Jesuitas:
Fundación:
La Compañía creció rápidamente y sus miembros tuvieron una actividad decisiva durante la Contrarreforma, especialmente en el transcurso del Concilio de Trento, así como fundando escuelas y centros de estudios superiores en toda Europa. Durante 150 años dirigieron los más importantes centros educativos europeos y, hacia 1640, contaban con más de 500 centros de estudios superiores repartidos por todo el continente. Aproximadamente un siglo después, esta cifra alcanzaba ya los 650; además, la orden tenía a su cargo, en forma total o parcial, la dirección de 24 universidades. También establecieron más de 200 seminarios y casas de estudios para sus miembros. Durante el periodo de la Contrarreforma, la educación jesuítica se enfocó principalmente a fortalecer la fe católica frente a la expansión del protestantismo. Si bien la educación jesuítica para laicos estaba dirigida principalmente a la nobleza europea y a estudiantes pudientes, también tenían a su cargo escuelas profesionales y, en los territorios donde trabajaban en misiones, escuelas para los pobres.
La provincia argentina de Misiones cuenta con una destacada actividad turística originada, entre otras razones, por la conservación de las ruinas de las misiones jesuíticas, cuya existencia durante el periodo colonial español es el origen del nombre de esta división administrativa. En las proximidades de la ciudad de San Ignacio, a orillas del río Paraná, se encuentran los hermosos restos de la misión homónima.
La actividad de los jesuitas fue exitosa en su labor misionera. Especialmente importante fue la emprendida por san Francisco Javier en India y Japón. La Compañía de Jesús se expandió más tarde por el interior de China y por las costas de África. Las cartas que escribieron los misioneros jesuitas que trabajaban en Canadá, en las que enviaban información de tipo etnológico, histórico y científico, fueron publicadas con el nombre de Relaciones Jesuíticas, formando una única y muy valiosa fuente de información referente a los nativos de ese país. Sin embargo, el trabajo de las misiones jesuíticas más conocido del Nuevo Mundo fue la fundación de las reducciones, siendo las más famosas las de Paraguay. Eran comunidades de indígenas, gobernadas por los jesuitas. Allí, y durante casi 200 años, los jesuitas dirigieron un enorme grupo de indígenas, logrando fundar 32 poblados, con una población de aproximadamente 160.000 personas. Enseñaban métodos agrícolas siguiendo las tradiciones autóctonas, artes mecánicas y favorecían el desarrollo del comercio.
Desde el punto de vista económico, la Orden estaba obligada a una pobreza estricta. Sólo las casas de estudio y las de formación de jóvenes podían tener rentas propias. Los profesos renunciaban a cualquier riqueza, y también a cualquier prelacía o cargo eclesiástico.
A la muerte de Ignacio (1556), los miembros de la Compañía ascendían a más de mil, y sus casas, más de cien, se repartían por doce provincias. En 1615, el número de jesuitas alcanzó la cifra de 13.000. Había establecimientos en Francia, Portugal, Flandes, Polonia, Italia, España y América.
Estaba estructurada en una jerarquía peculiar. Un general de la Orden, con carácter vitalicio, elegido por una congregación general, considerada como el supremo órgano legislativo; procuradores en cada provincia; consejeros nacionales con la misión de ayudar a los generales provinciales. Los demás cargos los designaban los generales o prepósitos provinciales.
En 1620 Francis Bacon publicó un manifiesto científico titulado Novum organum. En él razonaba que «saber es poder».
Una humilde y específica teoría que nos permita hacer cosas nuevas constituye saber y confiere poder.
Esta nueva aproximación al conocimiento reforzó el vínculo entre la ciencia y la tecnología útil para la vida productiva y el progreso técnológico.
Oposición a la Orden:
Religiosos |
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