Batalla de Midway (04/06/1942): Yamamoto reunió casi toda la flota japonesa, una armada gigantesca comprometida en una operación única. 9 acorazados, 4 portaaviones, 6 cruceros pesados, 65 destructores, casi 200 buques en total, apoyados por más de 700 aviones y con un acompañamiento de más de 100.000 hombres, incluidos 20 almirantes. Todos ellos se enfrentaron a menos de 50 buques y quizá ningún portaaviones. (M.Coffey) Los japoneses no contaron con el factor sorpresa por culpa del análisis de transmisiones cifradas. Seguros de su abrumadora superioridad idearon ataques de distracción que acabaron con dos de sus portaaviones hundidos en el mar de Coral. Los complicados detalles del ataque no permitieron a todos los efectivos japoneses sentirse suficientemente preparados. El efectivo americano reunido fue los portaaviones Enterprise, Hornet y Yorktown, con 240 aviones, 7 cruceros pesados, 1 ligero, 3 destructores, un refuerzo de B-17 y de aviones de la Marina-Corps. Se arriesgaron a desguarnecer el sur y en las posibles rutas de acceso se situaron 25 submarinos. La aviación pesada controlaba el oeste y el noroeste hasta una distancia de 800 millas. El día 3 de junio se señalaron los transportes. El 4, los aviones americanos detectaron en el radar, con un tiempo brumoso, los portaaviones y la flota enemiga en el norte. El ataque de los aviones nipones se produjo cuando toda la aviación de Midway estaba en el aire. Había atacado a los portaaviones japoneses y en parte se había dejado masacrar. Al ser conocida la presencia de los portaaviones americanos, el ataque de Yamamoto tuvo que cambiar de objetivo y dejar las islas para ocuparse de los barcos.(Brossard) El 3 de junio, un avión Catalina con base en Midway detectó la flota japonesa. Aquella tarde unos 25 B-17, que en realidad eran todo el contingente de bombarderos de Midway, fueron enviados a atacarla. Cuando estaban en el aire, los japoneses lanzaron su propio ataque aéreo y bombardearon si piedad Midway y derribaron o forzaron a amerizajes fatales a todos los aviones excepto dos. Parecía que la derrota había empezado. El almirante Naguno, que mandaba el contingente de cuatro portaaviones, ordenó que se preparara la reserva de aviones para un segundo ataque en Midway. En ese momento regresaba la primera oleada a los portaaviones para rearmarse y fue entonces cuando los bombarderos torpederos norteamericanos atacaron. Aunque muchos fueron derribados por los cazas Zero, obligaron a los portaaviones japoneses a llevar a cabo acciones de despiste, lo que retrasó el rearme con el fin de enfrentarse a esta nueva amenaza. Mientras tanto, dos portaaviones estadounidenses, el Hornet y el Enterprise, se habían desplazado a la zona. Nimitz los había situado al nordeste de Midway, con la intención de mantenerlos apartados de cualquier asalto a la isla pero esperando que quizás podrían organizar una emboscada a algunos buques japoneses desprevenidos. El Yorktown, rápidamente reparado de los graves daños sufridos en el mar de Coral, cerraba la marcha. Con la flota japonesa localizada al fin, los bombarderos en picado norteamericanos, que habían despegado junto a los bombarderos torpederos, de vuelo a baja altura, no podían encontrar los portaaviones. Al volar en silencio radiofónico y por encima de las nubes, los comandantes de escuadrón no podían seguir la maniobra de evasión de los portaaviones. Cuando estaba casi sin combustible, el capitán de corbeta C.Wade McClusky observó un destructor japonés navegando a toda máquina hacia el noroeste. Concluyó que debía regresar a donde estaban los otros buques, y lo siguió. Había cuatro portaaviones en un cuadrado, sus cubiertas llenas de bombas, hombres y mangas de combustible; polvorines flotantes esperando una cerilla. McClusky y su escuadrón, así como un segundo escuadrón, tocaron a los portaaviones con todo lo que tenían. En seis minutos, tres de los cuatro estaban en llamas y empezando la escora que había de hundirlos. Los Zeros, atraídos a un nivel bajo por los aviones torpederos, no pudieron hacer frente a este nuevo ataque. Entonces, el portaaviones japonés superviviente lanzó un ataque contra el Yorktown y lo dañó severamente (tres días después un submarino japonés lo hundió). Los aviones torpederos se vengaron dañando al portaaviones japonés. A continuación ambos bandos se retiraron. (M.Coffey) El balance era: del lado japonés, 4 portaaviones hundidos, los mejores, 253 aviones perdidos junto con la élite de los pilotos de la aeronval. Sin embargo, la igualdad de las fuerzas que se revelaban maestras en las vasta extensiones del Pacífico se había conseguido: cuatro grandes portaaviones más dos ligeros les quedaban a los japoneses contra cuatro a los americanos y, aunque la separación de los dos escenarios no permitía acercarlos de forma instantánea, los astilleros de América acababan de construir una armada impresionante. (Brossard)
El Enterprise tras Midway:
El portaaviones Langley (CV-1) (1912-1942): |