Reconquista:
Fue iniciada por los núcleos de resistencia cantábrica y pirenaica y continuada por los estados surgidos de la lucha contra los musulmanes: astur-leonés, castellano, portugués, navarro, aragonés y catalán.
Hacia el año 718 tiene lugar la rebelión de Pelayo, que nos ha llegado mezclada con los elementos habituales en los mitos fundacionales.
Entre los siglos VIII y X, con el dominio del valle del Duero, se produce el avance hacia el llano de pueblos pastores, que buscaban pastos y lugares de asentamiento para sus excedentes de población.
Se fue repoblando el desierto estratégico que Alfonso I había creado en el siglo VIII como barrera defensiva.
En el 755 Abderramán I, único superviviente de la familia omeya, se dispone a fundar un reino independiente en Al-Andalus.
Se proclama emir rompiendo la unidad de la Umma, reconoce la autoridad religiosa del Califa abasí de Bagdad (Al-Mansur) y se refuerza militarmente para hacer frente a las tramas abasíes en su contra.
Durante el militarista reinado de Abderramán II (792-852) se organizaban aceifas todos los años. Galicia era la región más vulnerable y algunas razias llegaron hasta Narbona.
De las cuatro incursiones de normandos en tiempos de Abderramán II dos de ellas terminaron en severas derrotas para los invasores.
El reinado de Alfonso III (866-910) se benefició del gran número de mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán) huidos al norte, que reforzaron la población de sus tierras y les aportó más elementos culturales de tradición goda. Los asturianos pudieron extenderse hasta el Duero, donde se fundó a principios del siglo XI el núcleo del que se formaría Castilla.
Alfonso III desplazó hacia el sur el centro de su reino y fijó su capital en León.
En Navarra Sancho Garcés I, que reinó de 905 a 925, y en Barcelona Wilfredo el Velloso (m. en 897), ocupaban y colonizaban tierras progresivamente.
El emirato se sumió en un período de revueltas internas. En 912 accedió al trono el cordobés Abd al-Rahman III (891-961), que logró que Al-Andalus alcanzara el apogeo de su poder. En 929 renunció al título de emir y se proclamó califa dejando de reconocer la primacía religiosa al fragmentado califato de Bagdad. Estimuló la agricultura y la industria y protegió la actividad cultural. Córdoba contaba con alrededor de medio millón de habitantes, y era la ciudad más poblada y próspera de Europa después de Constantinopla. Se convirtió en un centro cultural de primer orden, donde se conservaban y traducían textos griegos y latinos.
Dirigió una ofensiva contra los reinos cristianos cuando consideró a su reino pacificado. Cruzó el Duero, derrotó a los navarros y saqueó Pamplona (924). En 932 aparece por primera vez el título de conde de Castilla, que ostenta Fernán González.
Sur del río Duero:
La alianza de los reinos cristianos infligió una clara derrota de los musulmanes e inició una repoblación y colonización de tierras al sur del Duero.
En 1076 el reino de Navarra se vincula con el de Aragón durante los reinados de Pedro I y Alfonso I.
A fines del siglo X se estableció la frontera en la línea del Duero frente a las razias de Almanzor, hasta que en tiempos de Fernando I y sobre todo Alfonso VI, la Reconquista llegó al Tajo, con la toma de Toledo (1085).
En 1099 el Cid muere en Valencia.
El notable avance cristiano provocó la invasión almorávide, que no pudo recuperar las tierras al norte del Tajo, pues Alfonso VII (1126-1157) avanzó por la zona central hasta Andalucía.
Su acción fue cortada por la invasión almohade.
Desde 1137 la agrupación de los Hospitalarios de Jerusalén toma el carácter de orden militar.
Tras establecerse en los reinos de Castilla y Aragón, desempeñó un importante papel en la reconquista y repoblación.
Ramón Berenguer IV consigue la capitulación de Lérida y Tortosa en 1148 y 1149.
En 1153 un asedio dirigido por Bertrán de Castellet, señor de Reus toma el castillo de Siurana (Tarragona), último reducto musulmán en tierras catalanas.
En 1155 la Orden del Santo Sepulcro se establece en Castilla.
Por su participación en la Reconquista recibió de los reyes, especialmente los aragoneses, importantes territorios y señoríos.
En 1179 Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón son protagonistas y testigos de una gran expansión de sus territorios.
La conquistada Cuenca bordea la zona de expansión asignada a la Corona de Aragón.
El tratado de Cazola (1179) vuelve a precisar la línea de separación entre dos reinos que guardan buenas relaciones y colaboran militarmente.
Andalucía:
Las tierras comprendidas entre el Tajo y sierra Morena fueron reconquistadas por Alfonso VIII (1158-1214).
En 1195 Alfonso VIII es derrotado por los almohades en Alarcos (Ciudad Real).
En 1212 la batalla de las Navas de Tolosa constituye una importante victoria de los reinos cristianos aliados. Se debilita mucho el poder almohade y surge una tercera serie de reinos taifas.
El reinado de Fernando III (1217-1252) inició una nueva etapa en la que se incorporaron a Castilla gran cantidad de tierras de Andalucía, mientras Alfonso IX de León conquistaba Extremadura.
En 1214 el califa al-Mustansir firma una tregua con los castellanos.
En 1212 firma una nueva tregua.
En 1224 ante la evidencia de los problemas internos almohades Fernando III y la nobleza castellana se preparan para ambiciosos avances.
El califa almohade Yúsuf II muere en 1224.
En 1228 la dinastía Banu Hud de Murcia se rebela contra los almohades.
En 1243 con el tratado de Alcaraz la taifa de Murcia se convierte en protectorado de Alfonso X el Sabio.
En 1248 Fernando III de Castilla reconquista Sevilla tras un largo sitio.
Las adquisiciones de Fernando III fueron consolidadas por Alfonso X.
En 1264 los mudéjares de Murcia se sublevan contra los castellanos.
En 1266 tropas de Jaime I de Aragón sofocan la revuelta de Murcia.
El dominio de Andalucía occidental fue ampliado con las campañas de Fernando IV (1295-1312) y Alfonso XI (1312-1350) por el control del estrecho de Gibraltar.
Transcurre después un largo período de paralización de la reconquista.
En 1285 Jaime II de Aragón hereda Sicilia de su madre Constanza.
En 1296 Jaime II ocupa Murcia durante una disputa dinástica.
En 1298 Jaime II toma Cartagena.
En 1299 Jaime II de Mallorca arrebata Sicilia al gobernador Fadrique, hermano de Jaime II de Aragón que desconoce en rebeldía su cesión de la isla.
En 1309 fracasa un intento de conquistar Almería dirigido por Jaime II.
En 1310 muere Blanca de Anjou, segunda esposa de Jaime II.
En 1317 Jaime II crea la orden militar de Montesa, aprobada por Juan XXII.
En 1319 Jaime II declara la unión indisoluble entre los reinos de Aragón y Valencia y el condado de Barcelona.
En 1327 Alfonso IV sucede a Jaime II como rey de Aragón y Valencia y Conde de Barcelona.
En 1331 el reino de Granada se declara vasallo de Alfonso XI de Castilla. Aragón se enfrenta militarmente con Granada intentando arrebatar Almería mientras cambian temporalmente de manos Orihuela y Elche. Las naves aragonesas ejercen un control efectivo del estrecho.
En 1336 Pedro IV sucede a Alfonso IV.
En 1344 los castellanos conquistan Algeciras reforzando así el aislamiento de Granada.
En 1366 Carlos V el Sabio apoya la sublevación contra Pedro I de Castilla llamado el Cruel por sus detractores.
Accede al trono de Castilla un Trastámara, una rama menor de la Casa de Borgoña.
En 1369 Enrique de Trastámara mata a Pedro I el Cruel en la batalla de Montiel. La pugna de los hermanastros por el trono fue apoyada por franceses e ingleses enfrentados entre sí.
Para la toma del reino de Granada los Reyes Católicos consiguieron de la nobleza una completa colaboración en la aportación de efectivos militares.
Los granadinos se encontraban enfrentados en una guerra civil entre zegríes y abencerrajes.
En 1483 Boabdil se impone a su padre, que huyó a Málaga.
Al Zagal, hermano del anciano y depuesto rey, pactó con Boabdil el reparto del reino. Él se instaló en la Alhambra y Boabdil lo hizo en el Albaicín.
En 1485 se produce la toma de Ronda y en 1486 la de Málaga.
En 1487 Boabdil consigue unificar los territorios que le quedan al asediado reino.
En abril de 1491 tropas cristianas inician el cerco final a la ciudad de Granada.
El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos atraviesan las puertas de la ciudad de Granada y reciben las llaves de manos de Boabdil en la Alhambra.
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