Tenerife: Pintores:
Canarias es tierra de buenos pintores. Si echamos la vista atrás nos encontramosncon Cristóbal Ramírez, un manierista del siglo XVI, autor del famoso lienzo de San Juan Evangelista, de la Concepción de La Laguna. Y en la misma centuria con Gaspar de Quevedo (nacido en 1616) y de Cristóbal Hernández de Quintana (1651-1725), que, según los expertos, son los mejores pintores canarios del siglo XVII. Después aparece otro excelente retratista e imaginero, José Rodríguez de la Oliva (1695-1777). Más adelante destacan las figuras del portuense Luis de la Cruz y Ríos (1776-1853) y del palmero Manuel González Méndez (1843-1909), a los que seguirán otras de tanto relieve como Valentín Sanz, Guezala, Francisco Bonnín, González Suárez, José Aguiar, López Ruiz, Martín González, Escobar, etc.
José Rodríguez de la Oliva (1695-1777):
Pintor e imaginero de nacido en La Laguna. También militar y hombre de letras. Artista destacado y uno de los primeros artistas isleños que cultivó con éxito el retrato. Dicen que sus obras eran fiel retrato de la realidad. Son excelentes sus retratos del obispo Juan Bautista Cervera y de los comandantes generales Andrés Bonito y marqués de Tabalosos. Francisca de la Vega, esposa poco agraciada del comandante general Andrés Bonito, al ver su retrato dijo que Rodríguez de la Oliva pintaba bien a los hombres pero no tenía igual habilidad con las mujeres. Entre sus imágenes se encuentran: una Concepción para el convento lagunero de San Francisco; Virgen de las Mercedes para la parroquia de los Remedios; nuestra Señora del Rosario para la iglesia de Valle Guerra; Santa Rosa de Lima para el convento de Santa Catalina de Siena; otras de la Dolorosa, San Juan Evangelista y María Magdalena para el convento de San Agustín; y el grupo escultórico formado por Pedro, Santiago y Juan, que junto al Cristo en actitud orante, de Luján, que se encuentra en las Clarisas. Cuando se trasladaba de La Laguna a Santa Cruz para pintar al marqués de Tabalosos sufrió una caída del caballo a consecuencia de la cual murió un año después. La profesora Carmen Fraga ha realizado un estudio completo de su obra.
Fernando Estévez (1788-1854):
Imaginero de gran talento para múltiples disciplinas nacido en La Orotava. Entró con 14 años en el taller de Luján Pérez en Las Palmas. La caída de encargos tras la desamortización le obliga a trasladarse a Santa Cruz, que disfrutaba de una renovada actividad comercial. Se dedicó con gran empeño en la enseñanza en la Academia de Bellas artes Provinciales de Santa Cruz de Tenerife, en la que imparte clases de dibujo y modelado. Su producción entronca con la escultura realista del barroco, concretamente con la andaluza. En su obra se nota el cambio en el gusto general en Canarias, infuido ya por las tendencias neoclásicas. La Virgen de Candelaria, patrona de Canarias, ha sido una de las más admiradas y le significó su encumbramiento. La génesis de esta obra, que fue financiada por los frailes del convento de Santo Domingo, hay que enlazarla con la desaparición de otra imagen de igual advocación, en el temporal que asoló parte de Tenerife en noviembre de 1826. Se remitió Estévez en esta talla a la iconografía tradicional, es decir, la Virgen con el niño en uno de sus brazos y portando la candela en el otro. Concebida frontalmente, muestra un rostro ovalado con unas facciones que se aproximan bastante a las de la Virgen precedente, que databa del siglo XV. La gran diferencia entre ambas estriba en la estructura; en la nueva efigie, aún corriendo el riesgo de disgustar a los numerosos devotos que recordaban la anterior, optó por hacerla de vestir. Se conserva en la Basílica de La Candelaria. En la iglesia de la Concepción su talla de la Virgen ocupa el lugar central del altar mayor. La memoria de la Academia el año de su muerte lo describió como distinguido escultor, sobresaliente dibujante y pintor.
Manuel González Méndez (1843-1909):
Nació en Santa Cruz de La Palma y falleció en Barcelona. Los entendidos lo definen como un artista completo, con un dominio extraordinario del dibujo. Fue un consumado retratista y su producción es realmente importante, siendo considerado el principal representante del costumbrismo canario del siglo XIX y el más completo de los pintores canarios de la segunda mitad de ese siglo. Está entre los mejores pintores del paisaje canario. Estudió en la Academia Provincial de Bellas Artes de Tenerife, en la Escuela de Artes Decorativas de París y también en Madrid, donde pudo contemplar la obra de los grandes pintores de las salas del Museo del Prado. Fue un encendido admirador de Diego Velázquez. Participó en la célebre Exposición Universal de París de 1875. Volvería a exponer en la capital francesa en 1880 y en 1888. Tres años después recibió el título de la Academia de Bellas Artes de París. En 1892 participó en la Gran Exposición de Arte e Industria organizada por la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, que le concedió un diploma de honor. Había entrado a formar parte del círculo artístico parisino y sus amigos de la capital gala le animaron a realizar una gran exposición en la galería Georges Petit en 1896. Colgó más de cien obras, entre las que destacaban unas cuarenta dedicadas a temas canarios. En 1898 le concedieron la Cruz de la Legión de Honor. Estuvo en la Exposición Universal de París de 1900, donde obtuvo una medalla. Los últimos años de su vida transcurrieron en la capital tinerfeña, donde tuvo su casa-estudio. Cuando se dirigía a París, en 1909, murió en Barcelona. En el techo del salón de plenos del ayuntamiento puede contemplarse su lienza La verdad venciendo al error, realizado en 1902, cuando se pensabe el edificio como Palacio de Justicia. También en Las Palmas decoró los techos del salón de baile del Gabinete Literario. Suyos son los notables lienzos, de 1906, que representan escenas de la Conquista de Canarias y que decoran el salón de sesiones del Parlamento de Canarias. Otras obras suyas pueden verse en el Museo Municipal de Santa Cruz.
Nicolás de Alfaro Brieva (1826-1905):
Está entre los mejores pintores canarios. Usó el paisaje como un género pictórico independiente. Vivió en Tenerife una época en la que abundaban los buenos artistas: Cirilo Romero, Lorenzo Bello, Ravina Salvagio, Montesoro, Gumersindo Robayna, Truilhé, etc. En su casa dio su primer concierto Teobaldo Power, cuando sólo contaba 9 años. Alfaro fue un virtuoso del piano y del violín. Su pintura tiene calidad, como puede verse en el Museo Municipal de Santa Cruz, donde se expone una amplia colección de su obra. Fue miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y obtuvo premios de ámbito nacional. Su arte supo impartirlo en la Academia Provincial, donde tuvo como discípulos a artistas de la categoría de González Méndez y Valentín Sanz. Santa Cruz le honró, en 1859, poniendo su nombre a la calle que une las vías de Ramón y Cajal y Castillo.
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