China:
El régimen de Mao:
El régimen comunista desarrolló sus instituciones, eliminó la oposición, reprimió la crítica y cerró las misiones e iglesias cristianas. Al mismo tiempo elaboró planes ambiciosos de reconstrucción económica y amplio desarrollo industrial. El 28 de junio de 1950 se promulgó la ley de Reforma Agraria que alcanzó a 300 millones de campesinos, pues cuando se inicia la revolución, la producción industrial sólo representa el 10% de la producción total del país; el 95% de su población estaba constituida por el campesinado, que a su vez en otro 90% carecía de tierras prácticamente. En 1954-55, China apoyó a Vietnam e Indochina e inició contactos con otros países, especialmente en Asia. En 1959, el jefe espiritual del Tíbet, el dalai-lama, abandonó su capital, Lhasa.
El gobierno nacionalista mantuvo su pretensión de ser, desde su reducto de Formosa (Taiwan), el verdadero gobierno de China, contando con el apoyo de EE.UU., pero en enero de 1955 tuvo que evacuar las islas Tachen y, sucesivamente, el bombardeo de las islas Quemoy y Mat-su (1958), que Pekín incluyó en sus aguas territoriales, lo que, unido al fracaso de la Conferencia de Varsovia en septiembre de 1958, agravó su situación y la tensión entre ambos gobiernos chinos. La eistencia de un Gobierno de Formosa en el Exilio formado en 1955, proclamado tanto anticomunista como antinacionalista, fue otro elemento que complicó la situación de Chiang Kai-sheck.
Mao enfrió las relaciones de China con la URSS y en 1959 dimitió como jefe del Estado, cargo en el que fue reemplazado por Liu Chao-chi, manteniendo como jefe del gobierno a Chu En-lai. Pero Mao conservó su poder al frente del aparato del Partido, como líder indiscutido del nuevo régimen. China tuvo enfrentamientos fronterizos con la India (24 octubre 1959), país al que reclamó (diciembre 1960) 130.000 km2 de territorio, y con la URSS, que fueron determinantes para la agravación de las disputas entre ambos países comunistas. Las disputas chino-soviéticas alcanzaron en 1960 un grado de antagonismo con el que los países no comunistas especularon ampliamente. Tres grandes series de problemas están en el inicio del enfrentamiento y marcan, con el predominio de uno u otros, las fluctuaciones de la disputa: la dirección del movimiento comunista internacional, la ideología y los problemas territoriales sobre límites fronterizos y zonas controvertidas a lo largo de la frontera común. La influencia mundial, traspasándose del mundo comunista al resto de las tres áreas mundiales en conflicto, y los problemas territoriales se impondrían al fin como ejes predominantes de la discordia, quedando la ideología en un evidente segundo plano, como publicaciones chinas comenzarían a admitir en 1980. Para sus relaciones internacionales, el 2 de septiembre de 1965 formuló Lin Piao, como advertencia, la estrategia revolucionaria militar de China: indicó que las ciudades están sometidas al cerco de las áreas rurales, que dependen del campo y a él tienen que someterse, y comparó a EE.UU. con la ciudad y a China con el campo. El 9 de septiembre de 1965 entró en vigor el acuerdo del 23 de agosto por el que el Tíbet se convertía en la quinta región autónoma de China.
Revolución Cultural:
El gran acontecimiento que iba a sacudir su política interior fue la puesta en marcha el 30 de abril de 1966 de la Gran Revolución Cultural Proletaria, anunciada públicamente por Chu En-lai. En su intención se mezclaban problemas de la lucha por la sucesión de Mao, el deseo de eliminar el naciente revisionismo y el intento de dar a las nuevas generaciones una experiencia revolucionaria, experiencia que se pone en marcha en julio de ese año al nacer el movimiento de los Guardias Rojos. Las opiniones más fundadas estiman que fue el propio Mao quien desencadenó el movimiento, llegando incluso a escribir de su propia mano textos para un dazibao (cartel mural de grandes proporciones). El dazibao fue el medio por el que principalmente se expresó la Revolución Cultural, y el primero de ellos fue instalado el 25 de mayo de 1968 en los muros de la Universidad de Pekín. La teoría en que se asentó la Revolución Cultural tenía como fin, revolucionar el pensamiento del hombre (punto 14 de la decisión del Comité central del Partido Comunista, 8 de agosto de 1966). Su práctica tuvo dos fases principales: de noviembre de 1965 a agosto de 1966, centrada sobre los problemas de la cultura y la enseñanza; y desde agosto de 1966 en que se abarca el conjunto de los problemas ideológicos y se desemboca en una depuración a fondo del Partido. Se pretende, como teoría, sustituir los cuatro Viejos (las viejas ideas, las viejas costumbres, la vieja cultura, la vieja moral) por los Cuatro Nuevos (nuevas ideas, una cultura nueva, una nueva moral y las costumbres del proletariado).
Del 1 al 24 de abril de 1969 tuvo lugar en Pekín el IX Congreso del Partido Comunista y se aprobó la nueva constitución del Partido, que sustituía a la de 1956 y reafirmaba la teoría de la revolución continuada o ininterrumpida, basada en el entusiasmo revolucionario de las masas y la posibilidad ilimitada de inculcar a esas masas una ideología que las transforme radicalmente. El 25 de octubre de 1971 el régimen de Mao alcanzaba un gran triunfo al ser admitida la República Popular China en las Naciones Unidas, no como nuevo miembro, sino como continuador y reemplazante de la China nacionalista, con escaño permanente, por tanto, en el Consejo de Seguridad como uno de los cinco vencedores de la II Guerra Mundial. Desde 1951 las votaciones para este ingreso habían mostrado una lenta y continuada progresión hasta alcanzar la mayoría de dos tercios requerida. El gobierno de Pekín se reconciliaba al mismo tiempo con EE.UU. También en 1971 salieron a la luz problemas internos: el 13 de septiembre murió en accidente de aviación, cuando intentaba huir a la URSS, el sucesor proclamado de Mao, mariscal Lin Piao, después de haber fallado en un intento de golpe de estado. Su sucesión y la de sus amigos políticos fue decidida en el X Congreso del Partido celebrado en agosto de 1973.
Revisión del maoísmo:
Las incógnitas de la sucesión, y los problemas que esa sucesión planteaba, se agravaron con la muerte de Chu En-Lai el 8 de enero de 1976; el primer ministro era uno de los políticos chinos de más prestigio interior e internacional y al que no habían alcanzado los enfrentamientos anteriores. Ell 7 de febrero es nombrado para suceder a Hua Kuo-feng, representante del maoísmo ortodoxo, que es confirmado como primer ministro el 7 de abril, y se acusa a otro prestigioso político chino, Teng Hsiao-ping, de intentar revisar la doctrina de Mao. El 9 de septiembre de 1976 muere Mao Tse-tung y es designado para sucederle en la dirección del Partido también Hua Kou-feng. Se inicia, sin embargo, una lenta revisión de la política de los años anteriores. Es detenida la llamada Banda de los Cuatro (Chiang Chin -viuda de Mao-, Chang Chung-chiao, Yao Wen-yuan y Wan Jung-wen), acusados de haber inspirado las persecuciones y depuraciones habidas durante la Revolución Cultural, se inicia la desacralización de Mao y recupera su actividad e importancia Teng Hsiao-ping, como primer viceprimer ministro. Rodeado éste de gran influencia como representante de una nueva línea política, pone en marcha la revisión del maoísmo ortodoxo.
En su política exterior, el nuevo gobierno chino procuró extender su influencia y la apertura de mercados a todos los continentes, y pareció aliviar su tensión con la URSS al firmar los acuerdos técnicos: de pesca en octubre de 1977, y de comercio, en abril de 1978. En septiembre del mismo año, al estallar el conflicto entre Camboya y Vietnam, China apoyó a Camboya sin llegar a intervenir militarmente, aunque endureció su política con Vietnam, país del que le preocupa su estrecha unión con la URSS y el problema de los vietnamitas de origen chino, victimas de las medidas discriminatorias y de expulsión.
Este endurecimiento condujo al comenzar 1979 a una intervención militar china en Vietnam, pues, según informó la agencia Nueva China el 19 de febrero: las tropas de la defensa fronteriza del ejército popular de liberación de China se han visto obligadas a contraatacar a los agresores vietnamitas. Intervención rápida tras la que se consiguió un acuerdo de paz, fragil, pero suficiente para no hacer peligrar el equilibrio de la zona. En su política de apertura, el primer ministro Hua Kuo-feng efectuó en otoño de 1979 una gira por Europa con el fin de negociar acuerdos comerciales, con Francia, Alemania Federal y Gran Bretaña, pues el gobierno se había fijado como meta para el año 2000 alcanzar la modernización general de la agricultura, la industria, la defensa nacional y la ciencia. esto es, Las Cuatro Modernizaciones del programa de Teng Hsiao-ping, político cuyo pragmatismo no encontró obstáculos en la ortodoxia tradicional del régimen: el capital extranjero fue bienvenido, los contactos con el Vaticano parecían anunciar una próxima descongelación del problema de las misiones cristianas, la alianza estratégica con los EE.UU. se puso de manifiesto con ocasión de la invasión soviética de Afganistán (1979). (C.Fabens Kelley)
Modelos para el futuro:
Cuando en el s.XIX, se zambulló el Japón de cabeza en la industrialización, China seguía aferrada a sus tradiciones, y hubo de sufrir, en consecuencia, un trato humillante de manos japonesas, así como británicas, francesas, rusas y alemanas. En 1974 estaba empezando a parecer como si esa tardanza china en incorporarse a la corriente obedeciera a una inconsciente prudencia. En 1974 China tenía más libertad de maniobra y un radio más amplio de elección que el Japón o cualquier otro país intensamente industrializado. China contaba ahora con la posibilidad de seleccionar particulares elementos de la civilización industrial que habían demostrado su validez e injertar estos elementos en su propia cultura tradicional. Los chinos podían complementar la medicina china adoptando elementos de la medicina occidental. Podían conservar su tradición de solidaridad en la familia al mismo tiempo que templaban su exceso con una moderada infusión de individualismo occidental. China podía alentar a su pueblo a encontrar la recompensa de su trabajo no en pagos monetarios máximos, sino en el valor intrínseco de su trabajo para la sociedad y para el trabajador mismo. En el pasado la forma de vida China había adolecido repetidas veces de dos debilidades. Una y otra vez, el crecimiento vegetativo de la población ha superado el abastecimiento de víveres y el servicio civil, reclutado mediante examen de oposición del tipo que recientemente imitaría el mundo occidental, ha abusado de su poder.
(Arnold Joseph Toynbee)
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