de peces (Martín y Navarro, 1984; Navarro y Martín, 1985-87).
La Cueva de El Tendal está situada en el margen izquierdo del Barranco de San Juan a unos m s.n.m. En realidad se trata de un gran abrigo, de 57 m de ancho y con una profundidad que oscila entre los 6 y 11 m, que ofrece una superficie útil superior a los 500 m cuadrados. Este espacio se articula en 3 niveles configurados por la estructura escalonada del piso rocoso originario.
[...]
Resultados y discusión:
Se ha decidido agrupar por familiaslos restos de la composición ictiofaunística de cada uno de los cinco estratos delimitados en la excavación. La composición íctica del yacimiento no es excesivamente variada en cuanto al número de especies presentes en él, pues se reduce tan sólo a diez, que son a su vez globalizadas en cinco familias. Esta escasa variedad queda aún más constreñida si se repara en el evidente predominio de la vieja, Esparisoma (Euscarus) cretense, que, con el 55% de representatividad, reduce la presencia de cualquier otra especie a un escaso porcentaje. La familia de los Sparidae, que ocuparía un segundo lugar en importancia cuantitativa, supone un 13% en el conjunto del yacimiento. En el Tendal se incluyen en esta familia la sarpa, salpa o salema, los sargos, tanto el Diplodus sargus como el Diplodus vulgaris, el bocinegro o pargo (Pagrus pagrus) y el género Pagellus sp. La representación de Muraenidae es importante con un 11'7%. La siguiente familia que figura es la de los Serranidae, con el abadejo (Mycteroperca rubra) y las cabrillas, ya se trate de la Serranus cabrilla o la Serranus atricauda. Por último, los Carangidae (la palometa o Trachinotus ovatus), cierran el conjunto íctico determinado en el Tendal.
Todas estas especies son características de la zona litoral, ya se trate de especies pelágicas (la palometa) o de las bentónicas cuando están ligadas fundamentalmente a la zona infralitoral de sustrato duro. La preferencia de la vieja y de los espáridos citados por aguas costeras y poco profundas en general, contrasta con las preferencias de los Muraenidae y los Serranidae por las zonas más profundas aunque cercanas a la costa, especialmente en las oquedades y afractuosidades de los sustratos duros, microambientales que constituyen su hábitat preferente. Esta primera consideración permite afirmar que la pesca se desarrollaba desde la costa, en lugares cercanos al yacimiento, caracterizados por pequeños acantilados rocosos.
La ausencia de artefactos relacionados con la pesca, único elemento que ofrece información indiscutible acerca de las técnicas de pesca, nos obliga a formular formular simplemente hipótesis. En cualquier caso no es cierto que tradicionalmente la pesca en las islas no requiere un equipamiento excesivamente complejo y, en ocasiones, éste puede no existir. En las costas rocosas del Archipiélago se forman charcos que retienen a la bajada de la marea ejemplares de salemas, viejas, vargos, etc., siendo práctica común la recolección de estos individuos sin necesitar ningún tipo instrumental preciso. No hay elementos que nos impidan suponer que esta técnica sencilla pudo ser también utilizada a lo largo de la prehistoria.
Para las morenas y los abadejos, no hay por qué eliminar la idea de la utilización de anzuelos, a pesar de que estos instrumentos no hayan sido encontrados en la isla.
Los textos cercanos a la conquista que podrán ofrecer, tal y como ocurre con otras islas , información relativa a la actividad pesquera, muy al contrario niegan la práctica de la misma precisamente en esta isla. Así Nicoloso de Recco (1341-1978:44-45) dice de los auaritas que "este pueblo ignora el arte de la pesca [...] jamás come pescado a pesar de que los habitantes de otras islas han sabido inventar diversos modos de procurárselo". Del mismo modo Zuara (1453-1973: 343) afirma:
"nao ha pescado algum nem o cumum os desta ilha, e que os de todalas outras fazem pelo contrario, que buscam engenho para tomar e se aproveitaam dele em sua governança, senao aqueste sómente, que nem o comem nem se tabalham de o toma".
Se aprecia una vez más cómo las fuentes escritas deben ser tomadas con extrema cautela ya que a estas menciones tan explícitas negando la práctica pesquera se opone la evidencia innegable constituida por las arqueoictiofaunas de la cueva de El Tendal. Estos vestigios son la prueba inequívoca del aprovechamiento de los recursos ícticos realizada de forma continuada a lo largo de todo el período de ocupación de la cueva.
Conclusión:
El conjunto de los análisis zooarqueológicos continúan mostrando que la ganadería fue la actividad más importante desarrollada por los primeros habitantes de la isla, procurándoles muchos de los alimentos de su dieta cotidiana (Pais, 1900); sin embargo, el análisis de os restos óseos de peces muestra que la pesca fue practicada por los auaritas que habitaron en El Tendal. Si se piensa que a esta pesca se le une la recolección de moluscos, de los que también se ha recuperado una considerable cantidad de restos, la explotación del medio marino se convierte en una actividad aún más importante. Estos recursos permitirían a esta población prehistórica controlar de forma más precisa las variaciones en la disponibilidad de alimentos a lo largo del año, mostrando la complejidad de mecanismos de aprovisionamiento puestos en marcha por los habitantes del Barranco de San Juan para asegurar su subsistencia.
Ciertamente, no se puede afirmar que esta sociedad basaba su estrategia económica en la explotación de los recursos marinos; no obstante, el análisis arqueoictiológico de este yacimiento permite asegurar con total certeza que la pesca fue una de las actividades desarrolladas por las poblaciones prehistóricas de La Palma desde los primeros momentos del poblamiento de la isla. Queda ahora comprobar si esta constatación puede ser generalizada al resto de los yacimientos de la isla. Sólo a partir de nuevos proyectos de investigación desarrollados en otras zonas se podrá dar respuesta a esta cuestión (Carmen G. Rodríguez Santana. 1993)
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