HISTORIA
Africa
Exploración



Exploración del desierto:
De 1850 a 1855 los hamburgueses Adolf Overweg (1822-1852) y Heinrich Barth (1821-1865), saliendo de Trípoli, efectuaron la más importante exploración que se haya realizado en Africa del Norte, penetrando hasta el interior del Sudán y llegando a las regiones comprendidas entre el lago Chad y el Chari. James Richardson, jefe de la expedición, muere en marzo 1851 y el astrónomo Overweg en septiembre de 1852. Al año siguiente Barth entró en Tombuctú. En diciembre de 1854, de camino a Borno, se encontró con Eduard Voguel, que había salido en su búsqueda por el extravío de sus informes del año anterior. Volvió a Europa por Trípoli, y llegó a esta ciudad el 21 de agosto de 1855; después de haber realizado uno de los viajes de exploración (16.000 km) más útiles que conoce la geografía. La información que Gordon Laing había recopilado de Tombuctú (1826) se perdió después de su muerte. René Caillé había estado dos semanas en Tombuctú en 1828. Viajó por deseos personales de alcanzar la mítica ciudad e incentivado por el premio de 10.000 francos que ofreció la Sociedad Geográfica al primer europeo que llegara. Parte de los largos trayectos a través del Sahara eran recorridos uniéndose a caravanas de comerciantes que seguían usando con regularidad las antiguas rutas.

El Sudán:
De 1853 a 1856 el alemán Eduard Vogel (1829-1856), realizó una notable exploración del Sudán. Murió asesinado en el Ouadaii. Por estos mismos años (1853-1857) el portugués Antonio Francisco Ferreira da Silva Porto (1817-1890) atravesó el Africa Austral, desde Benguela al cabo Delgado. Expulsados de Sudán tras el levantamiento de Al Madhi, Emín Pachá y Stanley guian a un contigente egipcio hasta la colonia alemana de Bagamoyo (1889).

Africa oriental:
Numerosos viajeros completaron el conocimiento del Africa oriental mediante atrevidas exploraciones. Destacan los ingleses Richard Burton (1821-1890), John Speke (1827-1864) y James Grant (1827-1892), quienes descubrieron los mayores lagos africanos: el Tanganyika y el Victoria (1858-1859); luego Speke y Grant definieron las fuentes del Nilo (1862), problema que había preocupado a varias generaciones de geógrafos. En la parte del Sáhara vecina a Marruecos penetraron el alemán Gerhard Rolfs (1831-1896) en 1861-1864, quien se hizo célebre reconociendo el desierto de Libia (1873-1874); Gustav Nachtigal (1834-1885), que fue el primer europeo en llegar a los macizos centrales del Tibesti (1869-1874), y el francés Henri Duveryrier (1840-1892).

Resto de Africa:
El centro de Africa, y la parte austral del continente eran recorridos por Georg Schweinfurth (1836-1925) en 1863-1864; el italofrancés Pierre Savorgnan di Brazza (1852-1905), quien realizó varios viajes en la región del Congo (1875-1877) y 1879-1882), y el inglés Verney Cameron (1844-1894), uno de los exploradores que habían ido en busca de Livingstone. En los años siguientes, los portugueses Brito Capello, Ivens y Alejandro de la Rocha Serpa Pinto (1846-1900), en 1877-1879 estudian y atraviesan el continente africano. Expediciones simultáneas y posteriores completaron con detalle el conocimiento de Africa. El militar francés Louis-Gustave Binger realiza importantes exploraciones y permanece largo tiempo en destinos africanos. Durante sus expediciones a lo largo del Níger en 1887 y 1888 inspeccionó la zona con mucho más detalle que los exploradores anteriores. Negó la existencia de la cordillera Kong, que figuraban desde hacía un siglo en los mapas, como resultado del relato de Mungo Park a James Rennel. Este cartógrafo inglés había publicado en 1798 un mapa que mostraba los descubrimientos de Park.

Expediciones inglesas:
1823: Clapperton en el Chad
1826: Gordon Laing en Sierra Leona y el Sahara. Muere sin que se recuperen sus notas de Tombuctú.
1822-1824: Denham y Oudney en el Chad
1825-1827: Clapperton en el Níger
1830-1831: Lander en el Níger inferior
1858: Burton y Speke en los grandes lagos
1849-1873: Livingstone en Africa central y el Congo
1876-1877: Stanley completó la ruta de Livingstone por cuenta del rey de Bélgica.

Expediciones alemanas:
1848: Rebmann y Krapf en Kenia
1850-1855: Barth en Sudán
1869-1874: Nachtigal en Chad
1865-1867: Rohlfs en Níger
1870: Schweinfurth en Ubangui
1889: Hans Meyer culmina el Kilimanjaro

Expediciones francesas:
1818: Mollien en las fuentes del Senegal y Gambia
1827-1828: Caillié desde Sierra Leona a Marruecos por Tombuctú
1865-1870: Grandidier en Madagascar
1874-1882: Brazza al Congo
1887-1889: Louis-Gustave Binger explora Africa occidental
1897-1898: Marchand en el alto Nilo; Foureau-Lamy cruzaron Argelia hasta Chad 1900: Gentil del Congo al Chad

Expediciones austríacas:
1887-1898: Teleki en Abisinia
1887-1893: Baumann en Tanganyika

Expediciones italianas:
1880: Mateucci y Massarie se desplazaron desde Egipto hasta el golfo de Guinea

Expediciones portuguesas:
1877-1879: Serpa Pinto se desplazó a Angola y Mozambique

Expedición turca:
1887-1889: Emín Bajá en Africa oriental.

Ocupación y colonización:
La exploración del continente fue pronto seguida por su conquista, lo que motivó el surgimiento de disputas entre las potencias europeas por conseguir el control sobre el mayor territorio posible. El proceso se inició con la disminución del comercio provocada por la supresión del tráfico de esclavos. Algunos países consideraron la posibilidad de retirarse del comercio africano (reducido a principios de siglo a productos como el cacahuete o la palma). En Africa del sur a finales del siglo XVIII los holandeses empezaron a instalar numerosos asentamientos en la región. Desde 1815, por el tratado de Viena cedieron El Cabo a los británicos, que obligaron a los bóers a replegarse hacia el N, a la región de Natal. A mediados del siglo XIX los bóers fundaron los estados del Transvaal y Orange. En Africa del norte, entre 1830 y 1847 se desarrolla la conquista francesa de Argelia y la formación del estado asociado de Liberia por los Estados Unidos (1838). Entre 1854 y 1865 Faidherbe agrupó los enclaves franceses de la región formando una verdadera colonial (Senegal). En 1869 se abre el Canal de Suez. En 1881 se producen rivalidades franco-italianas en el establecimiento del protectorado francés de Túnez. En 1882 Gran Bretaña empieza a sustituir a los franceses en Egipto y a instalarse. Entre 1889 y 1896 se establece el protectorado italiano sobre Abisinia. Entre 1889 y 1905 se establece el protectorado italiano sobre Somalia, que se convirtió en colonia. Entre 1906 y 1912 España y Francia ocupan Marruecos e Italia penetra en Tripolitania (1911).

Las rivalidades europeas:
La penetración europea se hizo al principio sin que se produjeran choques entre las potencias. Cada país ocupaba y ensanchaba el hinterland de sus factorías, pero los conflictos no tardaron en surgir: pretensiones de las potencias ausentes de Africa (sobre todo Alemania), disputas sobre las zonas intermedias, intentos de establecer grandes ejes incompatibles entre sí (El Cabo-El Cairo, los británicos, Angola-Mozambique, los portugueses; Dakar-Djibouti, los franceses). El imperio británico era el más vasto y comprendía una serie de territorios aislados en la zona occidental del continente (Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro, Nigeria; otros en la zona oriental: Egipto, Sudán, Somalilandia, Uganda, Keniam, Nyassalandia, Rhodesia; y varios protectorados: Bechuanalandia, Basutolandia, Swazilandia así como la Unión Sudafricana, constituida después de la eliminación de los zulúes (1880) y de la guerra contra los bóers (tratado de Prertoria de 1902). El imperio portugués conservaba a principios de siglo sus antiguos establecimientos en Guinea, Cabinda, algunas islas del golfo de Guinea (Príncipe y Sao Tomé) y las del Cabo Verde. La penetración inglesa en el Sur africano le impidió realizar su proyecto de unión entre las colonias de Angola y Mozambique. España poseía algunas zonas en el continente y un grupo de islas en el golfo de Guinea, la más importante de las cuales era Fernando Poo (act.Bioko). Bélgica heredó en 1908 el estado independiente del Congo. Italia mantuvo de su imperio la Somalia italiana y Eritrea. Luego lo acrecentaría con zonas Saharianas de Libia. Alemania a pesar de entrar tarde en el reparto se creó un dominio apreciable en poco tiempo formado por Togo, Camerún, Africa del sudoeste y Africa oriental alemana. Francia había creó un vasto conjunto colonial en sucesivas etapas: Senegal, Níger, Mauritania, Guinea, Costa de Marfil, Dahomey, el Congo francés, los territorios del Africa occidental, Djibuti, las Comores y Madagascar.


El papel primordial de los africanos en el descubrimiento de su continente:
No se insistirá nunca lo bastante sobre la participación de los africanos en los "descubrimientos". ¿Quién se acuerda ya de Chuma, Susi, Bombay, Uledi y muchos otros? Aunque sus nombres hayan caído en el olvido, nada tienen que envidiarles los europeos en cuanto a valor. Son los "compañeros negros", para recuperar el título de una obra que se les dedicó. Toda la gloria ha recaído sobre los europeos y rápidamente nos hemos olvidado del papel esencial de los equipos de remeros, porteadores, exploradores, intérpretes y guías. Sin embargo, a menudo son verdaderos profesionales, en comparación con los cuales los europeos son modestos aficionados. En efecto, algunoa africanos participan sucesivamente en varias expediciones. Al cabo de unos cuantos años han recorrido por tanto muchos más kilómetros que sus empleadores. La travesía de Africa en compañía de Stanley o Livingstone es una excelente "tarjeta de visita", y se forjan algunas carreras prestigiosas gracias a esta reputación. Todos los exploradores intentan pronto hacerse con los compañeros de equipo de sus predecesores, para aprovecharse de su experiencia. Algunos guías han estado al servicio de cuatro o cinco descubridores. Bombay, un antiguo esclavo de la etnia yao libertado, viaja con Livingstone y con otras expediciones; lo mismo ocurre con Susi. La Royal Geographical Society no duda en recompensar a estos africanos, ilustres en su día, por sus buenos y leales servicios: 18 hombres reciben una medalla al terminar la expedición de Speke, y 60 compañeros de Livingstone son condecorados tras su última exploración. Es más, a algunos de ellos se les paga una pequeña pensión vitalicia: Bombay disfruta de una jubilación concedida en firme en 1876, tras incesantes peregrinaciones. (Anne Hugon)

Meyer alcanza el pico más alto del Kilimanjaro (1889):
La primera noticia que se tuvo en Occidente procedía del misionero alemán Johannes Rebmann, quien con Ludwig Krapf, descubrió el macizo en 1848. Sin embargo, su descripción, en la que hablaba de un pico alto, cubierto de nieve y ... tan cerca del ecuador, fue acogida con escepticismo, incluso ridiculizada. Otros misioneros y exploradores, con base más científica y más dispuestos a creer en el informe, siguieron las huellas de Rebmann y Krapf y también comunicaron haber visto el mismo notable y sorprendente monte. Algunos que trataron de escalar parte del volcán, se vieron obligados a volver atrás, bien por la dificultad del terreno, bien por la cerrada oposicón de los nativos, que tomaron como una ofensa la intrusión de gentes extrañas en un lugar que ellos consideraban como sagrado. El reverendo Charles New, un inglés, alcanzó la zona de nieve del Kibo en 1871, y dos años más tarde regresó con la esperanza de completar la ascensión; pero la expedición fue seriamente obstaculizada por los chagas, y New, sin haber logrado su propósito murió (se dice que asesinado) en su viaje de regreso a la costa. En 1886, el Africa Oriental estaba dividida por las potencias europeas en grandes colonias, habiendo reclamado Alemania lo que más tarde sería, aproximadamente, el territorio de la actual Tanzania y afirmado Inglaterra su derecho a una zona que más o menos corresponde a la actual Kenia.

[...] Durante las tres décadas siguientes la exploración corrió a cargo de los alemanes. En 1887, el doctor Hans Meyer ascendió a 5.500 metros antes de quedar totalemente bloqueado, al parecer a causa de una pared impracticable del glaciar de hielo. Asistido por Ludwig Purtscheller, escalador profesional, Meyer volvió en 1889 con un buen equipo. Ambos escaladores avanzaron a través del cinturón de brezos, y llegaron por fin a la barrera alpina desierta. Y aquí encontraron que esta región era una extensión árida, cubierta de arena volcánica, de fragmentos de piedra pómez y de tozos de lava solidificada lanzada por el volcán muchos años antes. Meyer y Putscheller acamparon, para pasar la noche, en una gruta que se abría en la vertiente oeste del Kibo y a la mañana siguiente iniciaron la escalada a través de una zona llena de cascotes volcánicos hasta alcanzar el glaciar que más tarde se llamaría de Ratzel. Con la ayuda de piolets siguieron hacia arriba, por una traicionera pared de hielo que se inclinaba con un ángulo de treinta y cinco grados. Ante ellos se abría, como una monstruosa boca, el cráter del Kibo, de más de dos kilómetros de diámetro. Entonces los exploradores procedieron a la anotación de la presión atmosférica que imperaba en aquel elevado lugar y a calcular la altura de muchos picos. Con emoción y alegría, Meyer izó la bandera alemana. [...] Alcanzaron la cima de otros muchos picos y bajaron al cráter del Kibo, que se encuentra a unos 300 metros de profundidad y que en aquel momento estaba en gran parte cubierto de hielo y que los glaciares se hallaban en un gradual proceso de recesión. A partir de entonces, el Kilimanjaro fue visitado a menudo por otros escaladores. En 1912, por ejemplo, Fritz Klute alcanzó la cima del Mawenzi. (G.Corbellini)

El Kilimanjaro es una formación constituida por los volcanes Shira, Mawenzi (5.354 m) y el Kibo (5.895 m). El Kibo es el más joven y se encuentra situado en el centro del macizo. El humo y gases calientes que despide indica actividad en las profundidades pero nunca ha entrado en erupción el los tiempos históricos. El origen del nombre de Kilimanjaro es discutido, podría provenir del swahili o de las palabras masai que significan montaña y agua. En los fértiles suelos volcánicos los chagas consiguen gran variedad de cultivos con un ingenioso sistema de riego que lleva el agua de los torrentes de montaña a largas distancias. El escritor y gran viajero Hemingway, con su breve novela Las nieves del Kilimanjaro, hizo famoso el lugar, que por entonces tenía granades posibilidades de caza.

Joseph Thomsom:
Explorador escocés infatigable y autor de To the Central African Lakes and Back y Through Masai Land. Con 20 años se unió a una expedición al lago Tanganika. Descubrió el lago Rukwa y recorrió Tanzania, Kenya, Uganda, Sudán, las montañas del Atlas y el río Zambeze. Casi moribundo, dijo a uno de sus amigos: “Si tuviera fuerzas para ponerme las botas y caminar cien metros, me iría otra vez a Africa”. “Estoy condenado a ser un vagabundo. No soy un constructor de imperios, no soy un misionero, en realidad ni siquiera soy un científico. Lo que verdaderamente quiero es volver a África y seguir vagando de un lado a otro”.

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