MAR
Ballenas



Mamíferos cetáceos:
El orden de los cetáceos incluye mamíferos acuáticos que, generalmente, tienen grandes dimensiones y cola propulsora. Pueden llegar a pesar 150.000 kg. Las mandíbulas tienen un contorno elíptico y presentan 300 barbas a cada lado. Las ramas de la mandíbula inferior están arqueadas, unidas por un ligamento tendinoso. Engloba el suborden de los misticetos, cuyos representantes carecen de dientes, pero poseen ballenas, por lo que se alimentan de plancton. Entre ellos se encuentran los géneros Balaena y Balaenoptera, una de cuyas especies, Balaenoptera musculus, es la ballena azul, que mide 7 m al nacer y 31 m en estado adulto. El Rhachianectes glaucus es la ballena azul de California, ejemplar escaso en la actualidad. Para alimentarse llena la boca de agua y con ayuda de la lengua actuando a modo de pistón expulsa el agua a través de las barbas, que retienen el plancton y otras pequeñas presas. Tienen sólo una cría por parto que se alimenta de la leche de la madre durante 7 meses en los que aumenta 100 kg de peso diarios. Pueden permanecer sumergidas durante 30 minutos. Los odontocetos comprenden las ballenas que tienen dientes, entre ellos, el cachalote, Physeter catodon, que alcanza los 18 m de longitud y se alimenta de grandes calamares, segregando su tubo digestivo el ámbar gris, especie de grasa que se usa en perfumería.

Capturas:
Hasta mediados del siglo XIX el aceite de ballena se empleaba principalmente para la iluminación y lubricación, como actualmente ha sido reemplazado por el aceite mineral, se emplea en la fabricación de jabón y margarina. Los vascos de la bahía de Vizcaya se dedicaban a la pesca de la ballena en los inicios del siglo XI, y durante los últimos 900 años participaron en la caza principalmente Noruega, Holanda y Francia y en el siglo XIX EUA contaba con una abundante flota ballenera. Las capturas se realizan en el Antártico, en el extremo meridional de Africa, en aguas árticas y en algunos lugares del Pacífico. Embarcaciones arponeras dirigidas por helicópteros lanzan arpones con cabeza explosiva adheridas a un resistente sedal de nailon. La ballena muerta se infla con aire comprimido para que flote y se le fija un radio-faro para su localización por las embarcaciones de remolque. En 1933 se capturaron más de 28.000 ballenas, con una producción de más de 2 millones de barriles de aceite. Treinta años después una captura de 40.000 ballenas produjo sólo un millón y medio de barriles. La diferencia se debe a la disminución de las especies más grandes.

Yubartas:
Tras la prohibición internacional de su caza, que entró en vigor en los años sesenta, la población de esta especie en el Pacífico Norte ha pasado a ser de más de 10.000 ejemplares y posiblemente 25.000, según el censo SPLASH. Investigadores del Whale Trust descubrieron que el canto de los machos desempeña una función desconocida en las relaciones entre machos en el área de cría, aunque no parece atraer a las hembras.

    Trabajo en equipo de las yubartas:
    Las yubartas trabajan juntas para rodear y concentrar pequeños peces y krill en sus áreas estivales de alimentación. Algunas colaboran para encerrar a los peces en los brillantes corrales creados por las burbujas ascendentes que ellas mismas sueltan; luego atraviesan todas juntas el banco plateado con las bocas abiertas. Otras veces parecen cooperar para conducir a los peces o al krill hacia la costa o incluso hacia marañas de kelp. Un observador vio a cinco yubartas arrastrando un témpano, quizá por diversión. Otros han visto pequeños grupos acudiendo en auxilio de una yubarta acosada por orcas, como si hubieran tomado la decisión colectiva de ayudarla. (D.H.Chadwick)

Los delfines:
También se agrupan en el suborden de los odontocetos, pertenecen al género Delphinus, y son animales extraordinariamente inteligentes. Se encuentran en todos los mares; por lo común miden de 1 a 4 m de longitud excepto algunas especies gigantes. La mayoría están provistos de aleta dorsal y de un número considerable de dientes. Frecuentan sobre todo las regiones templadas y tropicales. Su color es variable, generalmente negruzco en la región dorsal y blanco en la ventral. La mayoría posee un rostro largo y separado de la frente por un surco en forma de V. Poseen una abertura nasal en la cabeza, por la que arrojan con fuerza el agua que tragan. Otros géneros cuyos miembros se consideran delfines son los platanístidos, Sotalia, Prodelphinus, Tursiops, Lagenorhynchus y Cephalorhynchus. También se incluyen en el grupo de los delfines las orcas (Ornicus orca), los calderones (Globicephala), con la especie G. melaena, o delfín piloto y los delfines lisos, pertenecientes al género Lissodelphis, que carecen de aleta dorsal. El narval, Monodon monoceros, posee un diente, que en los machos, forma un colmillo retorcido que puede medir 2,7 m.


Comité de conservación de cetáceos (jun 2003):
La Comisión Internacional de la Caza de la Ballena (IWC) aprobó por 25 votos a favor y 20 en contra la creación de un comité de conservación de los cetáceos, punto fundamental de la llamada iniciativa de Berlín que había causado un conflicto con los países arponeros. Japón, el abanderado de los países arponeros, había amenazado incluso con retirarse de la comisión si la asamblea, de cuatro días de duración, aprobaba un comité conservacionista en el seno de la IWC. La creación del comité permitirá integrar la conservación de la ballena en la estructura institucional de la comisión, surgida hace 55 años sobre todo para regular la captura de ballenas. Greenpeace y la Sociedad Española de Cetáceos (SEC) consideraban ayer a primera hora "acertada y muy positiva" la iniciativa presentada por 19 países, entre ellos España, ante la 55 reunión de la Comisión Ballenera Internacional en Berlín. Sebastián Losada, responsable de la campaña de Ballenas de Greenpeace, y Ricardo Sagarminaga, presidente de la SEC, hicieron esta valoración en conferencia de prensa convocada para pedir mayor protección para las ballenas. También WWF/Adena hizo ayer un llamamiento a los países miembro de la CBI para que apoyara la resolución sobre la "iniciativa Berlín", que pretende analizar las amenazas de todo tipo a las que se enfrentan los cetáceos. Miembros de WWF/Adena se manifestaron ante la embajada de Japón para protestar contra la "caza científica" de ballenas y la venta comercial de carne y otros productos por parte de este país, exhibieron una pancarta con el lema Japón mata ballenas. Stop caza científica y entregaron una carta en la embajada, en la que pedían un cambio de actitud de este país. El secretario general de esta organización, Juan Carlos del Olmo, explicó que es "una pura hipocresía que se siga manteniendo la cláusula científica de Japón desde 1968 porque es mentira que las ballenas se estén recuperando". Por el contrario, dijo, "los cetáceos grandes y pequeños están sufriendo multitud de agresiones" y "siete de las 13 especies de grandes ballenas no se han recuperado después de décadas de protección estricta". Según datos de la SEC, Japón tiene en marcha dos programas científicos de cetáceos mediante los cuales caza aproximadamente 440 ballenas en aguas antárticas y 360 ejemplares en el Pacífico Nororiental. Para SEC y Greenpeace las ventajas de la "iniciativa de Berlín" son que la creación de un Comité de estas características daría a la organización un enfoque global, y, por otro lado, que no sólo se ocuparía de las grandes ballenas, sino también de los pequeños cetáceos. La iniciativa supone una oportunidad para la CBI de tomar en cuenta la gravedad de la crisis de los océanos y adoptar medidas para paliarla, "alejarse de la explotación y orientarse hacia la conservación", indicó Sebastián Losada. Para Losada, "este año la Comisión Ballenera Internacional tiene una oportunidad única para corregir los errores del pasado. Una iniciativa como esta debería influir en las políticas de conservación de las ballenas en todos los países miembros de la CBI", aseguró. (EFE)

    La Convención de Leyes Marítimas de las Naciones Unidas (UNCLOS), ratificada por España y la Unión Europea, obligan a los estados a llevar a cabo estudios de impacto ambiental para analizar las consecuencias de actividades que pueden hacer daño al entorno marítimo, y a publicar los resultados. Se han establecido, a nivel de ley internacional, unos Principios que exigen se tomen todas las precauciones posibles antes de proceder con actividades dañinas a los mares, leyes como la Convención Internacional sobre la Biodiversidad y el Tratado de Unión de la Unión Europea. Muchos países, como España, han promulgado sus propias leyes para la protección de los mamíferos marinos (entre otras especies), y de los mares (entre otros entornos naturales). Hasta ahora los EE.UU no ha ratificado UNCLOS, pero disponen de leyes propias, como el Acta de Protección de Mamíferos Marinos (MMPA), el Acta de Especies en Peligro (ESA), y el Acta de Política del Medio Ambiente (EPA), entre otras, que imponen las mismas obligaciones.


Focas:
En el yacimiento de la desembocadura del río Klasies, en el extremo sur de Africa, de entre 120.000 y 60.000 años de antigüedad, abundan los restos de focas cazadas. Se trata de un establecimiento permanente a lo largo de todo el año y alimentado principalmente por focas. El cercano yacimiento de la cueva de Nelson Bay (20.000 años de antigüedad) muestra restos de una forma de alimentación distinta. Tienen el pescado como dieta preponderante acompañado de la caza de ejemplares jóvenes de foca. En el Paleolítico superior las herramientas dan un gran salto en elaboración, especialización y perfeccionamiento, incluyendo entre los instrumentos de caza el arpón.

Foca monje:
La foca monje (Monachus monachus) tuvo poblaciones especialmente abundantes en siglos pasados en toda la cuenca del Mediterráneo, Mar Negro e islas macaronésicas. Es una de las especies de fócidos más antiguos. En la actualidad están relegadas a una pequeña colonia en Islotes de Desertas (Portugal), así como a algunos ejemplares (en torno a 200) en Cabo Blanco (litoral africano). En el siglo XV, incluso en etapas anteriores, cabe suponer la abundancia de estos animales en las islas orientales canarias. Así quedó reflejado en las crónicas de Le Canarien, en relación a las aventuras de Gadifer y algunos de sus hombres en la isla de Lobos. En la actualidad la especie se halla en peligro crítico (UICN) y no son pocos los intentos por reintroducirlas que conllevan serios problemas, dadas las condiciones de sus primitivos hábitats transformados en la actualidad y afectados por sobrepesca, utilización del litoral, contaminación.

En 2012 se comprobó que la población de la costa de Mauritania se estaba recuperando. Se trata de la población mayor del mundo y la única que mantiene una estructura colonial. En Cabo Blanco conviven más de 150 ejemplares. En 1997 un brote de dinoflagelados productores de toxinas redujo su número a un centenar. En el 2000 se llevaron a cabo actuaciones para posibilitar su recuperación en las que participó el CSIC.

Canarias:
Los ejemplares que habitaban hace unas décadas en Isla de Lobos desaparecieron por la acción directa de los pescadores. Se les atribuye el consumo de unos 30 o 40 kilos de pescado por día. Según el arqueólogo José Juan Jiménez, conservador del Museo Arqueológico de Tenerife, el nombre del Archipiélago procede de focas observadas en Gran Canaria en tiempos de Juba II. El primer nombre es latino y procede del hallazgo de canes marinos o focas monje en dicha isla en el siglo I a.C. El segundo nombre de origen que se propone, muy parecido, proviene del grupo étnico norteafricano de los Canarii, trasladados a la fuerza en naves romanas. El cronista López de Gómara en un capítulo de su Historia General de las Indias cuenta que dicen algunos que se puso tal nombrea los habitantes por comer como canes, mucho y crudo. El debatido origen del nombre incluye también una posible etimología romana para designar a gentes que comían perros o comían como perros. La versión más admitida es la del historiador latino Plinio, que atribuye el nombre a los muchos y grandes canes, explicación no del todo convincente. La crónica Le Canarien cuenta que entre Lanzarote y Fuerteventura «allí acude un número increíble de lobos marinos [...] cada año podría obtenerse por las pieles y las grasas un beneficio de más de 500 doblas de oro». Llamaban lobos marinos a las focas porque su forma de aullar recordaba a la de perros salvajes. Las opininones recogidas de oídas por los cronistas del s.XVI no parecen ir más allá de las especulaciones.


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