Asia
Notas



Tokio:
En 1590 el caudillo Tokugawa Ieyasu convirtió la aldea de Edo, al norte de Honshu, en la sede de su imperio. Llegó a ser shogun de todo Japón y Edo fue creciendo con rapidez. Se ganó tierra al mar, se construyeron diques y se excavaron canales hasta el punto de que los primeros visitantes la describieron como la Venecia de Oriente. El castillo de Edo, rodeado por fosos y vías fluviales, dominaba la ciudad. Alrededor de sus enormes paredes de granito, 260 nobles mantenían magníficas mansiones. Sucesivos terremotos e incendios obligaron a importantes reconstrucciones de la ciudad de madera. El shogun fue derrotado en 1868. El emperador se trasladó desde Kioto y Edo pasó a llamarse Tokio, o la capital oriental. El castillo de Edo se convirtió en el palacio imperial. El terremoto que sufrió la ciudad en 1923 fue devastador, como lo fueron los efectos de los bombardeos norteamericanos de 1945. Se aprovechó la ocasión para ejecutar una planificación urbana ordenada que contrastaba con el diseño original en forma de espiral con fines defensivos.

Shanghái:
El nombre original de la ciudad, Hu, se remonta a dos milenios y se sigue utilizando en algunos escritos. Pasó a llamarse Shanghái (encima del mar) en el año 1280. El nombre deriva de su proximidad al estuario del Yangtsé. También se alude a la ciudad como la boca del dragón (Yangtsé). En el s.XIII era un puerto comercial que controlaba el tráfico fluvial con los pueblos del delta situados al sur del Yangtsé. El comercio del algodón proviniente del interior permitió a los comerciantes de la ciudad alcanzar una notable riqueza. Cuando los buques de guerra británicos tomaron la ciudad (1842), después de la primera guerra del Opio. redujeron los edificios públicos a cenizas y abrieron sus graneros a la población. El tratado de Nankín estableció que Shanghái y otras cuatro ciudades costeras fueran puertos del tratado donde los extranjeros pudieran comerciar. A finales del siglo los asentamientos internacionales y franceses, administrados por un consejo dirigido por extranjeros se fueron extendiendo en dimensiones más allá de lo estipulado en el tratado.

Influencia británica en Hong Kong:
Gran parte de la estructura occidental de Hong Kong proviene de su legado como antigua colonia británica. En el sistema escolar aún perviven algunas costumbres británicas. Algunas características de su economía de mercado se vieron influidas durante años por la City londinense. Llaman la atención los equipos de rugby, los autobuses de dos pisos, los pubs ingleses, el té de las cinco, las colas ordenadas y las calles rotuladas en inglés. La tradición china siempre ha estado arraigada. Pueden verse tiendas de medicina china, vendedores callejeros, animados restaurantes de dim-sum, ancianos llevando sus pájaros enjaulados a dar un paseo por el parque y coloridos festivales. La ciudad tiene una disposición que facilita el recorrido a pie. Es compacta y ordenada. El transporte público está bien organizado y es puntual. El Star Ferry y los tranvías son experiencias interesantes y entretenidas recorriendo bellos paisajes. Los paseos por estrechas calles peatonales y por los callejones muestran rincones muy originales que combinan lo antiguo, lo moderno, lo occidental y lo exótico.

Cuando Harry Rutstein indagó en el registro de expediciones de la Royal Geographical Society no figuraba ningún viajero que hubiese seguido fielmente la ruta de Marco Polo y decidió llevarlo a cabo él mismo. Su afición por los viajes había surgido escuchando su programa de radio favorito que producía el Smithsonian Institute en los años treinta.

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