Apresamiento de Julio César:
Después de la destrucción de Cartago en Occidente y la derrota de los griegos en Oriente, Roma se hace dueña del Mediterráneo y comienza a llamar a este mar Mare Nostrum. No existe en este mar ninguna potencia marítima que pueda hacer frente a Roma, salvo los piratas. La piratería se ejercía como una forma normal de vivir, apresando los barcos comerciales, sus mercancías, y, sobre todo, sus tripulaciones y ocasionales pasajeros, a los que se vende como esclavos. Roma carecía de hombres y barcos para combatirlos.
Julio César, cuando contaba sólo 23 años, se embarcó para dirigirse a la isla de Rodas con el propósito de estudiar leyes y oratoria. Durante el viaje, cuando navegaba por la costa de Caria, en el sudoeste de Asia Menor, su barco fue apresado por los piratas y conducido a Farmacusa. Allí los piratas le dijeron que pensaban pedir un rescate de veinte talentos por su persona. El joven patricio se indignó y les respondió que por su rescate podían pedir unos cincuenta talentos. Entre tanto se negociaba el rescate, el joven César trataba a los piratas con autoridad e incluso llegó a anunciarles que cuando se viese libre les atacaría y les haría crucificar. Los piratas se tomaron a broma sus amenazas, al tiempo que se burlaban de la oratoria de César.
César, tras permanecer cuarenta días prisionero como relata Suetonio, fue liberado al hacerse efectivo el rescate. Posteriormente se entrevistó con el legado en Mileto, Valerio Torcuato, y le pidió ayuda para apresar a los piratas. Con una pequeña flota de tres naves se dirigió a Farmacusa. Desembarcaron de noche, consiguiendo apresar a los piratas y recuperar los cincuenta talentos de su rescate. Luego César se dirigió a Pérgamo y solicitó al pretor permiso para ajusticiar a los piratas. Como la respuesta fuese algo vaga, César decidió crucificar a los piratas tal como les había anunciado. (Ricardo Arroyo)
Catulo convirtió a Julio César en sus poemas en un caudillo universal. Así se arrebató a Pompeyo el Grande su propio apelativo, cuando en realidad había sido él quien había resultado victorioso en Oriente. Julio César contempló el uso de la seda como banderolas de brillantes colores durante una batalla con los partos. Tuvo la idea de incorporarla para causar efecto, y la empleó de forma llamativa para celebrar su triunfo en la capital. Autores de la vieja escuela como Plinio y Cicerón profirieron encendidas diatribas contra costumbres poco romanas. Uno de los objetos de su crítica fue el uso de la seda, demasiado cara, vanidosa y extranjera.
Roma impondría su duradera paz sobre el Mediterráneo hasta los años de debilidad del imperio.
En el 410, el rey Alarico saqueó la metrópoli y el vándalo Genserico volvería a saquearla en el 455. El terrateniente Rutilio Namaciano, de regreso a su Galia natal desde Roma, alrededor del 415 d. C., dejó constancia de la inseguridad al elegir la vía marítima: Es preferible confiar las velas a la incertidumbre del mar, ya que la campiña etrusca y los muros de contención de la vía Aurelia han estado sufriendo a hierro y fuego las hordas de los getas e incluso los bosques carecen de casas de posta y los ríos de puentes. El término geta se refiere a cualquier pueblo germánico y en este caso al visigodo.
El garum:
Sin posibilidad de refrigerar los alimentos, las salsas servían para esconder los sabores tantas veces cercanos a la putrefacción. El garum, condimento que se preparaba mezclando la casquería de algunos pescados con vino, vinagre, pimienta, aceite y agua, nos parecería a quienes somos de paladar occidental, una intragable pócima de efectos devastadores. Pero los romanos lo adoraban, y -aparte de utilizarlo como aliño de manjares- lo empleaban, en casos extremos, para llevar su libido a los altares.
El garum no sólo era útil para enmascarar el deterioro de los alimentos y despertar el apetito sexual, sino que también era considerado un buen producto cosmético de precio costosísimo, hecho que lo convertía en un elemento distintivo entre las capas adineradas, y aunque tuvo su apogeo en los siglos de dominación romana, es original de la Grecia dividida entre ciudades-Estado: garos o garon es una palabra griega y el nombre de bautismo del pez del que se extraían los intestinos para elaborarlo. Como en otros muchos ámbitos, los romanos se apropiaron del término pero ampliaron el abanico de donantes que posibilitaban la producción del mismo. Atunes, morenas, esturiones, muchos son los peces cuyas vísceras y despojos debidamente macerados servían para alegrar sus ágapes. Era tal la pasión por esa salsa de gustillo putrefacto, que por todo el territorio se construyeron factorías para su fabricación y posterior distribución por los mercados del imperio, almacenado en ánforas selladas. Una de las factorías más importantes era la de Baelo Claudia, situada en las pedanías del Cádiz actual.
El garum varió en su composición con los siglos, pero en líneas generales ha resistido los embates del tiempo. En la Edad Media empleaban el hallex para su fabricación, y en nuestros menús costeros tenemos un garum resultado de la mezcla de anchoas, aceite y aceitunas negras. (Daniel Vázquez)
El invento del ancla de doble gancho:
Para fijar sus naves los fenicios arrojaban a modo de ancla un tubo de madera rellenado con plomo.
Homero usa la palabra euné para referirse a este tipo de anclaje de origen fenicio.
En el siglo V a.C. estaba en uso la palabra griega agkyra, que significa gancho o cosa curva.
El ancla de doble gancho es una invención romana. Los historiadores antiguos atribuyeron el invento del ancla a los etruscos.
Los monumentos conmemorativos en forma de columna rostral (decorados con rostras o proas de galeras) muestran relieves de anclas con una forma que continúa en la actualidad reproduciéndose como símbolo marítimo de inmediato reconocimiento popular.
El cepo de plomo que formaba parte de las anclas romanas de madera es un elemento encontrado con frecuencia durante los trabajos arqueológicos.
Calendarios:
Para la navegación de altura la posición de los astros se convertiría en una información de gran importancia.
Los navegantes modernos convertirían a los almanaques náuticos en herramientas de uso cotidiano.
En Roma se debatía la necesidad del uso más racional del tiempo que requería la compleja organización de una sociedad más moderna y extendida en amplios territorios.
Julio César estableció el calendario juliano para dar respuesta a esta necesidad de modernización.
El nuevo sistema no se ajustaba lo suficiente a los días que realmente emplea la Tierra para dar la vuelta alrededor del Sol.
Cada año se acumulaba un retraso de once minutos, que después de dieciséis siglos, se habían convertido en once días en el momento del paso al calendario gregoriano (1752).
Los antiguos cristianos que intentaron fijar la fecha exacta del nacimiento de Jesús se encontraron con el el problema del uso de diversos calendarios que contenían errores de cálculo. Al principio el que mejor conocían era el judío pero al extenderse el nuevo credo la mayoría de ellos usaba el juliano. El calendario judío era de carácter lunar y cada cierto tiempo era necesario añadirle unos días para armonizarlo con los calendarios solares, pero no siempre lo lograban a pesar de estos reajustes. Egipcios y romanos seguían un calendario solar y con frecuencia sus registros contenían errores.
Ostia:
El puerto de Roma que acercaba a las bocas del Tíber embarcaciones y mercancías procedentes de los tres continentes.
Es un privilegiado lugar donde la arqueología encuentra múltiples detalles sobre la actividad comercial.
Prueba de que se trataba de un concurrido lugar de intensa actividad es que los arqueólogos han excavado en la localidad treinta y nueve cantinas, restaurantes y hoteles.
Concentraba sus lugares de esparcimiento apenas salvada la Porta Marina, en torno al decumano máximo.
La localidad fue definida de amoenissimam civitatem (ciudad amenísima) por el abogado Minucio Félix en el siglo III d. C.
La campaña de Claudio Pompeyo El Grande contra los piratas de Asia Menor (67 a.C.):
En tiempos de la guerra civil entre los partidarios de Mario y Sila, los ataques de los piratas se fueron sucediendo por la situación de debilidad que atravesaba Roma. Mitrídates, rey del Ponto, se alía con los piratas para cortar el abastecimiento de Roma, dependiente especialmente del trigo de Egipto. Los ataques piratas llegan a la península italiana. Ante esa angustiosa situación, el Senado aprueba la Ley Gabina que otorga a Claudio Pompeyo todo el poder en la mar, incluyendo hasta 400 estadios tierra adentro. A Pompeyo se le permitió escoger entre los senadores a quince legados, a los que adjudicó el mando para actuar en cada una de las quince zonas en que había dividido el Mediterráneo. A los cuarenta días de su llegada a Asia Menor los piratas quedaron completamente aniquilados, destruidas sus fortalezas y abierto todo el Mediterráneo al comercio romano.
El botín fue enorme: fueron capturados cuatrocientos barcos, mil trescientos fueron quemados, los arsenales quemados y todas las fortalezas destruidas. El triunfo de Pompeyo fue total. Los piratas que no murieron durante los combates, fueron bien tratados y se establecieron en algunas ciudades de Cilicia, que pasó a ser provincia romana. (Plutarco, Vidas Paralelas)
¡Ay, Pompeyo el Grande! ¿Quién habría imaginado que, después de haber vencido a las fuerzas de Mitrídates, de haber librado el mar de piratas y de haber merecido tres veces el triunfo, morirías en las riberas del Nilo? (Manilo). En el 48 a.C., derrotado en Farsalia, Pompeyo se refugia en Egipto, donde Tolomeo XIII lo manda asesinar.
Alejandría de Ptolomeo XII:
Cuando el poderío de Roma se volvía evidente Ptolomeo XII, padre de Cleopatra VII, intentó un acercamiento para la continuación de su dinastía y la preservación en lo posible de la identidad de Egipto. En el 58 a.C. Roma se hace con Chipre, los alejandrinos se levantan, Ptolomeo huye y pide ayuda a Roma. Pompeyo lo pone en contacto con el banquero Cayo Rabirio Póstumo con quien planea una campaña que comenzaría con un préstamo de 10.000 talentos. Se usan tropas del gobernador de Siria Aulo Gabinio, que vence en Pelusio (55 a.C.). Ptolomeo Auletes ejecuta a su hija Berenice y encarga a Rabirio de la Hacienda. Para asegurar la devolución de la deuda y proteger a Ptolomeo quedan en Alejandría por largo tiempo 2.000 hombres de Gabinio (legionarios, galos y germanos).
Segundo naufragio de San Pablo (60 d.C.):
Durante su misión para extender el evangelio sufrió dos naufragios. Tras ser acusado por Anías, sumo sacerdote de Jerusalén, de llevar a los gentiles al templo, fue conducido por el centurión Julio a Roma junto con otros presos para ser juzgado como ciudadano romano. Partió del puerto de Cesarea acompañado por San Lucas, que dejó documentado el viaje con detalle. Lo tardío del viaje, finales de agosto, fuera de la estación favorable, hizo que se tuvieran que dirigir a Mira, ciudad del Asia Menor con un puerto concurrido. Transbordaron a un barco de Alejandría que llevaba grano a Roma y se arriesgaría a viajar en temporada de posibles tormentas. Tras dejar Creta encontraron muy mal tiempo y arrojaron por la borda la carga, más tarde las pertenencias de los pasajeros y finalmente los aparejos del barco. Cobrad ánimo porque sólo la nave se perderá; ninguno de nosotros perecerá, porque esta noche se me ha aparecido un ángel... diciendo no temas, Pablo, comparecerás ante el César, y Dios te dará gracia de todos los que navegan contigo, por lo cual, cobrad ánimo. (Hechos de los Apóstoles 27:21-22). La nave resistió lo justo para llegar a Malta. Parece ser que Nerón no tenía prisa por juzgar su caso y disfrutó de dos años de cierta libertad, predicando en Roma el reino de Dios. Es probable que resultase absuelto y que pudiera viajar a España como era su intención.
Séneca fue relacionado de forma apócrifa con su coetáneo San Pablo. De salud delicada, el filósofo viaja en el año 25 a Alejandría para reponerse, aprovechando que el marido de su tía, Cayo Galerius, era prefecto en Egipto.
Pablo de Tarso es el personaje más prominente del Libro de los Hechos de los Apóstoles, obra de Lucas, compañero de San Pablo.
Los escritos de ambos son de gran valor histórico para entender la Iglesia primitiva.
► Cada una de las islas Canarias recibió un nombre romano. Nivaria (Tenerife), Canaria (Gran Canaria), Pluvialia (Lanzarote), Ombrion (La Palma), Planasia (Fuerteventura), Iunonia (El Hierro) y Capraria (La Gomera). Plinio el Viejo (Siglo I) en su Naturalis Historia fue el primero en dar testimonio escrito sobre las Insulae Hesperidum (las Islas Hespérides), asociadas con las Islas Afortunadas o las Islas de los Bienaventurados por su clima benigno. El geógrafo natural de Hispania Pomponio Mela las situó en un mapa por primera vez. Las esporádicas visitas y estancias romanas en las Islas no son consideradas asentamientos.
► Después de que los vándalos se hicieran con el control de los antiguos graneros exteriores de Roma el comercio marítimo decayó mucho.
En palabras de Abulafia al llegar el siglo VI, la unidad del Mediterráneo ya había quedado hecha pedazos; ya no era mare nostrum, ni política ni comercialmente.
Las ánforas orientales se reducen a una cuarta parte de la cantidad correspondiente al siglo V.
Los pecios de los siglos VI y VII (unos 80) revelan que la construcción naval sufrió un notable retroceso en tonelaje y técnica constructiva.
Los barcos cerealeros romanos eran mucho más grandes que los utilizados entonces.
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