Heródoto estudia a los etruscos en Italia:
[...] El estudio...estuvo dedicado al pueblo pirata por excelencia, a los tan odiados conquistadores de la Italia septentrional y central, es decir, los etruscos. En aquellos días, las veloces naves de vela y de remo etruscas aparecían en todas las partes del Mediterráneo, a menudo asociadas con los cartagineses. Con sus armas de bronce maravillosamente trabajadas e incluso con espadas de un nuevo metal llamado hierro, apresaban las embarcaciones griegas venciendo a los combatientes más fuertes y blandiendo como sarcástico emblema de verdad y felicidad la enorme araña de oro, el pulpo gigante, el temible pólipo marino con el que parecían haber concertado un pacto mágico.
Se decía que los etruscos llegaban comerciando y pirateando hasta más allá de las Columnas de Hércules, a mares occidentales y nórdicos totalmente desconocidos, donde había estaño para la fabricación del bronce, oro para saciar sus ansias de lujo, y ámbar para adornar los bellos cuerpos femeninos. Comerciaban a elevados precios, claro está, con marfil, piedras preciosas, y materias primas procedentes de las cuatro partes del mundo. No es de extrañar que no gozaran de las simpatías del mundo de habla griega.
(Wendt)
● El comercio en metales básicos fue la auténtica base de la prosperidad etrusca, y si los etruscos pudieron pagar por los bienes que importaban en cantidades cada vez mayores desde Grecia y el Levante fue, sobre todo, gracias a las abundantes reservas locales de cobre, hierro y otros metales, puesto que ellos tenían poco que ofrecer en materia de productos acabados. (Abulafia)
Objetos de arte, mitología y relatos provenientes de Grecia impregnaban los pueblos asentados en la península italiana. Los asentamientos griegos conseguían una convivencia en términos pacíficos y eran focos de prosperidad y excelentes artesanos. En las tumbas italianas aparecieron las mejores muestras de cerámica griega. Gozaba de gran demanda, sobre todo la que provenía de Corinto. A lo largo del Mediterráneo se encuentran restos de un intenso comercio que incluye garum proviniente de la costa atlántica de Marruecos.
El origen de los etruscos:
Investigaciones arqueológicas:
El arte de interpretar los signos del cielo, el tipo de sepultura bajo grandes túmulos y la famosa estela de Lemmo, "clamorosamente etrusca", como ha sido definida por los estudiosos, amén de otros muchos indicios de los historiadores antiguos que aproximan a los etruscos, en parte y en determinadas situaciones, a los mitos pelasgos.
Por otra parte, hay que tener presente que los etruscos se consideraban autóctonos, es decir, originarios de Italia y que ninguna huella arqueológica ha permitido demostrar su procedencia oriental, como, sin embargo, aparece evidente cuando exploramos los testimonios arqueológicos de las primeras colonias griegas y fenicias en el sur de la península. En las últimas décadas, la esploración de los estratos más profundos de los yacimientos etruscos permitió identificar en la civilización descubierta a finales del 700 en Villanova de Bolonia del conde Gozzadini la primera fase del pueblo etrusco. Casi todos los expertos están de acuerdo sobre el hecho de que los villanovianos eran autóctonos. Por eso, el gran etruscólogo Massimo Pallotino propuso abandonar la inútil investigación de los orígenes de los etruscos para centrarse en el concepto de su formación. Una propuesta más realista que, sin embargo, todavía no ha podido dar una respuesta satisfactoria al problema.
La imagen de sus reuniones en los frescos de sus tumbas nos ha transmitido la sensación de una atmósfera enrarecida y recelosa, de movimientos elegantes, de un gusto refinado y ambiguo que fue, durante mucho tiempo, objeto de temor, admiración y envidia por parte de todos los pueblos antiguos. (Valerio Manfredi)
Inicios:
Escritores griegos como Hesíodo (hacia 700 a.C.) y Heródoto (hacia 490-425/420 a.C.) facilitaron ya diversos relatos acerca de la llegada de hijos de reyes en calidad de patriarcas legendarios de estos tyrrhenoi, como los denominaban los griegos, y que más tarde serían adoptados y reivindicados como antepasados por los historiadores romanos. Después del descubrimiento del arte etrusco, a finales del siglo XVIII, surgieron auténticos ejércitos de apasionados etruscólogos aficionados que formularon un sinfín de teorías acerca de la procedencia y los orígenes de este pueblo, además de saquear sus tumbas. Pero sólo los hallazgos de objetos de uso cotidiano y de culto obtenidos en las excavaciones sistemáticas de tumbas monumentales en las necrópolis etruscas han permitido a los arqueólogos conocer un poco mejor a este pueblo extinguido, sus formas de colonización, su estructura política y social, su sistema económico y su religión, arte y cultura. Las piezas halladas son como los fragmentos de un enorme rompecabezas sometido a modificaciones constantes a medida que avanzan las investigaciones.
El principio de Etruria:
El núcleo territorial de la antigua Etruria en el siglo VIII a.C. correspondía en gran parte a la Toscana actual, un territorio delimitado al sur por el Tíber, al norte por el Arno, al este por los Apeninos y al oeste por el mar Tirreno. A partir del siglo VII y hasta finales del VI a.C., los etruscos se diseminaron en dirección norte hasta el valle del Po cruzando los Apeninos, y hacia el sur hasta Campania.
Entre los siglos X y VIII a.C., el futuro territorio de los etruscos estaba bajo el dominio de la cultura villanoviana (de la localidad boloñesa de Villanova), un pueblo de la primera Edad del Hierro dedicado mayoritariamente a la agricultura y la ganadería, que vivía en comunidades rurales formadas por chozas de madera y de barro en lugares remotos y fáciles de defender de las montañas y la meseta. Al mismo tiempo se habían asentado en Aithalia, la "isla negra como el hollín" que hoy llamamos Elba, navegantes procedentes del Egeo. Estos se habían sentido atraídos por las abundantes reservas de mineral de hierro, que explotaban y transportaban a la península. Allí descubrieron también la presencia del cobre, hierro, cinabrio y aluminio en la costa occidental toscana. Otro factor que intervino en la formación del pueblo etrusco fueron los colonos griegos que se habían establecido en Campania, procedentes de Eubea, hacia el año 770 a.C., y fundado centros comerciales de apoyo en la isla de Ischia y en Cumas. Gracias a la mezcla de estos grupos surgió un pueblo que se denominaba a sí mismo "rasna" o "rasenna" y al que los griegos llamaron thyrrenoi y los romanos, etruschi o tuschi.
La economía de autoabastecimiento y redistribución primitiva, en la que los artículos eran reunidos de forma centralizada en una especie de intercambio "premonetario" y distribuidos según las necesidades, empezó a cambiar con el auge del comercio. Se formó una clase de comerciantes poderosos y otra de terratenientes acomodados que convergerían en lo sucesivo en la nobleza etrusca. A partir de siglo VII a.C., las colonias diseminadas adoptaron el aspecto de ciudades. Al igual que la Grecia de aquella época, Etruria se dividía en doce ciudades-estado independientes entre sí: la Liga etrusca (dodecápolis), cada uno de ellas gobernada por una especie de rey-sacerdote denominado lucumón y un magistrado escogido de una familia patricia. Dichas ciudades formaban una alianza militar y se reunían anualmente en primavera en el santuario de Voltumna, en Volsinii (Bolsena). Más tarde, el rey-sacerdote fue reemplazado por un funcionario elegido por votación.
Al principio, los etruscos trocaban en su propio territorio los productos que obtenían de la minería por artículos de lujo traídos por comerciantes extranjeros, sobre todo fenicios. A partir de finales del siglo VII a.C., el comercio se extendió por todo el Mediterráneo. Barcos etruscos transportaban hierro, derivados minerales, alumbre y mercurio, además de vino y aceite en ánforas así como recipientes de bronce y cerámica hasta territorios remotos y los intercambiaban por oro, plata, ámbar y marfil. Finalmente, el auge de las provincias romanas en Africa, Hispania y Galia impidió la distribución de los preciados productos etruscos y redujo el mercado al entorno más inmediato. (Ruth Strasser)
Extraño idioma:
Unico entre los idiomas de la Italia prerromana, no es una lengua indioeuropea. De ahí que el sentido de los pocos textos que poseemos, aunque estén escritos con el alfabeto greco-italiota de Cuma y, por tanto, sean perfectamente legibles, siga siendo un campo de hipótesis más o menos fundadas.
[El rico legado arqueológico de que se dispone contiene numerosas inscripciones que abarcan aspectos concretos con poca variedad. Se desconoce casi todo de su historia y su cronología].
Sabemos que el emperador Claudio escribió una gramática y un vocabulario de la lengua etrusca, amén de una historia de este pueblo, que debió tener una literatura predominantemente oral. Todo se perdió y lo que conocemos de su historia se nos ha filtrado a través de las fuentes romanas. Su forma de hablar vive todavía en el acento toscano. (Manfredi)
● La escasez de documentos dificulta la comprensión del idioma, puesto que los investigadores tienen que contentarse con tan sólo unas 10.000 inscripciones funerarias, sagradas y de propiedad. Las investigaciones se centran en en el análisis de la lógica propia de la lengua, puesto que la comprensión de las funciones gramaticales y sintácticas parece más interesante que la comparación etimológica con otras lenguas, que ha resultado absolutamente estéril. (Strasser)
Arte enigmático:
Está fuertemente influido por todas las tendencias artísticas griegas, tanto la peninsular como la de Asia Menor. A pesar de ser una continuación del arte griego guarda peculiaridades distintivas que lo convierten en arte propio con gran gusto por la viveza de los colores.
Preocupados por el más allá, construyeron tumbas excavadas en las rocas o con grandes bloques de piedra. Los materiales efímeros empleados en sus viviendas hicieron que no se conservaran restos de importancia. De sus tumbas proviene gran parte de los datos que se tienen sobre su arte y costumbres. Pueden presentar planta cuadrada o circular pero todas disponen de una cámara sepulcral, rodeada de más o menos huecos o habitaciones, a las que se tenía accesoa través de un corredor. Esta disposición se mantenía tanto si la tumba era excavada como si era construida en el llano con piedras labradas. Sobre la planta rectangular o cuadrada edificaban una cúpula que luego cubrían con una capa de tierra que ha ayudado a su conservación. Lo más importante era el sarcófago, sobre el que colocaban la escultura del difunto yacente o recostado sobre el codo. Los sarcófagos eran decorados con con pinturas al fresco de gran valor artístico. Edificaban templos muy semejantes a los griegos. Los etruscos creían en dioses que tenían gran relación con los de la mitología griega. Variaban sus nombres, pero su poder era casi igual al que se les atribuía en Grecia. Aparte de sus dioses, pracicaban ritos mágicos e interpretaban el vuelo de las aves y examinaban el hígado de las víctimas para dar un agüero. El tamaño del templo dependía de que fuera dedicado a una tríada -tres dioses- o a un solo dios. En el primer caso edificaban tres cellas y en el segundo una sola cella en ocasiones muy pequeña. El vestíbulo tenía columnas, que siempre fueron de madera. La techumbre tenía un alero muy saliente, también de madera. Quedan restos de las placas de cerámica con que en ocasiones revestían los frisos, la techumbe y sus aleros. En lo que más destacaron fue en la escultura de bronce. Se conservan interesantes ejemplaresde gran realismo. Etrusca es la Loba Capitolina, símbolo de la ciudad de Roma.
El gran obstáculo para la expansión griega por la costa noroeste de Italia:
Cartago buscaba zonas de dominación en competencia directa con los griegos. La ciudad está separada del extremo occidental de Sicilia por sólo 150 kilómetros de mar. Los griegos ocupaban la parte oriental de la isla. A lo largo de todos los tiempos helénicos, los cartagineses y los griegos se combatieron hasta llegar a un estancamiento. Ninguno de los pueblos pudo nunca expulsar totalmente de la isla al otro, aunque uno y otro estuvieron a punto de conseguirlo a veces. La expansión griega hacia el noroeste de la península Itálica también se detuvo y no pasó de Cumas, la primera colonia que fundaron. Al noroeste de Cumas estaban los etruscos, quizá originarios de Asia Menor y que más tarde serían absorbidos por los romanos. Cuando los griegos estaban asentándose en Italia, los etruscos aún eran poderosos. Y opusieron resistencia cuando los griegos trataron de llegar a las grandes islas de Cerdeña y Córcega, que están entre Italia y el asentamiento griego de Massalia. Los focenses, que se habían establecido en Massalia, tomaron la delantera en el intento de colonizar las islas, por el 550 a. C. Pero alrededor del 540 a. C., los etruscos, en alianza con los cartagineses, derrotaron a la flota focense en una batalla naval que se libró cerca de Cerdeña. Fue un desastre para los colonizadores griegos, quienes fueron muertos o expulsados de la isla. Cartago se apoderó de Cerdeña, mientras que Córcega cayó en manos de los etruscos. Esa batalla marcó el fin de la Edad de la Colonización griega. Las zonas disponibles para la colonización habían sido ocupadas y los griegos ya no pudieron seguir expandiéndose.
Mientras se encontraban en buena posición en poderío, adelantos y organización vieron a la indoblegable Roma dar sus primeros pasos como pueblo rival.
Tampoco griegos, cartagineses y bárbaros lograron frenar el ascenso de Roma.
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