CANARIAS
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La farola del mar



La farola del mar. Santa Cruz de Tenerife (1863):
La farola del mar era uno de los dos faros de los que disponía el muelle Sur. En noviembre de 1861 se colocó uno de luz roja en la punta del muelle. Señalaba el extremo de la escollera, ya que se encontraba aún en obras. Fue apagado el 30 de junio de 1954 y se mantuvo en el lugar hasta ser desmontado en 1973. Dos años más reciente fue la popular farola que todavía sigue siendo. Llegada de París en mayo de 1862, fue encendida el 31 de diciembre de 1863. Había sido construida por H.Lepaute y fue la segunda señal luminosa que entró en funcionamiento en Canarias.

Características técnicas:
Era un faro de orientación, de luz blanca intermitente, clasificado de sexto orden. Su alcance era de nueve millas. La torre sobre la que se montó tenía unos seis metros y medio de altura, con lo que su foco se elevaba a diez metros y medio por encima del nivel del mar. Los combustibles empleados para su funcionamiento eran aceites vegetales. Posteriormente se incorporó un mechero de petróleo y unas lámparas especiales con varias mechas que producían una luz fija. Con la llegada de la electricidad a Santa Cruz se le dotó de un mecanismo que producía centelleos de color rojo que tenían un alcance de ocho millas. Pronto se volvió a utilizar su iluminación original debido a que el fondo luminoso de la ciudad disminuía considerablemente la visibilidad de los centelleos.

Diversos traslados:
Estaba situada al final del segundo tramo del muelle. Con la prolongación del muelle su función dejó de ser de utilidad y fue desconectada. Dejó de funcionar en junio de 1954. En 1976 fue desmontada y guardada en el solar que la Junta del Puerto tiene frente al Club Náutico. Ocho años más tarde fue colocada en la entrada del muelle por la Plaza de España. Junto a ella fuero colocadas una hélice de bronce del crucero Canarias, una locomotora y una grúa a vapor que faenaba con las gabarras que llevaban Carbón a los almacenes de Valleseco. En 1991 fue de nuevo retirada para permitir nuevas obras en la infraestructura portuaria. El 30 de abril de 1994 fue colocada junto a la marquesina como acto conmemorativo del V centenario.

    "Nuestra entrañable farola de la mar es única y peculiar, cuenta con una marcada visibilidad y contiene en sí una alusión silenciosa, constante, al espíritu inalienable de la ciudad" (Juan A.Padrón Albornoz)
    El parpadeo de su luz y el perfil de su torre con ribetes de alminar se ha quedado en la imaginación popular como la estampa nostálgica de un Santa Cruz que ha desaparecido.(Cioranescu)

El estribillo de isa La farola del mar. Por Elfidio Alonso:
¿Quién no ha cantado alguna vez el estribillo de la Farola del mar, la pieza folklórica musical más buscada por los turistas? Dudo que exista en nuestro acervo lírico de tipo popular una cuarteta más conocida y que cuente con más amplia discografía. Citando de memoria, este estribillo de la farola figura en grabaciones de María Mérida, Mary Sánchez y Los Bandama, Los Huaracheros, Sebastián y Olga Ramos, pasando por grupos e intérpretes más recientes, como Aythamy, el Trío Acaymo y hasta el grupo de rock los Grajos. También recordamos una canción que cantó en su tiempo el vocalista Agustín Bermúdez, con versos de Manuel Perdomo Alfonso y música del maestro Bastardi, titulada La vieja farola, que hizo furor en su época y que el grupo Añoranza, en su primera andadura, incorporó a su repertorio con la siempre hermosa voz de María del Carmen Mulet. El estribillo de la farola, como todos sabemos, cuenta con dos versiones. A estas alturas resulta difícil precisar cuál de las dos es la primigenia y luego provocó el nacimiento de la segunda. Veamos:

a) Esta noche no alumbra
la farola del mar,
esta noche no alumbra
porque no tiene gas.

b) Esta noche no alumbra
la farola del mar,
si esta noche no alumbra
mañana alumbrará.

Hay buenas razones para pensar que la cuarteta, en sus dos versiones, pudo muy bien surgir en la capital tinerfeña, a partir del 31 de diciembre de 1863, el terrible año de la fiebre, fecha en que nuestra pintoresca farola emitió sus primeros destellos. Dicen los cronistas que tal guardia nocturna se mantuvo por espacio de más de noventa años, hasta que el 30 de junio de 1954, anunciado a bombo y platillo y ante el general desconsuelo de toda la población, el bueno e inolvidable Nijota no tuvo más remedio que sacar del fondo de su inagotable ingenio una nueva cuarteta alusiva a la farola:

Ya en el muelle no alumbra
la farola del mar;
pues como era chiquita
la mandaron quitar.

En efecto; la farola dejó de alumbrar ese día, aunque su nombre va a ser imposible borrarlo del repertorio coplero de nuestra tierra, pues no sólo ha calado muy hondo en Santa Cruz, que era el lugar desde donde enviaba sus guiños nocturnos, sino que en cualquier rincón del archipiélago aún es posible oír este pegadillo estribillo de isa. No digamos de la aceptación que tiene en el extranjero, donde la farola del mar resulta tan atractiva para los turistas y compite con el Viva España o Granada en las juergas de "vino y rosas". No vamos a chafarles la fiesta a los santacrucreros, ni siquiera a los turistas, que piensan que este estribillo folklórico es toda una gloria canaria. Pero sí conviene decir que existen coplas muy parecidas en otras latitudes, como en Bilbao, por ejemplo:

El farol de Artecalle
no alumbra ya;
si no le echan aceite
se apagará.

Podemos encontrar este estribillo en Canciones bilbaínas de Juan de Orúe, página 28. Y en Castilla, según José Sánchez-Romero, también existen versos alusivos a la farola, aunque ésta no sea marina sino callejera:

La farola,
si la farolita se apaga
ya volverá el serenito
y la encenderá.

Bien; a pesar de esas analogías, yo sigo pensando que la cuarteta es tan canaria como el macizo de Anaga, que es para donde miraba nuestra farola de reojo cada noche. Además existe el testimonio de un hijo del gran coplero tinerfeño Veremundo Perera, que afirma que su padre fue el autor de tan popularísima cuarteta. Hoy, tras treinta años de silencio, de estar abandonada en un depósito de la Junta del Puerto, la vieja farola ha vuelto a decorar los muelles de Santa Cruz. Esta linternita chicharrera, como dicen Los Sabandeños en su más reciente canción, sigue siendo uno de los mejores símbolos de la laboriosa y abierta capital de Tenerife.
Elfidio Alonso. Estudios sobre el folkore canario (1985). Editora Regional Canaria.

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