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Kant



Kant. La filosofía de la historia:
La historia (junto con la religión) responde al tercer interés de la razón formulado por Kant en la pregunta "¿Que me cabe esperar?". Esta pregunta tiene un sentido escatológico: La filosofía de la historia kantiana trata de delinear proyectivamente el destino último del hombre y las condiciones y posibilidades de su realización. La acción social y política que tiene lugar en la historia es el medio a través del cual se realiza el fin último y perfecto de hombre.

El concepto de ilustración:
(Liberación del Hombre de su culpable incapacidad) La ilustración es la liberación del hombre y la posibilidad de usar su inteligencia sin la guía de otro. La pereza y la cobardía son causa de que gran parte de los hombres continúen a gusto en su estado de pupilo y aparezcan tutores. El lema de la ilustración es: Ten valor de servirte de tu propia razón; es muy cómodo no estar emancipado, si se puede pagar no me hace falta pensar. Los tutores se han apropiado este oficio, cuidan muy bien que la mayoría de los hombres considere este paso, el de la emancipación, además de muy difícil, muy peligroso. Les muestran a los hombres los peligros que les amenazan si se salen del camino trillado, marcado por ellos. Es difícil para cada hombre lograr salir de esa incapacidad, acomodado en su posición, porque nunca se les permitió intentar la aventura. Pocos son los que con su propio esfuerzo han logrado superar esa incapacidad y proseguir con paso firme. Mediante una revolución acaso se logre derrocar al despotismo personal y acabar con la opresión social o política, pero nunca se consigue la verdadera reforma de la manera de pensar, sino que, nuevos perjuicios en lugar de los antiguos servirán de riendas para conducir a las masas. Para la ilustración no se requiere más que una cosa: Libertad de hacer uso público de la razón íntegramente. Pero por todas partes se niega el uso de la razón: en el ejército, la iglesia, en el Estado; nos encontramos por todas partes con una limitación de la libertad. El ciudadano no se puede negar a contribuir con los impuestos que le correspondan, o a criticarlos, pero si puede en calidad de experto, expresar públicamente su pensamiento sobre la injusticia de los impuestos. Otro ejemplo está en el clérigo que se ve obligado a mantener la postura oficial de la Iglesia aunque discrepe de ella. No es posible que una sociedad de clérigos pueda comprometerse por juramento a guardar un determinado credo para que de ese modo asegurar una suprema tutela sobre cada uno de sus miembros, y a través de ellos sobre el pueblo y eternizarla si se quiere. Una generación no puede obligarse y juramentarse a colocar a la siguiente en una situación tal, que sea imposible ampliar sus conocimientos y avanzar en el estado de su ilustración. Es completamente ilícito ponerse de acuerdo ni tan siquiera por el plazo de una generación sobre una constitución religiosa inconmovible, que nadie podría poner en tela de juicio públicamente, ya que con ello destruiría todo un período en la marcha de la humanidad hacia su mejoramiento. Y lo que ni un pueblo puede acordar por y para si mismo, menos podrá hacerlo un monarca en nombre de aquél, porque toda su autoridad legislada descansa en que asume la voluntad entera del pueblo en la suya propia; será una actitud impropia de un monarca el impedir que cada súbdito decante su creencia hacia una religión u otra. Kant, se pregunta si vive una época ilustrada y se responde que NO; falta aún mucho para que los hombres puedan hacer libre uso de razón, aunque si se les ha abierto libremente el campo para trabajar libremente en ese empeño y poco a poco disminuyen los obstáculos a la superación por los hombres de su tutela, sólo en éste punto aparece la época de la ilustración. Kant pone como ejemplo a Federico de Prusia como príncipe ilustrado, que dejó a sus súbditos razonar en todo cuanto quisieran, pero eso si, tenían que obedecer. Así defiende a Federi-co, aunque este monarca otorgase una libertad condicionada poco equiparable con el concepto actual.

El hombre y la historia:
Las acciones humanas se hallan determinadas, lo mismo que los demás fenómenos natura-les, por la leyes generales de la naturaleza. Kant parte de que el hombre, según su naturaleza, es un conjunto de disposiciones originales: Disposición a la animalidad como ser viviente (capacidad técnica.) · Disposición a la humanidad, como ser viviente y racional (capacidad pragmática) · Disposición a la personalidad, como ser racional y moral (respeto a ley moral) Esta es la estructura radical que constituye al hombre y que pone de manifiesto una dualidad de dimensiones: A.- La empírico - sensible (1 y 2), es decir conseguir sus propios fines egoístas. B.- La ético - social (3), es decir, la dimensión moral.(la razón gobierna mi vida) Sólo la tercera disposición tiene como raíz una razón que no es un medio condicionado a al-canzar determinados objetivos, sino que es ella misma un fin incondicionado: es la razón práctica misma que legisla la vida humana según el respeto a la ley moral (ley de la libertad). La historia es un desarrollo progresivo de las disposiciones originarias del género humano en su totalidad. La filosofía de la historia kantiana plantea en qué medida, en que condiciones y hasta qué punto la historia, en cuanto evolución de la comunidad humana, puede llevar a cabo la realización del fin supremo, que es un fin moral: la realización de la libertad como bien supremo (realización implícita en la tercera disposición). La historia humana, para la realización de este fin propio del hombre, sigue un plan semejante a un plan de la naturaleza. La historia es la ejecución de un " secreto plan de la naturaleza". Kant habla de la historia como historia universal en sentido cosmopolita (sociedad de ciudadanos del mundo) y la acción practico política ha de organizarse en este sentido, comportando la mayor realización de la libertad. La historia que se ocupa de la narración de estos fenómenos nos hace concebir la esperanza de que, si ella contempla el juego de la libertad humana en grande, podrá descubrir en él un curso regular. Los hombres y los pueblos al perseguir cada cual su propio propósito, siguen como hilo conductor la intervención de la Naturaleza. No hay otra salida para el filósofo, ya que no puede suponer la existencia de ningún propósito racional propio de los hombres y en todo su juego, que trata de descubrir en este curso contradictorio de las cosas humanas alguna intervención de la Naturaleza, para que valiéndose de ella, le sea posible trazar una historia de criaturas semejantes, que proceden sin ningún plan propio conforme a un determinado plan de la Naturaleza.

Principios sobre los que se basa el hilo conductor de la historia:

  1. Todas las disposiciones naturales de una criatura están destinados a desarrollarse alguna vez de una manera completa y adecuada. En la ciencia natural, un órgano que no ha de ser empleado, una disposición que no alcance su fin, representa una contradicción.
  2. En los hombres aquellas disposiciones naturales que apuntan al uso de su razón, se deben desarrollar completamente en la especie y no en los individuos. La razón de la criatura no actúa intuitivamente, sino que necesita tanteos, ejercicios y aprendizaje, para poder progresar de un peldaño a otro del conocimiento. Por esto cada hombre tendrá que vivir un tiempo desmedido para poder aprender como usar a la perfección de todas sus disposiciones naturales.
  3. La Naturaleza ha querido que el hombre logre completamente de sí mismo todo aquello que sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que no participe de ninguna otra felicidad o perfección de la que el mismo, libre del instinto, se procure por la propia razón. La Naturaleza al haber dotado al hombre de razón, se supone sería para hacer uso de ella y obtenerlo todo de sí mismo. El hombre dotado de un arma tan poderosa como es la razón, deberá obtenerlo todo por sí mismo. Parece ser que a la Naturaleza no le interesaba que el hombre viviera bien, sino que se desenvolviera de tal modo que su comportamiento le reportara el bienestar. Es igualmente sorprendente el comportamiento humano, que generación tras generación, sólo piensa en perfeccionar la vida de las generaciones venideras.
  4. El medio por el que se sirve la Naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus disposiciones es el antagonismo (4) de las mismas, en sociedad; en la medida en que ese antagonismo se convierte a la postre en la causa de un orden legal de aquéllas. El hombre no puede soportar a sus congéneres, pero tampoco puede prescindir de ellos. Sin la insociabilidad, de la que surge la resistencia que cada cual tiene que encontrar necesariamente por motivo de sus pretensiones egoístas, todos los talentos quedarían adormecidos para siempre en una arcaica vida de pastores, en la que reinaría un acuerdo perfecto y satisfacción tal, que serían tan buenos como borregos, sin apenas diferenciarse de éstos. La Naturaleza actúa en contra de ese horizonte feliz, y quiere que el hombre sea insaciable en su afán de poder poseer, y así desarrollar todas sus condiciones naturales.
  5. El problema mayor del género humano a cuya solución le obliga la Naturaleza es llegar a una sociedad civil que administre el derecho de todos en general. Sólo o en sociedad, y en una sociedad que compagine la máxima libertad, es decir el antagonismo absoluto de sus miembros, con la más exacta determinación y seguridad de los límites de la misma, para que sean compatibles con la libertad de cada cual. Por esta razón, en una sociedad en la que se encuentre una constitución civil completamente justa, constituye la tarea humana más alta que la naturaleza ha asignado a la especie humana.
  6. Este problema es el más difícil y el que más tardíamente resolverá la especie humana. Debido a la naturaleza humana, la dificultad es muy grande, pues el hombre es un animal que cuando vive entre sus congéneres necesita un señor; ya que abusa de su libertad con respecto a sus iguales, necesita un superior que le quebrante su propia voluntad valedera para todos, para que cada cual pueda ser libre. El problema reside en escoger a este señor, ya que este a su vez abusará de su libertad sino tiene a nadie por encima de él, que ejerza poder con arreglo a las leyes. El jefe supremo tiene que ser justo y no obstante un hombre, así resulta esta tarea la más difícil y su solución perfecta imposible.
  7. El problema de la institución de una constitución civil perfecta depende, a su vez, del problema de una legal relación exterior entre los estados, y no puede ser resuelto sin éste último. La misma naturaleza insociable que afecta a los individuos llega a afectar a los estados, los estados van a las guerras y agotan sus energías buscando tranquilidad y seguridad para sus fronteras. Una vez que han sufrido esas calamidades caen en la cuenta que la manera de garantizar su seguridad, incluso la del Estado más pequeño, es entrando en una unión de naciones. Hay que ceder en la libertad brutal e individual de cada Estado, y buscar la tranquilidad y seguridad de una constitución legal. Así vemos que la seguridad de los Estados termina con agresiones a los otros, para asegurársela, lo cual se convierte en un círculo que sólo se cortará cuando se forme una comunidad de naciones, en donde todos tengan los mismos derechos y obligaciones. Es necesario una larga preparación moral en cada uno de los individuos de la comunidad para alcanzar este fin.
  8. Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto, como la ejecución de un secreto plan de la naturaleza, para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta. En la actualidad los Estados se hallan en una tan delicada situación, que ninguno puede perder su cultura y pasar a depender del poder e influencia de los demás. Por un lado las ambiciones de gloria de los Estados se bastan para asegurar este fin, pero los gobernantes apenas se ocupan de otra cosa que de la guerra, y no disponen de recursos para la enseñanza y otros fines: Hasta que no se alcance un Estado mundial, no se erradicará la violencia entre Estados.
  9. Un ensayo filosófico que trate de construir la historia universal con arreglo a un plan de la naturaleza que tiende a la asociación ciudadana completa de la especie, no sólo debemos considerarlo como posible, sino que es menester bien que lo pensemos en su efecto propulsor. La historia tiene un hilo conductor que nos puede llevar a marcar una perspectiva consoladora del futuro, en la que se nos presenta la especie humana en la lejanía, cómo va llegando a ese estado en que todos los gérmenes depositados en ella por la naturaleza se pueden desarrollar por completo y pueden cumplir con su destino en este mundo.

EL COMIENZO Y EL TÉRMINO DE LA HISTORIA:
EL COMIENZO
Kant, prefiere el inicio de la historia humana al libro sagrado de Moisés o sea la Biblia; en el inicio de la Historia Sagrada, el hombre aparece en la tierra aparejado para que procree y una sola pareja para que no surja inmediatamente la guerra. Esta pareja tiene a su disposición un Edén, etc... El hombre en sus comienzos se deja guiar por su instinto, que Kant identifica con sentidos como el olfato, el gusto... Mientras el hombre inexperto siguió obedeciendo a esta voz de la Naturaleza se encontraba a sus anchas; pero pronto la razón comenzó a animarse y buscó, comparando lo gustado con lo que otro sentido, no tan trabajado por el instinto le presentaba, como por ejemplo la vista. El éxito de este primer intento, que significó cobrar conciencia de que la razón era una facultad que permitía traspasar los límites en que se mantienen todos los animales, fue decisivo para el hombre. Descubrió en sí la capacidad de escoger por si mismo una manera de vivir y no limitarse como el resto de los animales a una sola forma. A la satisfacción que el descubrimiento de esta ventaja debió producirle, pronto le seguirán el miedo y el temor ante su desconocimiento de las propiedades ocultas de todo cuanto le rodeaba. Además del instinto de nutrición, o el instinto sexual, el hombre puede modificarlos y prolongarlos con la imaginación. De los más elementales deseos animales, se pasó al amor, y de la sensación de lo meramente agradable, al gusto por la belleza. El tercer paso de la razón fue la reflexión sobre el futuro, la creciente penosidad de su trabajo, en la mujer, el dolor de parir los hijos y el sometimiento a su esposo, y ambos conocieron el temor a la muerte, algo que todos los animales padecían, pero que a ninguno preocupa. El cuarto paso de la razón consistió en que comprendió el hombre, que el constituía el ge-nuino fin de la naturaleza. Tenía conciencia de su privilegio, que le colocaba por encima de todos los animales, a los que consideró como medios o instrumentos puestos al servicio de su voluntad. A la vez comprendió que el resto de los hombres debían ser considerados como compañeros y cooparticipantes de los dones de la Natura. Es la razón lo que obliga al hombre a abandonar el seno maternal de la Naturaleza y a no volver a ese estado idílico; le empuja a aceptar el penoso esfuerzo de buscar trabajo y a olvidar la misma muerte que tanto le espanta. De esta presentación de la antigua historia humana, se deduce que la salida del hombre del paraíso no significa otra cosa que el tránsito de la naturaleza de una criatura animal a la humanidad, el abandono del canon del instinto por la razón. Pasa de la tutela de la Naturaleza al estado de libertad. El primer paso al nuevo estado significó en el aspecto moral una caída; la historia de la Naturaleza empieza por consiguiente con bien, la historia de la libertad, con mal, pues la primera es obra de Dios y la segunda del hombre.

EL TÉRMINO:
El hombre pasó de una época de ocio y paz a otra de trabajo y discordia, como consecuencia de su reunión en sociedad. Las primeras discordias las sitúa Kant entre los hombres dedicados al pastoreo y al cultivo. Entre ambos surgen conflictos; el agricultor para no perder los frutos de su trabajo decide alejarse todo lo posible de los pastores, esta decisión marca la tercera época. Los agricultores se agrupan en aldeas para defender sus tierras y cultivos, de ahí nacen el arte y la cultura y algunas disposiciones de constitución civil, que es ejercida por la sociedad. De este primer núcleo pudo desarrollarse la sociabilidad y seguridad civil y también comienzan las desigualdades entre los hombres. Entre pastores no tenían más señor que a Dios y los agricultores reconocían a un hombre como señor. Con el tiempo el lujo creciente debió ser un poderoso cebo para que aquellos pastores trataran mediante su unión con mujer de la ciudad el incorporarse a ella. Con este cruce de dos razas de enemigos perece la libertad y aparece el despotismo de poderes tiranos.

Observación final:
El hombre que piensa, siente un resquemor final que puede ser corruptor y del que está libre el hombre frívolo. Los mayores males que pesan sobre los pueblos civilizados se derivan de la guerra, de ese rearme incipiente e incesante. A este empeño aplican todas sus fuerzas el Estado, todos los frutos de su cultura que podrían emplear mejor para procurar una cultura mayor. También es posible que el margen de libertad y progreso del que aun disfrutan los pueblos, se deban al temor que la guerra impone a los jefes de estado: Defiende la guerra como un elemento necesario para que la humanidad avance. El segundo descontento de los hombres, se refiere al orden de la naturaleza en consideración a la brevedad de la vida. Pero que poco a poco sale ese descontento, si se observa lo penoso y dura que es la vida; una vida extremadamente larga, sólo traería vicios para la humanidad. El tercer deseo, es esa vida despreocupada y ociosa, esa idea vana, contada por los poetas de la edad de oro en la que nos libraríamos de esas necesidades artificiales con las que nos sobrecarga el lujo, y el contentarnos con la pura necesidad natural y como consecuencia una completa igualdad entre los hombres y una paz perpetua. Pero esa es una idea vana, pues es el hombre quién ha elegido este estado actual, ya que el anterior no le satisfacía, por lo tanto él sólo es responsable. Por lo dicho, sólo aquélla representación de su historia que le haga ver al hombre que no tiene porque echar la culpa a la Providencia de sus males, le será provechosa y útil para su instruc-ción y perfeccionamiento. Y tiene que imputarse a sí mismo toda la culpa de los males que se originaron del abuso de su razón.

EL SENTIDO DE PROGRESO DEL GÉNERO HUMANO A TRAVÉS DE LA HISTORIA:
Dice Kant: "Hay que tomar a los hombres como son y no como algunos se imaginan que deberían ser". Al igual que los políticos, también los sacerdotes presagian en ocasiones la decadencia total de la religión y la próxima aparición del Anticristo, mientras tanto, hacen todo lo posible para que eso ocurra. Y cuando la decadencia aparece, se ponen a clamar por la falta de religión que ellos mismos han provocado y que sin necesidad de ningún don profético podían haber previsto. La predicción sobre el futuro del género humano se limita a tres posibilidades:

  • El género humano se halla en contínuo retroceso hacia peor
  • En un estancamiento de su actual valor moral
  • En progreso contínuo hacia mejor en su moral

La tesis a, podía llamarse terrorismo moral. La caída a peor no puede continuar sin cesar en la historia humana, porque al llegar a cierto punto acabaría destruyéndose a sí misma. La tesis b, llamada endemonista, preconiza que la cantidad de bien y de mal atribuida a nuestra naturaleza, permanece siempre inalterable y no se puede aumentar ni disminuir en un individuo. Esta tesis parece insostenible y promete muy poco en favor de la historia humana, previsora con respecto a un progreso indefinido. La tesis c, llamada abdeterismo, defiende que, no siendo posible un verdadero estancamiento en lo moral, hay un incesante subir y bajar y que a la larga no significa otra cosa que el sujeto permanece en el mismo punto de reposo. Aunque considerando el género humano en su conjunto, se encontrará que ha estado marchando todo este tiempo en dirección progresiva, nadie podría asegurar que no sea ahora precisamente el momento en que gracias a las disposiciones físicas de nuestra especie, los tiempos comienzan a retroceder, y tampoco en el caso que fuésemos retrocediendo y acelerando a peor, podríamos asegurar que en un momento del camino la marcha se enderezara a mejor, gracias a las disposiciones morales de nuestra especie. Dado lo imprevisible del carácter humano, puede esperarse que del colmo del mal, pueda encontrarse un impulso para hacer las cosas mejor. Si pudiéramos atribuir al hombre una voluntad congénita e invariablemente buena, aunque limitada, podría aquél predecir el progreso, con seguridad, de su especie hacia mejor, porque se trataría de un hecho que podría realizar él. Pero con la mezcla del bien y del mal en nuestras disposiciones, en una medida que ignoramos, no podemos saber cual será el efecto que resultará finalmente. Debe haber alguna experiencia en el género humano que, como hecho, nos refiera a una constitución y facultad del mismo, que sería la causa de su progreso hacia mejor y puesto que, ésta debe ser obra de un ser dotado de libertad, el otro también. Un hecho de nuestro tiempo que demuestra esta tendencia moral del género humano, no consiste en acciones u omisiones sin importancia. Se trata tan solo de la manera de pensar de los espectadores, que se delata públicamente en este juego de transformaciones.

Comentario de texto:
La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración. La pereza y la cobardía son causa de que una tan grande parte de los hombres continúe a gusto en su estado de pupilo, a pesar de que hace tiempo la Naturaleza les liberó de ajena tutela (naturaliter majorennes); también lo son de que se haga tan fácil para otros erigirse en tutores. Es tan cómodo no estar emancipado. (Kant. ¿Que es la ilustración? 1.784)
Autor:


Kant: 30 años de clases de geografía:
[...] Pero de esas clases tomaron apuntes, ávidamente, los alumnos; y así se reunieron tres manuscritos, que el mismo Kant habría revisado, y con los cuales se procedió a la edición de una "Geografía física", la más larga constancia de la vida del genio: 3000 páginas [...] en donde se habla de las absurdas formas atribuídas a la tierra y se hace historia de los relojes para navegantes y se explican las tempestades, y en donde el nombre de Magallanes cobra mayor dignidad que el de Hume. [...] La ciudad donde pocos años más tarde moriría -la misma donde había nacido- tenía un puerto y un río por donde pasaban, lentos, barcos cuyos tripulantes hablaban otras lenguas y tenían otras costumbres. También Koenigsberg era sitio propicio para el conocimiento del mundo. Hasta sin viajar. Pero a pesar de ello, esperaba con avidez las cartas de Alejandro de Humboldt, viajero de quien todo el mundo "estaba como en suspenso"; y seguía hojeando las láminas de Blumenbach, que le mostraban animales raros: el cóndor, el colibrí, el perezoso, animales de América; y releía libros de aventuras en China, en el Labrador, en Nueva Holanda; y reproducía con el índice, en sus mapas, los itinerarios de Magallanes y de Cook. (Vicente Fatone)

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