Métodos de control sobre el individuo:
[...] Los mecanismos de control de la población interna se extienden como en círculos concéntricos. En el ámbito vecinal, los CDR [Comité de Defensa de la Revolución] llevan completa relación, a través del correspondiente equipo delator, de la participación o desafección de cada individuo respecto del régimen (asistencia a reuniones y mítines políticos, participación en jornadas de trabajo "voluntario", opiniones manifestadas, etc.). Como el informe más importante a la hora de valorar cualquier instancia ante el omnipresente estado, sea ésta para cursar estudios o para solicitar empleo, para acceder a vivienda o tener cartilla de racionamiento, es el de la CDR, no es difícil ver el tremendo aparato coercitivo que su sola existencia representa. Igual ocurre en los centros de trabajo, a través de los cuales se distribuyen, a capricho y siempre de forma tardía y escasa, los aparatos eléctricos como radios, refrigeradores o televisores: los desafectos quedan excluidos del reparto. Por descontado que los automóviles y las viviendas de alto standing son exclusiva de los incondicionales de la nomenclatura.
Para aquellos que no doblegan su voluntad ni con esta marginación y que tratan de manifestar su descontento, la autora [Natividad González Freire] nos recuerda que el régimen todavía dispone de las Brigadas de Intervención Rápida, eufemismo utilizado para designar las cuadrillas de matones, especialistas en kárate, encargadas de disolver a palos cualquier signo público de contestación. La misma función cumplen los "actos de repudio" a los que periódicamente llama Castro a sus secuaces. En ellos la turba visita la casa del disidente para insultarle y golpearle, por traidor, llegándose en ocasiones al linchamiento y la muerte como ocurrió durante el célebre episodio de los refugiados en la embajada del Perú en 1980.
Control policial:
En el último escalón de esta omnipresente represión se encuentran Villa Marista y el resto de prisiones y calabozos de la isla para amontonar presos políticos. Algunos no son liberados, ni aun con sus penas ya cumplidas. Combínese esto con un carné de identidad que es en realidad una ficha policíaca de 25 páginas según nos informan en la página 87 del libro: "Además del nombre, fecha de nacimiento, sexo, estado civil, domicilio y profesión, consta la dirección del centro de trabajo o centro de estudios al que perteneces, cargo o grado de enseñanza que se tenga y direcciones y teléfonos de los respectivos locales. Además se deja una buena cantidad de páginas para anotaciones especiales de las autoridades a las que estás sometido (nunca mejor dicho). Jefes o directores deben escribir en ellas si has sido baja del trabajo o los estudios y causa por la que te despidieron. Puntualizar si eres ex preso político o desocupado y sobre este último punto si el motivo es que has solicitado la salida del país. Además, imitando la práctica nacionalsocialista, llegan a señalar la foto del ciudadano que ha solicitado su salida con un cuño en el lado superior izquierdo para que no haya dudas de que eres de los que no fraternizan con la tiranía..." (José Ignacio del Castillo. Reseña de Descubriendo a Fidel Castro)
[Debe mencionarse también el] sistema de control que ejercen los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). En cada manzana de ciudades y pueblos hay un CDR que sirve para mantener informadas a las autoridades locales de las actividades y vida del vecindario. Pocos cubanos se atreven a criticar a Castro, ni siquiera en privado, y para evitar decir su nombre se utilizan apodos como el barbudo o caracoco. (Félix Díaz Hernández)
Edificios de La Habana:
La mitad de los edificios de la capital serían declarados en ruinas si se siguieran los parámetros que fijan los manuales de arquitectura; en todas las viviendas de la ciudad hay grifos, pero sólo algunas -menos de la mitad- disponen de servicio de agua corriente todos los días, las otras no. Si sus dueños quieren alquilar una de sus habitaciones a algún turista, deben pagar un impuesto de 250 dólares; los que tratan de eludirlo, se enfrentan a una multa de 1.800 dólares. Si alguien pretende poner unas mesas y unas sillas para ofrecer bebida o comida a esos visitantes, tiene que disponer antes de los 850 dólares en efectivo del impuesto que le exigirá el Estado para concederle la licencia.
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Dólares:
Si se tienen dólares, en la Isla se puede comprar cualquier cosa que se desee. Pero los empleados del Estado cobran en pesos, no en dólares. Y el noventa y ocho por ciento de los cubanos que viven en la Isla son empleados del Estado. Sólo las empresas extranjeras pagan a sus empleados en dólares, pero el Gobierno confisca sus nóminas. Cada fin de mes, esos trabajadores reciben el equivalente en pesos. Al cambio oficial. En las tiendas del Estado se puede comprar cualquier cosa con dólares, pero el Estado cierra casi todas las vías para que la población pueda disponer de dólares. Casi todas. Y fuera de esas tiendas, no se puede encontrar casi nada. Es la economía política del Estado jinetero: convertir al Gobierno en el mayor proxeneta de un país. Pero es por el bloqueo.
Castro necesita dólares para combatir el bloqueo. Da igual de donde salgan. Tres cuartas partes de la deuda externa han vencido, y no se ha pagado. Por eso permite que los gusanos envíen millones cada año desde Estados Unidos a los familiares que él tiene secuestrados. Pero necesita más. Otro anti imperialista, Chávez, le regaló hace poco (en teoría, tiene que pagar dentro de veinte años) dos mil quinientos millones de dólares en petróleo, y él lo ha revendido en el mercado internacional de contrabando. Pero no es suficiente. Por eso dejó de pagar la parte del crudo que sí le cobra su amigo. (José García Domínguez)
Muchos cubanos consideran que los bajos sueldos mensuales que cobran no les salen a cuenta. La edad de jubilación en Cuba es de 60 años para los hombres y 55 en el caso de las mujeres, esto significa que una vez que cumplen con sus obligaciones laborales disfrutan de un modesto retiro. Estar jubilado no significa pasar a una vida contemplativa. Normalmente estas personas se buscan alguna actividad paralela para completar su exigua pensión. Elemento fundamental para entender las exigencias a las que el régimen cubano somete a sus ciudadanos es saber que los varones deben cumplir con los tres años de servicio militar obligatorio. [...]
En la actualidad se puede hablar de la existencia de varias Cubas. En lo que se vendió como el país de la igualdad hoy es fácil distinguir clases sociales, en concreto se pueden remarcar tres: los cubanos que tienen dólares, los que no y la elite dirigente. Los mejores barrios están habitados por los militares de alta graduación, personal del gobierno y el cuerpo diplomático internacional. Sin embargo, los que más poder adquisitivo tienen son los cubanos que trabajan para el turismo, concretamente los dueños de las de casas particulares y aquellos que reciben dólares o euros de sus familiares emigrados. (Félix Díaz Hernández).
Una reliquia olvidada de la Guerra Fría, una especie de museo vivo de un sistema ya fracasado y desacreditado, no debería durar mucho.
El control sobre la información:
Todos los medios de comunicación responden a las directrices de las autoridades. Semanarios como Granma, en su versión cubana o en la internacional, Juventud Rebelde o Trabajadores ensalzan continuamente los logros y avances mostrando sólo el aspecto positivo. Las críticas que tanto abundan en los periódicos de las democracias no aparecen. Los noticieros de las dos cadenas estatales de televisión reproducen los comunidados oficiales. La relativa profusión de cabeceras de prensa, las radios oficiales o la televisión no se traducen en que el pueblo cubano esté informado, ni de lo que pasa dentro del país, y mucho menos de lo que ocurre en el exterior.
Acceso a Internet:
Según Reporteros sin fronteras se intenta mantener a los ciudadanos al margen de la Red. La compra de material informático se encuentra estrictamente regulada, el acceso a Internet controlado y las comunicaciones electrónicas estrechamente vigiladas. Este medio de comunicación se reserva para una élite cercana al poder. Pero, incluso esos pocos privilegiados frecuentemente solo acceden a una Intranet, especialmente concebida y filtrada por las autoridades.
Propaganda:
[...] Otro pilar básico del régimen cubano es la continua apelación a la dignidad y la resistencia de este pueblo. Pancartas y lemas pintados en las paredes, junto a las carreteras o en las casas apelan a los valores y héroes nacionales. Además de la evidente y muy bien aprovechada figura de Ernesto Che Guevara, hay otros personajes como Camilo Cienfuegos, o la fuerza ideológica apoyada en las palabras de José Martí que se convierten en elementos recurrentes para reivindicar el régimen. "Hasta la victoria siempre", "Con la guardia en alto", "Patria o muerte" y "Las trincheras de las ideas son más fuertes que las trincheras de la tierra" son algunos ejemplos de estas frases.
Precisamente, este interés en subrayar la dignidad de este pueblo desde el gobierno chirría cuando, por desconocimiento u omisión, no se controla el constatable hecho de que una buena parte de la juventud se entrega, por unos dólares o una simple cena para el disfrute de los turistas sexuales. (Félix Díaz Hernández)
Fidel Castro Felicita a Zapatero:
A los pocos días del triunfo de los socialistas, Fidel Castro envió una carta de felicitación a José Luis Rodríguez Zapatero, por su inesperado arribo al poder al frente del nuevo Gobierno español.
Con los socialistas en la presidencia, Castro espera iniciar un nuevo "noviazgo" con Zapatero, como el que mantuvo con Felipe González, interrumpido por "el caballerito" José María Aznar. Castro pasó por alto las críticas del PSOE a raíz de la ola represiva desatada en Cuba el pasado año.
Es presumible que la condena fuera dada por la repulsa mundial, de la que otros partidos socialistas se hicieron eco, en lo que el español de abstenerse, podría caer en un consecuente descrédito.
En esta misiva, Castro le pide a Zapatero que interceda ante los Gobiernos hispanoamericanos para que retire sus efectivos en Irak. "Más de 1.000 jóvenes de varios países de la región fueron enviados a Irak como carne de cañón, integrando la Legión Española", dijo Castro.
Es el colmo del cinismo, la preocupación del dictador de Cuba, cuando a lo largo de 45 años, su régimen envió a cientos de conspiradores cubanos a fomentar guerrillas en toda América hispana, participando en cera de 20 conflictos armados en Africa y Asia, donde perdieron la vida miles de jóvenes del ejército cubano.
Es de señalar que en España los ciudadanos pudieron manifestarse contra el apoyo del Gobierno español a la guerra de Irak, cosa que, por supuesto, no pudo hacer el pueblo cubano.
Como en casos anteriores, fue visible la la tradicional manipulación de la izquierda española para su provecho, los mismos que nunca se manifestaron por los crímenes de Castro dentro y fuera de Cuba tomaron principal participacón en las manifestaciones que se llevaron a cabo contra el gobierno de Aznar.
Es también significativo el silencio mantenido por la prensa española sobre la ingerencia de la dictadura de Cuba en otros países y se desgañitan por las de los "imperialistas americanos" y la preocupación por los Derechos Humanos en el mundo, olvidando las violaciones que se producen en Cuba. (Evelio Morales Peraza. Junio 2004)
Castro erre que erre (07/07/04):
En días pasados, Fidel Castro volvió a tomar la calle para protestar por las nuevas medidas de "bloqueo" de Estados Unidos, que limita las remesas de dólares y los viajes a Cuba de los cubanos exiliados. El pueblo una vez más fue llevado como borregos a manifestarse , imbuidos por el temor a represalias de su patrón el Estado, que emplea el chantaje en todas las actividades sociales del país.
Castro, en reciprocidad y a modo de presión ha aumentado los precios de los productos de primera necesidad en el mercado de divisas -los únicos surtidos-. Con el aumento el que sufrirá directamente será la población, que dirigirá su ira contra Estados Unidos que les restringe su poder adquisitivo. Castro sin considerar -como siempre- el daño al pueblo, se vanagloria de este nuevo "golpe al imperialismo yanqui", pues al mismo tiempo crea animadversión contra el "bloqueo" en los cubanos del exilio.
De esto se deduce, que la base económica cubana no descansa en la producción de bienes exportables, como lo fue el azúcar y otros productos, destruidos por la política centralizadora del régimen.
Al parecer, lo poco que produce Cuba se emplea en política exterior, sufragando a la Izquierda para socavar los gobiernos democráticos de la región, que por lo visto está dando sus frutos. Castro pretende delegar la obligación de suplir las necesidades del pueblo, a los Estados Unidos y sus ciudadanos cubanos-americanos, con sus remesas de dólares que sobrepasa los mil millones al año, lo que se incrementa con los miles que visitan a sus familiares en la isla. Los cubanos en el exterir suministran a Cuba medicamentos, vestidos, electrodomésticos, alimentos, productos de higiene, etcétera.
Con esa nueva protesta contra el supuesto bloqueo, Fidel Castro está confirmando la ineficacia de su sistema, que no ha sido capaz en 45 años de cubrir las necesidades más elementales de la población cubana. El bloqueo no es más que un mito en el que ya nadie cree, el que fue y es utilizado por Castro para enmascarar el fracaso de su llamada revolución socialista. Este no se sostiene cuando sabemos que Cuba puede comerciar con la mayoría de los países ¿Por qué no lo hace? Muy sencillo, no paga.
¿Los Estados Unidos tienen la culpa de que el sistema económico imperante en Cuba, sea incapaz de producir bienes para su pueblo?, pregunto. Fidel Castro tiene el cinismo de acusar a factores externos de lo que él mismo ha creado: el bloqueo a su pueblo. (Evelio Morales Peraza)
Cuba pide Justicia. Por Juan Carlos Sánchez Reyes (09/07/04):
La comunidad internacional se encuentra ante un gran dilema con respecto a Cuba: seguir permitiéndole a Castro los constantes abusos contra su pueblo u obligarlo a que cumpla, sin más dilaciones, las libertades y los derechos fundamentales de todos los cubanos.
Cada año reportajes periodísticos consiguen conmover a la opinión pública con sobrecogedoras imágenes de violaciones de derechos humanos en Cuba. Pero después, con la crueldad más absoluta, todo se olvida y Castro sigue cometiendo sus atrocidades con la mayor impunidad. Es triste pero cierto.
Sería ingenuo pensar a estas alturas que lo que sucede es que para muchos la dictadura de Castro no es la dictadura sangrienta que en verdad es, sino la romántica revolución de un grupo de barbudos que aún en su papel de víctimas continúa manipulando la historia, inventándose cada semana una bandera contra el "imperialismo internacional" en provecho propio.
Entonces, ¡por qué los países democráticos siguen tolerando con tanta generosidad la única dictadidura integral que queda en el continente americano?
Desde hace varios años, criminales de guerra de la ex Yugoslavia son puestos a disposición del Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra. De igual forma, algunos de los máximos responsables de las matanzas de Burundi han sido sometidos a juicios internacionales en Tanzania. El caso más reciente fue el proceso judicial internacional promovido contra el dictador Pinochet. Por los mismos motivos, es de justicia que un personaje como Castro, que sigue dando pruebas diarias de su absoluta falta de respeto hacia su país y hacia la comunidad internacional, tenga que responder de todas las acusaciones que pesan contra él.
La prudencia diplomática tiene un límite cuando de lo que se trata es de savar vidas humanas.
Estas cifras son espeluznantes. Según Amnistía Internacional, el gobierno de Cuba mantiene en la cárcel a 84 prisioneros de conciencia, la cifra más alta del mundo por millón de habitantes. En tanto, en su tradicional informe semestral la Comisión Cubana de Derechos Humanos y reconciliación Nacional (CCDHRN) reconoce que existen 327 prisioneros políticos en las cárceles cubanas, entre ellos 12 de los que no se tiene ninguna información. Y la gran myoría de ellossufren un infernal encierro bajo condiciones que violan las reglas mínimas de la ONU para el trato a presos y detenidos.
El informe llama la atención sobre una veintena de prisioneros que están seriamente enfermos, entre ellos Martha Beatriz Roque, Oscar Espinosa Chepe, Roberto de Miranda, Marcelo López, Edel José García, Osvaldo Alfonso, José Luis García, Carmelo Díaz, Oscar Elías Biscet y el disidente ciego Juan Carlos González Leyva.
Sufren violencia física por parte de mercenarios pagados que les custodian o de criminales violentos que actúan en condiciones de total impunidad. Negarle la asistencia médica y humanitaria, fichar y perseguir a todos los que votan por su libertad como si de delincuentes se tratara son medidas de Castro que ya sobrepasan los límites.
Quienes siempre hemos estado contra la arbitrariedad de las dictaduras y también contra la manipulación política y mediática que suelen hacer éstas para "legitimarse" en el poder, deseamos que esta situación cambie cuanto antes: para que se haga justicia, a quien quiera que ésta alcance, y para que desaparezca en Cuba ese poderoso factor intimidatorio que entorpece el inicio de la difícil pero inevitable transición democrática e institucional de este país.
A ningún país en el mundo se le puede ofrecer como único horizonte vital que sus disidentes políticos resistan aterrorizados mientras los verdugos del régimen los van abatiendo. Esta impunidad con la que sigue actuando Castro no es solo una afrenta a las víctimas y sus familiares sino una incitación a que se repitan tales crímenes.
En estos momentos la unidad de los demócratas es una condición impredscible para luchar contra esta dramática situación. Se requiere además una una vigilancia sistemática de los organismos internacionales sobre un régimen implicado en delitos históricos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas.
Si las violaciones permanentes de los derechos humanos, penas de muerte por fusilamiento sin garantías procesales ni derecho de defensa, tratamientos vejatorios contra presos políticos, crímenes y chantajes de todo tipo, es la esencia misma de del sistema de control de Castro para esclavizar hasta el último momento a su pueblo, la actual coyuntura debe obligar a este dictador a replantearse sus métodos.
La comunidad internacional tiene que conseguir que Castro, si no está dispuesto a dialogar con los disidentes, por lo menos les conceda su libertad domiciliaria. No sólo sería histórica esta decisión. Podría salvar muchas vidas y encauzar nuevas vías de negociación. No se trata -entendámoslo de una vez- de ayudar a Castro sino a los cubanos, especialmente a la oposición interna, que es la que más sufre la persecución del régimen. Sólo cabe esperar que ocurra pronto.
El régimen de Fidel Castro -enemigo por naturaleza del diálogo y la reconciliación- pagará caro su negativa a respetar las libertades y su tendencia a dar explicaciones falsas y manipuladoras a la opinión pública.
Y supone la cumbre de la hipocresía que aún la comunidad internacional siga acreditando a este dictador cuando de esta forma indolente lo que se está haciendo es asumir los postulados de quien se dice combatir. Las democracias no pueden tolerar métodos totalitarios que niegan sus principios. Cuba necesita urgentemente salir de este callejón sin salida. Por eso todos exigimos que esta vez vaya en serio.
Juan Carlos Sánchez es periodista cubano y delegado de la Fundación Hispano Cubana en Tenerife.
El largo adiós. Javier Marías (1997):
El escritor cubano y también británico Guillermo Cabrera Infante salió en 1965 de su país natal para no volver, hasta hoy al menos. Le he oído contar que su evasión no estuvo exenta de riesgos, pero lo que se me ha quedado en la memoria de su peripecia es que pudo llevarse tan sólo un libro de su nutrida biblioteca: una primera edición de la novela de Raymond Chandler The Big Sleep (conocida en España como El sueño eterno si no me equivoco), que ante los aduaneros o guardacostas hizo ver que iba leyendo y que probablemente iba leyendo en efecto. El resto de sus volúmenes quedó en La Habana, en la casa paterna, y nunca más supo de ellos durante los treinta y dos años transcurridos desde que hizo mutis por el Caribe. Con admirable ironía (nunca tendría otra hacia el excelente escritor y mejor amigo), podría pensarse que el título salvado fue premonitorio si tomamos el exilio como un gran sueño para quien lo padece.
[...] en ella [página del catálogo de una subasta] se anunciaba con gran aspaviento un libro de Pablo Neruda, Canción de gesta, publicado en La Habana en 1960 para celebrar el segundo aniversario de la "gloriosa revolución". Según subrayaban los libreros, lo más extraordinario del ejemplar era que estaba dedicado, de su puño y letra, por Neruda a Cabrera Infante en ese mismo año.
[...] Cabrera exclamó luego al teléfono: "Están vendiendo un libro robado".
[...] No es difícil imaginar mi tentación de regalárselo a Cabrera y así restituirle algo perdido. Pero no está bien regalar algo caro a quien conoce el precio, sería ponerlo en situación embarazosa, no se aceptaría. Así que sólo se me ocurre ofrecérselo en usufructo o depósito para que vuelva a tenerlo (aunque The Big Sleep vale mucho más la pena). Le pediré que me lo dedique a mí y le propondré que el que antes se despida de nosotros dos se lo deje al otro en herencia. Confío en que acepte y así se reúnan de nuevo lector y libro que viajaron por separado durante treinta y dos años. (Javier Marías)
Una sola Cuba. Por Elfidio Alonso (08/07/04):
El presidente Bush está a punto de conseguir que los cubanos del exilio y los que están en la Isla manifiesten las mismas protestas y unan sus sentimientos contra ese programa de restricciones y castigos que Washington ha puesto en marcha desde el pasado primero de julio. Según este nuevo decálogo de castigos y restricciones -que no sólo afecta a los habitantes de la Isla, sino también a los que residen en Maiami-, los que viajen a Cuba sólo podrán hacerlo una vez cada tres años; sólo podrán gastar cincuenta dólares al día y, como en los viejos tiempos de la caza de brujas, los envíos de medicamentos , alimentos y demás enseres se verán afectados según el grado de parentesco con el receptor, además de la prohibición de favorecer a aquellos cubanos del interior que pertenezcan al Partido Comunista u ocupen cargos gubernamentales.
Medidas tan drásticas e impopulares ya han sido fuertemente contestadas por los de dentro y los del exilio. Alguna clave debe haber para que el presidente norteamericano, ya en vísperas electorales, se lance a poner en práctica semejantes torniquetes, que tanto tratan de asfixiar aún más a los cubanos del interior como obligan a los del exilio a abandonar a los familiares a su propia suerte, que ya es de por sí pírrica. Es posible que Bush haya echado las cuentas, tras analizar su pro y su contra, hasta reparar en que los exiliados de Miami están divididos en dos bandos: uno, mayoritario, extremista e inflexible, que ya cuenta con escasos contactos en la Isla; el otro es de más reciente creación, producto de ese incesante goteo que forman los balseros y nuevos desertores del régimen castrista.
Parece claro que el primer sector cuenta con más poder e influencia. De ahí que el presidente haya decidido dar este nuevo golpe de efecto, no sólo apretando las tuercas del interminable e inútil bloqueo, sino ofreciendo 59 millones de dólares, en dos años, para los disidentes y fieles seguidores de los más recalcitrantes ultras del exilio, que, de esta forma, serán proclives a la reelección de Bush el próximo mes de noviembre. No olvidemos lo que sucedió en el 2000, cuando el irregular y fraudulento escrutinio de Florida acabó por darle la presidencia al bueno de George, gracias a su hermano el gobernador del Estado, que llamó presidente al mismísimo Ansar.
Según las más recientes encuestas, existe un empate técnico entre Bush y Kerry en el Estado de Florida. De ahí la necesidad imperiosa de atraerse a los cubanos del exilio, que superan la cifra del millón, aunque a la vista de las protestas ("Ahora tendré que esperar a que pasen tres años para ver a mi madre", claman miles de disidentes) no todos están dispuestos a dar sus votos al actual presidente [...]. (Elfidio Alonso)
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