Las rutas de la Candelaria. Por Elfidio Alonso (29/04/05):
Zamba de la Candelaria
Según se desprende de los datos que pudimos recoger en el Archivo Histórico de la Córdoba argentina, las tierras pobladas por el capitán García de Vera tuvieron una estrecha relación con el fervor por la Candelaria, desde los primeros asentamientos. Así vemos cómo el río de los Guamanes, que corre por esas tierras en dirección sur-norte, se llama hoy río de la Candelaria. A su margen, en una meseta de 1.200 metros sobre el nivel del mar, creció la estancia de García de Vera, luego bautizada con el nombre de La Candelaria, núcleo originario de la gran explotación que luego habrían de organizar los padres de la Compañía de Jesús, hoy conocido como Estancia y Potreros de la Candelaria, dentro del departamento Cruz del Eje de esta provincia cordobesa de Argentina.
La capilla en la que se venera esta Virgen fue construida siguiendo criterios eclécticos y sencillos, con una espadaña central de estilo barroco ingenuo, con adornos del frente bellos y proporcionados. El tímpano asentado en medias columnas rectas acornizadas luce un nicho de medio punto en el centro. La puerta central lleva un arco de medio punto, con dos hojas de algarrobo hechas de tableros largos y armónicos. En cuanto a la imagen de la Virgen, digamos que posee de encarne el rostro y las manos, sobre armazón de madera. Mientras que el niño que lleva en los brazos tiene todo el cuerpo con encarne. La Virgen mide una vara y octava de alto, cubierta con vestido entero de tapiz blanco guarnecido de galón falso angosto y de peto y casaca finos, todo forrado de tafetán azul. Es de tez blanca, con leve sonrisa dibujada en el rostro, lo mismo que el niño, que luce desnudo con con un doble collar de perlas y collares, rematado con un piedra de vidrio, conocida con el nombre de "perla de leche".
El culto y fervor por la Virgen también se ve relacionado con antiguos ritos africanos, como lo demuestra la presencia de numerosos esclavos negros, utilizados por los jesuitas como rentable mano de obra a la hora de la explotación de tan grandes dominios. Según se desprende de los archivos, en 1773 sólo quedaban en la misión 39 esclavos, con sus mujeres e hijos. Un buen número había sido vendido en los mercados de Córdoba, y otros lograron huir.
La orden real dictada desde Madrid para acabar con la esclavitud fue disolviendo paulatinamente la población africana esclava de La Candelaria, como ha escrito Gustavo Sarriá, siendo el resultado "la extinción de esa unidad productiva, la subdivisión de las tierras y la decadencia de la explotación rural".
Vemos nuevamente cómo el sincretismo religioso tuvo en el caso cordobés a la imagen de la Candelaria como nexo entre dos culturas separadas por milenios. Otro jesuita, el padre Efraín Aldana, nos decía hace escasas fechas desde el púlpito de su modesta parroquia de La Popa, en Cartagena de Indias, que "por algo la Candelaria lleva en su mano una vela encendida, como recordando las noches de cumbiamba y mapalé", que son dos géneros musicales folclóricos típicos de la zona caribeña de Colombia. Como se sabe, el nombre de la famosa cumbia es apócope de cumbiamba, término que también guarda relación con la voz cubana cumbancha, que en Cuba significa jolgorio o parranda. Ambas derivan de la voz negra cumbe (danza).
Por todo esto, cuando llega al barrio cartagenero de La Popa la fecha del 2 de febrero, se puede escuchar a golpe de tambor a Toto La Momposina entonando aquello de
Milagros de la Virgen de Candelaria |
Esclavitud en Tenerife |
Canarias: Conquista |
Peregrinos: Cristianos
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