B. Fernández. Coletazos castristas:
Lo de Cuba no tiene pase. En su decrepitud personal y política, a Fidel Castro le ha dado otro arrebato represor aprovechando que el mundo sólo tiene ojos para la guerra de Irak.
La oleada de detenciones que comenzó el pasado 18 de marzo, seguida de juicios sumarísimos contra 78 acusados de delitos contra la seguridad del Estado, ha tenido un desenlace inicial sobre el que caben pocas dudas en cuanto al veredicto, toda vez que 36 de los detenidos, en su mayoría intelectuales y periodistas, se enfrentan a condenas de entre 10 y 27 años de prisión mayor.
Basta adentrarse por las calles de La Habana -en el resto de la isla es aún peor- para comprobar la situación en la que está la inmensa mayoría de los ciudadanos, que sobreviven como pueden en torno al turismo, del trapicheo, la prostitución o gracias a los dólares que les envían familiares que han salido del país.
Cuando parecía que las cosas podían empezar a cambiar, cuando los programas de ayudas e inversiones internacionales han mejorado sensiblemente, cuando parecía intuirse que el régimen castrista podría ser proclive a abrir la mano y que una brizna de tolerancia y libertad prendiera, por fin, en esta isla caribeña, como en toda dictadura, como todo dictador, Castro se resiste, no ya a desaparecer de escena, sino a facilitar minimamente el camino hacia una hipotética democracia.
El viejo dictador, el anciano sátrapa caribeño, prefiere seguir pisoteando con su bota dictatorial a una oposición interna que, dicho sea de paso, apenas se hace notar. Y, por extensión, haciendo pagar a todo un pueblo los platos rotos.
Esta vez, la realidad ha superado la ficción. El personaje real supera con creces al guiñol. Sus explicaciones a modo de justificación de lo que a todas luces resulta injustificable no pueden ser más peregrinas. Y para que el esperpento sea completo, está el hecho de que siete de los supuestos disidentes sean en realidad agentes encubiertos y hayan actuado como testigos de cargo.
La ficción son los simulacros de juicios sumarísimos -que aquí nos traen a la memoria el recuerdo de los últimos coletazos de otra dictadura- y las condenas anunciadas a quienes Castro llama "mercenarios" porque, como en el caso del poeta y periodista Raúl Rivero, trabaja para "Reporteros sin Fronteras", algo que, en delirante versión del dictador caribeño, es una "agencia subversiva", más o menos como la Fundación Hispano-Cubana a la que identifica como "organización terrorista". En fin, el Castro de siempre, el dictador implacable incapaz de cambiar a pesar de su decrepitud física e intelectual.
Cuba libre. Por Carmen Ferreras:
El régimen dictatorial cubano se ampara en a guerra que se libra en Irak y, aprovechando que la atención de mundo está centrada en ese país, comete los atropellos a los que tan acostumbrado está Fidel Castro: cerca de 80 disidentes cubanos, periodistas, intelectuales y miembros de la oposición democrática al tirano comunista, han sido detenidos y sometidos a juicios sumarísimos, sin posibilidad de asistencia letrada.
No hay que olvidar que en Cuba manda Fidel y no hay para más cáscaras en forma de abogados, pacifistas y elementos como los que han aflorado en España al amor de la segunda guerra del Golfo. Una docena de los enjuiciados se enfrenta a reclusiones de hasta veinte años en esos gulag cubanos, donde la tortura y la humillación son el pan de cada día para miles de presos políticos. El resto de "encausados" tendrá que pechar con penas de prisión que van de 18 a 25 años. Y todo ello por no pensar igual que el régimen.
Por cierto, los grandes cantautores cubanos que, de vez en cuando, vienen a cantarnos aquí canciones de amor y libertad, casi todos ellos afectos al régimen de Castro, mantienen la boca cerrada y la inspiración al respecto en encefalograma plano.
Para los cerca de 80 disidentes acusado de "mercenarios", gente respetable y respetada, no ha habido reunión en la ONU, ni periodistas extranjeros levantando acta, ni diplomáticos, ni legaciones amigas pidiendo clemencia al tirano. En Cuba manda Fidel. Yo no sé a qué espera el juez Garzón para intervenir e incluso, acompañado de su hija María, leer un manifiesto, lo más duro posible, como hiciera el domingo en Madrid, contra el régimen de Castro que tortura humilla, mata, atenta contra la libertad en todas sus manifestaciones, incluida la de expresión, a la vez que oprime al pueblo.
Tenía que estar organizándose ya en España un macroconcierto en repulsa de loas cerca de 80 detenciones de demócratas en Cuba para que, de esa forma, Ana Belén y Víctor Manuel, puedan, por ejemplo, cantar a los cuatro vientos que lo que hace Castro en Cuba con los disidentes, y que nunca en la vida "les sea indiferente". A ver si algún valiente alza la voz y grita libre: "Castro, asesino", y otro osado alce un cartel que ponga "No a las fechorías de Castro" y todos los demás corifeos se pongan la pegatina de "No a Castro", "No a la dictadura castrista", etcétera. O, mejor, se van a Cuba y se manifiestan allí.
Estoy deseando escuchar lo que un íntimo de Castro, Gaspar Llamazares, tiene que decir al respecto. Me he dado cuenta de que, cuando algo no le interesa, mira para otro lado y se queda como ausente, su estado mejor, in duda. Esta es la doble moral, la hipocresía, el cinismo que molesta. Como la salida de tono del 'eskerbatúo' Madrazo, que califica a Aznar de "terrorista como los de ETA". Ahora sólo importa Irak y las "salvajadas" que allí cometen los ingleses y americanos. Las que Castro lleva media vida perpetrando en Cuba no importan a nadie, ni a los manifestantes, ni a los cantautores, ni a la izquierda comunista que debe tapar al "hermano".
No bebo porque soy abstemia. Pero me voy a tomar un "Cuba libre" par brindar por los disidentes cubanos que luchan, que trabajan, que viven con toda esperanza en un régimen tiránico.
(Carmen Ferreras)
Las relaciones de la UE con Cuba (16/06/03):
Las relaciones de la Unión Europea y la Cuba de Fidel Castro muestran un franco deterioro que podría tener graves consecuencias al régimen de La Habana.
La crisis entre la Unión Europea y Cuba, adobada con manifestaciones masivas del pueblo cubano contra embajadas europeas y con un discurso lleno de desobligantes calificativos y epítetos ofensivos de Fidel Castro contra el jefe del gobierno español, José María Aznar, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, puede llegar a ser mucho más que un inútil e inconveniente forcejeo diplomático.
En el fondo, Cuba está soltando la última tabla de salvación que le queda para superar el naufragio económico a que la ha llevado su modelo obsoleto y el anacrónico embargo a que la ha tenido sometida Estados Unidos durante varias décadas.
Como bien se sabe, la UE es el primer socio comercial y el primer inversor extranjero en la Isla de Castro, que afronta una crisis económica aguda por razones internas y externas, que le ha impedido mantener el ritmo de crecimiento sostenido iniciado en 1995.
Entre 1993 y el 2002, la inversión europea en Cuba fue de hasta 3.300 millones de dólares y el turismo del viejo continente ha implicado un salvador ingreso de divisas para la nación caribeña. En cierta forma Europa hacía también de hada madrina en el aislamiento político del último régimen comunista del hemisferio.
Como reacción a la detención y condena de disidentes y el fusilamiento de tres secuestradores de una lancha por parte del Gobierno cubano el mes de abril, que originó también el rechazo de connotados intelectuales de izquierda simpatizantes de Fidel Castro, los Quince se dejaron venir con una serie de sanciones que hirieron el orgullo, un poco folklórico, de los revolucionarios cubanos.
La UE, en concreto, dispuso limitar visitas gubernamentales de alto nivel, reducir su participación en actos culturales, invitar a los disidentes a las recepciones de sus embajadas y revisar en julio la "posición común", que mantiene sobre demanda de democracia en la isla caribeña.
La reunión del canciller cubano, Felipe Pérez Roque, primero, y luego, el jueves, de Fidel Castro, ha sido virulenta y muy alejada de las formas de cortesía que exige la diplomacia. Las iras cubanas se han enfilado, sobre todo, contra Aznar y Berlusconi, a quienes Castro tildó de fascistas y plebeyos de Washington.
El régimen de La Habana no duda de que Estados Unidos está detrás de las sanciones europeas contra su país, pues teme que, luego de la guerra de Irak, la política de "guerra preventiva" acabe siendo aplicada por el presidente George W. Bush para invadir la isla.
Si se analiza fríamente la tensión surgida entre la Unión Europea y Cuba, lo que se concluye es que para el pueblo cubano sería casi un suicidio económico casar peleas con los países, para quienes las viejas nostalgias de la Guerra Fría -en la que Washington y La Habana se empecinaron en seguir enmarcando sus pugnaces relaciones- son apenas añoranzas teóricas de una izquierda que, lejos de promover una verdadera ayuda de Europa para combatir la pobreza y la injusticia social de América Latina, alimenta con nuestras angustias sus frustradas aventuras socialistas.
De otra parte, si bien para Castro esta crisis sirve para cohesionar, a punta de movilizaciones masivas y discursos antiimperialistas el fervor de esa gran mayoría que aún cree en él, a despecho de una disidencia que cada día crece, propiciar un distanciamiento con Europa podría ampliar el círculo de aislamiento internacional que ya padece Cuba. Fidel Castro, que es sagaz y experimentado, debería evitar, frente a la Unión Europea, pelear contra molinos de viento. (María Ramos Gutiérrez - 16/06/03)
La lucha por los derechos civiles en Cuba. Por Oswaldo Payá (julio 2003):
Cuba sufre una crisis grave. En los pasados años, miles de sus ciudadanos participaron en lo que se conoce como Proyecto Varela, superando una cultura del terror y haciendo un llamamiento para un referéndum nacional sobre los derechos civiles, la evolución pacífica de la libertad y la reconciliación. Pero ahora hay una nueva nube de terror que empaña toda cambio.
Desde el 18 de marzo, la seguridad cubana ha detenido a docenas de activistas de derechos humanos, periodistas independientes y líderes de la oposición. Casi 80 personas han sido encarceladas tras juicios sumarios, acusados de connivencia con EE.UU. Sus familias han sido intimidadas y sus casas saqueadas sin encontrar la evidencias de armas o planes violentos que el gobierno esperaba localizar.
Esta quiebra es un acto contra la sociedad civil, contra los derechos fundamentales y el proyecto Varela ya que parte de los detenidos son de la directiva del Movimiento de Liberación Cristiano, de donde surgió el proyecto. Más de la mitad de los detenidos son coordinadores de esta iniciativa.
A través del proyecto, llamado así en honor al padre Félix Varela, 11.020 personas pidieron a la Asamblea Nacional en mayo de 2002 la celebración de un referéndum para garantizar las libertades civiles para Cuba: libertad de expresión y asociación, el derecho a un negocio privado (los extranjeros pueden tenerlo pero los cubanos no), la liberación de los prisioneros políticos y el derecho a elegir directamente a los representantes en unas elecciones libres.
El proceso para llevar a cabo esta iniciativa respeta las leyes cubanas, ya que el artículo 88 de la Constitución permite a los ciudadanos presentar una propuesta de ley si está apoyada por al menos 10.000 votos. Y aunque sea contradictorio, la Carta Magna protege los derechos que el proyecto Varela propone.
Desde el inicio del proyecto, el gobierno cubano ha respondido con intimidaciones, confiscando las peticiones y fomentando el vandalismo. Policías han visitado las casas de miles de firmantes del proyecto Varela, algunos han perdido su trabajo o han sido expulsados de la universidad o les han puesto en listas negras. Incluso un vocal de una poderosa minoría en la comunidad de exiliados de Miami dio rienda suelta a una serie de ataques por una emisora de radio. Todos ellos comparten muchas de las mismas ideas, expuestas con similares y peyorativas palabras.
¿Y la respuesta de las 11.000 firmas? A través del Partido Comunista, se ordenó a la gente participar en marchas masivas contra el proyecto aunque nunca era mencionado. El gobierno también comenzó su propia campaña y consiguió 8 millones de firmas para una enmienda constitucional que hiciera "irrevocable" el sistema de partido único. Pero esta reforma no anula el artículo 88 por lo que el proyecto Varela sobrevive.
En 2002, antes de que las firmas llegaran a la Asamblea Nacional, el ex presidente de EE.UU. Jimmy Carter visitó Cuba y alabó el proyecto, con lo que se consiguieron más apoyos. Periodistas, activistas de derechos humanos, religiosos, y gente de todo tipo reclamaban sus derechos como nunca lo habían hecho en Cuba. Pero llegó el golpe, la confrontación como vía de resolución.
Es hora de presionar al Gobierno cubano, de pedir la liberación de los detenidos. Es la hora de la solidaridad para que haya un cambio. (Oswaldo Payá)
Críticas a la UE (27/07/03):
La Comisión Europea deploró ayer las declaraciones de Fidel Castro, en las que irritado por las condenas de los Quince, anunció que Cuba renuncia a la ayuda ofrecida por la Unión Europea. En un comunicado, el Ejecutivo de la UE afirmó que no había recibido "ninguna comunicación oficial" al respecto por parte de las autoridades cubanas y subrayó su intención, pese a todo, de seguir prestando ayuda al pueblo cubano y, en particular, a los más necesitados". La Comisión de la UE puntualizó que desde 1993 ha destinado 145 millones de euros en ayuda a Cuba, fundamentalmente en el ámbito humanitario. El conflicto entre Cuba y la UE estalló el pasado junio, cuando la unión aprobó un paquete de sanciones políticas en respuesta a la ola represiva contra disidentes en la isla y a las ejecuciones de tres secuestradores. La Habana respondió con movilizaciones multitudinarias frente a las embajadas de España e Italia, que fueron criticadas por los Quince en una declaración aprobada el pasado día 21, en la que ratificaban las medidas e instaban, no obstante, a mantener el diálogo político con el gobierno cubano. En Cuba, Fidel Castro recalcó que los compromisos con la OTAN y EE.UU. incapacitan a la UE para un "intercambio constructivo". Además vaticinó que con el ingreso a la Unión de los antiguos países socialistas la situación empeorará porque estos "están llenos de odio contra Cuba" y serán "un caballo de Troya de EE.UU".
Construir una Cuba libre. Por Vaclav Havel, Arpad Goncz y Lech Walesa (oct 2003):
Hace exactamente un año, el régimen de Fidel Castro encarceló a 75 representantes de la oposición cubana. Más de cuarenta coordinadores del Proyecto Varela y más de veinte periodistas y otros representantes de diversos movimientos por la democracia terminaron en la cárcel. Todos ellos fueron condenados en juicios falseados a períodos de prisión que variaban de los 6 a los 28 años, simplemente por atreverse a expresar una opinión diferente a la oficial.
Pero las voces de los cubanos librepensantes son cada vez más altas, y esto es precisamente lo que debe preocupar a Castro y su Gobierno. A pesar de la omnipresencia de la Policía secreta y la propaganda gubernamental, miles de cubanos han demostrado su coraje al firmar peticiones respaldando el Proyecto Varela, que se basa en provisiones de la actual constitución cubana y pide la celebración de un referéndum sobre la libertad de expresión y reunión, la liberación de los presos políticos, la libertad y de empresa y las elecciones libres. La respuesta del régimen de Castro al Proyecto y a otras iniciativas similares ha sido ignorarlas o perseguirlas.
La última oleada de confrontaciones, acompañadas por diatribas antieuropeas del liderazgo político cubano, puede ser considerado como poco más que una expresión de debilidad y desesperación.
El régimen se está quedando sin aliento. La oposición interna, por su parte, tiene más fuerza, incluso las operaciones policiales de marzo no pudieron acabar con ellos. Los tiempos están cambiando, la revolución envejece junto con sus líderes, y el régimen está nervioso. Castro sabe perfectamente que, algún día, la revolución morirá con él.
Nadie sabe lo que pasará en ese momento. Pero cuando llegue, cuanto más claro esté en todo el mundo que la libertad, la democracia y la prosperidad de un país dependen del apoyo a sus disidentes, mayores serán las opciones de una transición democrática pacífica.
Es responsabilidad del mundo democrático apoyar a los representantes de la oposición cubana, sin importar el tiempo que los estalinistas del país se mantengan todavía en el poder. La oposición cubana debe tener el mismo apoyo internacional que tuvieron los representantes de la disidencia política en Europa cuando estaba dividida. Las declaraciones de condena a la represión gubernamental, además de pasos diplomáticos específicos desde Europa, Lationamérica y Estados Unidos, son las medidas más adecuadas para ejercer presión sobre el régimen de Cuba.
No puede decirse que el embargo estadounidense a Cuba haya dado los resultados esperados. Ni tampoco se puede decir lo mismo de las políticas europeas, que han sido considerablemente más abiertas hacia el régimen. Es hora de poner de un lado las disputas transatlánticas sobre el embargo y concentrarse en el apoyo directo a los disidentes, prisioneros de conciencia, y sus familias.
Europa debe dejar claro sin ambigüedades que Castro es un dictador, y que para los países democráticos una dictadura no puede convertirse en socio hasta que no comience un proceso de liberalización política. Al mismo tiempo, los países europeos deberían establecer un Fondo para la Democracia Cubana, para apoyar el surgimiento de una sociedad civil en la isla. Este fondo estaría disponible para un uso inmediato en caso de cambios políticos en Cuba.
La reciente experiencia europea con las transiciones pacíficas de una dictadura a la democracia, como fue el caso de España o los países de Europa Central, ha sido la inspiración para la oposición cubana. Europa en particular no debe dudar. Está obligada a actuar por su propia historia.
(*) Vaclav Havel, Arpad Goncz y Lech Wales son ex presidentes de la República Checa, Hungría y Polonia.
Cuba, sorda ante el mundo (27/12/04):
Es difícil entender que un país sometido a un duro bloqueo económico por parte de Estados Unidos se empeñe en conductas que no hacen sino agudizar su aislamiento internacional. Es el caso de la terca actitud de Cuba de hacer oídos sordos a los llamados de Europa, el continente que podía darle respiro económico y político, para que ponga fin a la implacable persecución que emprendió el año pasado contra su débil oposición interna.
Esta actitud produjo el mes pasado un nuevo y duro pronunciamiento del Parlamento Europeo, que rechazó , mediante una resolución aprobada por amplia mayoría, la posibilidad de reactivar las relaciones, actualmente congeladas, de la Unión Europea con la isla, mientras no sean liberados los disidentes políticos y no haya avances significativos en materia de democratización. Cabe recordar que en marzo del año pasado el gobierno cubano desató una ola de represión contra la incipiente disidencia civil, que terminó con el encarcelamiento de 75 personas, entre ellas, 29 periodistas independientes -sindicados de mercenarios y agentes del imperialismo yanqui- que hoy purgan penas hasta de 27 años. El más prominente de ellos es Raúl Rivero, un poeta y escritor de 59 años que fundó Cuba Press la primera agencia independiente de prensa cubana, que fue elegido como delegado de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y está condenado a 20 años. Rivero recibió este año el Premio Mundial de Libertad de Prensa Guillermo Cano, que otorga la Unesco.
Desde cuando el gobierno de Cuba desencadenó su ofensiva contra los disidentes, conocida como la primera negra, no han cesado en todo el mundo los llamados y declaraciones en favor de su libertad por parte de las más diversas organizaciones humanitarias y religiosas, asociaciones profesionales y personalidades. Incluyendo a algunas que siempre simpatizaron con la revolución cubana, como el Nobel portugués José Saramago, que acaba de visitar Colombia. Poco antes de la resolución del Parlamento Europeo, la SIP había formulado , en su última asamblea general, otro llamado a favor de la liberación de los presos políticos y los periodistas presos.
Pero nada de esto ha conmovido a La Habana. ¿Por cuánto tiempo, y a qué costo político en sus relaciones internacionales, podrá ignorar Fidel Castro este clamor universal? (Cristóbal Alayón González)
Alejandro Sanz. Declaraciones en Bogotá (feb 2004):
[...] afirmó que el presidente del Gobierno de su país, José María Aznar, "ha hecho una buena gestión" y calificó de "indignante" y "una torpeza" el anuncio de ETA de que no hará ataques en Cataluña.
Sanz, que ofreció un concierto en Bogotá dentro de su gira mundial "No es lo mismo", reclamó en una rueda de prensa que no se hable de "grupo separatista" para referirse a "algo que lleva sobre sus espaldas 1.000 muertos", "Y creo que las cosas hay que llamarlas por su nombre. Es un grupo terrorista", subrayó.
"Me parece una torpeza e indignante escoger y decir: no vamos a matar aquí. Son unos asesinos", dijo.
El cantante consideró que los colombianos han tenido en Aznar "un anfitrión maravilloso" para Colombia y agregó que "acá tienen un aliado fantástico en él".
Sobre la campaña electoral en España, dijo que "si nos fiamos por las encuestas, seguirá el PP". Y añadió que Aznar "no se casa con todo el mundo en Europa. Creo que ha hecho una buena gestión", dijo el artista.
Por otra parte, afirmó que el presidente de Cuba, Fidel Castro, "traicionó los ideales de igualdad y justicia que él tenía a los 17 años y calificó al mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, de "tirano".
"No me gustan los presidentes que no los eligen democráticamente o cuando un pueblo entero les pide que haga un referendo y no lo hacen", expresó el cantante en alusión a Castro y Chávez, respectivamente.
"A mí de Fidel no me gusta que meta en la cárcel a un hombre que no puede justificar de dónde sacó una caja de tomates", expresó el artista, y de Chávez manifestó que "cuando ves a un tirano de ese calibre...".
Sanz, de 36 años, dijo que Castro "traicionó los ideales de igualdad" que él mismo tenía a los 17, cuando llevaba en su chaqueta una imagen del gerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara, y agregó que "resulta ahora que no hay tal igualdad". Explicó que sus últimas creaciones al tema social, ya que "hay muchas cosas que denunciar en el mundo".
"Creo que ha llegado la hora de tratar esas cosas. Quizá después de ser padre me sobrevino esa inquietud", explicó Sanz, aunque advirtió que no pretende "que sea político, sino humanamente correcto" y señaló que no se quiere "especializar en presidentes".
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