Uderzo y Goscinny: Asterix:
Albert Uderzo y Goscinny editan en 1959 el primer capítulo de Asterix, titulado Asterix el Galo. Desde entonces, ha sido una de las historietas europeas más traducida y vendida. Se trata de las andanzas de un guerrero galo, que resiste en su aldea la invasión de los romanos comandada por Julio César. Resistencia que es posible en parte gracias a su valentía y tozudez, y en parte gracias a un secreto: una poción mágica que les aporta a sus habitantes fuerza sobrehumana. Pero Astérix recorre el mundo, incluso el entonces no conocido; como ocurre en La Gran Travesía, episodio en el que se hacen a la mar en busca de peces para sus pociones, viéndose involucrados en una nueva aventura, que les llevará a conocer un nuevo continente años antes de que llegara Colón. También, tratando de encontrar un antídoto para su inseparable Obélix, conocen a Espartakis y un grupo de amigos que se dirigen hacia la libertad, tras haber robado la galera del propio César; y emprenden juntos nuevas aventuras en busca de una lejana tierra en El Mal Trago de Obélix.
Pero son los piratas los intérpretes más recurrentes en éstos cómic, en donde son los personajes con más mala suerte de la historia del cómic. Desde su aparición en Astérix Gladiador, los piratas han visto como sus barcos se hunden por obra de los galos. Incluso, cuando deciden dejar el mar e instalarse en tierra, acaban encontrándose con nuestros amigos. Y es que tientan demasiado a la suerte, como ocurre en El Adivino, en el que naufragan por hacer caso del consejo leído en las entrañas de un percebe, que les recomienda fondear frente a las costas galas.
Hergé: Tintín:
Otro de los personajes europeos más conocidos de éste género es Tintín. El dibujo irrepetible de sus viñetas ha creado escuela. Sus narraciones están plenas de una documentación detallista, atrapando la atención del lector, a lo que también contribuye la claridad expositiva de su autor el belga Hergé. El universo del reportero Tintín lo completan sus amigos, entre los que destaca su inseparable amigo el capitán mercante Haddock y su perro Milú. Las historias son otro de los ejes atractivos de éstos cómic, que nos adentran en laberintos de aventuras exóticas y coloristas, en las que el mar es tema recurrente.
¡Rayos y Truenos! Tintín Haddock y los barcos es una monografía publicada por Noray, con motivo de la exposición monográfica realizada por el Museo Marítimo de Barcelona en homenaje a Hergé. En la que se recrean los viajes de Tintín, que son esencialmente marineros. Siempre los hace en compañía de un marino, el capitán Haddock. Mares de todas las latitudes, Barcos como Karaboudjan, Aurora, Unicornio, Sirius o Ramona; marineros ficticios tal que Alonso, Chester, Kurt, Mc O´Connor, o reales como el mismísimo Colón, a quien tanto admiraba Hergé, tienen citas reiteradas en las páginas del joven Tintín: héroe que junto al viaje y el mar conforman las tres constantes por excelencia de la aventura.
(Manuel Maestro)
Viaje de un naturalista alrededor del mundo:
Estoy seguro de que el placer de vivir al aire libre con el cielo por techo y el suelo por mesa, forma parte de ese mismo instinto: el del salvaje vuelto a sus costumbres primitivas. Recuerdo siempre mis excursiones en lancha, y mis viajes a través de los países no habitados con una satisfacción que no me hubiese producido ninguna escena civilizada. Es indudable que todos los viajeros recuerdan con vivísima satisfacción las sensaciones que han experimentado al verse en
medio de un país en que o no ha entrado nunca o rara vez penetró el hombre civilizado.
Un viaje largo tiene otros muchos motivos de satisfacción de naturaleza más razonable. El mapamundi deja de ser una vana imagen para un viajero y se convierte en cuadro cubierto de las más animadas y diversas figuras. Cada porción de ese mapa recobra las dimensiones que le corresponden; no se miran ya los continentes como pequeñas islas, ni éstas como puntitos, sino que muchas se ven como realmente son, mayores que muchos reinos de Europa. Africa, Norteamérica, Sudamérica, son nombres sonoros que se pronuncian con facilidad; pero sólo después de haber navegado durante semanas enteras a lo largo de sus costas, se llega a comprender cuán inmensos espacios implican estos nombres en nuestro globo.
[...] En resumen; paréceme que nada hay tan provechoso para un naturalista joven, como un viaje por apartadas tierras; satisfaciéndolo en parte, afina ese ardor, esa necesidad de saber, que, según sir J. Herschel, tiene en sí todo hombre. La novedad de los objetos, la posibilidad de los éxitos, comunican al joven sabio doble actividad. Además, como un gran número de hechos aislados no tarda en perder todo interés, se dedica a compararlos y llega a generalizar. Por otra parte, como el viajero, fuerza es decirlo, permanece poco tiempo en cada lugar, no pueden sus descripciones cargarse de detalles de observación, de lo que resulta, y esto me ha costado muy caro, que siempre se está dispuesto a reemplazar los conocimientos que faltan con hipótesis poco
fundadas.
Pero me ha proporcionado tan grandes alegrías este viaje, que, no dudo en recomendar a todos los naturalistas, aun cuando no puedan lograr tan amables compañeros como los míos, que viajen a todo trance y emprendan excursiones por tierra, si es posible, o si no largas travesías. Se puede estar seguro, salvo en casos extremadamente raros, de no tener demasiadas dificultades graves que vencer, ni grandes peligros que afrontar. Ejercitan estos viajes la paciencia, borran todo rastro de egoísmo, enseñan a elegir por uno mismo y a acomodarse a todo; en una palabra, dan las cualidades que distinguen a los marinos. También enseñan los viajes un poco a desconfiar, pero permiten descubrir que hay en el mundo muchas personas de corazón excelente, dispuestas siempre a serviros aun cuando no se las haya visto jamás ni deban volverse a encontrar nunca.
(Darwin, parte final del último capítulo)
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