Iglesia:
En 1905 Pío X establece las bases para que se formaran asociaciones como lo que sería Acción Católica en diversos países. Su idea era que estas organizaciones de laicos llevaran a más ámbitos sociales la presencia del catolicismo bajo un claro control de los obispos. Se volverían mucho más autónomas de lo previsto en ese momento. En 1911 Pedro Poveda funda la Institución Teresiana, una asociación de profesionales laicos. Su propósito es buscar la promoción humana y la transformación social mediante la educación y la cultura. Su lema es Dios, Señor de las Ciencias. En 1919 se crea en España la Acción Católica de la Mujer. En 1924 Pío XI pregunta a los obispos sobre la conveniencia de retomar cuestiones no resueltas en el momento de la interrupción del Concilio Vaticano I. Una mayoría de obispos se muestran partidarios de convocar un nuevo concilio. Durante los años siguientes se multiplicarían los desafíos generados por cambios políticos, sociales, económicos y tecnológicos. Durante la dictadura de Primo de Rivera Acción Católica de la Mujer reivindica el voto femenino (1924). Con la llegada al poder de Mussolini y Hitler se evidencia que buscan un control total de la sociedad que afecta a las creencias religiosas. Algunas consignas de ideologías totalitarias son incompatibles con determinados valores cristianos. En 1928, mientras se gesta la reforma del Código Civil, Acción Católica de la Mujer critica diversos aspectos discriminatorios. Sus representantes más destacadas, muy avanzadas en cuanto al feminismo, se oponían a cualquier alianza o entendimiento con las asociaciones femeninas aconfesionales. En 1931 Mussolini busca un control máximo sobre la juventud y disuelve las asociaciones juveniles, deportivas y universitarias de distinto tipo. Pío XI responde con una nueva idea de Acción Católica vinculada a la jerarquía para que quedase más protegida de injerencias por parte del régimen, aprovechando las cláusulas del Concordato. En julio de 1936 es asesinado en Madrid Pedro Poveda, amigo personal de Escrivá de Balaguer. En 1938 Escrivá de Balaguer se instala en Burgos tras su llegada a la zona nacional través de Francia.

En 1945 Pío XII nombra a Vicente Enrique y Tarancón obispo de Solsona. Se otorga a Acción Católica Española un incremento de atribuciones sobre la censura en los medios. En 1950 el Opus Dei recibe la aprobación definitiva y se convierte en el primer Instituto Secular aprobado por la Iglesia. En 1959 Juan XXIII anuncia su intención de convocar un concilio ecuménico para la iglesia universal. En 1962 comienzan las sesiones del Concilio Vaticano II. En 1964 Tarancón es nombrado arzobispo de Oviedo. En 1968 Escrivá culmina la gestión para la rehabilitación para sí del título de marqués de Peralta. En 1969 Tarancón es designado para ocupar la sede primada de Toledo. Es vicepresidente de la Conferencia Episcopal. Durante la década de 1970 Tarancón era fiel transmisor de las directrices de Pablo VI sobre la transformación de la Iglesia española, que buscaba una renovación profunda de la mentalidad del episcopado, del clero y de los católicos.

En diciembre de 1971 Tarancón se traslada definitivamente a la sede de Madrid. En breve sería nombrado presidente de la Conferencia Episcopal. Aunque son años de posturas muy encontradas, recibiría apoyos suficientes como para que se renovara su nombramiento dos veces más. En diciembre de 1973, durante le entierro de Carrero Blanco, Tarancón es increpado a gritos como ¡asesino! y ¡Tarancón, al paredón! En febrero de 1973 el obispo de Bilbao Antonio Añoveros distribuye una homilía que aborda el derecho de autodeterminación y el reconocimiento de la identidad vasca. En marzo de 1974 la tensión entre la Iglesia y el régimen llega a su punto culminante. El gobierno decide expulsar del país al obispo Añoveros y se hace llegar una advertencia sobre la posible excomunión del presidente del gobierno. La salud de Añoveros pronto empeora sensiblemente por lo que su actividad se restringe mucho. En junio de 1975 muere en Roma Escrivá.

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