Kennedy ordena el desembarco en bahía de Cochinos (abril 1961). Por Dolors Gasós:
La política general de Kennedy con respecto a los países situados más allá del río Grande nada tiene que ver con sus sentimientos y deseos respecto a Cuba, donde Fidel Castro, según autorizadas voces de escritores y políticos estadounidenses, "había traicionado la revolución cubana" al instaurar en el país un régimen comunista. Kennedy se siente molesto ante la proximidad de un sistema político que abomina y que considera un peligro para su país y para el resto de América Latina.
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no es de extrañar que, cuando el 27 de noviembre de 1960, la CIA, durante una reunión en Palm Beach, le plantea por primera vez un plan para la desestabilización del régimen castrista que cuenta con el visto bueno de Eisenhower, Kennedy descubra la posibilidad de ver cumplidas sus más secretas esperanzas y anhelos, y deje que el plan siga su curso. En apariencia, se trata de un golpe seguro, que puede reportarle una gran victoria política con un coste mínimo.
Durante los primeros meses de su gobierno, la CIA, autora del plan, se lo recomienda con entusiasmo y le anima a llevarlo a cabo sin tardanza, antes de que los soviéticos ayuden a Castro a reforzar su potencia militar. Kennedy no oculta que le agrada la idea de derrocar a Castro, pero su instinto político le hace abrigar al mismo tiempo serias dudas sobre el proyecto. Tras sucesivas reuniones con la CIA y con el Alto Estado Mayor combinado, el presidente llega a pensar que "hay posibilidades muy serias" de alcanzar la victoria. En estos contactos, se va perfilando el plan definitivo. Kennedy desea ante todo que la intervención estadounidense se reduzca al mínimo imprescindible y que permanezca en secreto. Por este motivo, se desestima el desembarco en la bahía de Trinidad, propuesto por los jefes militares en un primer borrador del plan, por ser un lugar demasiado vistoso. Como alternativa, la CIA elige la zona de Cuba denominada bahía de Cochinos.
Con todo, el presidente sigue posponiendo la fecha y discutiendo los detalles, tanto más cuanto que algunos de sus más estrechos colaboradores, como Schlesinger y Rusk, se muestran claramente contrarios al plan. Conforme transcurre el tiempo, la impaciencia de Richard Bissell, el hombre clave del proyecto, va en aumento, hasta que acaba por poner a Kennedy contra las cuerdas: "No puede dejar para mañana este asunto. Puede cancelarlo, en cuyo caso se plantea otro problema. ¿Qué hacemos con los mil quinientos hombres? ¿Los soltamos en Central Park a que se desmadren, o qué?
Este era el principal problema que había heredado Kennedy: una brigada de cubanos en el exilio que llevaba meses siendo entrenada por miembros de la CIA en campos secretos de Guatemala y que estaba impaciente por entrar en acción. Es posible que la existencia de esta brigada, así como dar a la opinión pública una sensación de debilidad al no llevar adelante un plan aprobado ya por Eisenhower, fueran los dos factores que lo forzaron en el último extremo a no anular el proyecto.
Antes de aprobar definitivamente el plan, Kennedy insiste en que no habrá, en ningún caso, participación abierta de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Será, en último extremo, esta decisión la que conduzca a la peor derrota de la carrera política del presidente, pero cabe pensar que de haber actuado de otro modo el desastre podría haber sido aún mayor, al verse obligado Estados Unidos a una intervención abierta en Cuba, que lo hubiera colocado en una delicada posición ante Moscú y ante toda la opinión pública mundial.
En una conferencia de prensa celebrada el 12 de abril de 1961, pocos días antes del desembarco, la postura de Kennedy no ofrece lugar a dudas: "No habrá, bajo ningún pretexto, ninguna clase de intervención en Cuba por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos, y este gobierno hará cuanto esté en su mano, y me parece que está en condiciones de hacer frente a sus responsabilidades, para asegurarse de que no se mezclen ciudadanos americanos en acciones desarrolladas en territorio de Cuba... el problema básico no es un feudo entre Estados Unidos y Cuba, sino entre los propios cubanos. Y me propongo atenerme a este principio... la actitud al respecto de mi Administración es compartida y entendida así por los exiliados anticastristas que hay e nuestro suelo".
El ataque aéreo (15 abril 1961):
Finalmente, el 15 de abril por la mañana comienza la operación. Una flotilla de viejos aparatos B-26 despega de Nicaragua rumbo a Cuba con el objetivo de destruir los aviones de Castro en el suelo. Las precauciones tomadas para encubrir el apoyo estadounidense a la acción, la inexperiencia de los pilotos cubanos y las deficiencias de los aviones conducen al fracaso de esta primera intervención en la isla: de los cincuenta y cinco aparatos de la fuerza aérea cubana sólo han sido destruidos seis. Para dar verosimilitud a la idea de que se trata de una rebelión de pilotos anticastristas, uno de ellos aterriza en Florida y solicita asilo político. Adlai Stevenson niega enérgicamente ante las Naciones Unidas cualquier intervención de su país, pero la prensa no tarda en descubrir que el supuesto disidente es en realidad un exiliado en Miami. El escándalo está servido. En todos los países se alzan voces en contra de la acción y las protestas internacionales llegan a Estados Unidos por vía diplomática y a través de los medios de comunicación social. Los consejeros del presidente le presionan para que cancele el segundo ataque aéreo, previsto para la madrugada del lunes. Visto el alcance internacional del asunto, Kennedy decide que ese segundo ataque aéreo no tenga lugar. Se confía en que el primero haya sido suficiente, sin conocer todavía sus resultados.
En estas condiciones, los reactores T-33 de Fidel Castro prácticamente intactos, comienza el desembarco a primeras horas de la madrugada del 17 de abril de 1961.Los mil cuatrocientos exiliados cubanos que componen la brigada 2506 son depositados en bahía de Cochinos por un barco de transporte habilitado por la CIA para la ocasión. Aprovechando la ventaja táctica de la sorpresa, combaten con habilidad contra los veinte mil soldados de Castro que cercan enseguida el lugar y, por un momento, parece que podrán alcanzar la victoria. La derrota no se perfila hasta que los hombres de la 2506 se quedan sin municiones. La causa es que el carguero Río Escondido, que lleva municiones para diez días de combates, ha sido hundido por la fuerza aérea castrista, y los otros tres barcos de apoyo, el Houston, el Atlántico y el Caribe, tampoco llegan al lugar por motivos diversos. La falta de municiones hace que la situación en bahía de Cochinos empeore rápidamente. La brigada 2506 está a punto de ser rechazada hacia el mar por las tropas castristas.
Mientras los sitiados en la playa claman pidiendo municiones, en la Casa Blanca se celebra una reunión de urgencia. Los dirigentes de la CIA y los jefes del Alto Estado Mayor conjunto presionan a Kennedy para que olvide sus promesas de no intervención y acuda en ayuda de la brigada de exiliados cubanos. El almirante Burke indica que se debe dar la orden de que los destructores de la fuerza naval estadounidense bombardeen las posiciones castristas. El presidente, que no ha querido asistir a la reunión del Congreso celebrada aquella tarde, porque no estaba de humor, lo replica secamente: "¡Burke, no quiero que Estados Unidos se vea envuelto en esto!".
A lo que Burke aduce a grandes voces:"¡Diablos, señor presidente, estamos implicados!"
El ambiente se puede cortar. Bobby, que se ha mantenido en silencio, va musitando en voz baja: "Tenemos que hacer algo, tenemos que hacer algo".
Finalmente el presidente acepta que unos reactores sin distintivo alguno apoyen a los B-26 que actuarán al día siguiente, pero una falta de sincronización horaria y unas condiciones meteorológicas adversas conducen también al fracaso este nuevo intento de evitar la catástrofe.
Se piensa entonces en una alternativa que ya había sido barajada cuando se planteaba el desembarco. El primero en sugerirla es el general Lyman Lemnitzer, quien considera que ha llegado la hora de la "opción guerrillera" : que los miembros de la 2506 abandonen el ataque se unan a los grupos guerrilleros que se encuentran escondidos en las montañas de Cuba. Si lo consiguen, el fracaso de su misión habrá sifdo un mal menor, ya que podrán luchar desde el interior del país por la desestabilización del régimen. Lo que nadie le ha dicho a Kennedy es que la vía de escape hacia la sierra de Escambray es de más de 100 kilómetros y está jalonada de ciénagas y de tropas castristas. En la práctica, esta solución resulta, pues, inviable.
Finalmente, el miércoles ordena que las fuerzas navales y aéreas estadounidenses rescaten a la mayor cantidad posible de anticastristas. Kennedy está muy afectado por el fracaso. Consigue guardar la compostura exterior ante el público y la prensa, pero con sus más íntimos colaboradores se muestra hundido y responsable de las vidas que se han perdido: "¡Toda mi vida he sabido protegerme de los expertos! ¿Cómo he sido tan estúpido para haberles dejado ahora obrar por su cuenta?" -se lamenta.
(Dolors Gasós)
1961, EEU intenta invadir Cuba 2:
Los rebeldes que salieron de las montañas para combatir a las fuerzas de Batista, fueron conocidos como los "barbudos". Su lucha contaba con el apoyo de un gran sector de la población: campesinos sin tierras, trabajadores urbanos y algunos empresarios.
El líder de la revolución un joven y enérgico abogado, Fidel Castro, había dirigido en 1953 un alzamiento que fracasó. Cuando fue encarcelado declaró: "La historia me absolverá". Los cubanos, quienes admiraban a Castro y su temple vieron llegar la absolución en una fecha propicia: el día de Año Nuevo de 1959 los revolucionarios tomaron La Habana. Batista, quien había jurado dispararse en la sien antes de abandonar el poder, había huido el día anterior.
Cuando Castro tomó el poder, promulgó medidas drásticas para la reforma agraria e industrial, expropiando aproximadamente mil millones de dólares en bienes estadounidenses. Sus oponentes murmuraban que su revolución ya no era verde, el color del nacionalismo, como Fidel decía, sino del color de la sandía: verde por fuera pero roja por dentro.
En febrero de 1960, Castro firmó una transacción de cinco millones de toneladas de azúcar con la Unión Soviética. Luego, cuando las refinerías norteamericanas rechazaron el petróleo soviético, Castro las expropió. Einsenhower respondió con un embargo y un año después cortó las relaciones diplomáticas.
Inevitablemente Castro se acercó aún más a la Unión Soviética y declaró que su revolución era comunista, la primera en el hemisferio americano.
Desde que tomara el poder Castro predecía que EEUU intervendría en Cuba para aplastar la revolución antiimperialista. Del mismo modo prometía que aplastaría a los invasores...
Su predicción se hizo realidad el 17 de abril de 1961, cuando 1500 exiliados cubanos derechistas entrenados y financiados por la CIA llegaron a Playa Girón, en Bahía de los Cochinos, con armamentos y barcos norteamericanos.
El 17 de marzo de 1960 Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, había aprobado el denominado "Proyecto Cuba" -para lo cual destinó 13 millones de dólares-, cuya estrategia concluía con una invasión armada. Él encargó oficialmente a la CIA llevar a cabo el plan elaborado por ésta para "resolver el problema cubano", a propuesta del vicepresidente de EE.UU. Richard Nixon, quien venía insistiendo en el plan desde hacía rato, y luego de la aprobación del Consejo Nacional de Seguridad.
El plan recibió el nombre de Operación Pluto y fue concebido inicialmente como el desembarco de grupos "guerrilleros" de mercenarios contrarrevolucionarios en puntos costeros cercanos al Escambray. Posteriormente se modificó el plan por una invasión de más de 1000 mercenarios por Trinidad. La CIA alegaba la triple ventaja de este lugar: contaba con un puerto, Casilda; ofrecía condiciones para una posible cabeza de playa; y estaba cerca de las montañas, lo que podía facilitar una retirada al Escambray si la operación fracasaba.
En 1961, la CIA, el Estado Mayor Conjunto y el nuevo presidente, John F. Kennedy habiendo asumido 4 meses antes, decidieron que el desembarco sería realizado por Playa Girón.
La CIA había pronosticado que el ataque provocaría un alzamiento general, pero en realidad la mayoría de los cubanos estaba a favor de Fidel...
Castro mantuvo su promesa hecha al asumir el poder: en 72 horas murieron 400 atacantes y los sobrevivientes se rindieron.
Sus programas de educación, cuidados médicos gratuitos, construcción de viviendas, reforma agraria y promoción de la igualdad sexual y racial, apuntaban a mejorar la calidad de vida de la mayoría.
La clausura de los casinos y los prostíbulos de La Habana y la ejecución de 500 oficiales de la dictadura de Batista fueron bien recibidas. Las bombas terroristas y el bloqueo norteamericano solo consiguieron reforzar la resolución cubana. Kennedy aceptó su responsabilidad por la mala organización de la invasión, pero aseguró a los rebeldes derrotados que un día gobernarían Cuba...
Autor: DrVT
Cuba: de su historia próxima pasada (15/10/05):
Hay un capítulo inédito de la revolución cubana desconocida de propios y extraños. Los acontecimientos que estremecieron a Cuba, a pesar de haber transcurrido casi medio siglo, están aún latentes y presente en cada uno de los cubanos, que por una u otra causa fueron tocados por la tragedia que enlutó a Cuba. Hace tiempo le debía a mi conciencia un pequeño homenaje a los cientos de jóvenes que murieron sin saber el ¿por qué? Después del desembarco de las huestes de Fidel Castro y tras reponerse del primer fracaso, sus filas se engrosaron considerablemente pasando a la ofensiva. El ejercito de la dictadura de Fulgencio Batista, viejo y anquilosado, se vio impotente para hacer frente a las fuerzas insurgentes, compuestas de hombres bien en trenados, armados y motivados. En el año 1957, Batista lanzó una proclama para en rolar a 10.000 jóvenes en el ejercito, para luchar contra las guerrillas comunistas, que pretendían quitarles la libertad, etcétera, etcétera. Para ello les ofrecía sueldo, cama, comida y la posibilidad de estudiar y labrarse un futuro en el cuerpo. El cupo se superó ampliamente, pues existía una gran masa de jóvenes desempleados, semianalfabetos, sin futuro e ignorantes en política, que sí no conocían que era una dictadura, menos qué significaba el comunismo. Después de una preparación de tres meses, donde les enseñaban a marchar y disparar con un viejo fusil de la primera guerra mundial los enviaban al frente, siendo masacrados por los rebeldes, experimentados y mejor armados. Esos jóvenes, casi niños, desconocían que iban a morir defendiendo los privilegios de políticos que los mantenían en esa situación. Estos reclutas, más bien sirvieron a las guerrillas bien protegidas en el monte, para practicar el tiro al blanco, bautizándoles despectivamente con un nombre que trascendía su significado "cásquito", haciendo alusión a su juventud y al complemento militar que portaban para su protección. Al triunfar la revolución en 1959, para estos jóvenes no terminó su amarga experiencia, ya que el odio se exacerbó contra los que apoyaron a la dictadura, siendo incriminados todos los cuerpos armados. Los "cásquitos" eran vigilados, acosados y mirados como criminales. Muchos se mudaron a otras zonas por el temor de que su "horrible crimen" -lo que dieron por cierto- fuera descubierto, otros emigraron y los más quedaron estigmatizados hasta hoy. No cabe duda de que estas personas fueron víctimas inocentes de dos dictaduras. De hecho más inocentes que los que ensangrentaron Cuba y la llevaron a la situación actual. (Evelio Morales Peraza)
Exilio y desembarco en Playa Girón (1956):
Como todo remate de año, ese 31 de diciembre de 1958 fue un fiestón en mi pueblo. El clarinete ejecutado con gran maestría por el maestro Juan Carrillo se silenció ya despuntando el 1 de enero. Se estaba difundiendo por Radio Habana, que sintonizábamos con frecuencia, la formidable noticia de la huida del sátrapa Fulgencio Batista y del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro. Muchos éramos castristas en ese momento.
Condenado e indultado Castro por su frustrado asalto al Cuartel Moncada, viajó a Méjico. Logró aglutinar 150.000 cubanos que trabajaban en los Estados Unidos por la subversión. Los entusiasmó con su anuncio: "Antes de fin de año desembarcaré en la isla". Recogió 160.000 dólares que logró recolectar allí, se trasladó a Cayo Hueso y luego a Méjico, donde su hermano Raúl lo conectó con exiliados cubanos. Consiguió el yate Gramma, con el que llegó en 1956 con un ejército rebelde a Playa Girón, donde casi lo derrota de un tajo el dictador. Con lo que sobrevivió de su ejército invasor se instaló en la Provincia de Oriente, donde a las pocas matas tenía un ejército que doblegó a Batista a las doce de la noche del 31 de diciembre de 1958, cuando huyó con un fajo de dólares del fisco, como cualquier tirano. Castro fue todo un maestro de la mimetización.
Durante su agitada campaña en busca de apoyo de sus conciudadanos en el exilio, no se registra una frase suya que permitiera columbrar su recalcitrante comunismo y su infinita sed de poder hegemónico. Les hablaba de democracia. A los pocos días de tomárselo, inició las ejecuciones sumarias de miembros del ejército derrotado y la implantación del comunismo soviético, acciones que se aceleraron por la imprudencia y falta de tacto del gobierno americano de entonces. (Andrea Thompson, 03/07/07)
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