Los Reyes Católicos y el mar:
Con la conquista del valle del Guadalquivir y el dominio del golfo de Cádiz, el mar cobró protagonismo. En Cádiz, Sevilla y en los puertos costeros hasta la desembocadura del Tinto y el Odiel, se afincó una nutrida colonia genovesa, dedicada al comercio y vinculada a sus naturales. La misma nobleza, fuerte y rica, participó en actividades marítimas sin considerarlas deshonrosas.
Los reyes castellanos hicieron pronto suya la inquietud por el mar:
- protegieron la construcción naval
- apoyaron la creación de atarazanas y astilleros
- concedieron fueros y privilegios a las ciudades del litoral.
De esta manera, fue creciendo el potencial naval castellano y su utilidad, tanto en la paz como en la guerra.
Atravesar el océano siguiendo la ruta del poniente estaba reservado a un navegante como Cristóbal Colón, que por esas fechas trataba de convencer a los Reyes Católicos de que su plan era factible. Muchos puertos andaluces y portugueses, después de la larga experiencia oceánica, estaban preparados, no es exagerado decir que los mejor preparados de toda Europa, para hacer la travesía atlántica más gloriosa y trascendental de la historia: el descubrimiento de América.
Por la Real Cédula de 18 de marzo de 1500 los Reyes Católicos confirmaron las ordenanzas del Colegio de Pilotos Vizcaínos.
Pesca en aguas africanas:
Los Reyes Católicos intuyen una atractiva y nueva fuente de riqueza para las arcas de la hacienda en la pesca africana y estiman que en provecho de los recursos para la Corona debería ser declarada de regalía -Monopolio del Estado- reservándose así amplias facultades para someterla a toda clase de restricciones que tal vez no pudieron por el carácter casi internacional de la zona. Sin embargo los Reyes Católicos se reservaron el disfrute de determinadas zonas mediante el arrendamiento a particulares.
Isabel I de Castilla y el descubrimiento de América:
Para Fernando el plan propuesto por Colón era científicamente un disparate, como todos los expertos aseguraban. Las desmedidas demandas del navegante chocaban con la norma. A Isabel le parecía aceptable el riesgo de perder unos recursos moderados y no comprometedores para explotar una zona del Atlántico que los portugueses habían dejado de lado. Tras el inesperado encuentro del descubrimiento de las Antillas, Fernando sigue con dudas e Isabel ve en el horizonte, seres humanos a los que puede hacerles el más valioso regalo para ella, que es la fe cristiana. Cuando por las violencias de la estructura colombina se hace patente el fracaso, insiste en su testamento:
"El futuro de Europa depende de que sea capaz de reconocer que los indios son seres humanos con plenitud de sus circunstancias".
Casa de la contratación (1503-1790):
Creada por los Reyes Católicos para estimular, encauzar y controlar el tráfico con el Nuevo Mundo. Tenía precedentes en instituciones semejantes creadas anteriormente en otros países, en especial la Casa da India de Lisboa. En principio se organizó como una agencia de la corona castellana, para realizar, por cuenta propia, y en régimen de monopolio, el comercio con las tierras recién descubiertas, pero la ampliación insospechada del escenario americano hizo imposible este proyecto, y la Casa de contratación se convirtió en el órgano destinado a inspeccionar y fiscalizar todo lo relativo al tráfico indiano.
Matrimonio real (1469):
Isabel, hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, fue reconocida heredera (1468) por su hermano Enrique IV, quien trató de casarla con diferentes candidatos. Contrajo matrimonio en Valladolid el 19 de Octubre de 1469, entre fuertes oposiciones al mismo. Para conocerse, Fernando entró en Castilla disfrazado. Cuando supo de la boda, Enrique IV montó en cólera y volvió a reconocer como heredera a su hija Juana la Beltraneja, de la que se decía era hija de D. Beltrán de la Cueva y no del rey. Esta poco práctica decisión motivó una larga y dolorosa guerra civil.
Conflicto sucesorio (1474):
Isabel heredaría el trono de Castilla en 1474 después de la muerte de su hermano Enrique IV, autoproclamándose reina, ya que había un conflicto sucesorio entre ella y Juana, hija de Enrique IV.
La nobleza se movilizó en diferentes bandos pero Isabel se hizo con el poder con audacia. Este conflicto prosiguió después de la coronación, ya que Alfonso V de Portugal, esposo de Juana, lanzó una ofensiva en apoyo de ésta, ofensiva que se disputó en las batallas de Toro y Albuera tras las cuales Isabel, que salió vencedora, fue reconocida reina por las Cortes de Madrigal. Las tropas realistas aragonesas vencieron a las insurrectas de la Generalitat de Cataluña (1472). La monarquía franco-angevina había intensificado los ataques en el Rosellón y la Cerdaña, apoyaba las escaramuzas fronterizas en los Pirineos y apoyaba la insurrección catalana. Las campañas y gestiones de Fernando resultaron muy provechosas.
El cardenal valenciano y futuro papa Rodrigo de Borja les anunció la dispensa papal a su boda entre primos. Rodrigo fue el mejor agente en la política de expansión de Fernando y los planes de unión de Isabel.
A principios de 1471 mueren el papa Paulo, el duque de Guyena y Juan de Lorena. A la muerte de Enrique IV (1474) .
Fernando, hijo de Juan II de Aragón y de Juana Enriquez, fue nombrado heredero a la muerte de su hermano Carlos. En 1468 recibió el trono de Sicilia y a la muerte de su padre en 1479, el de la corona de Aragón. Participó en las luchas a favor de su esposa Isabel.
La unión de Castilla y Aragón (1479):
A la muerte de Juan II (1479) Isabel y Fernando unieron sus escudos de armas de manera equidistante.
Pudo lograrse la unión dinástica de Aragón y Castilla y comenzó el reinado conjunto, siguiendo los acuerdos que se habían firmado en 1475 en la concordia de Segovia por los que ambos monarcas mantenían su igualdad en lo tocante a Justicia, moneda y expedición de privilegios, pero reservaba a Isabel la fidelidad de los tenedores de Castillos y las cuestiones de Hacienda. Este matrimonio ha sido considerado como el punto de partida de la unidad y de la grandeza de España. El primer objetivo de los nuevos monarcas fue el de restablecer la autoridad real para lo cual se sirvieron de una poderosa organización la Santa Hermandad creada en 1476 que era una especie de policía judicial que perseguía a los perturbadores del orden. También constituyeron el Consejo Real que sustituía a las Cortes y nombraron corregidores para controlar las ciudades y vincularon la dirección de la Mesta al Consejo Real. De este modo quedaba controlada la política del reino, aunque estas medidas pesaron más sobre el reino de Castilla que sobre el de Aragón. La siguiente misión era concluir la reconquista en el reino nazarí de Granada lo que consiguieron en 1492. La paz interior y la buena organización del reino permitieron que las arcas reales se llenaran y con ellas se acometieran nuevas empresas como el apoyo al almirante genovés Cristobal Colón que descubriría América en 1492, aportando riquezas para el reino y un fuerte expansionismo exterior. El éxito de la guerra antimusulmana y la presión de los confesores de la reina indujeron a los Reyes a unificar la religión de sus súbditos por lo cual en 1492 se procedió a expulsar a los judíos y los mudéjares granadinos, obligados a convertirse. Ya en 1478 se había creado la Inquisición para perseguir a los cristianos nuevos que volvían a sus antiguas creencias. El reino continuó ampliándose al conseguir Fernando de Carlos VIII de Francia la restitución de la Cerdaña y el Rosellón en virtud del tratado de Barcelona de 1493. Así mismo en Italia se enfrentó al monarca francés consiguiendo la conquista del reino de Nápoles en 1504.
Muerte de Isabel (1504):
Fernando es nombrado regente de la heredera al trono, Juana I, la nobleza castellana no lo apoyó por lo que éste marchó a sus estados de Aragón.
El 26 de junio de 1506 se firma el tratado de Villafáfila (Zamora) entre Fernando y Felipe el Hermoso. Una parte de la nobleza castellana, descontenta con el autoritarismo de Fernando, le obliga a renunciar a la regencia de Castilla, que pasaba, por incapacidad de Juana, a Felipe. Queda encargado del gobierno de Castilla Felipe de Austria, el Hermoso, esposo de la reina Juana I de Castilla, la Loca. La muerte de Felipe en 1506 obligó a restituir a Fernando, llamado por el Cardenal Cisneros a Castilla en 1507. Los últimos años de su reinado se caracterizaron por los enfrentamientos con Francia en terreno italiano. A la muerte de Fernando el Católico heredó el trono su nieto Carlos I de España (1516).
La toma de Granada (1492):
En 1482, tras poner fin a la guerra de la sucesión y reorganizar el estado, las tropas castellanas y aragonesas se unieron para conquistar el Reino de Granada. Aprovechando la división y luchas intestinas musulmanas fueron conquistando poco a poco todo el reino hasta llegar a la ciudad de Granada, de unos 50.000 habitantes.
En abril de 1490 comenzó el asedio. Tras el incendio del campamento se reforzó el sitio con la construcción de una ciudad militar, Santa Fe, como centro de operaciones. En esta ciudad Colón firmó las capitulaciones que trataban sobre la financiación de sus viajes y el reparto de sus descubrimientos.
El 25 de noviembre Boabdil, llamado el Rey Chico por su escasa estatura, se vio obligado a pactar y entregar la ciudad.
Rendición de Boabdil:
En las Capitulaciones de Granada, Boabdil, había acordado con los Reyes Católicos en entregar la ciudad el 6 de enero de 1492. Sin embargo, la ceremonia de la rendición se adelantó al día 2 por el rey granadino. Los musulmanes que rechazaban el acuerdo crearon tumultos. Temía por la vida de 500 rehenes que había entregado.
Las condiciones estipuladas contemplaban el perdón para todos los musulmanes, el respeto a sus propiedades y leyes, la libertad de culto y de uso de la lengua. A Boabdil se le entregaba un señorío en las Alpujarras.
La entrega tuvo lugar muy cerca de la Alhambra. Boabdil tendió las llaves a Fernando quien a su vez se las entregó a la reina, y ésta a Inñigo López de Mendoza, conde de Tendilla. Seis mil hombres se adentraron en la ciudad, se apoderaron de las fortalezas e izaron en las almenas del Alhambra el estandarte de la Cruz y los pendones de Santiago y Castilla.
Incumplimientos cristianos:
Los cristianos empezaron muy pronto a incumplir sus promesas. Boabdil se exiló en el Magreb en 1493. Se impusieron nuevos impuestos y Cisneros impuso conversiones forzosas que provocaron rebeliones entre los musulmanes. Fernando regresó a Granada para sofocarlas. Interpretó que las revueltas suponían un quebrantamiento árabe y encontró en ellas el argumento que buscaba para considerar invalidado el tratado.
La pragmática del 11 de febrero de 1502 obligó a los musulmanes a convertirse o a salir del país. La mayoría optó por la conversión. Los recién convertidos (moriscos), fueron expulsados del país en 1609.
Liberación de Don Enrique el Canario (1501):
Los Reyes Católicos acogieron a los menceyes derrotados que Alonso de Lugo trasladó a la Corte (1496). Fueron tratados con consideración por ser reyes de su pueblo. Según Mariano Gambín el último mencey de Icod, Don Enrique el Canario fue vendido injustamente como esclavo. Los de Icod pertenecían a la parte de Tenerife que luchó ferozmente contra los conquistadores. El servidor real Juan de Salcedo inicia unas gestiones legales para devolverle la libertad tras recibir la información en una carta de diciembre de 1500. El criado del servicio real Juan Patiño apartó al mencey de la Corte y lo presentó encadenado para su venta. Se encargó al bachiller al servicio de la Corona Alonso de Sepúlveda de la búsqueda de su paradero. Localizó un centro de esclavos canarios en Jerez, ciudad de esclavos canarios de muchas zonas. Procedió a registrar sus declaraciones, comprobar su situación jurídica y hacerles justicia. Don Enrique el Canario ganó el juicio sobre la venta ilegal de Patiño y se le devolvió la libertad (1501).
En 1492 el humanista Antonio de Nebrija publica su Gramática Castellana, la primera que se hizo en el mundo sobre una lengua vulgar, de uso popular.
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