Leonardo da Vinci (1452-1519):
El «paraíso de la ciencia matemática» es la mecánica, de la cual se ocupó Leonardo tratando de las nociones de peso, fuerza y «percusión», las cuales producen el movimiento y son producidas por él. Gravedad y luz son fuerzas engendradas por la transformación de un elemento en otro. Fuerza y tiempo son infinitos, en tanto que el peso es finito. El movimiento debe tratarse matemáticamente; las cuatro especies principales del mismo son: el directo (línea recta), el curvo, el espiral y el circular. La fuerza que se transmite de un cuerpo que se mueve al cuerpo movido por él es el ímpetu. Todo movimiento «retiene su curso, o, mejor, todo cuerpo, cuando es movido, continuará en su curso hasta donde lo permita el poder del impulso en él residente».
Los cinco sentidos son los ministros del alma, la cual es la sede del juicio. El sentido principal es la vista -el ojo es «la ventana del alma», o sea, «el principal órgano por medio del cual el entendimiento puede alcanzar la más completa y magnífica vista de las infinitas obras de la Naturaleza»-. En el ojo se refleja la belleza del mundo. Una noción fundamental es la proporción; toda parte de un todo debe estar proporcionada al todo.
La pintura es la más noble de las artes. La música es la hermana de la pintura. La poesía puede ser comparada con la música. La pintura «sobrepasa todas las obras humanas por la sutil especulación que está relacionada con ella». La pintura trata de la filosofía natural, como la poesía trata de la filosofía moral. La escultura es menos intelectual que la pintura y carece de muchas de sus cualidades intrínsecas. El pintor «lucha y compite con la Naturaleza»; debe obrar como un espejo, y la pintura por él producida es como «una segunda Naturaleza».
Varias son las opiniones que se han manifestado sobre el valor de las ideas filosóficas de Leonardo. Durante un tiempo se le consideró como un genio absolutamente creador no sólo en pintura, sino también en filosofía natural y en mecánica. Luego se admitió que debía de haber un «gran precursor», y Nicolás de Cusa fue mencionado con frecuencia como tal. Duhem trató de descubrir cuáles habían sido los precursores de Leonardo y halló que eran -en filosofía natural por lo menos- los físicos de la escuela de París. Ello parece cierto sí tenemos en cuenta que, en lo que toca, por ejemplo, a la explicación de la causa del movimiento, Leonardo se adhirió por completo a la teoría del ímpetu. Pero estudios llevados a cabo posteriormente (A. Koyré, E. Moody, A. Maier, S. Clagett y otros) han mostrado que, en su filosofía natural y en su mecánica, Leonardo se apoyó grandemente en los mertonianos. Todo ello ha reducido considerablemente el papel de Leonardo como «precursor de la ciencia moderna». Sin embargo, la insistencia de Leonardo en la combinación de experiencia y matemática, bien que proceden te de otras fuentes, seguía la dirección en la cual iba a desarrollarse la física (mecánica, dinámica, cinemática), bien que sin llegar a establecer reglas metódicas sistemáticas a este efecto y sin definir con precisión los términos fundamentales usados. Lo que puede ser la más importante contribución filosófica de Leonardo reside en lo que se ha llamado «la anatomía de la Naturaleza»; puede ser asimismo importante su insistencia en la comprensión de la realidad a base de «modelos», que para él eran casi siempre «figuras» o algo en todo caso «figurativo» y susceptible de ser dibujado. (Ferrater Mora)
Las notas, apuntes, etc., de Leonardo se hallan en varios Codici, entre los que sobre sale el Codex Atlanticus, ed. Giuseppe Piumati, 1894-1904. Entre otros Codici destacamos los publicados por Ravaisson-Mollien, 1881-1891.
De la inmensa bibliografía sobre L. des tacamos: P. Duhem, Études sur Léonard da Vinci, 3 vols. 1906-1913. -F. Orestano, L. da Vinci, 1919. -A. M. d’Anghiari, La filosofia di L. da V., 1920. -F. M. Bongianni, L., pensatore, 1935. -G. Gentile, Il pensiero di L., 1941. -C. Puporini, La mente di L., 1953. -K. Jaspers, Leonard als Philosoph, 1953 (trad. esp.: L. como filósofo, 1956). -E. Romero, «Leonardo y la filosofía del Renacimiento» [1952], en Estudios de historia de las ideas, 1953, págs. 9-29. -E. Troili, Ricostruzione e interpretazione del pensiero filosofico di L. da V., 1954.
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