Submarinos: España:
En 1856 Monturiol empezó a trabajar en el Ictíneo, su primer submarino de madera. Tenía unos 6 m de eslora -una bestia en forma de pez estrecha y pequeña-, pero funcionaba. Las hélices se movían impulsadas por la fuerza de los músculos de la tripulación y la escasez de aire obligaba a que las inmersiones fueran bastante breves. Monturiol realizó más de cincuenta en los dos años siguientes a la botadura del submarino (1859).
Se convirtió en una celebridad de la noche a la mañana, pero no consiguió ni un céntimo de la Marina. Sin amilanarse por ello, Monturiol se endeudó aún más al proyectar el Ictíneo II, una auténtica novedad. Con 17 m de eslora, las hélices se movían impulsadas por vapor e incorporaba un sistema para renovar el oxígeno en el interior de la embarcación. La prueba de 1864 no le aportó, una vez más, ningún beneficio económico, ni proviniente de la Marina ni de la industria privada. Los elogios eran generalizados, pero Monturiol se había gastado una cantidad ingente de dinero en el proyecto. En 1868, los acreedores perdieron la paciencia y destruyeron el submarino; lo vendieron como chatarra. Su creador nunca llegó a recuperarse del golpe. (D.Simonis)
Características del Ictíneo:
Isaac Peral y Caballero:
Hubiera encontrado, a no dudarlo, en ese dignísimo y respetable general, todo el apoyo que acaso requería, pero su breve permanencia en el poder me privó pronto de su decidida protección e inteligente ayuda. Apoyado después con eficacia discutible por los generales que desde entonces se han sucedido en el Ministerio de Marina, no sin sostener laboriosas luchas burocráticas, y aun apelando a altísimas influencias, en vista de que se pasaban años enteros sin adelantar paso, perdíamos lamentablemente el tiempo en hacer con míseros recursos pruebas parciales innecesarias, he llegado, después de una accidentada historia de cinco años, a encontrarme privado del apoyo que necesitaba para proseguir mi idea, precisamente en los momentos en que la nación iba a recoger el fruto de mis afanes y de sus dispendios (Isaac Peral, manifiesto de 1891).
El 23/10/1887 se empezó a construir el torpedero submarino de Peral botándose el 8 de septiembre del año siguiente. Las pruebas que después tuvieron lugar en la bahía de Cádiz dieron magnífico resultado y al llegar la noticia de ellas a las Cortes, produjeron el mayor entusiasmo entre los diputados. El marqués de La Habana, presidente de la Alta Cámara, como resultado de esta sesión, felicitó a Peral. El informe de la junta técnica que presenció las pruebas se expresaba de esta forma: El Peral se sumergió diferentes veces a distintas profundidades, que llegaron a 10 metros y navegó bajo el agua cortas distancias... navegó también sumergido a 7 metros de profundidad, durante 9 minutos, apareciendo luego para volver a sumergirse a 10 metros y navegar a esta profundidad y al rumbo oeste, que se había prefijado, durante una hora, al término de la cual reapareció en la superficie a 3 millas y media exactamente al oeste del punto de inmersión. Había pues cumplido el programa de pruebas que se le trazó.
Funcionamiento descrito por Echegaray:
Peral tuvo muchos envidiosos y detractores de su obra, y mientras las masas le vitoreaban y la reina regente Dª María Cristina le regalaba un sable de honor, perdía más y más la protección de los organismos oficiales. Por último, la comisión técnica nombrada por el Ministerio de Marina para el estudio de las posibilidades del nuevo torpedero submarino, emitió informes adversos y hubo hasta quien le acusó a Peral de plagiario y de gastar los recursos del erario público en inútiles experimentos. Algunos hombres de ciencia, sin embargo, le defendieron, entre ellos Echegaray, que lo hizo tenazmente, expresándose en los siguientes términos:
Como teoría, el submarino Peral me parece más perfecto o de lo más perfecto que se ha inventado, y pongo este dilema, porque ni soy infalible, ni conozco todo lo inventado en esta materia. Como resultado práctico, me parece que la célebre prueba en mar libre, a 10 metros de profundidad, con rumbo constante y durante una hora, es un resultado importantísimo y del cual deberíamos estar orgullosos todos los españoles... Se ha dicho por personas muy respetables, que ese resultado, tan satisfactorio en la apariencia, no es otra cosa que la concordancia feliz de un conjunto de casualidades. Difiero totalmente de esta opinión: me parece imposible ese conjunto de casualidades, matemáticamente imposible; todo eso es en último análisis, algo así como un problema de cálculo de probabilidades... El buque de Peral marchó en línea recta con el rumbo que se había impuesto. Es decir, que no basta con una casualidad y con una casualidad de una hora; es preciso que en cada metro y en cada segundo se repita la casualidad favorable... Peral ha hecho algo útil para la ciencia, y la historia de la ciencia española le hará justicia.
En la década de 1970 España desarrolló un programa para la construcción de cinco submarinos oceánicos de combate, tipo Daphné de proyecto francés.
Desplazamiento en superficie 863 t, en inmersión 1.040t. Eslora: 60 m. Velocidad en superficie: 12,5 nudos. Velocidad en inmersión: 15,5 nudos. Armamento 12 tubos lanzatorpedos. Dotación: 6 jefes y oficiales. 30 suboficiales y marinería. Propulsión: 2 motores diesel de 750 HP y un Snorkel para la navegación sumergida.
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